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Álison* tenía ocho años cuando un vecino la violó. A los 20 abandonó sus estudios después de ser acosada sexualmente por un compañero. Un año después intentó quitarse la vida. A los 22 fue capturada sin que se le comprobara delito alguno, y el alcalde de su ciudad, Federico Fico Gutiérrez, publicó un cartel de “se busca” con su imagen y las de otras siete mujeres, con pañoletas moradas y verdes, que marcharon en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora: “Soy la segunda de la segunda fila, con una pañoleta morada y unas salchipapas”.
Dejó de vivir con sus padres por el rechazo a su orientación sexual. Ahora comparte una vivienda en la Comuna 8 de Medellín. Es estudiante del Instituto Técnico Metropolitano y ha marchado en todos los #8M desde la pandemia. Recientemente lo hizo con su novia, Susana Díaz*, y otras nueve jóvenes de un colectivo. Sin cubrirse el rostro, vestidas de negro y con una pañoleta morada -símbolo del #8M-, agitaban una pancarta: “Que el miedo no te paralice y que la rabia te organice”. Susana no figura en el cartel. Es técnica en operaciones comerciales y financieras. Sus padres, cristianos, la censuran por su orientación sexual.
Con la Corporación Jurídica Libertad, Álison interpuso una acción de tutela en contra del alcalde de Medellín; el comandante de la Policía Metropolitana, Óscar Lamprea, y siete medios de comunicación: Blu Radio, Guardianes Antioquia, Noticiasn60, MiOriente, Semana, Minuto30 y Q’hubo. En entrevista con este diario, Álison y Susana cuentan su versión sobre lo sucedido en las marchas del pasado 8 de marzo en la capital antioqueña.
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¿Por qué marchás?
Álison: porque he sido víctima de abuso, de acoso. Por la conmemoración del #8M.
¿Tus padres denunciaron cuando fuiste víctima de abuso sexual en tu infancia?
Álison: se dieron cuenta el año pasado, pues intenté quitarme la vida dos veces. Estuve hospitalizada, me internaron. Empecé un proceso con una psicóloga, les conté lo que había vivido. Sobre el acoso, tuve que aplazar porque el Sena no me brindaba seguridad. Lo denuncié, el caso fue archivado. Él me contrademandó por calumnia. También archivaron.
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¿Qué pasó este #8M?
Álison: nos encontramos en el Parque de las Luces, como a las 3 p.m. Subimos por La Alpujarra… en la Universidad de Antioquia (UdeA), descansamos. Seguí hasta el búnker de la Fiscalía, a un plantón. Susana se vino para el parque de La Resistencia.
Susana: después de la marcha estábamos planeando ir a una discoteca.
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¿Qué consignas gritaban?
Susana: participábamos cantando…
Álison: “¡La que no salte es un tombo violador!”.
Susana: “¡Hay que abortar el sistema patriarcal”. Con un puño hacia arriba, nos agachábamos y salíamos corriendo.
¿Por qué el plantón en la Fiscalía?
Álison: para exponer casos de violencia. Con un megáfono, empezaron a contar: unas habían sido violadas, otras abusadas. Lo único que hacíamos era gritar “estamos con ustedes”, “nosotras sí les creemos”. No estábamos haciendo daños.
Álison, estás en el cartel, ¿tiraste o destruiste objetos?
Álison: No, salí pacíficamente.
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Después del búnker, ¿salís para dónde?
Álison: nos devolvimos para la UdeA, compramos salchipapas. En ese momento llegan dos policías en moto, volteamos a mirarlos y seguimos caminando. Dimos cinco pasos y se bajaron frente a la puerta de Barranquilla. Nos dicen: “Ustedes son, las estamos siguiendo”. Yo me alteré: “No me pueden capturar, ustedes son hombres”. Susana se sulfuró un poquito más: “Tenemos la cédula a dos cuadras de aquí, si quieren vamos”. Llegaron otros policías: uno alto, moreno, me pega un puño en la costilla izquierda. En ese momento pasaba una ciudadana, no sabemos quién es, y empezó a grabar. Yo grito la cédula mía, la de Susana, nuestros nombres.
