Desde la década de los 90 los pescadores artesanales del norte del Pacífico chocoano (en los municipios de Juradó y Bahía Solano) iniciaron un camino para proteger la pesca artesanal. El Estado aún tiene varias deudas con ellos.
Foto: Sergio Silva Numa
Desde la década de los 90 los pescadores artesanales del norte del Pacífico chocoano (en los municipios de Juradó y Bahía Solano) empezaron un camino sin descanso. A la par del avance de la pesca industrial de atún y camarón cerca de sus costas llegaron una serie de conflictos que empezaron a escalar, sus faenas de pesca se vieron afectadas y algunos de los recursos de los que dependía su sustento y alimentación disminuyeron.