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Esta es la clave de la felicidad de las mujeres según la psiquiatría

Un estudio de Harvard demostró que la felicidad de las mujeres está en la “autenticidad”. Pero, ¿cómo ser “auténticas” en un mundo lleno de estereotipos y desigualdades de género? Una experta responde.

Alejandra Ortiz
17 de julio de 2024 - 05:00 p. m.
Este estudio se encargó de estudiar, desde la psiquiatría, los factores que influyen en la felicidad de las personas a lo largo de su vida.
Este estudio se encargó de estudiar, desde la psiquiatría, los factores que influyen en la felicidad de las personas a lo largo de su vida.
Foto: Chu Chup Hinh / Pexels

“No hay prisa. No hay necesidad de brillar. No es necesario ser nadie más que uno mismo para encontrar la verdadera felicidad”, es una de las frases célebres del ícono feminista Virginia Wolf. Paradójicamente, pareciera que se hubiera “apresurado” a dar la clave de la felicidad para las mujeres, ¿lo hizo?

Este año, la Universidad de Harvard publicó el estudio más largo de la historia sobre la felicidad, con una duración de 85 años en los que se rastreó la vida de 724 hombres, estudiantes de esta institución. Para 1977, decidieron incluir 46 mujeres, amigas de la infancia de estos hombres, y en 1990 agregó a 129 mujeres más, quienes eran las parejas de algunos de los individuos iniciales. Este estudio se encargó de analizar, desde la psiquiatría, los factores que influyen en la felicidad de las personas a lo largo de su vida.

Pero, ¿por qué no incluyeron mujeres antes? Desde una perspectiva de género, es interesante este interrogante, pues la inclusión de las mujeres en el estudio 39 años después, devela una de las desigualdades de género más grandes de la historia: el poco acceso a la educación formal que tienen las mujeres. Pues para 1938, el año aproximado en el que inició el estudio, había muy pocas mujeres estudiando en la Universidad de Harvard. De hecho, es hasta 1999 que esta institución logra tener una cifra significativa de mujeres estudiando en sus instalaciones.

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Ahora bien, una vez se lograron incluir a las mujeres en este estudio, los investigadores siguieron de cerca sus vidas hasta la actualidad. Evaluando su salud física, mental, sus creencias y experiencias. Uno de los hallazgos más importantes fue el mayor arrepentimiento de las mujeres durante su vejez: “Haberse preocupado demasiado por las opiniones y juicios de los demás”, siendo la autenticidad el verdadero camino hacia la felicidad y el bienestar.

Las mujeres de 80 años mencionaron que su vida habría sido más feliz de no haber tenido un temor excesivo a los comentarios externos, influyendo en su autoestima y sus decisiones. Sin embargo, para las mujeres llegar a esa “autenticidad” sigue siendo un camino muy difícil, pues es un camino sedimentado por la cultura machista, sus juicios de valor y las presiones sociales que recaen sobre el rol femenino.

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Porque aunque parezca una fórmula simple: la clave de la felicidad de las mujeres es la autenticidad, tiene unas variables muy complejas que sobrepasan su autonomía, considerando el contexto social de cada una de ellas. Los estereotipos de género, el mandato sobre el cómo ser mujer y los cánones de belleza son algunas de esas aristas que pueden interferir en su “autenticidad”. Para entender mejor la complejidad de la felicidad de las mujeres, en El Espectador, entrevistamos a la doctora Silvia Gaviria Arbeláez, una psiquiatra colombiana que por 20 años se ha dedicado a estudiar la salud mental de las mujeres con un enfoque de género. Convirtiéndose en un referente y extendiendo estas discusiones a toda Latinoamérica.

¿Cómo cree que las opiniones de los demás pueden ser un obstáculo para la felicidad de las mujeres?

Indudablemente, a las mujeres les importa más las opiniones de los otros en comparación con los hombres, y eso tiene que ver con aspectos históricos. Por un lado, a las mujeres les ha costado más ser validadas socialmente. El problema de la validación social es que responde a ciertos estándares históricos de lo que se considera ser mujer, lo que es “correcto”, a lo que debe ser bueno. Y allí está el estándar de cómo se debe comportar una mujer, cómo debe ser su imagen corporal, sus modales, qué tanto debe estudiar, qué roles debe asumir. Entonces, la mujer ha tratado de agradar y de ser validada tanto en el contexto emocional como en el contexto familiar, y eso tiene un costo emocional bastante alto. La sociedad va creando estereotipos que son muy rígidos con las mujeres y mucho más flexibles con los hombres. Y cumplir esos estándares son tareas que a veces se convierten en muestras muy difíciles de satisfacer.

¿Qué otras cosas pueden afectar la felicidad de las mujeres?

También hacia el lado de los estereotipos de género, hay aspectos que también tienen que ver con su propia biología como lo es la maternidad. El hecho de que una mujer sea mamá, sí o sí genera ciertos compromisos y obligaciones que “no pueden” ser suplidos por el hombre. Y en esa misma línea la casa, el cuidado del hogar, porque hasta hace relativamente muy poco, los hombres no se involucraron con la crianza de los niños y niñas. Entonces, las cargas emocionales de las mujeres son mucho más arduas y extensas, no sólo por la presión social de lo que debe “ser una mujer”. Y a eso súmale que si esta mujer trabaja fuera del hogar, tendrá dobles horarios o triples jornadas que le van a generar mucho estrés, y en consecuencia va a afectar su salud mental.

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¿Qué opina de los discursos que dicen que las mujeres son infelices porque se alejaron de su quehacer “natural”: la maternidad y la familia?

