Mujeres de Tumaco: migración y trabajos del cuidado
Una encuesta aplicada a 574 mujeres de San Andrés de Tumaco, Nariño, reveló que en el municipio solo el 54% de las mujeres tienen un empleo remunerado. De ellas, el 87% gana menos de un salario mínimo.
Mariana Escobar Bernoske
Entre cocinar, limpiar, cuidar a los niños y personas mayores, ir a buscar agua y salir a trabajar, se hace real la frase “el día no alcanza para nada”. Para muchas mujeres, la brecha de género va más allá de tener un salario; son las horas de trabajo no remunerado y cuidados que se dan por sentado. Si bien esta es una realidad que afecta a las mujeres a nivel mundial, vivir en un territorio que históricamente ha estado atravesado por la violencia y el abandono estatal incrementa esa brecha. Ese es el caso de San Andrés de Tumaco, en el departamento de Nariño. (Realizan plantón en colegio de Bucaramanga por denuncias de abuso sexual)
Un estudio del Observatorio para la Equidad de las Mujeres (OEM) encontró que el 26% de las mujeres de Tumaco, es decir, una de cada cuatro, ha viajado a otra región de Colombia o ha salido del país con la intención de tener un trabajo remunerado. Esta cifra es alta si se tiene en cuenta que el promedio mundial de migración por trabajo ronda el 4%, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). (La ginecología moderna les debe una disculpa a las mujeres)
Ellas tienen migraciones relacionadas, sobre todo, con servicios de cuidado: trabajan como empleadas del servicio doméstico, niñeras o enfermeras, y dejan a sus hijos al cuidado de otra persona, usualmente otra mujer. Así es la historia de Kelly, quien salió del municipio hace dos años en busca de mejores condiciones de vida. Viajó con la ilusión de poder estudiar y cambiar de oficio, pues en Tumaco se desempeñaba como trabajadora doméstica y no recibía más de $600.000 mensuales. Pero la realidad es distinta, “ahora trabajo en una casa de familia, sí recibo lo de ley (un salario mínimo más las prestaciones sociales), pero, pues ahí vamos, en lo mismo, pero en la ciudad”, comenta.
Entre los hallazgos de la encuesta también está, por ejemplo, que el 38% de las mujeres vive con niños o niñas menores de cinco años en sus hogares. También, el 31% de las mujeres que han viajado a otros países o regiones en busca de trabajo se ha quedado entre tres meses y un año, el tipo de trabajo más frecuente que realizan es el trabajo doméstico, seguido por servicios generales o limpieza y, finalmente, preparación de alimentos. (Marlon Rincón, el abogado que acosó mujeres en Bucaramanga, ¿y ahora en Cartagena?)
Lina Buchely, directora del OEM, explica que “la migración del cuidado nos habla de relaciones asimétricas entre mujeres y de una vulnerabilidad en lugares como Tumaco”. Las discusiones relacionadas con este panorama deberían ser abordadas en la Política Nacional de Cuidado, cuya comisión interseccional fue creada en julio de 2022, durante el gobierno de Iván Duque, con la misión de coordinar dicha política con enfoque de género. Sin embargo, a la fecha no hay avances al respecto y se está a la espera que entre en funcionamiento el Ministerio de la Igualdad, que sería el ente encargado de su diseño e implementación.
“Aunque estoy acá en busca de un mejor futuro, en momentos uno termina siendo como esclavo y no le queda tiempo para nada. Me desgasto demasiado limpiando esas casas tan grandes. A veces me dan ganas de irme para mi casa, tal vez estudiar algo distinto”, dice Kelly. Aun así, reconoce que quizás lo mejor sea irse a otro país desde donde pueda generar ingresos para ella y mandar más dinero a su familia. (Igualdad en libertad: Mujeres Libres para una política criminal más justa)
De hecho, de presentarse la oportunidad de trabajar en otro país, 7 de cada 10 tumaqueñas dijeron que sí lo aceptarían. Las situaciones del territorio explican esta respuesta, no tener acueducto o alcantarillado afecta a toda la población, pero esto representa una mayor carga para las personas a cargo de los cuidados, que casi siempre son las mujeres. Aunque no se puede dejar de lado el factor cultural y la creencia de que las mujeres son mejores en el trabajo doméstico que los hombres.
En palabras de Sandra Balanta Cobo, investigadora encargada del estudio, este panorama que muestra Tumaco es un ejemplo de “la tensión entre vida privada y la vida pública, de lo que nos han históricamente recargado a nosotras las mujeres”. Cuando se les preguntó si pudieran escoger a qué dedicarle más o menos tiempo, la respuesta más común fue, dedicarle menos tiempo a lavar con las manos. Por el contrario, si tuvieran tiempo libre les gustaría poder salir a pasear o hacer deporte.
