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Ximena* se fue de su casa cuando tenía 16 años. Quería escapar de los problemas familiares, así que viajó de Medellín a Manizales, donde vivía su novio. Era 1991 y sus padres no tenían forma de saber dónde estaba o si se encontraba bien. Ante esa “rebeldía adolescente”, su abuelo les sugirió ir a terapia con el psicólogo Juan Carlos Posada Mejía, reconocido por trabajar en esa época en Caracol Radio. Sus papás realmente no creían en psicólogos, pero ante la gravedad de la situación decidieron darse la oportunidad y conseguir una cita. (Lea aquí: El psicólogo señalado de violentar sexualmente a nueve pacientes en Medellín)
Bastaron dos sesiones para que Ximena entendiera que la supuesta terapia de Posada Mejía no iba a ayudarla. Ella cuenta que él fue muy insistente en el tema de la sexualidad, algo que le resultó extraño, ya que a sus 16 años todavía no tenía una vida sexual activa. Además, no era el motivo de consulta y aún así él era incisivo en hacerle esas preguntas. Al no encontrar respuestas, según ella, le sugirió una sesión de supuesta relajación.
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“Me dijo que me acostara sobre el escritorio, sí sentí que era como extraño lo que estaba pasando, sin embargo, dije ‘no voy a prejuzgar’. Sacó una especie de pesas de metal que hacían parte de las persianas verticales de su oficina, me desabotonaba la camisa del uniforme del colegio y me bajaba la falda con la excusa de ponerme las antes mencionadas en mi cuerpo. Recuerdo los latidos de mi corazón a mil mientras me paraba de su escenario improvisado, medio me abotoné mi camisa y falda, tomé mis zapatos y salí. Recuerdo mi afán por escaparme de ese sujeto morboso, quien finalmente solo me produjo terror y asco”, comparte Ximena a El Espectador.
El pasado 5 de julio, la Fiscalía imputó cargos a Posada Mejía, por presuntamente violentar sexualmente a una de sus pacientes mientras le hacía creer que eso hacía parte de la terapia. Pero no es la única, otras más han acudido a la Fiscalía para decir que también las agredió, A la fecha son diez las mujeres que se han acercado al proceso judicial que comenzó el 17 de febrero de 2023, cuando una mujer de 37 años lo denunció formalmente.
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El psicólogo y docente de 59 años se presentaba como un “terapeuta gestáltico”, un modelo de psicoterapia que se centra en el desarrollo personal, y también como especialista en espiritualidad formado en India, Tailandia, Bangladesh, Singapur e Indonesia. Tiene más de 35 años de experiencia profesional y es reconocido en Antioquia por su aparición como experto en medios de comunicación como El Colombiano, Teleantioquia y Caracol. Esa reputación fue lo que llevó a que las mujeres, que hoy testifican en su contra, acudieran a terapias con él.
Los hechos de los primer relatos que se conocen contra Posada Mejía ocurrieron entre 2014 y 2023. Sin embargo, en el último mes ocho mujeres más han compartido sus testimonios. El Espectador dialogó con algunas de ellas. Al igual que Ximena, otra mujer asegura que fue abusada por él en la década de 1990, por lo que se trataría de al menos 18 víctimas en el transcurso de, prácticamente, toda la trayectoria profesional del psicólogo.
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“Fui una vez en 1993, cuando tenía 23 años, y nunca más volví, nunca me atreví a hablar, pero estoy segura de que como yo debe haber muchas”, cuenta a El Espectador una de las denunciantes que actualmente vive en el exterior. Ella recuerda que Posada hablaba muy elocuentemente enfocándose a que se trataba de un problema de desequilibrio energético, pues acababa de salir de quimioterapias por un cáncer. Sin embargo, a sus 53 años, ella entiende que lo que sucedió fue un abuso, no es normal que, en una terapia, un psicólogo toque el cuerpo de una paciente ni mucho menos que penetre su vagina.
El Colegio Colombiano de Psicólogos asegura que las normas éticas y legales de la psicología no avalan los tocamientos de un psicólogo al cuerpo de su paciente ni ningún tipo de penetración. Asimismo, para que un profesional pueda abordar problemáticas de índole sexual debe estar certificado como sexólogo, formación que Posada Mejía no tiene, pero en ningún momento puede realizar algún tipo de tocamiento físico ni realizar “procedimientos que supongan un menoscabo para la dignidad de la persona”, como explica el código de la Asociación Internacional para La Salud Sexual (WAS).
