Las médicas y los médicos que defienden el derecho al aborto en Colombia
El Grupo Médico por el Derecho a Decidir se gestó hace más de 10 años. Con su trabajo de investigación científica, sustenta por qué abortar es un derecho y un servicio médico esencial.
Pilar Cuartas Rodríguez
Laura Gil Burbano es ginecóloga, feminista y cristiana. Nació en una familia protestante, su papá es bioquímico y su mamá, química farmacéutica. La evidencia científica siempre ha estado sobre la mesa en su casa, en especial cuando se habla de aborto y anticoncepción. Y aunque hay quienes creen que el espíritu científico va en contravía de las creencias religiosas, Laura ha unido a ambos en una misma fórmula. El valor cristiano del servicio es el mismo que la motiva para investigar sobre el aborto y practicarlo como un procedimiento de salud esencial para que las mujeres, los hombres trans, quienes se identifican como no binaries y las demás personas gestantes tengan una vida digna. (Pañuelo verde: significado e historia de la prenda pro aborto)
Ella es una de las cinco fundadoras del Grupo Médico por el Derecho a Decidir en Colombia, que hoy cuenta con 65 médicos y médicas inscritas, especializadas en áreas como ginecología, psiquiatría, interna y anestesiología. Son profesionales de la salud dedicados a investigar el aborto como derecho y a argumentar, desde la ciencia, su necesidad y utilidad. Se conformó oficialmente en 2018, pero su trabajo inició en 2010, cuando Ana Cristina González, médica y activista, trajo al país el modelo que se estaba implementando para apoyar el aborto en Estados Unidos, con la organización Médicos por el Derecho a Decidir y, más adelante, con Global Doctor for Choice. (Abortar siendo hombre trans o persona no binarie)
En esencia, son grupos de médicas y médicos dedicados a estudiar los derechos sexuales y reproductivos, en especial los de las mujeres, para hacer incidencia política. Buscan dar argumentos médicos a favor de la autonomía de las mujeres y estos se convierten, a su vez, en insumos para demandas, leyes, políticas públicas y documentos oficiales que terminan por transformar la realidad para muchas de ellas. (8 claves que debes saber cuando abortes en el sistema de salud de Colombia)
El Grupo Médico por el Derecho a Decidir se gestó hace más de una década, a través de reuniones anuales para hacer catarsis y compartir las experiencias de las que sus integrantes eran testigos en los hospitales y centros de salud. En estos lugares se inventaban barreras para que las mujeres no pudieran acceder a un aborto seguro, pese a que una sentencia de la Corte Constitucional lo había despenalizado en 2006 y en tres causales como, por ejemplo, si la vida de la mujer o la salud estaban en peligro, si el feto presentaba malformaciones y si el embarazo era producto de una violación.
Nadie olvida de aquella época que una psiquiatra contó que le pegaron con una historia clínica, porque certificó que una mujer necesitaba abortar, pues el embarazo ponía en riesgo su salud. A otras les echaron pegamento en los candados de sus casilleros y a unas cuantas más les pincharon las llantas de sus carros. Las médicas y los médicos que practicaban abortos legales, reconocidos como tal por la jurisprudencia de la Corte, eran estigmatizados y maltratados en un sistema de salud que se rehusaba a cumplir las órdenes de los magistrados y se resistía a ver el aborto voluntario como un derecho.
