La exposición que recupera el cuerpo y la memoria de las mujeres y personas LGBTIQ
Cerca de 80 mujeres y personas LGBTIQ+ de Putumayo, Cauca, Valle del Cauca y Chocó crearon acciones rituales que imaginan un futuro a partir del recuerdo colectivo. La exposición “OTR+S FUTUR+S SON POSIBLES”, organizada por la Red Nacional de Mujeres, estará abierta en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá hasta el 5 de mayo.
Mariana Escobar Bernoske
“Mujeres y personas LGTBIQ+; negras, mestizas, indígenas, campesinas, artistas, lideresas, víctimas, activistas, amas de casa, los raros y menos raros, cansadas de ser usadas como territorios de poder y de guerra, pedimos su atención”. Así inicia el recorrido por OTR+S FUTUR+S SON POSIBLES, una exposición gestionada por la Red Nacional de Mujeres que busca aportar a la construcción de la memoria del conflicto armado en Colombia desde los territorios y con un enfoque de género diverso. (Acuerdo de Paz: políticas hacia mujeres y población LGBTIQ+ están en estado grave)
La muestra compuesta de cuatro altares rituales es resultado de los laboratorios de memoria, una iniciativa que, además de recolectar los testimonios de mujeres y personas LGBTIQ+ del Putumayo, Cauca, Valle del Cauca y Chocó, apuntaba a ser un ejercicio catártico. Según Jenny Diaz Muñoz, curadora de la exposición, los laboratorios fueron espacios para generar debates lejos de marcos académicos. (Latinoamérica mejora su situación en discriminación de género, según la OCDE)
Entre performances, tejidos y poemas, OTR+S FUTUR+S SON POSIBLES cuestiona la forma en que se ha relatado el conflicto armado. Así, pretende tomar distancia de una mirada revictimizante sobre la guerra. Por eso, las mujeres y personas con orientaciones sexuales y de género diversas que participaron en los rituales relatan las violencias que afrontaron, pero también comparten lo que, en sus propias palabras, sería “una futura” femenina y diversa en la que se respeten las diferencias sexuales y políticas.
“No puede haber construcción de memoria sin que se tenga en cuenta el enfoque de género y la mirada de las mujeres y personas LGBTIQ+. Construir paz no es solo dejar las armas y el conflicto, sino que tengamos igualdad de oportunidades”, comenta Susana Mejía, coordinadora de proyectos de la Red Nacional de Mujeres. Más allá de un registro del proceso realizado con las comunidades, la exposición invita a preguntarse “¿qué es memoria?”, y debatir sobre la diferencia y la aceptación.
Cada una de las acciones rituales es resultado del contexto cultural de cada territorio. Desde Cauca, la muestra tiene el nombre “Reuniendo a la chusmamenta”, que quiso resignificar la carga colonial de lugares como el Puente del Humilladero en Popayán. “Agustina soy”, del Chocó, recoge las memorias de Agustina, una mujer esclavizada del siglo XVIII, cuya lucha contra su amo y agresor fue recogida en la tradición oral. Desde el Putumayo, “Tejeterra” buscó hacer frente al tejido social fragmentado y traducir y resignificar los sucesos dolorosos sucedidos en el territorio. Y el Valle del Cauca muestra “La Balsada Futura”, la cual resignifica el mar como lugar de vida. (Por su defensa de la Amazonia en Brasil, Alessandra Korap recibe Premio Goldman)
Además de las acciones artísticas, la exposición pone en contexto los efectos que el conflicto armado ha causado en las comunidades. Por ejemplo, en el caso del Valle del Cauca, según el Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica, entre 1997 y el 2021, 97 personas fueron desaparecidas forzadamente en Buenaventura. Sin embargo, los registros de la Fiscalía dan cuenta de 1.128 procesos por desaparición forzada para ese mismo lapso de tiempo. Por eso, la exposición cita al Informe Final de la Comisión de la Verdad, el cual afirma que “ni las entidades del Estado tienen la certeza de la dimensión de la desaparición forzada en Buenaventura”.
En palabras de Judy Jacanamejoy, mujer Kamëntsa (comunidad indígena del Putumayo), quien participó en el proceso de creación colectiva, esta es una exposición que pone la “resistencia para trenzar el dolor y sanar mi cuerpo, caminar la memoria y contar la historia diversa sin miedo a vivir”. Por ello, el cuerpo y el entorno de las mujeres y personas LGBTIQ+ que fueron transformados en acciones artísticas se convierten en el medio para denunciar y exigir que sus vidas sean respetadas. (ONU pide prestar más atención a derechos de las mujeres que al aumento de población)
También, en el marco de esta iniciativa de construcción de la memoria, este jueves 27 de abril a las 4:00 p.m. se realizará el conversatorio “De Memorias, Costuras y Remiendos”, en el que se hablará sobre el tejido como un proceso de encuentro y sanación para las mujeres y personas LGBTIQ+. Por su parte, el jueves 4 de mayo a las 3:00 p.m. tendrá lugar el lanzamiento del libro con el archivo testimonial de todas las acciones realizadas.
