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El trabajo doméstico, el cuidado de niños, niñas, adultos mayores y personas con discapacidad, entre otras actividades, como mercar o llevar y recoger a los niños del colegio, hacen parte de las actividades diarias de los hogares y son realizadas en su mayoría por las mujeres. Este trabajo no es remunerado y solo hasta hace poco empezó a ser reconocido, pues se estima que, si se pagara, representaría el 20 % del PIB del país.
Ante la llegada de la pandemia, en 2020, la participación laboral de las mujeres se redujo, en parte, explica el Informe de Desarrollo Humano para Colombia del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), por el aumento de las actividades de cuidado que recayeron en las mujeres, quienes dedican cerca de 8 horas al día a este trabajo.
Como respuesta para atender el exceso de trabajo que asumieron las mujeres en los hogares, el 27 de octubre de 2020, la Alcaldía de Bogotá puso en marcha el primer Sistema de Cuidado del país, bajo el sistema de “manzanas del cuidado”, como se denominan las unidades de prestación de servicios de cuidado en la ciudad.
Durante el conversatorio “Sistemas de cuidado para el desarrollo sostenible y equitativo”, en el que participaron expertos en cuidado y género del PNUD y la secretaria distrital de la Mujer, Diana Rodríguez Franco, Guillermina Martín, especialista de políticas de género en PNUD, resaltó que la propuesta innovadora del sistema de cuidado en Bogotá está relacionada con el enfoque de los servicios de cuidado. “Históricamente veníamos tratando de poner el cuidado sobre la agenda, pero el salto cualitativo está en el concepto como tal. Se piensa ahora en un sistema de cuidados que incluya servicios para las personas las encargadas del trabajo de cuidado, ellas también necesitan cuidados, además de otros servicios que se venían enfocando solo para la infancia o personas con discapacidad”, aclaró.
Redistribuir las tareas de cuidado entre los miembros del hogar, el sector privado y el Estado es una prioridad para que las mujeres puedan participar activamente en el mercado laboral, en sus comunidades y en su formación sin que estas actividades sean una limitante. “El trabajo de cuidado no remunerado y su desigual distribución ha sido destacado en la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible; sin esta redistribución no se puede reducir la pobreza ni avanzar de manera equitativa pues la pobreza de tiempo que se acentúa en las mujeres perpetúa la violencia y limita su economía”, puntualizó Sara Ferrer, representante residente de PNUD en Colombia.
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En este punto, la economista y expresidenta de Cisoe, Cecilia López Montaño, quien fue promotora de la Ley de la Economía del Cuidado de 2010 destacó en El Espectador, antes de asumir su cargo como ministra de Agricultura, la importancia de “sacar el cuidado de las casas”, mediante la redistribución entre el Estado, por ejemplo, con horarios extendidos en los colegios, y el mercado para liberar la carga de las mujeres. Además agregó que el proceso de reconocer el trabajo de cuidado no remunerado pasa por distanciarse del concepto de “cuidadoras” por “trabajadoras” (no remuneradas).
Actualmente en Bogotá están funcionando 14 “manzanas de cuidado”, incluyendo las dos inauguradas este martes en Tunjuelito y San Cristóbal. Estos espacios, explicó Rodríguez en el conversatorio, no están construidos desde cero, sino que articulan espacios y servicios que ya se prestaban desde la Secretaría Distrital de Inclusión Social (SDIS) y la Secretaría Distrital de la Mujer con otros nuevos que se han identificado durante la instalación de las “manzanas de cuidado”.
Algunos centros como el de Usaquén y Bosa tienen un espacio que integra servicios de formación, cuidado de menores de edad y adultos mayores, actividades deportivas como ciclismo o natación, atención psicosocial y capacitación en emprendimiento, mientras que otras hacen uso de unidades deportivas o colegios cercanos a la “manzana de cuidado” para ampliar su capacidad de atención.
Si bien uno de los servicios ofertados por el Sistema de Cuidado es la atención de personas que necesitan cuidado o relevos en esta tarea, el objetivo es brindarles tiempo, atención y servicios a las personas encargadas de este trabajo no remunerado, principalmente, explicó Rodríguez, a las que se dedican de tiempo completo al hogar.
¿Quiénes cuidan a los bogotanos?
La Secretaría Distrital de la Mujer ha identificado al menos a 1.342.578 personas encargadas del cuidado en Bogotá, pero se destaca que el 30 % se dedica principalmente a este trabajo con hasta 10 horas de trabajo diario.
Ese 30 % es la prioridad del Sistema de Cuidado, pues de ellas el 70 % tiene secundaria como máximo nivel educativo; el 90 % no cuenta con recursos propios; el 33 % no tiene tiempo libre y el 20 % tiene alguna enfermedad crónica diagnosticada. Así lo evidenció el PNUD, que, en alianza con CEPAL y OIT, presentó a la Secretaría estos datos obtenidos a través de herramientas de georreferenciación para poder identificar las necesidades específicas de las personas trabajadoras del cuidado según su ubicación, contexto y acceso a servicios.
“Uno de los problemas más grandes de Bogotá es el trancón, ¿cómo hacerla una ciudad más accesible para disminuir labores de cuidado como llevar a los niños al colegio?”, cuestionó Martín sobre las alternativas para reducir el tiempo que invierten las trabajadoras del cuidado.
¿Cuánto invierte la ciudad en el Sistema de Cuidado?
Entre los cuarenta servicios cubiertos por las “manzanas de cuidado” se destacan los programas de formación, generación de ingresos, relevos, buses de cuidado que desplazan las mujeres que viven más apartadas de estos centros, lavadoras comunitarias a los que han accedido alrededor de 54 mil personas encargadas del cuidado durante lo transcurrido de 2022. Además, han sido beneficiarios en el mismo periodo 75 mil menores, 159 mil personas con discapacidad y 36 mil adultos mayores.
Para garantizar esta atención, la administración invirtió 646.436 millones de pesos, equivalentes al 0,73 % del PIB de Bogotá, de los cuales 626 mil millones fueron costeados por la SDIS, de acuerdo con el informe presentado por el PNUD; sin embargo, Martín explica que es fundamental la articulación que han tenido otras dependencias para garantizar el funcionamiento de este programa, así como de las Secretarías de Salud, Educación, Hábitat y Cultura.
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La proyección del PNUD apunta a la sostenibilidad económica del Sistema de Cuidado durante el 2023, pero también a la posibilidad de replicarlo en otras ciudades y regiones. “El sistema de cuidado de Bogotá va a sentar las bases de un plan nacional de cuidado y del Ministerio de la Igualdad”, apuntó Ferrer.
Sin embargo, para proyectar el sistema de cuidado a nivel nacional Javier Pineda, profesor asociado del Cider en la Universidad de los Andes, coordinador del grupo Clacso sobre Género y cuidados y miembro de la Asociación Latinoamericana de Estudios del Trabajo, afirma que es necesario “incluir una perspectiva de género en la reforma a la salud, atender cuidados médicos y cuidados integrales que actualmente no están incluidos en el POS”, además agregó que se debe contemplar la figura de agentes de cuidado, “programas masivos y con recursos que incluyan gestores de cuidado, que puedan articular las necesidades de los hogares”.
Adicionalmente, para pensar en un sistema de cuidados integral, Para Paula Herrera-Idárraga, profesora del Departamento de Economía de la Universidad Javeriana, le dijo a El Espectador que esta estrategia debería tener en cuenta a las trabajadoras del cuidado remunerado, teniendo en cuenta que este sector que emplea en su mayoría a mujeres fue uno de los más afectados a raíz de la pandemia.