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El programa STRG_F de la cadena alemana ARD reveló la existencia de un grupo en Telegram con cerca de 70.000 miembros de todo el mundo, dedicado a intercambiar estrategias para someter químicamente y agredir sexualmente a mujeres. Durante un año, las periodistas Isabel Beer e Isabel Ströh se infiltraron en estos espacios, recopilando pruebas que incluían mensajes, videos e imágenes compartidos por los participantes.
En el chat, los usuarios discutían métodos para someter a sus víctimas, que van desde mujeres desconocidas hasta familiares cercanas como parejas, hermanas y madres. Las investigadoras también evidenciaron que se compartían imágenes íntimas obtenidas sin consentimiento, clasificadas como “voyeurismo”, que incluyen fotografías tomadas en espacios públicos como supermercados o gimnasios. Entre estas prácticas se destaca el upskirting, que implica grabar por debajo de las faldas de las mujeres.
Además de contenido gráfico, la investigación de la radio pública alemana descubrió que estos grupos fomentan un ambiente de incitación mutua. Los participantes se alentaban entre sí a cometer agresiones y compartían relatos de sus experiencias. En los chats también se ofrecían instrucciones detalladas sobre cómo utilizar narcóticos y sedantes para incapacitar a las víctimas. Los cuales eran adquiridos en tiendas en línea, donde se comercializan camuflados como artículos de cuidado personal, como champús o lociones. Los enlaces a estas tiendas, junto con las instrucciones de uso, eran difundidos ampliamente entre los miembros.
La cadena ARD publicó en sus canales oficiales la investigación donde se evidencian los mensajes intercambiados en los chats, que revelan el nivel de violencia y complicidad entre los participantes.
En un comunicado, la red social aseguró que bloqueará a los usuarios que participen en estas prácticas, “Telegram tiene una política de tolerancia cero hacia el uso indebido de su plataforma. Todos los usuarios que sean sorprendidos haciendo esto serán bloqueados inmediatamente”, afirmó la compañía. Sin embargo, la investigación del medio de comunicación alemán destacó que, aunque algunos grupos son desactivados, los usuarios rápidamente comparten enlaces para crear o acceder a nuevos chats.
Telegram, que cuenta con más de 950 millones de usuarios, ha sido objeto de críticas continuas por su moderación insuficiente frente a contenidos ilegales y por las dificultades para controlar estos espacios.
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Este no es el único caso de violencia sexual en Telegram
En octubre de 2024, una investigación realizada por el diario portugués Público reveló la existencia de un canal de Telegram con 66.000 usuarios, en su mayoría hombres, donde se compartían fotografías y videos íntimos de mujeres sin su consentimiento.
Además del canal principal, los participantes compartían enlaces a subgrupos más pequeños y exclusivos, algunos con hasta 25.000 miembros. Estos espacios facilitaban la distribución de contenido de manera más privada y anónima, dificultando su monitoreo. La investigación también reveló que en el grupo principal participaba uno de cada 70 hombres portugueses, lo que generó un fuerte debate en el país sobre la necesidad de reforzar la legislación contra este tipo de ciberagresiones.
Corea del Sur también investiga a Telegram por la distribución de contenido sexual manipulado. En septiembre de 2024, la Agencia de Policía Metropolitana de Seúl puso en marcha una investigación preliminar sobre la plataforma por acusaciones de “facilitar crímenes sexuales deepfake”, según informó la agencia de noticias local Yonhap News. La investigación se inició tras el descubrimiento de salas de chats que compartían material pornográfico manipulado mediante inteligencia artificial. Uno de estos grupos, con más de 220.000 usuarios, incluía imágenes alteradas de mujeres, incluso menores de edad.
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Arresto de Pavel Durov y acusaciones contra Telegram
En agosto de 2024, las autoridades francesas detuvieron al fundador y director ejecutivo de Telegram, Pavel Durov, como parte de una investigación por 12 delitos relacionados con la actividad en la plataforma. Según la Fiscalía francesa, Telegram no moderaba la difusión de contenido de abuso sexual infantil, fraude, tráfico de drogas, crimen organizado, lavado de dinero, promoción del terrorismo, entre otros.
Las autoridades sostuvieron que Durov era cómplice de estas actividades debido a su presunta negativa a moderar contenido ilegal difundido en Telegram. Los fiscales señalaron que la plataforma no había tomado medidas suficientes contra imágenes de pornografía infantil, acoso cibernético y transacciones ilícitas. En respuesta, Telegram emitió un comunicado en el que aseguró cumplir con las leyes de la Unión Europea, incluida la Ley de Servicios Digitales, y destacó sus esfuerzos continuos para mejorar la moderación de contenidos.
Durante el marco de la investigación, el abogado de Durov, Dmitry Agranovsky, calificó las acusaciones de “absurdas” y comparó la responsabilidad atribuida al CEO con culpar a un fabricante de automóviles por los delitos cometidos con sus vehículos. También aseguró que el caso era un ataque a la libertad de expresión y que su cliente colaboraba con las investigaciones.
Según Telegram, durante 2024 se bloquearon más de 15 millones de canales y grupos que violaban las políticas de la plataforma, incluyendo 700.000 relacionados con pornografía infantil y 131.120 con propaganda terrorista.
Este caso ha reavivado el debate sobre el alcance de la responsabilidad de las plataformas digitales en la moderación de contenido ilegal y las medidas necesarias para proteger a los usuarios sin afectar derechos fundamentales como la libertad de expresión.