“Mujeres y personas LGTBIQ+; negras, mestizas, indígenas, campesinas, artistas, lideresas, víctimas, activistas, amas de casa, los raros y menos raros, cansadas de ser usadas como territorios de poder y de guerra, pedimos su atención”. Así inicia el recorrido por OTR+S FUTUR+S SON POSIBLES, una exposición gestionada por la Red Nacional de Mujeres que busca aportar a la construcción de la memoria del conflicto armado en Colombia desde los territorios y con un enfoque de género diverso. (Acuerdo de Paz: políticas hacia mujeres y población LGBTIQ+ están en estado grave)
La muestra compuesta de cuatro altares rituales es resultado de los laboratorios de memoria, una iniciativa que, además de recolectar los testimonios de mujeres y personas LGBTIQ+ del Putumayo, Cauca, Valle del Cauca y Chocó, apuntaba a ser un ejercicio catártico. Según Jenny Diaz Muñoz, curadora de la exposición, los laboratorios fueron espacios para generar debates lejos de marcos académicos. (Latinoamérica mejora su situación en discriminación de género, según la OCDE)
Entre performances, tejidos y poemas, OTR+S FUTUR+S SON POSIBLES cuestiona la forma en que se ha relatado el conflicto armado. Así, pretende tomar distancia de una mirada revictimizante sobre la guerra. Por eso, las mujeres y personas con orientaciones sexuales y de género diversas que participaron en los rituales relatan las violencias que afrontaron, pero también comparten lo que, en sus propias palabras, sería “una futura” femenina y diversa en la que se respeten las diferencias sexuales y políticas.
“No puede haber construcción de memoria sin que se tenga en cuenta el enfoque de género y la mirada de las mujeres y personas LGBTIQ+. Construir paz no es solo dejar las armas y el conflicto, sino que tengamos igualdad de oportunidades”, comenta Susana Mejía, coordinadora de proyectos de la Red Nacional de Mujeres. Más allá de un registro del proceso realizado con las comunidades, la exposición invita a preguntarse “¿qué es memoria?”, y debatir sobre la diferencia y la aceptación.
Cada una de las acciones rituales es resultado del contexto cultural de cada territorio. Desde Cauca, la muestra tiene el nombre “Reuniendo a la chusmamenta”, que quiso resignificar la carga colonial de lugares como el Puente del Humilladero en Popayán. “Agustina soy”, del Chocó, recoge las memorias de Agustina, una mujer esclavizada del siglo XVIII, cuya lucha contra su amo y agresor fue recogida en la tradición oral. Desde el Putumayo, “Tejeterra” buscó hacer frente al tejido social fragmentado y traducir y resignificar los sucesos dolorosos sucedidos en el territorio. Y el Valle del Cauca muestra “La Balsada Futura”, la cual resignifica el mar como lugar de vida. (Por su defensa de la Amazonia en Brasil, Alessandra Korap recibe Premio Goldman)
Además de las acciones artísticas, la exposición pone en contexto los efectos que el conflicto armado ha causado en las comunidades. Por ejemplo, en el caso del Valle del Cauca, según el Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica, entre 1997 y el 2021, 97 personas fueron desaparecidas forzadamente en Buenaventura. Sin embargo, los registros de la Fiscalía dan cuenta de 1.128 procesos por desaparición forzada para ese mismo lapso de tiempo. Por eso, la exposición cita al Informe Final de la Comisión de la Verdad, el cual afirma que “ni las entidades del Estado tienen la certeza de la dimensión de la desaparición forzada en Buenaventura”.
En palabras de Judy Jacanamejoy, mujer Kamëntsa (comunidad indígena del Putumayo), quien participó en el proceso de creación colectiva, esta es una exposición que pone la “resistencia para trenzar el dolor y sanar mi cuerpo, caminar la memoria y contar la historia diversa sin miedo a vivir”. Por ello, el cuerpo y el entorno de las mujeres y personas LGBTIQ+ que fueron transformados en acciones artísticas se convierten en el medio para denunciar y exigir que sus vidas sean respetadas. (ONU pide prestar más atención a derechos de las mujeres que al aumento de población)
También, en el marco de esta iniciativa de construcción de la memoria, este jueves 27 de abril a las 4:00 p.m. se realizará el conversatorio “De Memorias, Costuras y Remiendos”, en el que se hablará sobre el tejido como un proceso de encuentro y sanación para las mujeres y personas LGBTIQ+. Por su parte, el jueves 4 de mayo a las 3:00 p.m. tendrá lugar el lanzamiento del libro con el archivo testimonial de todas las acciones realizadas.