Mujer asesinada en Valle: cuando un feminicidio ocurre en el espacio público
Diana Serna fue asesinada por su expareja en la calle, de día y a la vista de todos. Para expertas en violencias de género, los feminicidios que ocurren en el espacio público demuestra que aún persiste la creencia de que las mujeres son propiedad de sus parejas y que ellos tienen el poder de decidir sobre sus vidas.
Mariana Escobar Bernoske
La mañana del pasado lunes 22 de enero, Diana Carolina Serna, de 38 años, fue degollada en la vía pública por su expareja en el municipio de La Unión, Valle del Cauca. Hernando de Jesús Suárez, a quien ya la Fiscalía le imputó el delito de feminicidio agravado, la persiguió con un machete en la mano mientras ella corría por su vida. Los habitantes de la zona trataron de auxiliarla, pero murió al instante.
Suárez, de 44 años, tenía antecedentes por violencia intrafamiliar y extorsión. Según la información brindada por las autoridades, él había salido de la cárcel recientemente por buen comportamiento y le habían otorgado un permiso de 72 horas. Tras el feminicidio y posterior captura, la Fiscalía determinó que debe cumplir con una medida de aseguramiento y estaría a la espera de una sentencia de entre 20 y 40 años.
Contexto: A la cárcel fue enviado el hombre que asesinó a Diana Carolina Serna en La Unión
La muerte de Diana Serna refleja por qué los feminicidios son la forma más extrema de violencia en contra de la mujer. Además, según especialistas, el que los hechos ocurrieron “a plena luz del día” en el espacio público y frente a decenas de transeúntes, evidencia que está arraigada en la sociedad la idea que las mujeres son propiedad de los hombres y que son ellos los que deciden sobre sus vidas. Uno de los móviles del delito del feminicidio.
“Este caso nos está demostrando que la violencia se exacerba y cada vez los hechos van a ser más agresivos porque es una forma de control, una forma de poder que los varones creen que aún tienen sobre nosotras”, dice Carlota Alméciga, socióloga especialista en asuntos de género y política social. Para ella, hoy todavía persiste en la sociedad un imaginario de que las violencias basadas en género, e incluso los feminicidios, son un asunto que se trata en privado y por eso hay una dificultad muy grande en la prevención e intervención.
Por su parte, Karol Martínez, directora de la Clínica de Violencia Intrafamiliar de la Universidad del Rosario, señala que cuando los casos de feminicidio ocurren en el espacio público se pueden leer desde el tema de la rabia que puede tener la persona que comete este tipo de agresiones. “Es un contexto muy violento, de ‘no me importa que me capturen porque tú eres mi mujer y tengo el derecho’ y condiciona mucho el que las personas alrededor no intervengan”, comenta.
En video: Conoce una señal para pedir ayuda | Las Igualadas
Algo que las fuentes consultadas por este diario enfatizan es que el feminicidio de Diana ocurrió a las 7:00 am mientras ella se dirigía a su trabajo. Esto, según ellas, muestra cómo los agresores suelen conocer las rutinas de sus víctimas e incluso esperan un momento de indefensión. Es alarmante como algunos perpetradores quieren mostrarle a la gente que quienes deciden sobre la vida y la muerte de las víctimas son ellos”, agrega María Vega, directora de Justicia para Todas. Por eso, no se trata necesariamente de que las buscan cuando están solas.
En Colombia casi que cada día una mujer es asesinada, pero en el país no existe una única cifra oficial sobre el número de feminicidios que ocurren. De acuerdo con el Observatorio de Feminicidios Colombia de la Red Feminista Antimilitarista, en el 2023 hubo 520 casos de feminicidios, de los cuales 50 ocurrieron en el departamento del Valle del Cauca. Asimismo, Carol Rojas, analista del observatorio, hace énfasis en que entre 40 y 60 de los feminicidios a nivel nacional se registraron en algún tipo de espacio público.
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Por su parte, la Secretaría de Equidad y Género del Valle señala que el año pasado se registraron 16 feminicidios en el departamento. Sin embargo, los datos abiertos de conteo de víctimas de la Fiscalía con corte a 30 de septiembre de 2023, reportados por el Observatorio de Género del Valle, dan cuenta de al menos 61 víctimas de feminicidios.
“El feminicidio es la cuspide de las violencias y se debe atender también el contexto en que ellas se encuentran y como en las comunidades persiste la idea en los hombres de ‘si no eres para mi, no serás de nadie’”, reflexiona Natalia Escobar, doctora en Ciencias Sociales e investigadora del Observatorio para la Equidad de las Mujeres de la universidad Icesi en Cali. En lo corrido de 2024, en menos de una semana, en el Valle del Cauca tres mujeres fueron asesinadas.