Rápidamente, el grupo médico entendió que no quería ser un espacio de apoyo o desahogo, sino de investigación científica e incidencia política, para combatir las mentiras médicas sobre el aborto: “se puede morir por abortar”, “es pecado”, “después no se puede tener hijos”. Laura Gil y sus compañeras ya lo habían vivido en las facultades de medicina y no querían repetirlo. (En video: así se vivió la marcha por el aborto legal y seguro en Bogotá)
“Queríamos ser una voz seria basada en la evidencia que hablara desde la ética, porque sí aplicamos los principios de la bioética cuando defendemos la autonomía de las pacientes. Empezamos, entonces, a escribir documentos de posición. El primero fue sobre salud mental y aborto, porque uno de los grandes clichés es creer que el aborto afecta y tiene consecuencias en la salud mental. Esos son inventos que buscan coaccionar a las mujeres”, afirma la doctora Laura Gil. En video: así fue el festejo de la despenalización del aborto afuera de la Corte
Luego, la Corte Constitucional comenzó a llamar al grupo para que presentara conceptos en calidad de expertos en casos de abortos y así lograron investigar más sobre las barreras que el sistema de salud seguía imponiendo a las mujeres, que desesperadas acudían al máximo tribunal. También han elaborado peritajes y conceptos técnicos a nivel internacional, como sucedió en el proceso que llevó a la despenalización por violación en Ecuador y en dos casos sobre derechos sexuales y reproductivos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. (Aborto en Colombia: las 39 veces que se pudo despenalizar y el Congreso no lo hizo)
Durante la pandemia, se pronunciaron también para evidenciar que el aborto se estaba dilatando y que debía ser considerado un servicio esencial. Más recientemente, el grupo médico asesoró al Ministerio de Salud en la resolución que en enero pasado unificó y clarificó las reglas para que los profesionales de la salud garanticen el aborto a quienes lo solicitan. No da lineamientos nuevos, porque recopila lo que por años había dicho la Corte Constitucional, pero sí se convirtió en una hoja de ruta con la que el sistema ya no tiene excusas para poner obstáculos.
En dicho documento, el Ministerio de Salud ratifica, por ejemplo, que, si eres menor de edad, puedes decidir abortar de forma autónoma sin que sea necesaria la autorización de terceros. Si eres migrante también podrás acceder a la interrupción voluntaria del embarazo. Además, que la decisión pertenece a tu esfera íntima y no pueden obligarte a llevar acompañante. Y que el aborto se considera esencial y de carácter urgente, por lo tanto, siempre se deberá llevar a cabo de forma inmediata. Solo en casos excepcionales y justificados, se podrá prever un plazo máximo de hasta cinco días. No hay cobros de copagos ni cuotas moderadoras. “Con la penalización disminuimos la calidad de los abortos”: ginecóloga Laura Gil
Pero uno de los mayores logros del Grupo Médico por el Derecho a Decidir es hacer parte del movimiento Causa Justa, que justamente hace un año, el 21 de febrero de 2022, logró que la Corte Constitucional despenalizara el aborto por completo hasta la semana 24. Es decir, hoy las mujeres en Colombia pueden interrumpir voluntariamente su embarazo sin tener que justificar una razón y, después de ese plazo, se activa el antiguo sistema de causales que existe desde 2006. Diana Fajardo: la única mujer que dijo “Sí” al aborto en la Corte Constitucional
Las médicas argumentaron que, cuando el aborto se practica en condiciones de seguridad y oportunidad, las mujeres gozan de una vida más saludable, se evitan muertes y la pérdida de años de vida saludables. “Por tener penalizado el aborto, Colombia perdió la oportunidad de salvar la vida de 528 mujeres en los últimos años y de haber ahorrado más de $135.000 millones al sistema de salud”, afirmaron las profesionales.
Laura Gil se siente orgullosa de ese argumento. Considera que por fin las médicas y los médicos que defienden los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres están saliendo de la estigmatización y, en vez de sentir miedo, ella siente orgullo. Hoy, el país es otro. Cuando estudió Medicina en la Universidad Nacional, hacia 1994, el aborto era delito sin excepciones y sus profesores de pregrado solo le enseñaron a tenerle miedo y a verlo como una deshonra. (¿Quiénes son las “personas gestantes” en la sentencia que despenalizó el aborto?)
La cátedra feminista que le dictó Florence Thomas se convirtió en uno de sus salvavidas. Pero fue durante la especialización y la residencia que encontró las primeras pautas para atender de forma integral las complicaciones por abortos. Su mentor fue el médico Pío Iván Gómez Sánchez, a quien considera uno de los precursores de estos temas. En ese espacio “progresista”, para esos tiempos, aprendió que la mayoría de las mujeres tenían complicaciones por abortos porque no existía el aborto legal y seguro, y que ellas no debían ser estigmatizadas, tenían que recibir asesoría psicológica y en anticoncepción. Y que eran pacientes, no criminales, y merecían un trato digno, con buen manejo de dolor y técnicas adecuadas que les permitiera irse rápido a sus casas.
