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Este 11 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Niña, una fecha que pretende reconocer los derechos de las mismas y los desafíos a los que enfrentan en todo el mundo, así como promover su empoderamiento y el cumplimiento de sus derechos humanos.
“Las adolescentes tienen derecho a una vida segura, educada y saludable, no solo durante estos años críticos de formación, sino también a medida que maduran y se convierten en mujeres. Si reciben apoyo efectivo durante la adolescencia, las niñas tienen el potencial de cambiar el mundo, tanto como niñas empoderadas de hoy como trabajadoras, madres, emprendedoras, mentoras, jefas de hogar y líderes políticas del mañana”, asegura la Organización de Naciones Unidas.
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Sin embargo, el matrimonio infantil y las uniones tempranas sigue siendo una de las problemáticas que amenaza los derechos de las niñas y las expone a distintas violencias. Según el Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará (MESECVI), en América Latina y el Caribe, no ha variado sustantivamente en los últimos 25 años. Se trata de una realidad normalizada a través de estereotipos de género que asignan a las niñas el rol de esposas y madres. También, de una práctica institucionalizada en los marcos normativos de los países de la región. Unos 22 países de la región aun permiten que las menores de 18 años se casen.
Conversamos sobre este tema con Marcela Huaita, presidenta del Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará. Es abogada, investigadora, docente y consultora internacional peruana, experta en temas de género, derechos humanos y políticas públicas. Fue ministra de la mujer y poblaciones vulnerables y actualmente es la jefa de la Oficina para la Igualdad de Género y Diversidad en la Pontificia Universidad Católica de Perú.
Casarse con menos de 18 años es posible hoy en 22 países de América Latina y el Caribe, incluido Colombia. ¿Por qué desde el MESECVI cuestionan estas uniones tempranas?
Son una forma de violencia contra las niñas y adolescentes porque limitan su autonomía personal y las expone muchas veces a situaciones de violencia en la relación de pareja. Lo que se ha investigado es que se unen normalmente con hombres cinco, diez y hasta 20 años mayores y, por lo tanto, la relación es asimétrica, hay subordinación y muchas veces van a estar bajo la potestad del marido. En algunos casos, especialmente en las zonas rurales, van a hacer llevadas a la familia del hombre sin ninguna posibilidad de establecer reglas iguales en la relación familiar o de pareja.
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Adicionalmente, estas uniones tempranas muchas veces van a devenir en embarazos, que van a ser un riesgo para estas adolescentes, porque sus cuerpos todavía no están preparados y esto va a determinar que en muchos casos ya no continúen en la escuela. A pesar de que hay normativa que diga que las adolescentes embarazadas no deben ser expulsadas, en la práctica van a salir del sistema educativo y esto finalmente lo que va a tener como consecuencia es la transmisión intergeneracional de la pobreza.
El consentimiento es uno de los ejes por los que también se rechazan este tipo de uniones. ¿A qué de edad se entiende que no hay capacidad de dar consentimiento y por qué existe esa presunción?
La Convención por los Derechos del Niño va a considerar “niños” a todos los menores de 18 años. El comité que monitorea esta convención lo que expresa es que, durante la niñez y la adolescencia, las personas van a ir desarrollando evolutivamente sus capacidades, entre ellas su capacidad de decisión. Por lo tanto, reconoce que, a medida que van madurando, van a poder tomar decisiones y recomienda que los menores de 18 años no asuman una responsabilidad familiar, porque esto, como ya mencioné, va a generar una serie de obligaciones que no permiten que desarrollen y terminen de vivir esta etapa de la adolescencia.
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El comité menciona también que hay la posibilidad que haya adolescentes suficientemente maduros, pero que en los menores de 16 años no debería permitirse ningún tipo de unión temprana. Esto es lo que marca de alguna manera las obligaciones de los Estados, especialmente en América Latina, para que las legislaciones establezcan un mínimo de 18 años para las uniones, especialmente las formales, las que el Estado contempla y que no se vaya a permitir, en ningún caso, una unión por debajo de los 16 años. A pesar de esta recomendación, lo que vemos es que en América Latina hay muchísimos países que permiten, aunque sea por excepción, que menores de 14 o 15 años contraigan matrimonio, lo que los va a llevar a una serie de obligaciones para los cuales no necesariamente están suficientemente preparados y les expone a riesgos de violencia de deserción escolar e incluso problemas de salud.
¿Cuáles son las razones por las que se dan matrimonios infantiles o uniones tempranas?
En algunos casos tiene que ver con el inicio sexual temprano, que puede ser consentido y trae la consecuencia de un embarazo no planificado. Una vez la adolescente está embarazada, la familia hace que se case para no tener que asumir a esa criatura o, en el mejor de los casos, para que esa criatura nazca en un hogar formado por un padre t una madre. Lamentablemente, esto puede hacer que esa adolescente entre a una unión sin la madurez suficiente para asumir todas las responsabilidades que conlleva.
