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El 19 de agosto, Marian Schuegraf se convirtió en la primera mujer en asumir el cargo de embajadora de Alemania en Colombia, sucediendo a Peter Ptassek, quien se desempeñó como delegado del país europeo en Colombia durante cuatro años.
Schuegraf, que está vinculada al Ministerio Federal de Relaciones Exteriores de Alemania desde 1992, como directora para América Latina y el Caribe de ese Ministerio, antes de asumir su puesto en Colombia, impulsó la creación de la red Unidas, una plataforma para trabajar por el liderazgo de las mujeres y su participación en la región. Conversamos con ella sobre las prioridades de su gestión en Colombia y el rol de la cooperación alemana en los procesos ambientales y sociales del país.
¿Qué representa para usted ser la primera mujer en asumir el cargo de embajadora de su país en Colombia?
Ya era hora que mi país enviará al extranjero más mujeres en el servicio diplomático, y sobre todo en cargos de alto nivel. Me alegra por Alemania que esté sentando nuevas pautas en estos campos, y me alegra que en esto Colombia y mi país compartan intereses comunes. Aunque en realidad Colombia está mucho más avanzada en este terreno, pues, si no estoy mal, ya lleva por lo menos siete mujeres que han ocupado el cargo de ministra de Relaciones Exteriores, mientras nosotros solo vamos con una. Gracias a ello, Colombia ya es parte de la vanguardia internacional en este tema.
¿Cuáles son los retos en los que la Embajada de Alemania puede contribuir para lograr el proyecto de “paz total” en el país?
Alemania viene apoyando la paz en Colombia desde hace mucho rato. Sin embargo, el 7 de julio pasado el Bundestag Alemán decidió continuar apoyando el proceso de paz desde el punto de vista político y financiero. Esto se refiere a la implementación consistente del Acuerdo de Paz con las Farc, pero también al inicio de los diálogos de paz en el marco de la “paz total”, así como al fortalecimiento del compromiso de la sociedad en su conjunto. Lo cierto es que asociadas al tema de la paz aparecen nuevas áreas de acción, como la reforma agraria, una agricultura sostenible y la gran biodiversidad colombiana, lo que puede implicar para nuestros dos países nuevas formas de cooperación.
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¿Cómo, a través de cooperación internacional, es posible impulsar el desarrollo de las mujeres en las regiones con resultados a largo plazo?
En mi viaje al Cauca conocí a unas lideresas impresionantes, por ejemplo, entre los misaks. Y uno también las encuentra desempeñando un papel importante como constructoras de paz en las negociaciones con los grupos armados. Pero, por otra parte, no olvidemos sus derechos a la tierra en la importante reforma agraria que ya mencioné antes, la cual, me parece, es una preocupación acertada e importante del Gobierno. Pienso que en todas estas áreas Alemania puede apoyar, como de alguna manera ya lo viene haciendo en departamentos como Caquetá, Meta y Norte de Santander por medio de microcréditos y capacitaciones.
¿En qué puntos de la implementación del Acuerdo de Paz centrará sus esfuerzos de verificación y acompañamiento?
El foco de nuestro trabajo hasta ahora ha sido el apoyo político y financiero de las instituciones creadas por el tratado de paz, la Comisión de la Verdad y la JEP. Lo hacemos, porque en Alemania sabemos lo importante (y difícil) que es la tramitación histórica y jurídica del pasado. Nos llevó 20 años poder hablar siquiera sobre el pasado y la culpa. Por eso tengo que felicitar a Colombia de que luego de casi seis años del Acuerdo de Paz ya haya logrado mucho y que sirva como modelo a seguir a nivel mundial. Hacia el futuro creo que nos involucraremos más en vincular la paz con los temas ambientales. Los dos temas están estrechamente relacionados y deben ser considerados juntos.
¿Qué opina de la iniciativa de que la fuerza militar de Estados Unidos pueda intervenir en la Amazonia colombiana para garantizar su protección?
Hasta qué punto los militares estadounidenses puedan contribuir a esto es una cuestión bilateral que debe ser aclarada entre Colombia y EE. UU.
¿En qué industrias concentrará su gestión para impulsarlas hacia la transición energética y prácticas sostenibles?
A través de las relaciones comerciales bilaterales entre Colombia y Alemania, pero también mediante la cooperación, ya trabajamos en proyectos de energías verdes, economía circular y cuidado del medio ambiente.
Alemania se ha propuesto metas que son incluso muy ambiciosas comparadas con otros países de la Unión Europea. La reducción del 65 % de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 y alcanzar la neutralidad climática en el año 2045 son muestras de ello. Esto es importante en el sector de la energía, en el de la industria, el transporte, la construcción y la agricultura.
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¿Cuáles son las reflexiones que deja la crisis energética en Europa para transitar hacia otras alternativas de energía?
Alemania ya ha venido haciendo esa transición hacia energías más limpias, incluso antes de la agresión rusa a Ucrania. El esfuerzo por la descarbonización de su economía y la salida de la energía nuclear no ha sido fácil.