Menos de 48 horas después del caso de Diana, en La Unión, una mujer murió producto de disparos; las autoridades aún investigan si se trata de un posible feminicidio. Y, en Buenaventura, una niña de 13 años fue asesinada por su padrastro. Según el reporte de la Policía, el hombre llegó hasta la vivienda de su expareja y, al no encontrarla en casa, atacó a la menor, quien trató de huir de la casa.
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María Daniela Villamil, profesora en la asignatura Derecho y Género de la Universidad Externado, explica que en los casos de feminicidio que ocurren en el espacio público surge la pregunta de si el agresor quería hacer visible ese “castigo social” o no. Para la abogada, esa intención de quienes cometen el crimen no está necesariamente probada, sobre todo cuando se trata de violencia en pareja. “Pero lo cierto es que hemos identificado que estos son actos que disparan otras formas de violencia y son leídos, en este caso, por otras mujeres como un riesgo de algo que potencialmente les puede ocurrir si dejan a sus parejas o si los denuncian de violencia familiar”, añade.
Usuarios en redes sociales también han cuestionado por qué nadie interveno en la calle para evitar el feminicidio de Diana. Sin embargo, como señala Yoldana Cabanzo Pesca, psicologa clínica y comunitaria, parte de la Red de Psicólogas Feministas en Colombia,esto se debe observar desde dos frentes. Primero, cuando se está hablando de una violencia tan extrema, como el feminicidio, la reacción más común que se tiene frente a una persona armada es la de supervivencia. Y segundo, porque no hay una educación sobre cómo actuar realmente ante estas violencias. No se trata de una falta de empatía, sino más bien que nadie sabe cómo va a reaccionar ante un suceso como este.
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Algo que cree Ana Paola Tinoco, profesora de violencias de género y derechos humanos, es que es lamentable que sean feminicidios como el de Diana los que realmente lleven a la sociedad el mensaje de que la violencia machista mata. Por esto, es importante señalar la responsabilidad del Estado en sus fallas del cuidado de víctimas de violencias basadas en género.
Cuando ocurren feminicidios a plena luz del día y en especial en los que el victimario ya tenía antecedentes, surge la pregunta de qué tanto acudir a lo penal y a las autoridades es respuesta para la violencia extrema contra las mujeres. Aunque hay quienes sugieren que son necesarias penas más estrictas y un seguimiento real por parte de las autoridades, las especialistas consultadas aseguran que, si no hay una prevención real desde lo social y educativo, no es posible atender las causas estructurales y menos proteger la vida de las víctimas.
La mañana del pasado lunes 22 de enero, Diana Carolina Serna, de 38 años, fue degollada en la vía pública por su expareja en el municipio de La Unión, Valle del Cauca. Hernando de Jesús Suárez, a quien ya la Fiscalía le imputó el delito de feminicidio agravado, la persiguió con un machete en la mano mientras ella corría por su vida. Los habitantes de la zona trataron de auxiliarla, pero murió al instante.
Suárez, de 44 años, tenía antecedentes por violencia intrafamiliar y extorsión. Según la información brindada por las autoridades, él había salido de la cárcel recientemente por buen comportamiento y le habían otorgado un permiso de 72 horas. Tras el feminicidio y posterior captura, la Fiscalía determinó que debe cumplir con una medida de aseguramiento y estaría a la espera de una sentencia de entre 20 y 40 años.
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La muerte de Diana Serna refleja por qué los feminicidios son la forma más extrema de violencia en contra de la mujer. Además, según especialistas, el que los hechos ocurrieron “a plena luz del día” en el espacio público y frente a decenas de transeúntes, evidencia que está arraigada en la sociedad la idea que las mujeres son propiedad de los hombres y que son ellos los que deciden sobre sus vidas. Uno de los móviles del delito del feminicidio.
“Este caso nos está demostrando que la violencia se exacerba y cada vez los hechos van a ser más agresivos porque es una forma de control, una forma de poder que los varones creen que aún tienen sobre nosotras”, dice Carlota Alméciga, socióloga especialista en asuntos de género y política social. Para ella, hoy todavía persiste en la sociedad un imaginario de que las violencias basadas en género, e incluso los feminicidios, son un asunto que se trata en privado y por eso hay una dificultad muy grande en la prevención e intervención.
Por su parte, Karol Martínez, directora de la Clínica de Violencia Intrafamiliar de la Universidad del Rosario, señala que cuando los casos de feminicidio ocurren en el espacio público se pueden leer desde el tema de la rabia que puede tener la persona que comete este tipo de agresiones. “Es un contexto muy violento, de ‘no me importa que me capturen porque tú eres mi mujer y tengo el derecho’ y condiciona mucho el que las personas alrededor no intervengan”, comenta.
