La carta con la que Brisa busca que Colombia extradite a su presunto violador
Brisa de Angulo Losada dice que su primo Eduardo Gutiérrez Angulo la violó cuando tenía 16 años. El proceso penal lleva abierto 20 años en Bolivia, el sujeto huyó a Colombia y ahora la Corte Suprema deberá definir su extradición.
Redacción género y diversidad
Eduardo Gutiérrez Angulo fue denunciado por su prima Brisa de Angulo Losada. Los hechos ocurrieron en 2001 en Bolivia. Ella tenía 16 años y él, 26. Según su testimonio, el sujeto la violó durante ocho meses en su propia casa, por lo que ella dejó de ir a nadar y tocar música, suspendió el colegio, desarrolló trastornos alimenticios y depresión, e intentó suicidarse. Pero Gutiérrez fue declarado “rebelde” por huir a Colombia, donde estando prófugo fue líder de la iglesia El Lugar de su Presencia y creó su propia empresa. (La colombiana que fue violada en su casa y hoy logró justicia en la Corte IDH)
Tuvieron que pasar 20 años para que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) reviviera el caso a comienzos de este año, cuando condenó al Estado de Bolivia por no investigar la denuncia de Brisa y ordenó continuar el proceso penal. Por eso, la justicia boliviana intentó judicializar a Gutiérrez por tercera vez el pasado mes de febrero, pero él nunca se presentó se forma presencial, como se lo exigieron los jueces. (Un líder religioso, la iglesia Su Presencia y una denuncia de violación)
Eduardo Gutiérrez Angulo permanece en Colombia. Aunque fue capturado en febrero de 2022, la Corte Suprema de Justicia determinó que no debía ser extraditado a Bolivia, porque, para las leyes de nuestro país, el delito de violación ya prescribió y no hay por qué perseguirlo.
Esto se ha convertido en una encrucijada jurídica, porque en Bolivia, dado que Gutiérrez estuvo rebelde desde 2008, el proceso sigue abierto y no ha prescrito. María del Carmen Arispe Fuentes, abogada de Brisa de Angulo en Bolivia, afirmó a este diario que el juicio continuará, porque así lo ordenó la Corte IDH, y que Eduardo Gutiérrez sigue siendo hoy “prófugo”. “Esperamos que Colombia no se convierta en cómplice de este delito. También nos parece inconcebible que una iglesia le esté dando amparo, porque la máscara de persona creyente lo visibiliza como una persona menos peligrosa, pero él constituye un riesgo”, sostuvo la abogada Arispe a este diario.
Brisa de Angulo interpuso una acción de tutela que terminó a su favor. La Sala Civil de la misma Corte Suprema decidió dejar sin efectos el concepto negativo sobre la extradición que profirió su otra sala, la Penal. El fallo se dio porque no se pronunció de manera suficiente sobre la concordancia de las normas aplicables en materia de prescripción con la Convención Americana de Derechos Humanos y demás instrumentos internacionales aplicables al caso. Es decir, faltaron elementos para analizar si Gutiérrez debe ser extraditado o no.
Por eso, se concedió el amparo, se dejó sin efecto el concepto que negó la extradición y se dieron 20 días para que la Sala Penal volviera a emitir un nuevo concepto. Pero el plazo se cumplió el pasado 1 de junio y aun no hay decisión. “La Corte Suprema de Justicia me está revictimizando por tercera vez, negando el acceso a la administración de justicia”, afirmó Brisa de Angulo en un comunicado. En respuesta a esto, la denunciante interpuso un desacato contra los magistrados de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, pidió ordenar su arresto, la imposición de multas y la compulsa de copias a la Fiscalía.
Según la denuncia de Brisa, desde septiembre de 2001 y durante ocho meses, su primo Eduardo, de 26 años, la violó casi que a diario. Los hechos ocurrieron en la casa de ella en Cochabamba, Bolivia, a donde había llegado a vivir con sus padres, de nacionalidad colombiana, para desarrollar labores de asistencia social. Un país en el que el 70% de las mujeres han sido víctimas de violencia sexual y un tercio de las niñas la sufren antes de cumplir 18 años.
Brisa era la tercera de cinco hermanos, pero ellos se habían ido a estudiar a Estados Unidos, por lo que creía que su primo, quien llegaba desde Colombia a realizar una pasantía, llenaría esa figura de “hermano mayor”. Pero, de acuerdo con la víctima, él se aprovechó de esa expectativa y abusó de ella. En palabras de una de las psicólogas que la examinó, era seducida “por un hombre adulto con el propósito de explotarla sexualmente (…) y para manipularla haciéndola creer que ella había hecho algo incorrecto”. La violencia sexual habría estado acompañada de maltratos, golpizas e intimidaciones para que la joven no contara nada.