Entre cocinar, limpiar, cuidar a los niños y personas mayores, ir a buscar agua y salir a trabajar, se hace real la frase “el día no alcanza para nada”. Para muchas mujeres, la brecha de género va más allá de tener un salario; son las horas de trabajo no remunerado y cuidados que se dan por sentado. Si bien esta es una realidad que afecta a las mujeres a nivel mundial, vivir en un territorio que históricamente ha estado atravesado por la violencia y el abandono estatal incrementa esa brecha. Ese es el caso de San Andrés de Tumaco, en el departamento de Nariño. (Realizan plantón en colegio de Bucaramanga por denuncias de abuso sexual)
Un estudio del Observatorio para la Equidad de las Mujeres (OEM) encontró que el 26% de las mujeres de Tumaco, es decir, una de cada cuatro, ha viajado a otra región de Colombia o ha salido del país con la intención de tener un trabajo remunerado. Esta cifra es alta si se tiene en cuenta que el promedio mundial de migración por trabajo ronda el 4%, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). (La ginecología moderna les debe una disculpa a las mujeres)
Ellas tienen migraciones relacionadas, sobre todo, con servicios de cuidado: trabajan como empleadas del servicio doméstico, niñeras o enfermeras, y dejan a sus hijos al cuidado de otra persona, usualmente otra mujer. Así es la historia de Kelly, quien salió del municipio hace dos años en busca de mejores condiciones de vida. Viajó con la ilusión de poder estudiar y cambiar de oficio, pues en Tumaco se desempeñaba como trabajadora doméstica y no recibía más de $600.000 mensuales. Pero la realidad es distinta, “ahora trabajo en una casa de familia, sí recibo lo de ley (un salario mínimo más las prestaciones sociales), pero, pues ahí vamos, en lo mismo, pero en la ciudad”, comenta.
Entre los hallazgos de la encuesta también está, por ejemplo, que el 38% de las mujeres vive con niños o niñas menores de cinco años en sus hogares. También, el 31% de las mujeres que han viajado a otros países o regiones en busca de trabajo se ha quedado entre tres meses y un año, el tipo de trabajo más frecuente que realizan es el trabajo doméstico, seguido por servicios generales o limpieza y, finalmente, preparación de alimentos. (Marlon Rincón, el abogado que acosó mujeres en Bucaramanga, ¿y ahora en Cartagena?)
Lina Buchely, directora del OEM, explica que “la migración del cuidado nos habla de relaciones asimétricas entre mujeres y de una vulnerabilidad en lugares como Tumaco”. Las discusiones relacionadas con este panorama deberían ser abordadas en la Política Nacional de Cuidado, cuya comisión interseccional fue creada en julio de 2022, durante el gobierno de Iván Duque, con la misión de coordinar dicha política con enfoque de género. Sin embargo, a la fecha no hay avances al respecto y se está a la espera que entre en funcionamiento el Ministerio de la Igualdad, que sería el ente encargado de su diseño e implementación.
“Aunque estoy acá en busca de un mejor futuro, en momentos uno termina siendo como esclavo y no le queda tiempo para nada. Me desgasto demasiado limpiando esas casas tan grandes. A veces me dan ganas de irme para mi casa, tal vez estudiar algo distinto”, dice Kelly. Aun así, reconoce que quizás lo mejor sea irse a otro país desde donde pueda generar ingresos para ella y mandar más dinero a su familia. (Igualdad en libertad: Mujeres Libres para una política criminal más justa)
De hecho, de presentarse la oportunidad de trabajar en otro país, 7 de cada 10 tumaqueñas dijeron que sí lo aceptarían. Las situaciones del territorio explican esta respuesta, no tener acueducto o alcantarillado afecta a toda la población, pero esto representa una mayor carga para las personas a cargo de los cuidados, que casi siempre son las mujeres. Aunque no se puede dejar de lado el factor cultural y la creencia de que las mujeres son mejores en el trabajo doméstico que los hombres.
En palabras de Sandra Balanta Cobo, investigadora encargada del estudio, este panorama que muestra Tumaco es un ejemplo de “la tensión entre vida privada y la vida pública, de lo que nos han históricamente recargado a nosotras las mujeres”. Cuando se les preguntó si pudieran escoger a qué dedicarle más o menos tiempo, la respuesta más común fue, dedicarle menos tiempo a lavar con las manos. Por el contrario, si tuvieran tiempo libre les gustaría poder salir a pasear o hacer deporte.