De aquella época, aun le parece injusto que las hijas de la trabajadora doméstica de su casa hayan tenido que continuar sus embarazos sin desearlo. Que se hayan convertido en madre a los 13 años y ejercieran una maternidad obligada, mientras ella se graduaba del colegio, ingresaba a la universidad, elegía libremente lo que quería hacer con su vida y accedía a información sobre anticoncepción y sexualidad. También le parece injusto haber visto a tantas mujeres en sus rotaciones clínicas que quedaron embarazadas porque ni siquiera existían para las EPS y no tenían dinero para comprar unas pastillas anticonceptivas en la farmacia.
“A través de toda la teoría feminista, empecé a reflexionar sobre esta manipulación del cuerpo de la mujer. La reproducción es muy linda y poderosa como para que se vuelva una forma de manipular. Las mujeres tienen que ser mamás cuando quieran, de una forma feliz, como resultado del amor, el deseo, no necesariamente planeado”, reflexiona Gil. Después, conoció a Mónica Roa, una de las abogadas que logró la despenalización en 2006, y aprendió que un embarazo no deseado puede afectar la salud de las mujeres, pero la salud es un concepto integral que abarca no solo lo físico, sino también lo mental y el bienestar social.
Laura Gil define el aborto como una opción que salva vidas, evita maternidades no deseadas y ayuda a replantear conductas en salud. “Cuando tú pasas por un aborto, entiendes muchas cosas a las que depronto no les había dado importancia antes. Buscas una mejor asesoría anticonceptiva. A veces entiendes que estás es una relación abusiva o comprendes lo importante que era la maternidad para ti, a pesar de que nunca pensaste en ser mamá. Finalmente, el aborto es un servicio médico esencial y es el reflejo del respeto a la autonomía de las personas que pueden quedar en embarazo”, concluye.
Laura Gil es la representante legal, directora ejecutiva y miembro de la junta directiva del Grupo Médico por el Derecho a Decidir. Aunque celebra todo lo que se ha avanzado en el país en materia de aborto, sigue creyendo que la criminalización persiste y que, para erradicarla, hay que eliminar el delito del Código Penal. Un propósito que sigue manteniendo el movimiento de mujeres en Colombia y que promete volver a dar una pelea jurídica para lograrlo.
Laura Gil Burbano es ginecóloga, feminista y cristiana. Nació en una familia protestante, su papá es bioquímico y su mamá, química farmacéutica. La evidencia científica siempre ha estado sobre la mesa en su casa, en especial cuando se habla de aborto y anticoncepción. Y aunque hay quienes creen que el espíritu científico va en contravía de las creencias religiosas, Laura ha unido a ambos en una misma fórmula. El valor cristiano del servicio es el mismo que la motiva para investigar sobre el aborto y practicarlo como un procedimiento de salud esencial para que las mujeres, los hombres trans, quienes se identifican como no binaries y las demás personas gestantes tengan una vida digna. (Pañuelo verde: significado e historia de la prenda pro aborto)
Ella es una de las cinco fundadoras del Grupo Médico por el Derecho a Decidir en Colombia, que hoy cuenta con 65 médicos y médicas inscritas, especializadas en áreas como ginecología, psiquiatría, interna y anestesiología. Son profesionales de la salud dedicados a investigar el aborto como derecho y a argumentar, desde la ciencia, su necesidad y utilidad. Se conformó oficialmente en 2018, pero su trabajo inició en 2010, cuando Ana Cristina González, médica y activista, trajo al país el modelo que se estaba implementando para apoyar el aborto en Estados Unidos, con la organización Médicos por el Derecho a Decidir y, más adelante, con Global Doctor for Choice. (Abortar siendo hombre trans o persona no binarie)
En esencia, son grupos de médicas y médicos dedicados a estudiar los derechos sexuales y reproductivos, en especial los de las mujeres, para hacer incidencia política. Buscan dar argumentos médicos a favor de la autonomía de las mujeres y estos se convierten, a su vez, en insumos para demandas, leyes, políticas públicas y documentos oficiales que terminan por transformar la realidad para muchas de ellas. (8 claves que debes saber cuando abortes en el sistema de salud de Colombia)
El Grupo Médico por el Derecho a Decidir se gestó hace más de una década, a través de reuniones anuales para hacer catarsis y compartir las experiencias de las que sus integrantes eran testigos en los hospitales y centros de salud. En estos lugares se inventaban barreras para que las mujeres no pudieran acceder a un aborto seguro, pese a que una sentencia de la Corte Constitucional lo había despenalizado en 2006 y en tres causales como, por ejemplo, si la vida de la mujer o la salud estaban en peligro, si el feto presentaba malformaciones y si el embarazo era producto de una violación.
