Harris vs. Trump: ¿el derecho al aborto podría definir las elecciones de EE.UU.?
Estas son las primeras elecciones presidenciales desde que la Corte Suprema anuló la protección federal al aborto. Mientras Trump se atribuyó el mérito de esa decisión, Harris volvió los derechos sexuales y reproductivos una de sus banderas de campaña. Según expertos y encuestas de opinión, este tema podría tener un gran impacto en los estados decisores.
Mariana Escobar Bernoske
Este 5 de noviembre, casi 244 millones de estadounidenses elegirán a la próxima presidenta o próximo presidente de los Estados Unidos. Las encuestas predicen una carrera apretada entre la demócrata Kamala Harris y el candidato republicano, Donald Trump, especialmente en estados clave donde el resultado podría decidirse con solo unos pocos votos. Esta es la primera vez en 50 años que la discusión por el aborto tiene un rol determinante en la contienda electoral, tanto que de acuerdo a una encuesta de la Kaiser Family Foundation (KFF), 1 de cada 8 votantes lo señala como el tema más importante.
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Este 5 de noviembre, casi 244 millones de estadounidenses elegirán a la próxima presidenta o próximo presidente de los Estados Unidos. Las encuestas predicen una carrera apretada entre la demócrata Kamala Harris y el candidato republicano, Donald Trump, especialmente en estados clave donde el resultado podría decidirse con solo unos pocos votos. Esta es la primera vez en 50 años que la discusión por el aborto tiene un rol determinante en la contienda electoral, tanto que de acuerdo a una encuesta de la Kaiser Family Foundation (KFF), 1 de cada 8 votantes lo señala como el tema más importante.
En los últimos dos años, desde que en junio de 2022 la Corte Suprema de Justicia revocó el fallo de Roe vs. Wade, que otorgaba a nivel federal el derecho al aborto, al menos 20 estados han instaurado alguna restricción a este servicio y 14 de ellos lo prohibieron completamente. Esto ha generado un grave impacto en la vida de miles de mujeres y personas con capacidad de gestar; creció el desplazamiento interno entre estados para acceder a este servicio de salud reproductiva; aumentó la mortalidad infantil en estados con prohibición total como Texas; y, a la fecha, más de 200 mujeres enfrentan procesos judiciales por cargos relacionados con el aborto.
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Además, el electorado de Florida, Arizona, Colorado, Maryland, Misuri, Montana, Nebraska, Nevada, Nueva York y Dakota del Sur también tendrán en sus tarjetones de votación enmiendas constitucionales sobre aborto. Esto, según explica en diálogo con El Espectador Fanny Gómez-Lugo, directora sénior de programas de investigación y promoción del Women’s Equality Center, no solo movilizaría a la gente a las urnas sino que los resultados podrían afectar significativamente la carrera presidencial entre Harris y Trump, así como el control del Congreso.
El contraste entre las posturas de los candidatos presidenciales en este tema es aún más evidente y distante que en elecciones pasadas. Mientras que la actual vicepresidenta ha respaldado consistentemente el acceso al aborto y se ha abanderado de los derechos sexuales y reproductivos como un pilar de sus propuestas de gobierno, el magnate y expresidente, que hace unos meses presumía una postura abiertamente antiaborto, ahora parece preferir evadir el tema y dar declaraciones ambiguas y contradictorias.
“Les prometo que cuando el Congreso apruebe un proyecto de ley para restablecer las protecciones de Roe vs. Wade, como presidenta de los Estados Unidos, lo firmaré con orgullo en la ley”, dijo Harris durante el debate presidencial de septiembre. Ella es quizás la defensora más visible del derecho al aborto entre los demócratas, incluso desde antes de oficializar su candidatura presidencial. La vicepresidenta ha sido la voz principal del partido en materia de derechos reproductivos y a principios de este año se convirtió en la primera vicemandataria estadounidense en visitar una clínica de abortos.
Desde su rol actual, ha promovido esfuerzos que, si bien no llegan a ley federal, incluyen medidas para proteger a las mujeres que viajan a otros estados para acceder al procedimiento y limitan la forma en que las autoridades recopilan registros médicos. Asimismo, conjunto a su candidatura lanzó un tour nacional de “lucha por las libertades reproductivas” y ha reiterado en distintas alocuciones que una medida nacional que garantice el acceso al aborto aseguraría que “la decisión recaiga en las mujeres, no en los políticos”.
Igualmente, la candidata demócrata junto con su fórmula, Tim Walz, han ampliado su plataforma política más allá del aborto incluyendo otros asuntos de salud reproductiva. Algunos de sus ejes aluden al acceso a anticonceptivos, educación sexual y la fertilización in vitro, que adquirió gran en el país a raíz de un fallo de la Corte Suprema de Alabama que determinó que embriones congelados eran considerados “niños” y cualquier persona que los destruyera, así sea accidentalmente, podría enfrentar consecuencias penales.
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Por su parte, la postura sobre aborto del candidato republicano, Donald Trump, no ha sido constante y ha evolucionado durante su carrera hacia la Casa Blanca para acomodarse a los intereses de sus aliados y posibles electores. De pasar de sentirse orgulloso de ser “el presidente más ‘provida’ en la historia de los Estados Unidos” por haber colocado a tres de los magistrados que derogaron Roe vs. Wade, a sugerir que hay restricciones en algunos estados que son “excesivas”, estos mensajes, según las fuentes consultadas por este diario, hacen parte de una estrategia mediática para apelar a ambos lados de la balanza.
Y es que a menos de una semana del cierre de las urnas, Trump ni siquiera cuenta completamente con el apoyo de votantes históricamente republicanos, especialmente de las mujeres cuyos votos, según el monitor 538 de ABC News, serán vitales para el resultado. Como detallan varios reportajes del New York Times, en todo el país, la intención de voto de las mujeres conservadoras y de centro derecha afiliadas al partido republicano está dividido, precisamente por las restricciones al aborto y las sentencias judiciales que afectan diferencialmente a las mujeres en materia de salud sexual y reproductiva.
Así, en este punto de la contienda electoral Trump evita poner el foco sobre temas de aborto para “seducir” a esa base conservadora más moderada e indecisa de su voto. Sin embargo, no es el caso de, por ejemplo, el senador J. D. Vance, su fórmula vicepresidencial, quien ha declarado reiteradamente que apoya la intervención del gobierno en la regulación de la vida de los ciudadanos, particularmente en temas como el aborto. Además, los vínculos del magnate con la Heritage Foundation, un think-tank ultraconservador, y su proyecto 2025, prenden las alertas sobre más restricciones en materia de salud sexual y una posible prohibición total del aborto en el país norteamericano.
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“El futuro de los derechos al aborto en Estados Unidos sigue siendo incierto y altamente controvertido”, afirma en entrevista con El Espectador Dorian Kantor, experto en política interna y exterior de EE. UU. Para el experto, ambos partidos políticos están utilizando este tema para movilizar a sus bases. Los demócratas a su beneficio, energizando a las mujeres, jóvenes, población afro y latina, mientras que los republicanos encuentran apoyo entre los cristianos conservadores. Sin embargo, el tema también tiene el potencial de perjudicar a ambos partidos: los republicanos moderados podrían encontrar alienantes las posturas extremas de Trump y Vance, mientras que los demócratas en áreas históricamente conservadoras podrían enfrentar reacciones negativas. Y, en definitiva, determinar el resultado de las elecciones presidenciales.