Susana: el policía llegó súper alterado, cogió a Álison del brazo. Cuando dijo los nombres y las cédulas, el policía se le fue encima. Me metí y me esposó. Llegaron otros policías. Cinco hombres y una mujer.
¿Por qué no cargaban la cédula?
Álison: Ni cédula ni celulares, por seguridad. Solo teníamos pañoletas moradas. Por eso decían que éramos nosotras: por las pañoletas.
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¿Cómo fue la captura?
Susana: nos metieron a la patrulla. Álison dijo: “Cerca tenemos las pertenencias, la cédula”. Nos ignoraron. Cuando pasamos por donde estaban nuestras amigas comenzamos a gritar el nombre de ellas y a pedirles las cédulas. En la (Plaza) Minorista vimos corriendo a una de ellas con la cédula de Álison. No había cómo pasarla por las rejas de la patrulla. La policía nos dio una vuelta rara y nos llevó al búnker.
Álison: el policía que nos capturó, un calvito, nos empezó a amedrentar con la pistola. Se reían de nosotras.
Susana: comenzó dizque a leernos nuestros derechos: “Tienen derecho a guardar silencio y a una llamada… ¿Qué más es que es?” Nos pusieron unas esposas para las dos.
¿Cuándo las separan?
Susana: cuando íbamos llegando, dos manes de civil, dijeron: “A ella me la llevo”. Me soltaron de Álison, me llevaron para un hueco en el búnker. Le dije: “Quiero ver esos videos”. Me respondió: “Esos videos son de los altos, no se pueden ver”. Después aclaró: “No es usted, es ella”. Le dije: “Desde que nos cogieron han dicho que somos las dos”.
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¿Las dos haciendo qué?
Álison: que nos habían visto dañando el Metroplús con un martillo, que teníamos heridas en las manos y tatuajes. No tengo tatuajes (ver foto). La muchacha con la que me están confundiendo es la que Fico publicó en Twitter, con un crop top, tatuajes en las manos y el estómago.
Susana: me preguntaron mi nombre, cédula, apodos. Yo apodos no tengo. Llegó un señor de Derechos Humanos, de chaleco azul. Le pedí que dijera que trataran con cuidado a Álison porque tiene dos hernias en la columna.
¿Qué pasó contigo, Álison?
Álison: me graba un señor de la Sijín, traté de agachar la cabeza, pero él prendió la linterna del celular. Me meten en una oficina con los fiscales, llega uno muy grosero. Estaba calmada, pero ese señor dijo que estaba irrespetando la autoridad. Me sientan en las escaleras, me esposan en la baranda. Pasaron tres horas revisando videos y el patrullero concluye: “Evidentemente no es usted”. El otro, el calvito, seguía encarnado en decir que era yo. Encontraron supuestamente un video de una pelada que estaba de negro con una chaqueta, botas negras y pañoleta morada. Yo estaba de tenis. ¡La hijueputa pañoleta morada me la vuela!
Ya estaba tarde…
Álison: llegó una muchacha de Derechos Humanos, me toma fotos: en las costillas no tenía ningún morado, solo el dolor del golpe; tenía morados por las esposas. Me muestra el Twitter de Fico: “Te están confundiendo”. Me puse a llorar, me abraza y me pregunta si había comido. Ingresaron un bonyurt y un buzo. Se va. Le digo al policía: “¿No te da pena tener un uniforme que solo te sirve para abusar de las mujeres?”. Contestaba “no”, y se reía. No me voy a cansar de decírselo: “¡Ustedes son unos gonorreas!”. Dijo: “Yo sé”. Luego entré donde una fiscal: “¿Qué está pasando conmigo?”. Me respondió: “Pensé que usted no tenía antecedentes. Firme un papel (constancia de buen trato)”. No firmé.