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Algo que las fuentes consultadas por este diario enfatizan es que el feminicidio de Diana ocurrió a las 7:00 am mientras ella se dirigía a su trabajo. Esto, según ellas, muestra cómo los agresores suelen conocer las rutinas de sus víctimas e incluso esperan un momento de indefensión. Es alarmante como algunos perpetradores quieren mostrarle a la gente que quienes deciden sobre la vida y la muerte de las víctimas son ellos”, agrega María Vega, directora de Justicia para Todas. Por eso, no se trata necesariamente de que las buscan cuando están solas.
En Colombia casi que cada día una mujer es asesinada, pero en el país no existe una única cifra oficial sobre el número de feminicidios que ocurren. De acuerdo con el Observatorio de Feminicidios Colombia de la Red Feminista Antimilitarista, en el 2023 hubo 520 casos de feminicidios, de los cuales 50 ocurrieron en el departamento del Valle del Cauca. Asimismo, Carol Rojas, analista del observatorio, hace énfasis en que entre 40 y 60 de los feminicidios a nivel nacional se registraron en algún tipo de espacio público.
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Por su parte, la Secretaría de Equidad y Género del Valle señala que el año pasado se registraron 16 feminicidios en el departamento. Sin embargo, los datos abiertos de conteo de víctimas de la Fiscalía con corte a 30 de septiembre de 2023, reportados por el Observatorio de Género del Valle, dan cuenta de al menos 61 víctimas de feminicidios.
“El feminicidio es la cuspide de las violencias y se debe atender también el contexto en que ellas se encuentran y como en las comunidades persiste la idea en los hombres de ‘si no eres para mi, no serás de nadie’”, reflexiona Natalia Escobar, doctora en Ciencias Sociales e investigadora del Observatorio para la Equidad de las Mujeres de la universidad Icesi en Cali. En lo corrido de 2024, en menos de una semana, en el Valle del Cauca tres mujeres fueron asesinadas.
Menos de 48 horas después del caso de Diana, en La Unión, una mujer murió producto de disparos; las autoridades aún investigan si se trata de un posible feminicidio. Y, en Buenaventura, una niña de 13 años fue asesinada por su padrastro. Según el reporte de la Policía, el hombre llegó hasta la vivienda de su expareja y, al no encontrarla en casa, atacó a la menor, quien trató de huir de la casa.
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María Daniela Villamil, profesora en la asignatura Derecho y Género de la Universidad Externado, explica que en los casos de feminicidio que ocurren en el espacio público surge la pregunta de si el agresor quería hacer visible ese “castigo social” o no. Para la abogada, esa intención de quienes cometen el crimen no está necesariamente probada, sobre todo cuando se trata de violencia en pareja. “Pero lo cierto es que hemos identificado que estos son actos que disparan otras formas de violencia y son leídos, en este caso, por otras mujeres como un riesgo de algo que potencialmente les puede ocurrir si dejan a sus parejas o si los denuncian de violencia familiar”, añade.
Usuarios en redes sociales también han cuestionado por qué nadie interveno en la calle para evitar el feminicidio de Diana. Sin embargo, como señala Yoldana Cabanzo Pesca, psicologa clínica y comunitaria, parte de la Red de Psicólogas Feministas en Colombia,esto se debe observar desde dos frentes. Primero, cuando se está hablando de una violencia tan extrema, como el feminicidio, la reacción más común que se tiene frente a una persona armada es la de supervivencia. Y segundo, porque no hay una educación sobre cómo actuar realmente ante estas violencias. No se trata de una falta de empatía, sino más bien que nadie sabe cómo va a reaccionar ante un suceso como este.
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Algo que cree Ana Paola Tinoco, profesora de violencias de género y derechos humanos, es que es lamentable que sean feminicidios como el de Diana los que realmente lleven a la sociedad el mensaje de que la violencia machista mata. Por esto, es importante señalar la responsabilidad del Estado en sus fallas del cuidado de víctimas de violencias basadas en género.
Cuando ocurren feminicidios a plena luz del día y en especial en los que el victimario ya tenía antecedentes, surge la pregunta de qué tanto acudir a lo penal y a las autoridades es respuesta para la violencia extrema contra las mujeres. Aunque hay quienes sugieren que son necesarias penas más estrictas y un seguimiento real por parte de las autoridades, las especialistas consultadas aseguran que, si no hay una prevención real desde lo social y educativo, no es posible atender las causas estructurales y menos proteger la vida de las víctimas.