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Hace cinco años, la periodista Vanesa Restrepo denunció penalmente a su compañero de trabajo en el diario El Colombiano Juan Esteban Vásquez Fernández, quien ocupaba el cargo de macroeditor, por agredirla sexualmente. Los hechos ocurrieron en 2019, cuando un grupo de compañeros de trabajo se reunió después de la jornada laboral. Al finalizar la noche, Vásquez le ofreció a Restrepo llevarla hasta un cajero, porque ella se había quedado sin dinero para pedir un taxi. Pero él se desvió de la ruta y le ofreció quedarse en su casa. Y, allí, aprovechando la confianza y que ella se había quedado dormida en otra habitación, la agredió sexualmente.
Este jueves, en primera instancia, un juez falló a favor de Vanesa Restrepo ratificando que la agresión sexual sí ocurrió y anunció que Juan Esteban Vásquez Fernández será condenado. El monto de la pena se conocerá el próximo 29 de agosto a las 4:00p.m. En la audiencia, el juez afirmó que el relato de la denunciante es coherente y consistente, que se probaron todos los hechos y las evaluaciones psiquiátricas dieron cuenta de que Vanessa sufrió los síntomas y las consecuencias emocionales que sufren normalmente las víctimas de violencia sexual.
Lea aquí: Corte Constitucional falló a favor de periodista víctima de acoso sexual
La defensa de Juan Esteban Vásquez, por su parte, dijo que la agresión sexual no ocurrió, pero no lo demostró. La abogada de la denunciante, además, mencionó que Vanesa tuvo que sacrificar su trabajo, en el que era feliz, renunciar a éste, y someterse a revictimizaciones, por cuenta de la agresión sexual y la actuación de El Colombiano. Su vida ha sufrido varios cambios que le han conllevado dolor. Por ahora, la decisión de primera instancia condenará a Vásquez, pero él apelará el fallo, así que habrá segunda instancia.
Tras conocer la condena, Vanesa Restrepo agradeció a las personas que la rodearon estos cinco años, dijo que el fallo restaura la fe en las instituciones y la justicia y motivó a las periodistas a exigir su derecho a vivir una vida libre de violencias y estereotipos de género. “Basta ya de juzgar a las víctimas y seguir indiferentes ante los victimarios (...) Abrazo a cada colega periodista que ha tenido el valor de alzar la voz ante la violencia normalizada y ha exigido un cambio frente a la falsa neutralidad con la que se siguen arropando las directivas de muchos medios de comunicación”, afirmó la reportera.
Ayer hubo una decisión que luchamos y esperamos por cinco años. Que no cuenten con nuestro silencio nunca más. pic.twitter.com/e949pNmzRq
— Vanesa Restrepo B. (@misojitos) June 14, 2024
Vanesa Restrepo ha sido la única periodista en Colombia en exponer ante la Corte Constitucional las violencias que sufren las mujeres en los medios de comunicación. Su caso es histórico porque, por primera vez, el alto tribunal se pronunció sobre este asunto y sentó precedentes en 2021 sobre cómo deben actuar los medios de comunicación ante estos casos y cuáles son sus obligaciones para erradicar las violencias basadas en género, que no son ajenas a estas empresas.
Lea aquí: “El periódico ya no era un espacio seguro para mí”: Vanesa Restrepo
La Relatoría para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha dicho que en el mundo del trabajo la violencia sexual contra las mujeres periodistas abarca un conjunto de comportamientos, desde comentarios o gestos indeseados, bromas, contacto físico breve, hasta agresión sexual. Las violencias más frecuentes son el maltrato verbal (63%), el maltrato psicológico (41%), la explotación económica (21%) y la violencia física (11%). Y son ejercidas tanto por personas fuera del lugar de trabajo (fuentes, políticos, lectores, u otros oyentes) como por jefes o superiores. Asimismo, el 44% de las mujeres encuestadas indicó haber sufrido ciberacoso.
En el caso de Vanesa Restrepo, ella le contó a su empleador, el diario El Colombiano, la violencia sexual que había ejercido su compañero de trabajo y macroeditor Juan Esteban Vásquez, y pidió medidas para no tener contacto con él y sentirse más segura, pues la interacción con su agresor le producía, miedo, angustia y ansiedad, emociones que son usuales en las sobrevivientes de violencia sexual, especialmente cuando entran en contacto con sus agresores.