Una fiscal mujer…
Álison: “Sí. Me bajaron a hacerme una reseña. Me tomaron fotos con un cartel con unos números, me tomaron las huellas. Me llevan a La Candelaria (centro de detención transitoria) en la madrugada”.
¿Quién iba con vos?
Álison: un policía manejando; yo, atrás. Duramos media hora en ese carro, me puse a llorar, pensé que me iban a violar. Cuando me entero de que estaba en La Candelaria, dije: “¿Por qué me trajeron acá?”. Me contestó: “Usted es una boba, una vándala”. Entré en un forcejeo, ¡no me voy a dejar meter al calabozo! Me tiró. Lo primero que digo es: “No aguanto el dolor por mis hernias discales”. Entre risas, respondieron: “Usted es una boba, esto es un castigo”.
¿Quién más estaba en el calabozo?
Álison: La Candelaria es calabozo de hombres. Había una habitación súper chiquita, con tres mujeres, no eran de la marcha, unas estaban por robo, otras por haber matado. Uno de los muchachos, frente al calabozo, me dijo: “Negra, vea una cobija”. La acomodé y me senté. El lugar era asqueroso, no había luz, las cucarachas nos pasaban encima. En casi dos días me llevaron cuatro veces al baño. Estuve vomitando esa comida, tocaba comer con la mano. En una ida me suben a bañarme en un baño que estaba poposeado, me tocó bañarme al frente de un policía. Miraba y se reía.
¿Cuándo quedás libre?
Álison: no me querían subir a la audiencia. Estaba lista para las 7 p.m., subí a las 9 p.m. ¿Por qué? Porque afuera Susana estaba con otras muchachas peleando para que me subieran.
A las 9:15 p.m. del 9 de marzo fue llevada ante el juez segundo penal municipal con función de control de garantías: “No se legaliza el procedimiento de captura de la señora Álison Morales, se ordena libertad”. Álison firma la hoja de salida. Reclama sus pertenencias: unos cordones y unas medias. Se va con Susana y “las muchachas”. Pronto se reconoce en el cartel: “¡Por las benditas salchipapas!”.
¿Sos feminista?
Álison: tengo muchas razones, pero la principal es porque yo no merecía vivir lo que he vivido. Soy así por mí, por mis derechos, por sacar esa rabia que tengo acumulada desde niña. No me declaro feminista porque no estoy de acuerdo con muchas cosas. Marcho el 8M, el 25N, y las veces que tenga que salir, porque no quiero que más personas se queden calladas.
El #8M de 2025, ¿qué vas a hacer?
Álison: si puedo volver a salir, lo haré exponiendo a los policías que me hicieron daño. Lo único que están haciendo es impulsarme: si antes salía con rabia a gritar, ahora más. Voy a seguir con mi pañoleta morada hasta el final, así tenga miedo.
*Los nombres de las fuentes no son los reales por motivos de seguridad.
Distintas organizaciones de mujeres se pronunciaron en contra de la actuación de la Alcaldía de Medellín en el siguiente comunicado:
La opinión de Sergio Arboleda, de la Corporación Jurídica Libertad
¿Cuáles derechos fundamentales fueron vulnerados en el caso de Álison?
Este tipo de publicaciones atentan directamente contra la idea de un Estado democrático social y de derecho, toda vez que implica la estigmatización de la protesta social, del movimiento feminista y de sus símbolos de reivindicaciones históricas. Privar de la libertad a alguien por llevar consigo un pañuelo morado o verde se traduce en la criminalización de su movimiento. En el acompañamiento que hemos hecho a las mujeres que aparecen en este cartel, hemos encontrado que se han vulnerado los derechos fundamentales al debido proceso, la honra, la dignidad humana, el buen nombre, la protesta y la movilización social… contrario a lo dispuesto por parte de la Corte Constitucional en la Sentencia SU 546 de 2023.
¿Hasta qué instancias escalarán?
Acudiremos ante los escenarios judiciales, administrativos, nacionales e internacionales necesarios para garantizar el respeto de los derechos de las mujeres y denunciar esta grave situación de criminalización y estigmatización.