Javier Milei: ¿qué implica su triunfo para los derechos de mujeres y personas LGBT?

Con un 55% de los votos, Javier Milei resultó electo como presidente de Argentina. En medio de la crisis económica y la polarización, su proyecto para la “reconstrucción” del país genera preocupaciones significativas en materia de Derechos Humanos. Expertas en derechos de las mujeres y personas LGBTIQ+ hablan de un posible retroceso de las garantías adquiridas para esta población. Milei niega la existencia de la brecha de género, está en contra de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y prometió cerrar el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.

Con un 55% de los votos, Javier Milei resultó electo como presidente de Argentina. En medio de la crisis económica y la polarización, su proyecto para la “reconstrucción” del país genera preocupaciones significativas en materia de Derechos Humanos. Expertas en derechos de las mujeres y personas LGBTIQ+ hablan de un posible retroceso de las garantías adquiridas para esta población. Milei niega la existencia de la brecha de género, está en contra de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y prometió cerrar el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.

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Milei, economista de 53 años, conocido por sus discursos y declaraciones incendiarias, que son comunes en políticos de extrema derecha como Donald Trump y Jair Bolsonaro, llegará a la Casa Rosada este 10 de diciembre. Es negacionista del cambio climático y de los crímenes perpetrados por la dictadura militar argentina. Se autoproclama libertario y dice que la participación del Estado se debería reducir al mínimo, especialmente en temas sobre la autonomía individual y corporal de las personas.

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Pero, como señala Mariana Iglesias, editora de género del periódico Clarín, Milei “dice que no es nadie para meterse en la vida de los demás, pero cuando se trata de una mujer, la cosa cambia”. Desde los inicios de su campaña, ha sido un fuerte opositor al derecho al aborto; se enuncia “provida” y en su plan de gobierno habla sobre “proteger el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural”.

En la región, Argentina es pionera en asuntos de salud sexual y reproductiva de las mujeres y personas con capacidad de gestar. En diciembre de 2020, en plena pandemia por el COVID 19, el Congreso legisló a favor del derecho al aborto y modificó el código penal permitiendo la IVE hasta la semana 14. Aunque la decisión del legislativo sentó un precedente, Milei durante toda su campaña dijo que “no es un derecho ganado” y declaró que como presidente realizaría un plebiscito, abriendo la posibilidad a “eliminar” la ley si así lo decidiese la ciudadanía.

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Manuel Tarricone, chequeador de datos especializado en temas judiciales, explica que la propuesta de Milei de derogar la ley que despenaliza el aborto por medio de un plebiscito no es posible. “Según la Carta Magna, que también regula los mecanismos de participación ciudadana, los temas de índole penal, como esta ley, no pueden someterse a consultas populares”, añade. Aún así, activistas como la escritora Luciana Peker hacen énfasis en que, aunque se mantenga la ley, el futuro presidente sí podría quitar el presupuesto para proveer este servicio en las entidades públicas, en línea con sus propuestas de privatizar servicios fundamentales como el acceso a la salud.

“Él no cree en la igualdad, la justicia social o que la violencia de género existe”, dijo en una entrevista con Reuters Ayelen Mazzina, actual ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de Argentina. Una de las propuestas de Milei es la reducción de la cartera ministerial de 18 a ocho entidades. Entre los organismos recortados estaría el Ministerio de las Mujeres y el de Educación porque, en palabras de Milei, son una “herramienta de persecución ideológica”.

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Sobre ese tema, una de las propuestas del plan de gobierno de Milei es la eliminación de la obligatoriedad de la Educación Sexual Integral (ESI) de todos los niveles de formación, que está vigente en el país desde el 2006. En una entrevista con CNN, Milei aseguró que el hecho “que sea algo obligatorio (la ESI) es porque se utiliza para adoctrinar. Porque quizás la gente no lo entienda, pero es parte de la agenda postmarxista que tiene que ver con la destrucción del núcleo familiar más importante que es la familia”.

