Periodistas acosadas: las consecuencias para la libertad de expresión
Expertas explican el peligro de que persista la violencia contra mujeres periodistas y cómo esto puede afectar la libertad de expresión.
Daniela Villamarín Solorza
Las periodistas suelen ser víctimas de un tipo de violencia en la que convergen dos escenarios de discriminación. El primero está relacionado con su rol —investigar, cuestionar, interpelar y contrastar información de interés público— y el segundo con el hecho de que todo esto sea ejercido por una mujer. Así lo advierte Ángela Caro, abogada y coordinadora legal de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP). “Históricamente, a las mujeres se nos ha castigado por participar del debate público, denunciar y alzar la voz”.
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Las periodistas suelen ser víctimas de un tipo de violencia en la que convergen dos escenarios de discriminación. El primero está relacionado con su rol —investigar, cuestionar, interpelar y contrastar información de interés público— y el segundo con el hecho de que todo esto sea ejercido por una mujer. Así lo advierte Ángela Caro, abogada y coordinadora legal de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP). “Históricamente, a las mujeres se nos ha castigado por participar del debate público, denunciar y alzar la voz”.
Según Caro, continuamente las periodistas son víctimas de cuestionamientos sobre su trabajo y a menudo se les deslegitima por tener un rol en escenarios públicos y de poder. Es común que aquellas que tienen cargos de liderazgo deban escuchar que sus logros son producto de su relación con algún hombre. Que se incurra en intromisiones a su vida privada para deslegitimar su trabajo. Que se les hipersexualice y que, por su nivel de exposición, terceros tiendan a creer que pueden hacer comentarios sobre sus cuerpos o pensar que pueden disponer de ellos como quieran.
En Bogotá, en menos de un mes, se conocieron dos casos de acoso a periodistas mujeres. El primero fue el 7 de enero, cuando tres periodistas de Noticias Caracol denunciaron ser víctimas de un exmilitar que las hostiga, les envía cartas, regalos e incluso las espera a las afueras del canal. Los hechos fueron denunciados como acoso sexual y constreñimiento ante la Fiscalía, que archivó el caso y luego lo reactivó por constreñimiento. Después de que se hicieran públicas sus denuncias, la Fiscalía le indicó a este diario que el caso había sido priorizado y que habían solicitado protección para ellas.
Menos de dos semanas después, tres periodistas de CityTV denunciaron ser víctimas de acoso sexual por medio de mensajes de texto y por parte del mismo hombre. Las reporteras, que tienen un número de teléfono público con el objetivo de recibir allí las denuncias de la ciudadanía, fueron contactadas por un hombre que les enviaba mensajes, fotos y videos con contenido sexual no consentido. Las tres hicieron la denuncia frente a las autoridades y, según indicó la Fiscalía, “el proceso se encuentra activo”.
Contexto: “No nos quedemos calladas”: periodista de CityTV que denunció acoso sexual
Según una encuesta global realizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Centro Internacional de Periodistas (ICFJ, por sus siglas en inglés), el 73% de las mujeres periodistas aseguraron haber experimentado violencia en línea en el ejercicio de su trabajo y el 20% afirmaron haber sido abusadas y atacadas fuera de línea en relación con esa primera violencia digital.
Una investigación realizada por la Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género (RCPVG) y la Fundación Karisma determinó que el 73% de ellas padecen violencias psicológicas en el ejercicio de su profesión y el 67% son víctimas de acoso sexual. “Cuando se analiza el tema de la violencia contra mujeres periodistas es importante tener en cuenta que no ocurre solamente en las salas de redacción. La violencia está presente durante todo el proceso”, explica Fabiola Calvo Ocampo, periodista y fundadora de la Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género.
En la misma investigación, titulada “Violencias machistas atacan la libertad de expresión de periodistas y comunicadores en Colombia”, el 36.6 % de las periodistas que vivieron violencia psicológica aseguraron que los principales agresores son hombres que ocupan un puesto de supervisión o dirección, para el 24.4 % son sus colegas de trabajo y para el 11% usuarios anónimos en internet. En el caso de las periodistas y comunicadoras que fueron víctimas de acoso sexual, el 51.3% manifestó que sus colegas hombres eran los principales agresores, para el 38.8 % fueron sus jefes y para el 27.2 % las fuentes.
