La carta de despedida de la hermana de Ana María Serrano tras su feminicidio
Ana María Serrano fue asesinada en México a sus 18 años. El principal sospechoso es su expareja. La hermana de la víctima, Daniela Serrano, despide a su hermana con esta carta que compartió con El Espectador.
Daniela Serrano
“Fuiste arrebatada de nosotros en mi madrugada. Cuando en México todavía era 12. Y me duele mucho el no poder hablar más contigo. Tenías una lengua filosa, capaz de hacer reír a cualquiera en plan de ‘Ana María - Cara de picachú sorprendido’.
Lea aquí: Caso de Ana María Serrano: la emotiva despedida de su primo tras su feminicidio
Hacía mucho, no te veía yo tan feliz. Y el cómo hablabas de tu carrera. Solo puedo imaginar el brillo en tu mirada. Empezando tu carrera camino a ser una médica exitosa porque tenías todas las de ganar.
¿Sabes? Me va a hacer falta tener a alguien con quien discutir por tonterías, peque. Que esa blusa es mía o esa chamarra o como es que llegó esto que es mío a tu cuarto. Voy a extrañar tu sonrisa misteriosa y tu odio a las fotos que nunca acabé de entender.
Lea aquí: La autopsia de Ana María Serrano confirma que fue asesinada
Ana, tocaste muchos corazones y en los 18 años que tuve el placer y el orgullo de ser tu hermana nunca dejaste de sorprenderme. El cómo luchaste por tus sueños, pues ibas a siste y fuiste al propedéutica, incluso sin estar aceptada oficialmente.
Me acuerdo todavía cuando éramos más chiquitas. Yo hacía poco acababa de aprender a cocinar y por tu cumpleaños hice un huevo que parecía más carbón que frijoles, ¿te acuerdas?
Lea aquí: Feminicidios en México: colombianas, asesinadas y revictimizadas
O la vez que soñaste con creepers azules y casi matas a Marti de un susto.
O nuestra obsesión con Barbie o las winx, de la cual ni tú ni yo crecimos del todo.
Empezaste a leer libros como los que yo leía y por fin estábamos volviendo a estar unidas.
Tú me cambiaste el nombre, para ti yo no era Dani o Daniela, yo era Daaaaaan. Y aunque a veces me llegaste a desesperar por ser tan diferente a mí, creo, siempre te quise.
Lea aquí: “La estaba amenazando”: mamá de Ana María Serrano sobre el presunto feminicida
¿Te acuerdas en La Vega cuando hacíamos remolinos con mis primos en la piscina redonda? ¿O te acuerdas como eran las carreras en bici?
Me acuerdo como si fuera ayer cuando todos los viernes te sentabas a ver el nuevo capítulo de ‘Soy luna’ y que te regalaron unos patines blancos con los que empezaste a hacer trucos y bailar como en el show.
Y que dabas piruetas en el trampolín, que al intentarlas yo en una fiesta casi me rompo la nariz.
Tú descansa en paz, peque. Nosotros nos vamos a cuidar entre nosotros. Prenderé velas para que encuentres el camino.
Lea aquí: México: asesinan a Ana María Serrano, sobrina de exministro de Hacienda colombiano
Por favor, sigue tu camino.
Prometo cuidar a ginebra por ti o hacer lo imposible porque ella se quede en la familia.
Que sé que querías a ese perro, casi como tu hija.
Le pasaré tus apuntes de medicina a Marti, si quieres jaja.
Vamos a estar bien aunque ahorita no lo parezca.
No sé si te dije, pero me hice un tatuaje. Sí, yo que dije que nunca iba a hacerme uno. Son dos estrellas, así como las de Peter Pan. No sé si te acuerdas de la canción de “De ellos aprendí” que ponías en repeat: “La segunda estrella a la derecha, todo recto hasta el amanecer”. Y no le dije a Tati o a Cami, pero también fueron dos estrellitas por ti y por mí. Porque eras una estrella que tocaba los corazones del mundo. Y ahora te volviste mi evangeline, como en ‘La princesa y el sapo’.
Te extraño, pequeña.
Te quiero mucho.
Con cariño, tu hermana”.
“Fuiste arrebatada de nosotros en mi madrugada. Cuando en México todavía era 12. Y me duele mucho el no poder hablar más contigo. Tenías una lengua filosa, capaz de hacer reír a cualquiera en plan de ‘Ana María - Cara de picachú sorprendido’.
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Hacía mucho, no te veía yo tan feliz. Y el cómo hablabas de tu carrera. Solo puedo imaginar el brillo en tu mirada. Empezando tu carrera camino a ser una médica exitosa porque tenías todas las de ganar.
¿Sabes? Me va a hacer falta tener a alguien con quien discutir por tonterías, peque. Que esa blusa es mía o esa chamarra o como es que llegó esto que es mío a tu cuarto. Voy a extrañar tu sonrisa misteriosa y tu odio a las fotos que nunca acabé de entender.
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Ana, tocaste muchos corazones y en los 18 años que tuve el placer y el orgullo de ser tu hermana nunca dejaste de sorprenderme. El cómo luchaste por tus sueños, pues ibas a siste y fuiste al propedéutica, incluso sin estar aceptada oficialmente.
Me acuerdo todavía cuando éramos más chiquitas. Yo hacía poco acababa de aprender a cocinar y por tu cumpleaños hice un huevo que parecía más carbón que frijoles, ¿te acuerdas?
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O la vez que soñaste con creepers azules y casi matas a Marti de un susto.
O nuestra obsesión con Barbie o las winx, de la cual ni tú ni yo crecimos del todo.
Empezaste a leer libros como los que yo leía y por fin estábamos volviendo a estar unidas.
Tú me cambiaste el nombre, para ti yo no era Dani o Daniela, yo era Daaaaaan. Y aunque a veces me llegaste a desesperar por ser tan diferente a mí, creo, siempre te quise.
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¿Te acuerdas en La Vega cuando hacíamos remolinos con mis primos en la piscina redonda? ¿O te acuerdas como eran las carreras en bici?
Me acuerdo como si fuera ayer cuando todos los viernes te sentabas a ver el nuevo capítulo de ‘Soy luna’ y que te regalaron unos patines blancos con los que empezaste a hacer trucos y bailar como en el show.
Y que dabas piruetas en el trampolín, que al intentarlas yo en una fiesta casi me rompo la nariz.
Tú descansa en paz, peque. Nosotros nos vamos a cuidar entre nosotros. Prenderé velas para que encuentres el camino.
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Por favor, sigue tu camino.
Prometo cuidar a ginebra por ti o hacer lo imposible porque ella se quede en la familia.
Que sé que querías a ese perro, casi como tu hija.
Le pasaré tus apuntes de medicina a Marti, si quieres jaja.
Vamos a estar bien aunque ahorita no lo parezca.
No sé si te dije, pero me hice un tatuaje. Sí, yo que dije que nunca iba a hacerme uno. Son dos estrellas, así como las de Peter Pan. No sé si te acuerdas de la canción de “De ellos aprendí” que ponías en repeat: “La segunda estrella a la derecha, todo recto hasta el amanecer”. Y no le dije a Tati o a Cami, pero también fueron dos estrellitas por ti y por mí. Porque eras una estrella que tocaba los corazones del mundo. Y ahora te volviste mi evangeline, como en ‘La princesa y el sapo’.
Te extraño, pequeña.
Te quiero mucho.
Con cariño, tu hermana”.