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Con profunda tristeza, pero manifestando que siente que cumplió con su deber, la saliente fiscal delegada ante la Corte Suprema de Justicia, Ángela María Buitrago, rechazó que se hubiera concentrado en procesos como el del Palacio de Justicia, el del ex senador Ciro Ramírez por parapolítica, en el del ex jefe de Fiscalías de Medellín, Guillermo León Valencia Cossio, o el del ex director del DAS Jorge Noguera Cotes, aunque reconoció que tuvo que dar prioridad a los casos en los que había detenidos. En diálogo con El Espectador, aseguró que le gustaría ser magistrada de la Corte Suprema, al tiempo que manifestó que no cree que los procesos que adelantaba vayan a sufrir traumatismos tras su salida.
¿El fiscal general (e), Guillermo Mendoza Diago, aseguró que en su despacho hubo procesos que no tuvieron la atención esperada y que, en parte, eso motivó que le aceptara la renuncia?
Dentro del análisis que uno debe hacer del manejo de un despacho sabe que existen prioridades por presos. Se manejan unos tiempos diferentes con las audiencias y con las cortes, y sobre esos supuestos uno tiene que dar las prioridades correspondientes. Hubiera querido tener no 24, sino 48 horas al día.
¿Pero es cierto que hubo descuido de algunos procesos que estaban a su cargo?
No entiendo porque utiliza (el fiscal) esa argumentación, cuando ni siquiera está en la carta de aceptación de renuncia. Pero creo que la conciencia de cada quien es la que rige los actos de cada uno y sobre esos supuestos, indiscutiblemente, si se habla de gestión creo que el despacho en esos términos ha dado un buen resultado.
¿Hubo inequidad en la valoración de su trabajo frente a la de otros despachos?
Mi despacho nunca pidió que se le excluyera de la carga laboral, como sí se ha hecho por parte de los juzgados, que han tomado estos procesos con carga exclusiva. Y cuando uno cuenta con una serie de acusaciones con peso, pues obviamente hay una actividad en audiencias, las audiencias no se hacen solas y sobre esos supuestos el parámetro debe ser diferente.
Incluso hubo audiencias en la que estando incapacitada usted fue a trabajar...
Esas cosas las hace uno porque las debe hacer, porque quiere hacerlas y porque le nace hacerlas, y, sobre todo, por la responsabilidad que asume.
¿Cuál cree que será el panorama del proceso del Palacio de Justicia?
Pienso que los funcionarios que van a asumir ese proceso tendrán la suficiente profesionalidad y madurez para hacer lo que hacen todos los fiscales: trabajar.
¿A usted le reconocen haber sacado del ostracismo un caso histórico, como el de los desaparecidos del Palacio de Justicia?
El papel lo cumple el fiscal que lleva y asume los casos de su despacho e independientemente si es un proceso histórico o no. Simplemente asume la responsabilidad de investigar con denuedo y dedicación frente a una serie de cosas que se van viendo a través de la investigación.
¿Recibió alguna crítica o sugerencia de sus superiores en alguno de los procesos que llevaba?
Frente a las apreciaciones que se puedan hacer en el área jurídica, soy muy receptiva. Frente a otras intervenciones no las admito, porque considero que como fiscal del caso debo tener la prueba y luego la valoración correspondiente que haga dentro del leal saber y entender que uno tenga como profesional.
Su salida coincide con las medidas que adoptó dentro del caso de Carlos Horacio Urán o de la acusación por calumnia contra el ex vicepresidente Francisco Santos y el ex consejero José Obdulio Gaviria.
Lo único que pienso es que se trabajó desde la base de la discrecionalidad y sobre esos supuestos, él (fiscal general) tiene la autonomía para hacer los cambios correspondientes.
Frente a las amenazas que ha recibido, ¿qué pasará con su seguridad?
Igual. Creo que sigue igual, de todos modos me imagino que se harán las valoraciones correspondientes y se tomarán las decisiones del caso.
¿Teme por su vida?
No. La verdad no. La verdad habría llegado a temer si no hubiera hecho lo que tenía que hacer.
¿Le quedaron enemigos por el trabajo en los procesos que manejó?
Eso es parte del desenvolmiento social. Lo que pasa es que he considerado que soy dueña de mis amigos y dueña de mis enemigos. Para mí no hay enemigo mientras no lo considere, y sobre esos supuestos, así lo quiera, nadie podrá ser enemigo mío.
Sectores militares han llegado a insinuar que con casos como el del Palacio de Justicia usted mancilló el honor militar.
Las investigaciones no se adelantaron frente al Ejército, sino que se adelantaron frente a comportamientos que realizaron personas como frente a cualquier otro delito.
¿Le gustaría ser magistrada de la Corte Suprema de Justicia?
Sí. La verdad es que ser magistrado es un honor. El funcionario público está para servir. Pero mi único ánimo es seguir aportando desde los puntos de vista académico y jurídico.
¿Volvería a hacer lo mismo que hizo como fiscal delegada?
Igual o quizá mejor, porque frente a los desaparecidos, pues no los pudimos encontrar.
¿Satisfecha con su labor en la Fiscalía?
Mucho, muchísimo. Además, me voy tranquila en el sentido de que pude dar todo lo quería dar y que se trabajó hasta el último segundo.