Allí también encontraron que, una vez las mujeres periodistas se enfrentan a un hecho de violencia, tienden a normalizarla. Así lo explica Catalina Moreno Arocha, coordinadora de Inclusión Social de la Fundación Karisma. “Las periodistas a las que entrevistamos expresaron que es común normalizar esta violencia, pues tienden a pensar que es algo que hace parte de su trabajo. Por eso, desarrollan una suerte de resiliencia que se vuelve muy peligrosa porque les impide salir de esa situación”.
Moreno Arocha considera que estos ataques tienen que ver con la capacidad de las mujeres periodistas de transgredir las imposiciones sociales de lo que debería ser una mujer. “Las mujeres periodistas, políticas, lideresas y aquellas que son muy visibles, están desafiando los roles de una sociedad machista que nos dice que las mujeres deberíamos estar en lo privado. Cuando una mujer es visible y tiene un lugar en el debate público, empieza a ser una mujer que es ‘peligrosa’ para los valores de la sociedad machista”.
La periodista Fabiola Calvo advierte sobre el peligro de que persista esta violencia contra las mujeres periodistas, que les ocasiona afectaciones en su salud física, psicológica y emocional. “Lo que ocurre es que cualquiera que sea la forma de violencia contra una comunicadora o mujer periodista es un atentado a la libertad de expresión. Se limita la pluralidad del pensamiento y eso, en últimas, afecta la construcción democrática del país”. La fundadora de la Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género explica que muchas mujeres se autocensuran para detener esa violencia e incluso abandonan temporal o permanentemente su profesión. “¿Qué pasa en esos casos? Que perdimos una voz”.
Julissa Mantilla Falcón, expresidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, explica que después de la conferencia por el Día Mundial de la Libertad de Prensa que se llevó a cabo en 2022, se hizo una declaración conjunta a partir de la relatoría de la Comisión Interamericana y la de las Naciones Unidas sobre libertad de expresión y justicia de género. “La declaración establece que los Estados tienen la obligación de proteger y promover la participación y la igualdad de las mujeres en el ámbito de los medios de comunicación, así como de desarrollar un rol transformador para acabar con estos estereotipos de género”.
En una de sus sentencias, en 2023, la Corte Constitucional de Colombia se refirió a esta problemática y estableció que, en efecto, en el caso de mujeres periodistas existe un patrón de violencia en línea, “usualmente de naturaleza misógina y de contenido sexualizado” que tiende a obstaculizar su trabajo. También, señaló que las mujeres periodistas enfrentan “peligros específicos por el caso de ser mujeres” y que “los Estados están en la obligación de adoptar medidas positivas dirigidas a garantizar la igualdad de las mujeres en el ejercicio de la libertad de expresión”.
“En su decisión, la Corte brinda una serie de órdenes a distintas entidades en torno a la visibilización de este tipo de violencia y los canales de atención que deberían tener las entidades para que las mujeres puedan denunciar estas conductas”, indica la abogada Ángela Caro. La sentencia también establece que entidades como Fiscalía, Procuraduría, Defensoría del Pueblo y el Consejo Nacional Electoral deberían “incluir en sus páginas web contenido informativo que permita ilustrar sobre la violencia digital contra mujeres, en particular contra mujeres periodistas, y establecer las rutas y mecanismos de protección primaria para denunciar”, se lee en el documento.
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La expresidenta de la CIDH considera que para solucionar esta problemática es importante abordarla desde diferentes frentes. Que al interior de los medios de comunicación se establezcan políticas concretas de capacitación sobre el tema, comités de género y espacios para investigar el acoso sexual. Tiene que haber un compromiso claro de los Estados para identificar la situación que viven las mujeres periodistas, para “ver cómo las redes sociales expresan lo que está pasando, pues las la violencia contra las mujeres periodistas es la violencia que viven las mujeres en general”.
La fundadora de la Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género concuerda en que la erradicación de esta violencia debe ser profunda y permear a todas las estructuras del Estado. “Vivimos en una sociedad patriarcal, machista, que violenta a las mujeres. Por eso necesitamos procesos con enfoque de género, que tengan que ver con una manera distinta de ver la vida y hay que incorporarlos en los programas educativos. Los talleres y las campañas sirven, pero eso no es lo esencial para el proceso de transformación que necesita esta sociedad, necesitamos una revolución cultural para erradicar el patriarcado de cientos de años”, concluye Calvo.