¿Por qué el crimen en Unicentro será investigado como feminicidio?
Las autoridades aseguran que Christian Rincón ingresó este domingo al local donde trabajaba su expareja, de 26 años, y la asesinó. La principal hipótesis es que se trata de un feminicidio, aquí le explicamos por qué.
Pilar Cuartas Rodríguez
Este domingo, hacia las 5 p. m., mientras cientos de personas celebraban el Día de la Madre en el centro comercial Unicentro, en Bogotá, Erika Aponte Lugo, de 26 años, fue asesinada por su expareja, Christian Camilo Rincón Díaz, de 30 años. La buscó en el local de Jeno’s Pizza, donde trabajaba como subadministradora, discutieron, disparó contra la mujer y luego intentó quitarse la vida. Ella falleció en el lugar y el agresor, quien portaba una chaqueta del Sistema de Transporte Masivo y un carné de una empresa de seguridad, quedó con signos vitales, por lo que fue trasladado a la clínica Santa Fe.
Sugerimos: Lo que se sabe de Christian Camilo Rincón, señalado feminicida de Unicentro
Minutos después, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, y Herbert Benavidez, subcomandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, confirmaron que el hecho será investigado como un feminicidio, esa es la principal hipótesis, debido a la relación que tenían la víctima y el victimario.
Aponte, además, según la Personería tenía medidas de protección, pues la mujer ya había denunciado la violencia de la que era víctimas. Más sobre esto: Erika Aponte, víctima de feminicidio, había denunciado y tenía medida de protección
No es lo mismo un homicidio que un feminicidio. Un homicidio es matar a una persona indeterminada y los móviles pueden ser distintos. La pena máxima puede ser hasta de 40 años. Pero en el feminicidio, que es una forma de violencia de género, se mata a una mujer por el hecho de ser mujer, es decir, por despreciarla, considerarla inferior o de su propiedad. El feminicida comete el crimen porque cree que tiene poder sobre la mujer, la discrimina, y por lo general se da una violencia exacerbada. La pena máxima puede ser hasta de 50 años.
Pero, según la Corte Suprema, este delito no debe entenderse simplemente como un asesinato motivado por la misoginia, esto es, por el desprecio y odio hacia todas las mujeres. “También se comete la conducta cuando la muerte de la mujer es consecuencia de la violencia en su contra en un contexto de dominación y su causa está asociada a su instrumentalización y discriminación”.
Por eso, es común que en los feminicidios cometidos por parejas, por ejemplo, se identifique que el hombre controlaba los gastos de la mujer, la aislaba de su familia y amigos, la insultaba, la menospreciaba, la engañaba, la manipulaba con quitarle a su hijo y no respetaba su decisión autónoma de terminar la relación.
El delito de feminicidio lo creó en 2015 la ley llamada Rosa Elvira Cely, por el nombre de la mujer a la que su compañero de colegio torturó y asesinó en el Parque Nacional de Bogotá. La misma norma, a su vez, establece algunas circunstancias con las que se podría determinar de forma más clara cuando un hecho debe ser investigado como un feminicidio y precisamente una de ellas es la relación que existía entre la mujer y el agresor: “Tener o haber tenido una relación familiar, íntima o, de convivencia con la víctima, de amistad, de compañerismo o de trabajo y ser perpetrador de un ciclo de violencia física, sexual, psicológica o patrimonial que antecedió el crimen contra ella”.
La información que tienen las autoridades indica que Christian Rincón y Erika Aponte habrían tenido una relación sentimental, que habían sido pareja. Por eso, su asesinato será investigado como un feminicidio. Esta hipótesis, según la ley, indica que se tendrá que indagar si la víctima había sido violentada por Rincón en ocasiones anteriores a su muerte, si el agresor tenía denuncias por violencia de género, las razones de género que motivaron el delito, el contexto en el que se dio.
La Fiscalía podría adelantar tomar declaraciones de familiares, vecinos, amigos y compañeros de trabajo para tratar de identificar el entorno social de la víctima; obtener las grabaciones de cámaras de seguridad del centro comercial; examinar el cuerpo de la mujer; e incautar los teléfonos celulares o computadores portátiles.
La más reciente directiva de la Fiscalía sobre el feminicidio, que fue publicada la semana pasada, es clara en decir que este delito no puede ser concebido como un hecho aislado ni esporádico, sino que se trata de un crimen perpetrado en un contexto marcado por patrones de discriminación que producen violencia.
Además, estos casos no deben ser nombrados como “crímenes pasionales” o un “asunto privado” ni deben reconocerse circunstancias que pueden reducir la pena como la “ira” o el “intenso dolor”, pues eso implicaría responsabilizar a la víctima, validar el crimen como un mecanismo de la defensa del honor y reputación del agresor e invisibilizar el delito.
