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“No sé cuánto más se va a tardar para que se haga justicia”, dice una de las protagonistas del documental “La reparación”, de la directora argentina Alejandra Perdomo, mientras le escribe una carta al fiscal encargado de su caso. La cinta que aborda el abuso sexual en las infancias, un tema fuertemente silenciado, relata las historias de adultos que son sobrevivientes y han tenido que enfrentar la indiferencia, el desinterés social y la ineficiencia del sistema judicial. (Agéndese para ver ‘No Odiarás’ en el Festival Internacional de Cine por los DD.HH)
Perdomo presenta un relato grupal entre testimonios, especialistas y colectivos activistas desde una perspectiva feminista y de género. La película forma parte de la selección oficial del Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos y se estará presentando el sábado 19 de noviembre, Día Internacional de la Lucha contra los Abusos Sexuales en las Infancias y Adolescencias. Además, es totalmente accesible para personas con discapacidad visual o auditiva. (En video: Ser una persona sorda y LGTBIQ+)
El documental pone en discusión un tema incómodo del que nadie quiere hablar y del que existe también un alto subregistro. El más reciente informe de UNICEF, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, sobre violencia infantil en América Latina y el Caribe cuenta que los niveles de violencia sexual en menores varían desde el 1% hasta el 25%. Esto se debe en gran medida a las diferencias en las definiciones para clasificar qué se considera violencia sexual en cada país.
En el caso de Colombia, un abuso sexual comprende todo acto o comportamiento de tipo sexual que se aprovecha de condiciones de indefensión, desigualdad y relaciones de poder. Según Medicina Legal, la mayoría de los casos que se presentan son de menores entre los 10 y 14 años. Asimismo, la Policía reveló que, en lo que va corrido del año, se tiene registro de 24.149 casos de violencia sexual en infancia y adolescencia. (Mujer se queja de que comisaría no quería atenderla por violencia intrafamiliar)
Los porcentajes más altos del abuso sexual contra menores ocurren en el ámbito familiar más cercano, siendo este uno de los enfoques que aborda el documental. En Argentina la cifra es del 85%, por su parte, en Colombia equivale al 70%, según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF. “Nadie quiere tener un abusador o una abusadora en su familia y le resulta difícil a esa niña o niño poder contarlo. Después se encuentra con acusaciones de que está mintiendo, ¿cómo podría una niñez inventar semejante cosa?”, afirma la directora.
Bajo el lema “que arda el miedo” y “yo sí te creo”, esta película, según su creadora, obedece a una crítica de cómo operan la justicia, la iglesia y el patriarcado. De igual forma, los seis testimonios que presenta llevan a un lugar común: el abuso de poder y el encubrimiento a los abusadores, que en su mayoría son varones. Todos los casos que recopila ya habían sido denunciados públicamente y en medios, como el del diseñador de alta costura Roberto Piazza, quien impulsó una ley contra la prescripción de las denuncias de abuso a menores en Argentina. (¿A las mujeres les gusta el maltrato? | Las Igualadas)
Una de las historias que cuenta el film es la de Daniel Sgardeli, quien fue estudiante del Instituto Próvolo, una escuela católica para personas sordas de la que se conocen múltiples casos de abuso sexual a sus estudiantes. “Es terrible el abuso contra una niñez y encima pensar que, desde la iglesia, abusan de niñas y niños sordos es desgarrador”, afirma Perdomo. Así, ella siente que la incomodidad que puede llegar a generar “La reparación” en la audiencia sirve para concientizar, denunciar que los delitos no permanezcan impunes y que las personas no sean cómplices desde la indiferencia.
Para Alejandra Perdomo, abordar esta temática es una decisión política que implica trabajar con perspectiva de género para intentar contribuir a que estos delitos salgan a la luz. Uno de los objetivos que tiene con generar este tipo de relato sobre violencia y violación a los derechos humanos en la infancia y adolescencia es instalarlo en la agenda pública para trabajar en pro de la prevención y la educación. Por eso, la documentalista argentina cree completamente que “el silencio solo beneficia a los abusadores y lo personal siempre es político”.