Eduardo Gutiérrez, por su parte, ha dicho que es inocente. Su abogada, Tatiana G. Neri Jiménez, dijo a El Espectador que su cliente “ha sido víctima de un injusto proceso penal” y ha mostrado “su total disposición para comparecer al proceso mediante medios virtuales”.
Eduardo Gutiérrez Angulo fue denunciado por su prima Brisa de Angulo Losada. Los hechos ocurrieron en 2001 en Bolivia. Ella tenía 16 años y él, 26. Según su testimonio, el sujeto la violó durante ocho meses en su propia casa, por lo que ella dejó de ir a nadar y tocar música, suspendió el colegio, desarrolló trastornos alimenticios y depresión, e intentó suicidarse. Pero Gutiérrez fue declarado “rebelde” por huir a Colombia, donde estando prófugo fue líder de la iglesia El Lugar de su Presencia y creó su propia empresa. (La colombiana que fue violada en su casa y hoy logró justicia en la Corte IDH)
Tuvieron que pasar 20 años para que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) reviviera el caso a comienzos de este año, cuando condenó al Estado de Bolivia por no investigar la denuncia de Brisa y ordenó continuar el proceso penal. Por eso, la justicia boliviana intentó judicializar a Gutiérrez por tercera vez el pasado mes de febrero, pero él nunca se presentó se forma presencial, como se lo exigieron los jueces. (Un líder religioso, la iglesia Su Presencia y una denuncia de violación)
Eduardo Gutiérrez Angulo permanece en Colombia. Aunque fue capturado en febrero de 2022, la Corte Suprema de Justicia determinó que no debía ser extraditado a Bolivia, porque, para las leyes de nuestro país, el delito de violación ya prescribió y no hay por qué perseguirlo.
Esto se ha convertido en una encrucijada jurídica, porque en Bolivia, dado que Gutiérrez estuvo rebelde desde 2008, el proceso sigue abierto y no ha prescrito. María del Carmen Arispe Fuentes, abogada de Brisa de Angulo en Bolivia, afirmó a este diario que el juicio continuará, porque así lo ordenó la Corte IDH, y que Eduardo Gutiérrez sigue siendo hoy “prófugo”. “Esperamos que Colombia no se convierta en cómplice de este delito. También nos parece inconcebible que una iglesia le esté dando amparo, porque la máscara de persona creyente lo visibiliza como una persona menos peligrosa, pero él constituye un riesgo”, sostuvo la abogada Arispe a este diario.
Brisa de Angulo interpuso una acción de tutela que terminó a su favor. La Sala Civil de la misma Corte Suprema decidió dejar sin efectos el concepto negativo sobre la extradición que profirió su otra sala, la Penal. El fallo se dio porque no se pronunció de manera suficiente sobre la concordancia de las normas aplicables en materia de prescripción con la Convención Americana de Derechos Humanos y demás instrumentos internacionales aplicables al caso. Es decir, faltaron elementos para analizar si Gutiérrez debe ser extraditado o no.
Por eso, se concedió el amparo, se dejó sin efecto el concepto que negó la extradición y se dieron 20 días para que la Sala Penal volviera a emitir un nuevo concepto. Pero el plazo se cumplió el pasado 1 de junio y aun no hay decisión. “La Corte Suprema de Justicia me está revictimizando por tercera vez, negando el acceso a la administración de justicia”, afirmó Brisa de Angulo en un comunicado. En respuesta a esto, la denunciante interpuso un desacato contra los magistrados de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, pidió ordenar su arresto, la imposición de multas y la compulsa de copias a la Fiscalía.
Según la denuncia de Brisa, desde septiembre de 2001 y durante ocho meses, su primo Eduardo, de 26 años, la violó casi que a diario. Los hechos ocurrieron en la casa de ella en Cochabamba, Bolivia, a donde había llegado a vivir con sus padres, de nacionalidad colombiana, para desarrollar labores de asistencia social. Un país en el que el 70% de las mujeres han sido víctimas de violencia sexual y un tercio de las niñas la sufren antes de cumplir 18 años.
Brisa era la tercera de cinco hermanos, pero ellos se habían ido a estudiar a Estados Unidos, por lo que creía que su primo, quien llegaba desde Colombia a realizar una pasantía, llenaría esa figura de “hermano mayor”. Pero, de acuerdo con la víctima, él se aprovechó de esa expectativa y abusó de ella. En palabras de una de las psicólogas que la examinó, era seducida “por un hombre adulto con el propósito de explotarla sexualmente (…) y para manipularla haciéndola creer que ella había hecho algo incorrecto”. La violencia sexual habría estado acompañada de maltratos, golpizas e intimidaciones para que la joven no contara nada.
Eduardo Gutiérrez, por su parte, ha dicho que es inocente. Su abogada, Tatiana G. Neri Jiménez, dijo a El Espectador que su cliente “ha sido víctima de un injusto proceso penal” y ha mostrado “su total disposición para comparecer al proceso mediante medios virtuales”.