No obstante, según el Ministerio Público Tutelar de la Ciudad de Buenos Aires, entre el 70% y el 80% de niños, niñas y adolescentes de entre 12 y 14 años que se reconocieron como víctimas de abuso, lograron hacerlo después de recibir clases de Educación Sexual Integral, pues “la ESI les permitió comprender la importancia del autocuidado, identificar conductas que constituyen abusos y mostrarles la importancia de buscar apoyo en un adulto de confianza”. Asimismo, en Argentina, entre 2017 y 2022 hubo 14.424 niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia sexual, según el Programa Nacional Las Víctimas contra las Violencias, del Ministerio de Justicia de la Nación.

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Otro tema que le preocupa a las expertas consultadas por este diario es la insistencia de Javier Milei en negar la existencia de la brecha salarial de género. A principios de septiembre, el presidente electo aseguró que no estaba de acuerdo con la ley de paridad salarial ni con la ley de cupos: “Me parece aberrante, me parece denigrar la capacidad de las mujeres, porque si lo podés lograr por tu propio talento, no debería hacerse de manera violenta, porque la imposición de un cupo es imponer algo que no se da naturalmente”, dijo.

Las mujeres argentinas ganan 25% menos que sus pares hombres. Según las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC) del primer trimestre del 2023, la brecha de la diferencia salarial aumenta a un 36,5% entre trabajadores informales y baja a 17,5% en el empleo formal. Además, en el país austral, del casi un millón de personas realiza trabajos domésticos, el 98% son mujeres y es el trabajo del 20% de las mujeres asalariadas. Además, como dice Agustina Paz Frontera, codirectora de Latfem y unas de las impulsoras del movimiento Ni Una Menos, “resulta peligroso y angustiante tener un presidente que cree que los derechos laborales son ‘un gasto excesivo’, los derechos humanos ‘un curro’ (engaño), la organización sindical una ‘organización criminal’ y los derechos de las mujeres ‘discriminación’”.

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Ahora bien, sobre la población con orientaciones e identidades de género diversas, Javier Milei ha sido enfático en que le da igual lo que hagan con sus vidas personales. Sobre las orientaciones sexuales dice que las considera una “es una elección personal” y que “no estoy para nada de acuerdo con que la homosexualidad sea una enfermedad”, afirma. Lo mismo con el matrimonio igualitario, el cual para él es un contrato entre privados y, por lo tanto, el Estado no debe intervenir.

Alberto de Belaunde, de la organización Outright International, dice que es una estrategia para escapar del debate sobre los derechos de las personas LGBTIQ+, describiendo la sexualidad como una decisión individual. “Milei busca evitar ser etiquetado como intolerante o discriminatorio y al mismo tiempo que critica las políticas públicas que reconocen la marginalización de las personas LGBTIQ+ y buscan avanzar en sus derechos humanos, como la ley de cuotas trans”, menciona el abogado y político autor del libro Más allá del arcoíris.

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Por su parte, Agustina Ramos, periodista de la agencia Presentes, plataforma especializada en diversidad sexo genérica, hizo un recuento de cómo Milei e integrantes de su partido político “La Libertad Avanza”, se posicionaron en reiteradas oportunidades contra la diversidad sexual. Ella encontró que esta bancada política suele usar analogías con animales para hablar sobre las personas LGBTIQ+, una estrategia común en discursos de odio y discriminatorios.

Aunque el futuro que le espera a la presidencia de Javier Milei es incierto, para las fuentes consultadas hay un evidente rechazo y ataque al movimiento feminista y LGBTIQ+ en el país austral. Además, señalan que, aunque Milei tendrá una mujer como vicepresidenta, esto no será ninguna garantía de derechos, pues Victoria Villarruel, su fórmula, es hija y nieta de militares negacionistas de la dictadura y cuestionan muchos de los acuerdos alcanzados en la transición democrática.