Nadie olvida de aquella época que una psiquiatra contó que le pegaron con una historia clínica, porque certificó que una mujer necesitaba abortar, pues el embarazo ponía en riesgo su salud. A otras les echaron pegamento en los candados de sus casilleros y a unas cuantas más les pincharon las llantas de sus carros. Las médicas y los médicos que practicaban abortos legales, reconocidos como tal por la jurisprudencia de la Corte, eran estigmatizados y maltratados en un sistema de salud que se rehusaba a cumplir las órdenes de los magistrados y se resistía a ver el aborto voluntario como un derecho.
Rápidamente, el grupo médico entendió que no quería ser un espacio de apoyo o desahogo, sino de investigación científica e incidencia política, para combatir las mentiras médicas sobre el aborto: “se puede morir por abortar”, “es pecado”, “después no se puede tener hijos”. Laura Gil y sus compañeras ya lo habían vivido en las facultades de medicina y no querían repetirlo. (En video: así se vivió la marcha por el aborto legal y seguro en Bogotá)
“Queríamos ser una voz seria basada en la evidencia que hablara desde la ética, porque sí aplicamos los principios de la bioética cuando defendemos la autonomía de las pacientes. Empezamos, entonces, a escribir documentos de posición. El primero fue sobre salud mental y aborto, porque uno de los grandes clichés es creer que el aborto afecta y tiene consecuencias en la salud mental. Esos son inventos que buscan coaccionar a las mujeres”, afirma la doctora Laura Gil. En video: así fue el festejo de la despenalización del aborto afuera de la Corte
Luego, la Corte Constitucional comenzó a llamar al grupo para que presentara conceptos en calidad de expertos en casos de abortos y así lograron investigar más sobre las barreras que el sistema de salud seguía imponiendo a las mujeres, que desesperadas acudían al máximo tribunal. También han elaborado peritajes y conceptos técnicos a nivel internacional, como sucedió en el proceso que llevó a la despenalización por violación en Ecuador y en dos casos sobre derechos sexuales y reproductivos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. (Aborto en Colombia: las 39 veces que se pudo despenalizar y el Congreso no lo hizo)
Durante la pandemia, se pronunciaron también para evidenciar que el aborto se estaba dilatando y que debía ser considerado un servicio esencial. Más recientemente, el grupo médico asesoró al Ministerio de Salud en la resolución que en enero pasado unificó y clarificó las reglas para que los profesionales de la salud garanticen el aborto a quienes lo solicitan. No da lineamientos nuevos, porque recopila lo que por años había dicho la Corte Constitucional, pero sí se convirtió en una hoja de ruta con la que el sistema ya no tiene excusas para poner obstáculos.
En dicho documento, el Ministerio de Salud ratifica, por ejemplo, que, si eres menor de edad, puedes decidir abortar de forma autónoma sin que sea necesaria la autorización de terceros. Si eres migrante también podrás acceder a la interrupción voluntaria del embarazo. Además, que la decisión pertenece a tu esfera íntima y no pueden obligarte a llevar acompañante. Y que el aborto se considera esencial y de carácter urgente, por lo tanto, siempre se deberá llevar a cabo de forma inmediata. Solo en casos excepcionales y justificados, se podrá prever un plazo máximo de hasta cinco días. No hay cobros de copagos ni cuotas moderadoras. “Con la penalización disminuimos la calidad de los abortos”: ginecóloga Laura Gil
Pero uno de los mayores logros del Grupo Médico por el Derecho a Decidir es hacer parte del movimiento Causa Justa, que justamente hace un año, el 21 de febrero de 2022, logró que la Corte Constitucional despenalizara el aborto por completo hasta la semana 24. Es decir, hoy las mujeres en Colombia pueden interrumpir voluntariamente su embarazo sin tener que justificar una razón y, después de ese plazo, se activa el antiguo sistema de causales que existe desde 2006. Diana Fajardo: la única mujer que dijo “Sí” al aborto en la Corte Constitucional
Las médicas argumentaron que, cuando el aborto se practica en condiciones de seguridad y oportunidad, las mujeres gozan de una vida más saludable, se evitan muertes y la pérdida de años de vida saludables. “Por tener penalizado el aborto, Colombia perdió la oportunidad de salvar la vida de 528 mujeres en los últimos años y de haber ahorrado más de $135.000 millones al sistema de salud”, afirmaron las profesionales.
