30 de julio de 2022 - 04:58 p. m.
Así se mueve el negocio de la marihuana en el norte del Cauca
En una vasta región de la cordillera central, crece a sus anchas la economía del cannabis. Hoy constituye el sustento de muchas familias del norte del Cauca. La legalización de la marihuana medicinal los dejó fuera del negocio, pero esperan que la regulación para uso adulto les permita participar. Mientras la guerra antidrogas sigue mostrando fracasos, la marihuana en el Cauca prueba una realidad distinta. (Vea este especial multimedia: El pesebre de marihuana que crece en el norte del Cauca)
Jose Vargas Esguerra
Reportero Gráfico
La realidad supera los prejuicios. Mientras la guerra de la cocaína sigue dejando víctimas y violencia en los territorios, a la vista de todos se abre paso en el país uno de los grandes negocios del siglo XXI: la industria del cannabis. En el norte del Cauca, no muy lejos de las zonas donde renace la guerra, las montañas testifican el auge de la marihuana.
JOSE VARGAS ESGUERRA
Familia de Albeiro Camayo, ex coordinador de la guardia indígena en el Cauca, asesinado en el resguardo de Las Delicias, municipio de Buenos Aires (Cauca).
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“Un cultivo puede tardar cuatro meses y de cada planta salen entre 100 gr y 500 gr. No somos narcotraficantes. Nos tocó vivir los estragos de la guerra y estos cultivos es lo poco que se puede sembrar. Pero necesitamos que la regulación para uso adulto nos tenga en cuenta” dice ''Gerardo'' un cultivador de la región.
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Un representante de cultivadores de cannabis señala que fue tal el boom de la marihuana a partir de 2016, que se volvió monocultivo. Los jornales resultaron mejor pagos que en los cultivos de café y, por libra de moños o flores, se llegaron a pagar hasta $220.000. Sin embargo, como toda burbuja, el negocio explotó y, el precio cayó. “Se creó una agremiación informal para regular los precios. También se establecieron reglas porque hubo gente que llegó a tener más de 4.000 plantas sembradas. No perdían por la libra tan barata, pero el resto sí llegaron hasta a botar las plantas”.
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La actividad está tan bien organizada que los compradores recogen la producción directamente en las viviendas. De ahí es llevada a prensadoras, donde se dividen por libras, se empacan al vacío, se llenan de betún para evitar el olor y se envuelven en cinta para comenzar su viaje fuera del Cauca.
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“Esta que estamos empacando va para Cúcuta y de ahí a Centroamérica. Por eso los paquetes van apretados. Es diferente cuando se mandan a Bogotá o a Medellín, así como con las variedades más exóticas. Con esas, a veces solo piden que empaquemos los moños al vacío”, dice uno de los hombres encargados del proceso de embalaje.
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Pese a que la Defensoría pidió intervención, en resguardos como el de las Delicias en Buenos Aires (Cauca), se han presentado enfrentamientos entre disidencias. Recientemente se alertó el reclutamiento de menores en el corregimiento de El Palo, de Caloto. A esto se suman abusos de poder y control, como consecuencia de acciones descoordinadas de los mandos de los grupos armados.
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Los censos realizados estiman que entre los resguardos de Toribío, San Francisco y Tacueyó hay cerca de 7.100 cultivos que, sumados a los de la parte alta de Toribío, llegarían a 9.000. La cifra no es clara ni para el Gobierno. A partir de las alertas lumínicas, el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci) estima que para 2017, el 21 % los cultivos del Cauca están en Toribío, seguidos de Corinto (14 %), Caloto (9 %) Santander de Quilichao (8 %) y Miranda (3 %).
Jose Vargas Esguerra
Una alerta de 2021 de la Defensoría del Pueblo resaltó la presencia de las disidencias de las Farc en la zona. A finales de 2019, la columna móvil Dagoberto Ramos empezó a hacer presencia, lo mismo que de manera intermitente lo hace la compañía Milton Hernández del Eln. Actualmente también ejerce control la columna móvil Jaime Martinez y se sospecha de algunos hombres del EPL.
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“En esta región se han asesinado líderes y autoridades, pero nosotros no tenemos nada que ver. Tampoco de lo que nos sindican. Si cultivamos marihuana lo hacemos es para subsistir, únicamente. Los que se lucran son los grandes narcotraficantes que la sacan a Chile, Brasil y a otros destinos”, insiste el dueño de un cultivo de la parte alta de Tacueyó.
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“Tener una siembra es como si, de una, fueras el foco de algo malo. Superarlo es difícil”, refiere María de los Ángeles Mosquera, de la organización Asoprocann, que agremia a 148 afros, campesinos e indígenas en Corinto, que desde 2017 trabajan de manera legal. Tienen incluso oficina junto a la alcaldía. Ahora está inhabitada y llena de agujeros por un carro-bomba que explotó hace más de un año cerca a su fachada.
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Albeiro Camayo, uno de los fundadores de la guardia indígena del Cauca, cayó asesinado en febrero de este año. Según versiones de su familiares, los responsables fueron grupos armados de la zona, que perpetraron el crimen porque Albeiro se oponía a la siembra de cultivos ilícitos en territorio indígena.
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