Los nuevos testimonios que han sido presentados ante la Fiscalía destacan una vez más supuestas conductas indebidas, en medio de consultas y el escenario académico. Desde comentarios explícitamente sexuales hasta haber sido tocadas o penetradas presuntamente por él, con sus dedos o piedras. Asimismo, todas aseguran que en ningún momento Posada Mejía les explicó cómo eran sus metodologías para la terapia y tampoco firmaron un consentimiento.
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“Tu estás yendo donde un profesional que se supone sabe cómo ayudarte en ese proceso. Estás en una situación altamente sensible, vulnerable, con pleno desconocimiento y sin orientación. Entonces, pues obvio que él se aprovecha de esa situación”, comparte una de las víctimas a este diario. Ella relata que asistió a consulta con Posada por recomendación de un amigo que, al igual que ella, estaba atravesando un divorcio.
El motivo principal por el que iba a la terapia era entender una situación de infidelidad, pero para Posada su problema era que supuestamente era una “persona muy sexual, que ese chacra que quedaba en la zona pélvica sobre la vulva estaba muy activado y que tocaba regularizarlo”, recuerda. Ella no entendía qué estaba pasando, quedó paralizada, pero en el momento que él empezó a tocarla sobre la ropa interior fue que reaccionó y le dijo que parara. “La salida del consultorio hasta el lobby (del hotel Dann Carlton) tardaría cinco minutos, para mí fueron como cinco horas”, añade.
Algo que señala esta mujer es que cuando empezaron a salir a la luz los testimonios contra Posada este año, decidió hablar nuevamente con su amigo que lo había recomendado sobre si él alguna vez había vivenciado una situación “extraña” con el psicólogo. A lo que él le respondió que jamás y que inclusive nunca le había mencionado el tema sexual en sus sesiones. En sus propias palabras, “qué ‘casual’ que son mujeres, por qué no pasa con los hombres”.
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Durante la primera audiencia de imputación de cargos, Posada y su defensa insistieron en que es inocente. No negaron que ese primer hecho por el que lo acusan existió, sino que se dedicaron a insinuar que se trató de un “malentendido”, porque la paciente no se opuso ni salió corriendo. Ante esas declaraciones, Catalina* una de las nuevas denunciantes, quien fue estudiante de Posada en la Universidad de Envigado y posteriormente compartieron espacios laborales en una empresa, opina que lo que está haciendo es “echarnos la culpa y revivir esa vergüenza consigo misma por dejarse manipular de esa manera”.
En el testimonio rendido por Catalina ante la Fiscalía ella relata que durante la sesión de terapia a la que asistió, Posada insistía que los problemas por una relación que tenía eran culpa de ella por estar “reprimida sexualmente”. Que, para tener relaciones a futuro, estables y mejores debía solucionarlo. Al igual que con los otros testimonios, ella se acostó en una especie de camilla y le pidió que imaginara cosas sexuales. “Empieza a ponerme las manos (sobre el cuerpo) y me preguntaba ‘¿te gusta?’, yo le decía que no, pero tampoco sabía cómo pararlo. Ahí empezó a masturbarme y una de esas preguntas fue ‘¿y qué tal que fuera el profe?’, como preguntándome si yo quería estar con él”, relata.
La Fiscalía dijo que Posada logró afectar el consentimiento de sus pacientes, aprovechándose de su posición y reconocimiento como psicólogo, que las puso en incapacidad de resistir, pues no podrían comprender la violencia sexual. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ONU mujeres, la violencia sexual incluye todas las relaciones o actos sexuales, físicos o verbales, no deseados ni aceptados por la otra persona. La violencia sexual puede incluir acoso, contacto físico no consensuado y otros tipos de violencia no física, como comentarios o miradas sexualmente sugerentes, y también violación, entendida por cualquier penetración vaginal, anal u oral no consentida.
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Ante los nuevos señalamientos, El Espectador se contactó con Jaison Gaviria, abogado defensor del psicólogo, quien dijo desconocer de manera oficial estos nuevos testimonios. Aseguró que cree que el escenario de participación ideal es el proceso penal y que él y su cliente decidieron abstenerse de algún pronunciamiento, siendo respetuosos del debido proceso. Sin embargo, dijo que esperan aclarar todas las acusaciones oportunamente.
Si una persona cree que su terapia no ha transcurrido con normalidad o se siente vulnerada con la práctica profesional de algún psicólogo, puede interponer una queja disciplinaria por correo electrónico a asesor.quejas@colpsic.org.co. Las indicaciones se encuentran en esta página web: https://www.colpsic.org.co/quejas-del-ejercicio-profesional/. También puede denunciar en la Fiscalía.
*Nombre ficticio creado para proteger la identidad
**Si conoces un caso como los relatados en este artículo, escribe un correo a lasigualadasoficial@gmail.com