Laura Gil se siente orgullosa de ese argumento. Considera que por fin las médicas y los médicos que defienden los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres están saliendo de la estigmatización y, en vez de sentir miedo, ella siente orgullo. Hoy, el país es otro. Cuando estudió Medicina en la Universidad Nacional, hacia 1994, el aborto era delito sin excepciones y sus profesores de pregrado solo le enseñaron a tenerle miedo y a verlo como una deshonra. (¿Quiénes son las “personas gestantes” en la sentencia que despenalizó el aborto?)
La cátedra feminista que le dictó Florence Thomas se convirtió en uno de sus salvavidas. Pero fue durante la especialización y la residencia que encontró las primeras pautas para atender de forma integral las complicaciones por abortos. Su mentor fue el médico Pío Iván Gómez Sánchez, a quien considera uno de los precursores de estos temas. En ese espacio “progresista”, para esos tiempos, aprendió que la mayoría de las mujeres tenían complicaciones por abortos porque no existía el aborto legal y seguro, y que ellas no debían ser estigmatizadas, tenían que recibir asesoría psicológica y en anticoncepción. Y que eran pacientes, no criminales, y merecían un trato digno, con buen manejo de dolor y técnicas adecuadas que les permitiera irse rápido a sus casas.
De aquella época, aun le parece injusto que las hijas de la trabajadora doméstica de su casa hayan tenido que continuar sus embarazos sin desearlo. Que se hayan convertido en madre a los 13 años y ejercieran una maternidad obligada, mientras ella se graduaba del colegio, ingresaba a la universidad, elegía libremente lo que quería hacer con su vida y accedía a información sobre anticoncepción y sexualidad. También le parece injusto haber visto a tantas mujeres en sus rotaciones clínicas que quedaron embarazadas porque ni siquiera existían para las EPS y no tenían dinero para comprar unas pastillas anticonceptivas en la farmacia.
“A través de toda la teoría feminista, empecé a reflexionar sobre esta manipulación del cuerpo de la mujer. La reproducción es muy linda y poderosa como para que se vuelva una forma de manipular. Las mujeres tienen que ser mamás cuando quieran, de una forma feliz, como resultado del amor, el deseo, no necesariamente planeado”, reflexiona Gil. Después, conoció a Mónica Roa, una de las abogadas que logró la despenalización en 2006, y aprendió que un embarazo no deseado puede afectar la salud de las mujeres, pero la salud es un concepto integral que abarca no solo lo físico, sino también lo mental y el bienestar social.
Laura Gil define el aborto como una opción que salva vidas, evita maternidades no deseadas y ayuda a replantear conductas en salud. “Cuando tú pasas por un aborto, entiendes muchas cosas a las que depronto no les había dado importancia antes. Buscas una mejor asesoría anticonceptiva. A veces entiendes que estás es una relación abusiva o comprendes lo importante que era la maternidad para ti, a pesar de que nunca pensaste en ser mamá. Finalmente, el aborto es un servicio médico esencial y es el reflejo del respeto a la autonomía de las personas que pueden quedar en embarazo”, concluye.
Laura Gil es la representante legal, directora ejecutiva y miembro de la junta directiva del Grupo Médico por el Derecho a Decidir. Aunque celebra todo lo que se ha avanzado en el país en materia de aborto, sigue creyendo que la criminalización persiste y que, para erradicarla, hay que eliminar el delito del Código Penal. Un propósito que sigue manteniendo el movimiento de mujeres en Colombia y que promete volver a dar una pelea jurídica para lograrlo.