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Si hay alguien que sabe lo que es luchar en la vida, ese es Fredy Alejandro Serrano Sicachá, un bogotano de 28 años que a punta de golpes, caídas y revolcones se metió en el selecto grupo de deportistas que representarán a Colombia en los Juegos Olímpicos de Beijing, en agosto próximo.
En territorio chino, Serrano espera coronar una exitosa carrera de casi dos décadas en la que ha coleccionado títulos y reconocimientos en torneos nacionales, bolivarianos, suramericanos, centroamericanos, panamericanos y mundiales.
Pero aunque hoy saborea las mieles de la victoria, durante muchos años tuvo que aceptar con resignación los triunfos de sus rivales, pues apenas comenzó a figurar en 1998, a pesar de que practicaba la lucha desde 1990.
“Y empecé a entrenar en el Centro Comunitario La Victoria, al suroriente de Bogotá, para complacer a mi mamá, quien se preocupaba porque aprovechara mi tiempo libre”, dice Fredy agradecido, pues considera que su dedicación al deporte lo alejó de las situaciones complicadas que viven los jóvenes de su barrio, República de Canadá.
“Sin duda la lucha ha hecho de mí una muy buena persona, además me abrió puertas, me permitió conocer el mundo e ilusionarme con estudiar y convertirme en profesional”, señala con orgullo, pues se graduó como tecnólogo en entrenamiento deportivo y está terminando una licenciatura.
Serrano cuenta además que aunque desde muy niño se dio cuenta de que tenía cualidades para los deportes de combate, no imaginó que la lucha sería su fuente de ingresos. “Mi primer entrenador fue Abelardo Rojas, él me enseñó todos los secretos de este deporte. Ya en 1998, bajo las órdenes de Enrique Osorio, comencé a lograr resultados importantes, a representar a Bogotá, a ser convocado a la selección Colombia y me di cuenta de que podía dedicarme de lleno a esto. Con los triunfos llegaron también los patrocinios, como los del IDRD y el Comité Olímpico Colombiano. Fui monitor de la Liga de Bogotá y comencé a recibir un salario que me motivó para seguir adelante”, dice.
No obstante, Fredy Serrano admite que la idea de participar en unos Juegos Olímpicos apenas le pasó por la cabeza hace dos años: “Realmente todo se dio con el tiempo. Cuando gané a nivel suramericano y después panamericano, comencé a plantearme mayores retos, como ir a un mundial, hasta que en 2007 logré el cupo a Beijing. Hoy estoy séptimo en el escalafón internacional y eso me hace pensar que no estoy lejos de pelear por el podio en mi categoría, la de los 55 kilogramos”.
¿Y cómo se ha preparado para pelear una medalla?, “pues sacrificando cosas”, responde con firmeza. Para concentrarse en su preparación aplazó el semestre de estudios y dejó las clases que les daba a los niños de su comunidad. “Lo otro es que he tenido más competencias internacionales y hay programadas dos más (en Cuba y Rusia) que son clave, pues el roce es el que le sirve a uno para darse cuenta en qué nivel está”.
Pero lo que realmente le permite soñar con subir al podio en Beijing a este bogotano, nadador frustrado, hincha de Millonarios y amante del ajiaco, es que la diferencia entre los 10 primeros del mundo es muy pequeña y cualquiera puede ganar. Según explica, “parte de la preparación consiste en convencerme de que puedo triunfar, de que soy capaz. No hay noche en que no piense en eso. Sé que no estoy lejos, las distancias con los mejores no son grandes”.
Fredy también destaca el buen momento de la lucha colombiana, que tiene ya a tres deportistas clasificados para Beijing (Jaqueline Rentería, Jarlis Mosquera y él) y podría tener un cupo adicional con Sandra Roa. “Yo estuve en parte del ciclo olímpico anterior y debo decir que antes se trabajaba más con las uñas, las cosas sin duda han mejorado, especialmente durante los últimos dos o tres años, en los que el dinero llega a tiempo para la preparación y hay motivaciones económicas para los medallistas, algo que sin duda recompensa todo el esfuerzo de los deportistas”, acepta Serrano, quien tiene claro que intentará seguir compitiendo hasta 2012 y luego se dedicará a entrenar niños.
“La ventaja de este deporte es que a uno no le cobran por practicarlo y apenas con una camiseta y una pantaloneta queda listo. Además, para los chicos es muy divertido, no es tan rudo como se ve en la competencia. Se hacen juegos, actividades de integración. Y cuando crecen y reciben golpes, ya no hay marcha atrás, ya están enamorados de esto”, finaliza diciendo el futuro forjador de más luchadores de la vida.
Felicidad total
Serrano es además el entrenador y compañero sentimental de Sandra Roa, campeona mundial júnior de lucha, quien aspira a conquistar un cupo a Olímpicos en los torneos clasificatorios que se realizarán en Europa entre abril y mayo próximos. Viven juntos hace tres años y bromean porque la forma de divertirse en casa es viendo videos y hablando de lucha, como seguramente ninguna otra familia en el país.