El Colombiano, sin embargo, según la Corte Constitucional, no actuó con debida diligencia, revictimizó a Vanesa y no le brindó una ruta clara para brindarle asesoría y acompañarla en el proceso de denuncia y sanación. Por ejemplo, la directora de Recursos Humanos de el, Beatriz Eugenia López Correa, la llamó a su oficina, le preguntó a la víctima cómo estaba vestida el día de la agresión, si había ingerido alcohol, por qué subió a un automóvil con el agresor y si él también había ingerido alcohol. Cuestionamientos que solo pusieron la carga sobre la víctima y no el victimario, y que van en contra de todos los estándares de derechos humanos y enfoque de género.
La periodista se vio obligada a renunciar a su trabajo. “Elegí hacerlo así porque fue precisamente en Recursos Humanos donde me sentí más revictimizada por parte de la jefe de esa área, Beatriz López, tras denunciar que fui víctima de abuso sexual por parte de un colega y compañero de trabajo. En dos reuniones privadas la señora López hizo cuestionamientos sobre mi vestuario, sobre por qué salí, consumí licor, acepté subirme en un carro ‘con un hombre que no era mi pareja’; entre otras afirmaciones sexistas y revictimizantes como que “nosotras (las mujeres) nos tenemos que cuidar y hacernos respetar”, dijo Vanesa a la Corte Constitucional, añadiendo que el diario no era un lugar seguro ni contaba con protocolos para la prevención y atención de acoso y abuso sexual.
El Colombiano, por su parte, alegó que la conducta denunciada por la periodista no había ocurrido en el ámbito laboral ni en las instalaciones del periódico y que su Comité de Convivencia Laboral no había recibido quejas relacionadas con la posible comisión de conductas de acoso laboral atentatorio de la libertad sexual. Esto debido a que un grupo de periodistas del diario firmó una carta apoyando a Vanesa, en la que expresaron también que estas conductas de violencia sexual eran habituales en la sala de redacción y que necesitaban un protocolo.
La Corte Constitucional falló a favor de Vanesa Restrepo y en contra de El Colombiano y dejó claro que los medios de comunicación tienen que la obligación de prevenir, investigar, juzgar y sancionar la violencia y/o discriminación contra las mujeres por razones de género. Y le ordenó al periódico crear un protocolo que asegurara a las víctimas una ruta clara para denunciar y recibir atención y que tuviera como ejes centrales el cuidado inmediato o contención, la atención psicosocial y la asesoría jurídica.
El alto tribunal añadió que es un estereotipo de género preguntarles a las mujeres que la forma como están vestidas o haber ingerido alcohol o subir al automóvil de un compañero de trabajo y ex jefe o, incluso, haber dormido en su apartamento, porque pone en tela de juicio la seriedad de la denuncia e intenta culpabilizar a la víctima de la agresión.
Además, la corte explicó que garantizar la presunción de inocencia del presunto agresor no impedía y, por el contrario, exigía ofrecerle a la periodista una vía de apoyo apropiada y respetuosa de sus derechos para continuar con su trabajo mientras se resolvía la denuncia presentada ante las autoridades judiciales.
No había dudas, de acuerdo con el alto tribunal constitucional, de que El Colombiano estaba obligado a tomar acciones de acompañamiento oportunas, idóneas y eficaces dirigidas a preservar la dignidad e intimidad de Vanessa, sin incurrir en prácticas humillantes y/o revictimizantes, ni poner en tela de juicio su credibilidad.
Por ende, consideró que el diario vulneró los derechos de la periodista y le ordenó implementar una política pedagógica para formar sobre los derechos humanos de las mujeres, adoptar un protocolo para atender las violencias, reintegrar a Vanessa y pagarle los salarios que dejó de percibir por su renuncia. La denunciante, sin embargo, no aceptó volver a la sala de redacción, porque la considera un espacio inseguro para las mujeres. Ella decidió cofundar su propio medio de comunicación en Medellín, El Armadillo.