Según el conteo independiente del Observatorio Feminicidios Colombia, de la Red Feminista Antimilitarista, entre enero y marzo de 2023, se registraron 133 feminicidios en el país. Antioquia, Bogotá y Valle del Cauca son las zonas que concentran la mayoría de los casos. Las parejas de las víctimas son con frecuencia sus agresoras y el arma de fuego una de las más usadas.
Este domingo, hacia las 5 p. m., mientras cientos de personas celebraban el Día de la Madre en el centro comercial Unicentro, en Bogotá, Erika Aponte Lugo, de 26 años, fue asesinada por su expareja, Christian Camilo Rincón Díaz, de 30 años. La buscó en el local de Jeno’s Pizza, donde trabajaba como subadministradora, discutieron, disparó contra la mujer y luego intentó quitarse la vida. Ella falleció en el lugar y el agresor, quien portaba una chaqueta del Sistema de Transporte Masivo y un carné de una empresa de seguridad, quedó con signos vitales, por lo que fue trasladado a la clínica Santa Fe.
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Minutos después, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, y Herbert Benavidez, subcomandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, confirmaron que el hecho será investigado como un feminicidio, esa es la principal hipótesis, debido a la relación que tenían la víctima y el victimario.
Aponte, además, según la Personería tenía medidas de protección, pues la mujer ya había denunciado la violencia de la que era víctimas. Más sobre esto: Erika Aponte, víctima de feminicidio, había denunciado y tenía medida de protección
No es lo mismo un homicidio que un feminicidio. Un homicidio es matar a una persona indeterminada y los móviles pueden ser distintos. La pena máxima puede ser hasta de 40 años. Pero en el feminicidio, que es una forma de violencia de género, se mata a una mujer por el hecho de ser mujer, es decir, por despreciarla, considerarla inferior o de su propiedad. El feminicida comete el crimen porque cree que tiene poder sobre la mujer, la discrimina, y por lo general se da una violencia exacerbada. La pena máxima puede ser hasta de 50 años.
Pero, según la Corte Suprema, este delito no debe entenderse simplemente como un asesinato motivado por la misoginia, esto es, por el desprecio y odio hacia todas las mujeres. “También se comete la conducta cuando la muerte de la mujer es consecuencia de la violencia en su contra en un contexto de dominación y su causa está asociada a su instrumentalización y discriminación”.
Por eso, es común que en los feminicidios cometidos por parejas, por ejemplo, se identifique que el hombre controlaba los gastos de la mujer, la aislaba de su familia y amigos, la insultaba, la menospreciaba, la engañaba, la manipulaba con quitarle a su hijo y no respetaba su decisión autónoma de terminar la relación.
El delito de feminicidio lo creó en 2015 la ley llamada Rosa Elvira Cely, por el nombre de la mujer a la que su compañero de colegio torturó y asesinó en el Parque Nacional de Bogotá. La misma norma, a su vez, establece algunas circunstancias con las que se podría determinar de forma más clara cuando un hecho debe ser investigado como un feminicidio y precisamente una de ellas es la relación que existía entre la mujer y el agresor: “Tener o haber tenido una relación familiar, íntima o, de convivencia con la víctima, de amistad, de compañerismo o de trabajo y ser perpetrador de un ciclo de violencia física, sexual, psicológica o patrimonial que antecedió el crimen contra ella”.
La información que tienen las autoridades indica que Christian Rincón y Erika Aponte habrían tenido una relación sentimental, que habían sido pareja. Por eso, su asesinato será investigado como un feminicidio. Esta hipótesis, según la ley, indica que se tendrá que indagar si la víctima había sido violentada por Rincón en ocasiones anteriores a su muerte, si el agresor tenía denuncias por violencia de género, las razones de género que motivaron el delito, el contexto en el que se dio.
La Fiscalía podría adelantar tomar declaraciones de familiares, vecinos, amigos y compañeros de trabajo para tratar de identificar el entorno social de la víctima; obtener las grabaciones de cámaras de seguridad del centro comercial; examinar el cuerpo de la mujer; e incautar los teléfonos celulares o computadores portátiles.
La más reciente directiva de la Fiscalía sobre el feminicidio, que fue publicada la semana pasada, es clara en decir que este delito no puede ser concebido como un hecho aislado ni esporádico, sino que se trata de un crimen perpetrado en un contexto marcado por patrones de discriminación que producen violencia.
Además, estos casos no deben ser nombrados como “crímenes pasionales” o un “asunto privado” ni deben reconocerse circunstancias que pueden reducir la pena como la “ira” o el “intenso dolor”, pues eso implicaría responsabilizar a la víctima, validar el crimen como un mecanismo de la defensa del honor y reputación del agresor e invisibilizar el delito.
Según el conteo independiente del Observatorio Feminicidios Colombia, de la Red Feminista Antimilitarista, entre enero y marzo de 2023, se registraron 133 feminicidios en el país. Antioquia, Bogotá y Valle del Cauca son las zonas que concentran la mayoría de los casos. Las parejas de las víctimas son con frecuencia sus agresoras y el arma de fuego una de las más usadas.