La crisis energética puede retardar un poco algunas iniciativas, pero a la vez acelerar aún más el desarrollo de las energías limpias. Para Alemania, para el resto de Europa y del mundo, esta crisis ha mostrado la necesidad de diversificar las fuentes energéticas y los proveedores. En el mediano plazo, por ejemplo, esperamos que Colombia pueda suplir parte de la demanda de Alemania de hidrógeno verde.
¿Qué hace falta para replicar los proyectos de reciclaje que tienen en Bogotá en otras ciudades y regiones?
En Bogotá hemos trabajado con nuestras contrapartes públicas de la Alcaldía, empresas privadas y de la población recicladora en una serie de líneas relacionadas con el mejoramiento de la tasa de reciclaje. Y hemos inaugurado junto con el Sena y muchos otros aliados aquí en Bogotá el primer laboratorio de economía circular en el país. Para replicar estas experiencias es muy importante tener un compromiso fuerte desde las ciudades con el reciclaje y la economía circular. Además, es importante involucrar a todos los sectores: público, privado y la población recicladora para lograr avances sostenibles.
¿Con qué proyectos buscará potenciar el desarrollo científico y académico en Colombia?
El DAAD, nuestro servicio de intercambio académico, es la institución competente en este campo, y desde 2019 tiene una sucursal aquí en Bogotá. Me complace especialmente que los estudiantes colombianos estén muy interesados en estudiar en Alemania. El número de estudiantes de Colombia en Alemania se triplicó en la década pasada. En el campo de la investigación ya tenemos dos centros de excelencia: CAPAZ, el Instituto Colombo-Alemán para la Paz, y CEMarin, Corporación Centro de Excelencia en Ciencias del Mar. Sin embargo, hacia el futuro, Colombia es el socio natural de Alemania para cooperar mucho más en la protección del medio ambiente, el clima y la sostenibilidad. Me gustaría mencionar dos proyectos nuevos que ya se están implementando en esta área. El primero se llama Trayectos. Como parte del programa de los Centros Globales para el Clima y el Medio Ambiente, la TU Berlín, la UNAL, la Universidad del Magdalena y la University of Capetown en Sudáfrica están colaborando en la investigación sobre el uso sostenible de los recursos energéticos y el uso sostenible de la tierra. El segundo proyecto es una Escuela Bilateral de Graduados. Se trata de una cooperación entre el Centro de Investigaciones para el Desarrollo de la Universidad de Berlín y la UNAL sobre el tema “Paz ambiental y desarrollo en Colombia”.
¿Cómo aumentar la participación de las mujeres científicas e investigadoras en estos procesos?
En el mundo académico, las mujeres ya están sorprendentemente bien representadas. En el proyecto entre la Universidad de Berlín y la UNAL, por ejemplo, con la profesora Youkhana y la profesora Rojas, las mujeres son las lideresas del proyecto en ambos lados. En el caso del DAAD, todas las becas completas incluyen apoyo económico para esposo/esposa e hijos que viajen con la becaria, para que las mujeres puedan concentrarse plenamente en su carrera académica y no tengan que elegir entre familia y carrera. También ha habido ofertas cada vez más específicas para mujeres. Este año se realizó un taller Unilead, financiado por el DAAD y organizado por la Universidad del Rosario, que tuvo como tema el “Liderazgo femenino en las universidades de la región” y en el que participaron aproximadamente 15 lideresas.
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¿Cómo la red Unidas puede aportar a la propuesta del presidente Gustavo Petro de crear un Plan Nacional de Acción para resaltar el rol de las mujeres en toda su diversidad en el país?
Unidas es una red de mujeres latinoamericanas que fundé. Su objetivo es conectar a mujeres fuertes en el continente, entre ellas y con Alemania. Son mujeres con un extraordinario compromiso por la igualdad de derechos. Por ejemplo, son activistas del medio ambiente, diputadas, lideresas de empresas, artistas célebres -de todos los estratos-, pero siempre con un gran compromiso por mejorar sus sociedades. Durante la primavera, el Premio Unidas fue otorgado por primera vez por la ministra federal de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, en Berlín. Lo recibió el respetado Colectivo argentino “Ni una menos”, que invirtió el dinero del premio en varios proyectos de mujeres. En Colombia tiene integrantes muy respetables, como Francia Márquez, Yolanda Perea, Leonor Zalabata y muchas más que luchan por un rol fuerte e igualitario de la mujer en la sociedad. Por cierto, la Resolución 1325 de la ONU sobre mujeres, paz y seguridad es de fundamental importancia para nosotros, por lo que estamos muy felices de apoyar al presidente Petro en el desarrollo de un plan de acción sobre esto a través de -entre otros- Unidas. Apoyamos también a la vicepresidenta en su buque insignia de un Ministerio de la Igualdad.
¿Qué características fundamentales debe tener una política exterior feminista?
En primer lugar, me complace que Colombia, al igual que Alemania, esté desarrollando ahora una política exterior feminista y que seamos socios de ideas afines en este sentido, de modo que los derechos de las niñas y mujeres pasen a primer plano y que su igualdad en participación, representación e ingresos económicos se vuelvan una realidad. Es por ello que, a través de la cooperación bilateral, impulsamos la política exterior feminista del gobierno alemán dirigida al desarrollo.