Yo respeto mucho a las mujeres que quieran dedicarse a cuidar de sus hijos y que se quieran quedar en ese lugar, si es una decisión libre no hay problema. Pero en lo que no estoy de acuerdo es que lo que estamos haciendo y lo que se ha ganado no sea lo adecuado, porque pienso que las que hemos podido aspirar a otros escenarios, tanto de educación, de poder, de conocimiento, sentimos una gran satisfacción. Entonces, ¿quién garantiza que retroceder nos significa bienestar para las mujeres, cuando nosotras hemos evaluado y valoramos los logros de todas las mujeres en el mundo que se han atrevido a implementar, explorar, investigar y hacer valer también derechos que son muy importantes? Es que las mujeres antes, por ejemplo, no podían heredar, no tenían derecho a votar, o sea, eran invisibles. ¿Cómo voy a validar algo así? eso me parece un retroceso absoluto y creo que es un contrasentido.

¿Cómo se traducen todas esas presiones sociales a la salud mental de las mujeres y su felicidad?

Las patologías más frecuentes por las que consultan las mujeres en mi servicio de psiquiatría son los trastornos del estado de ánimo, sobre todo la depresión y el trastorno de ansiedad en sus múltiples manifestaciones, y otras patologías. Pero cuando consultan, al mismo tiempo, pues tienen una historia que contar, y estas historias tienen que ver justamente con todos estos estresores y estereotipos con los que tienen que lidiar día a día y que, de alguna manera, afectan su salud mental o propician la presentación de enfermedades mentales que no necesariamente se tienen que expresar. A veces uno puede tener la carga genética para la enfermedad, pero dependiendo del entorno, la enfermedad se expresa o no.

Por otro lado, desde un punto de vista biológico, los cambios hormonales de las mujeres hacen que ellas sean más proclives, si tienen una predisposición biológica genética, a tener depresión o ansiedad. Y todo esto afecta su bienestar, su calidad de vida y, por supuesto, pues también les va a ser más difícil decir que se sienten felices.

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Otro de los estándares sociales que afectan la felicidad de las mujeres y su salud mental son los estándares de belleza de la delgadez. A pesar de que se ha tratado de introducir campañas sobre las tallas más grandes, esto no ha sido aceptado globalmente. En general, las mujeres quieren ser delgadas y cada vez vemos cómo más las niñas están involucradas desde muy pequeñas. Sabemos, por ejemplo, que los trastornos de la conducta alimentaria son mucho más frecuentes en las mujeres que en los hombres, y esto tiene que ver con un aspecto sociocultural, porque todas estas campañas de la delgadez, de los estereotipos de mujeres que son ‘bellas’, van dirigidos a que las mujeres logren un peso determinado, no necesariamente saludable.

Por ejemplo, los pesos que lucen las modelos no son saludables. Sin embargo, hay mujeres que quieren parecerse a esas modelos, inclusive cuando por su fisonomía es imposible de parecerse, por aspectos genéticos, de raza o de etnia. Es imposible que una persona que tiene una etnia u origen étnico que sea, por ejemplo, indígena, vaya a tener un cuerpo muy delgado y alto, porque esa no es su genética. También, eso lleva a que las mujeres estén haciéndose cirugías plásticas mucho más que los hombres. Entonces, estos cánones que son muy estrictos y muy rígidos son muy difíciles de cumplir y, por ejemplo, cuando una persona tiene características obsesivas, tiene una crianza en la cual se le ha mostrado que debe ser delgada, pues tiene mayor probabilidad de caer en este problema.

¿Cómo las mujeres pueden llegar a la felicidad sin estas presiones sociales?

Yo no concibo hoy en día una mujer dependiendo económicamente del esposo, me parece muy complicado sentirse feliz bajo esas condiciones. Porque si te dan, pues hay unas condiciones a cambio, no eres tan libre. Entonces, la educación es fundamental porque te permite trabajar y ganar dinero, te permite ser autónoma económicamente. Te genera libertad y cuando tú tienes libertad puedes decidir. Entonces, para mí, es fundamental la educación, la autonomía económica, el poder de decidir y de ejercer sus derechos.

Toda la vida hemos podido ser madres, toda la vida hemos podido ser esposas, hemos podido ser hijas y apoyar a nuestras familias, pero los poderes que acabo de mencionar son recientes en la historia. La educación te permite conocer tus derechos, porque los deberes los hemos conocido toda la vida, pero los derechos no. Y cuando se habla con causa de conocimiento es muy distinto a cuando tú no sabes a qué tienes derecho.

Entonces, ¿la clave de la felicidad de las mujeres va más allá de ser “auténticas”?

Está muy demostrado que los determinantes sociales influyen en la felicidad de las mujeres, y esos son los que se pueden transformar y cambiar: la pobreza, la falta de acceso a la educación, a los servicios públicos, el acceso al poder, la representatividad política. Todo eso son limitantes y determinantes sociales que van a impactar la salud mental de las mujeres. Entonces, en un país donde no se le da la oportunidad a la mujer y solamente se privilegian a los hombres o hay muy pocas oportunidades para ellas, no se sienten representadas en las políticas públicas y son los hombres los que están decidiendo por ellas sin saber realmente qué es lo que les preocupa o sus necesidades, pues obviamente no podrán ser muy felices. Es que la felicidad no es siempre estar alegre, sino que la felicidad es un estado en el cual tú puedes sentir satisfacción, bienestar, complacencia, te puedes sentir bien con tus congéneres y puedes disfrutar la vida.

Alejandra Ortiz

Por Alejandra Ortiz

Antropóloga, periodista y realizadora audiovisual, candidata a magíster en Salud Pública. Ha sido profesora de cátedra de la Universidad del Rosario.@aleja_ortizmaortiz@elespectador.com

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Luis(69883)20 de julio de 2024 - 12:04 p. m.
Muy interesante.
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