En otras circunstancias, la razón de fondo son las situaciones de pobreza que enfrentan las familias y lo que buscan es que esta adolescente pueda estar en unión con alguien que asuma su manutención.
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Una tercera situación tiene que ver con que en América Latina hay algunos grupos, especialmente indígenas en las zonas rurales, en los que hay una tradición social que alienta estas uniones tempranas. Prácticamente, desde la menarquía, las adolescentes ya comienzan a verse como posibles mujeres casaderas y se alientan las uniones muy tempranas, porque la expectativa de que las mujeres estudien o puedan tener un destino diferente a la maternidad es casi nula.
¿Cuáles son las características de esta problemática en Colombia, según los estudios que ustedes han realizado?
El Comité pudo identificar que los matrimonios y uniones tempranas en Colombia son particularmente altos en pueblos y comunidades indígenas u originarias. Pasa en Colombia y pasa, en realidad, en toda la región. En Colombia, particularmente, las mujeres de 20 a 24 años que conformaron una unión temprana antes de los 18 años era tres veces más cuando eran pertenecientes a pueblos indígenas, frente a aquellas que no eran de estos pueblos. Entonces, se nota una mayor cantidad de estas uniones tempranas justamente en estos pueblos indígenas.
El informe destaca el caso de las niñas y adolescentes afrodescendientes de San Basilio de Palenque en Colombia, quienes tienen casi el doble de probabilidades de ingresar a un matrimonio o a una unión temprana. ¿Por qué se presenta esta cifra en esta zona?
Esto guarda relación con las situaciones de discriminación que persisten en estas comunidades. Y estas uniones tempranas van a ser consentidas en el grupo y, en algunos casos, hasta alentadas.
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¿Por qué la educación puede ayudar a erradicar el matrimonio infantil?
La educación lo que hace es permitir que las mujeres tengan un proyecto de vida diferente al de exclusivamente asumir las tareas de cuidado y tener hijos desde temprana edad. La educación abre los horizontes de las mujeres para que puedan tener sueños y proyectos de vida independientes de asumir una responsabilidad de hijos tempranamente. Por eso, es que la posibilidad de ingresar al sistema educativo y permanecer en él es lo que va a ayudar a que no se den estos embarazos tempranos, que muchas veces son el motivo de estas uniones.
¿Qué proyectos, experiencias o programas han sido exitosos para ayudar a erradicar el matrimonio infantil y por qué?
Las experiencias exitosas que están relacionados con la erradicación del matrimonio infantil son especialmente aquellas con las que se trabaja con toda la comunidad y especialmente con las madres de estas adolescentes. Cuando ellas y, en general las comunidades, se dan cuenta de la situación de subordinación y violencia a las que están sometidas estas adolescentes, se buscan nuevas oportunidades, se promueve que las adolescentes continúen sus estudios y se les da estas alternativas. Esto tiene que ver con el cambio de las normas sociales, que es importante en los casos en los que estas uniones son alentadas por la comunidad.
En otros casos, el motivo de la unión temprana tiene que ver con situaciones de pobreza. Esto ha sucedido fuertemente durante la etapa de COVID, en la que las familias en absoluta precariedad buscaban que unir tempranamente a las adolescentes para que la familia en general pudiese tener un soporte económico. La única manera en que esto puede mejorar es generando condiciones económicas de ingresos frente a la situación de pobreza para la familia de la adolescente.
Un tercer trabajo tiene que ver con el inicio temprano de relaciones sexuales. Cuando las adolescentes se embarazan pueden ser obligadas a contraer matrimonio para generar un inicio de un hogar, ya que hay una criatura de por medio. Frente a ello, hay experiencias exitosas cuando se aborda la educación sexual integral, se trabaja en colegios abiertamente la temática del inicio sexual temprano, la posibilidad de acceso a métodos anticonceptivos y la necesidad de establecer proyectos de vida, para que estas adolescentes quieran postergar una maternidad.
¿Cómo le explicaría usted a una niña este tema del matrimonio infantil y las uniones tempranas?
Les diría a las niñas y adolescentes que las uniones tempranas son un gran riesgo para su futuro, porque es altamente probable que queden embarazadas y eso les lleve a abandonar los estudios. El matrimonio infantil es algo que todos, su familia y el Estado, debemos evitar y más bien debemos apostar porque ellas sigan estudiando, cumplan sus sueños y se fortalezcan, para asumir cuando sean adultas estas responsabilidades que son muy importantes, pero que necesitan a mujeres que ya tienen estudios, preparación y tienen un proyecto de vida propio. Les diría que no permitan que nadie las obligue a unirse conyugalmente y que posterguen el inicio de sus relaciones conyugales hasta la mayoría de edad.