UNODC certificará destrucción de alcaloide de biofertilizante con hoja de coca
Después de que este diario revelara que una empresa en el Cauca destruía el alcaloide de la hoja de coca, sin mayor regulación de las autoridades, El Espectador conoció que el Ministerio de Agricultura hizo un acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) para certificar la eliminación de la sustancia.
Luego de una investigación publicada por El Espectador, que reveló vacíos en el seguimiento y reglamentación a la primera licencia para producir un biofertilizante con hoja de coca en Colombia, la ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica, le confirmó a este diario que su cartera logró un acuerdo para que la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) sea la encargada de verificar el proceso de destrucción de la sustancia de alcaloide en las instalaciones de la empresa Power Leaves.
La UNODC monitorea de manera técnica y permanente los cultivos de coca y la minería ilegal de aluvión en el país.
En el reportaje Las sombras detrás de la primera licencia para vender un biofertilizante de coca, este diario reveló que la empresa canadiense, que trabaja de la mano con comunidades indígenas en el municipio de Páez (Cauca), pasan la hoja de coca por un proceso de desalcalinización; es decir, le retiran la sustancia psicoactiva que se utiliza para la fabricación de cocaína. Lo hacen, entre otras cosas, porque la licencia del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) especifica que la venta del biofertilizante debe estar libre de esa sustancia. El alcaloide se incinera al interior de los hornos, pero el seguimiento de este proceso, hasta ahora, era responsabilidad “autónoma” de las autoridades indígenas, sin que hubiera seguimiento de otras autoridades, en una región disputada por actores al margen de la ley, interesados en el tráfico de pasta base de coca para el procesamiento de cocaína.
La ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica, confirmó que “ante las denuncias, hemos pedido a la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito que ellos hagan la certificación del proceso de eliminación de la sustancia alcaloide que deriva el proceso industrial que adelanta la empresa Power Leaves”.
El acuerdo lo hizo con Candice Welsch, representante regional de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito para la Región Andina y el Cono Sur. La ministra de la cartera agropecuaria le dijo a este diario que en los próximos días se reunirán para establecer el mejor método de certificación para el proceso de la empresa.
En la planta de Power Leaves, ubicada en la vereda Cohetando, en el municipio de Páez, los químicos e ingenieros de la empresa hacen pruebas y experimentos todo el día con la hoja de coca para sacar extractos para bebidas o insumos agrícolas, como el biofertilizante.
Vea también: Detectan 12 predios de la Nación arrendados a posibles testaferros de disidencias
Son cinco profesionales quienes lideran la parte científica, pero los indígenas son los únicos que manipulan la hoja de coca, como blindaje jurídico y cultural. En el laboratorio hacen el proceso de desalcalinización que consiste en sacar un extracto, similar a una resina, que es incinerado en hornos con la única regulación, hasta ese momento, de las autoridades indígenas.
La planta está ubicada en un municipio azotado históricamente por la violencia y con fuerte control armado ilegal. En la reportería de este especial, El Espectador consultó a la Unodc y en la región, que agrupa los resguardos nasa Cohetando, Togoima, Calderas y Huila, del Cauca, evidenció que no hay grandes afectaciones por minería ilegal de aluvión a gran escala, ni hay cultivos de coca extensos, solo dispersos. Sin embargo, este diario también pudo constatar la presencia de pequeños laboratorios rudimentarios de pasta base para la fabricación de cocaína, por su ubicación estratégica de salida al Pacífico.
El Ministerio de Agricultura, de la mano de la apuesta por una nueva política antidrogas por parte del Gobierno Nacional, ha buscado la transformación de los territorios sumidos en la violencia y la exclusión que provoca el narcotráfico con programas como el uso de la hoja de coca en otras alternativas lícitas como los biofertilizantes. Así como ha buscado la sustitución de cultivos con fines ilícitos por otros lícitos.
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Si te interesan los temas de Investigación y quieres opinar sobre nuestro contenido y recibir o compartir más información, escríbenos al correo de Natalia Herrera Durán (nherrera@elespectador.com) o al InvestigacionEE@proton.me.
Luego de una investigación publicada por El Espectador, que reveló vacíos en el seguimiento y reglamentación a la primera licencia para producir un biofertilizante con hoja de coca en Colombia, la ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica, le confirmó a este diario que su cartera logró un acuerdo para que la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) sea la encargada de verificar el proceso de destrucción de la sustancia de alcaloide en las instalaciones de la empresa Power Leaves.
La UNODC monitorea de manera técnica y permanente los cultivos de coca y la minería ilegal de aluvión en el país.
En el reportaje Las sombras detrás de la primera licencia para vender un biofertilizante de coca, este diario reveló que la empresa canadiense, que trabaja de la mano con comunidades indígenas en el municipio de Páez (Cauca), pasan la hoja de coca por un proceso de desalcalinización; es decir, le retiran la sustancia psicoactiva que se utiliza para la fabricación de cocaína. Lo hacen, entre otras cosas, porque la licencia del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) especifica que la venta del biofertilizante debe estar libre de esa sustancia. El alcaloide se incinera al interior de los hornos, pero el seguimiento de este proceso, hasta ahora, era responsabilidad “autónoma” de las autoridades indígenas, sin que hubiera seguimiento de otras autoridades, en una región disputada por actores al margen de la ley, interesados en el tráfico de pasta base de coca para el procesamiento de cocaína.
La ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica, confirmó que “ante las denuncias, hemos pedido a la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito que ellos hagan la certificación del proceso de eliminación de la sustancia alcaloide que deriva el proceso industrial que adelanta la empresa Power Leaves”.
El acuerdo lo hizo con Candice Welsch, representante regional de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito para la Región Andina y el Cono Sur. La ministra de la cartera agropecuaria le dijo a este diario que en los próximos días se reunirán para establecer el mejor método de certificación para el proceso de la empresa.
En la planta de Power Leaves, ubicada en la vereda Cohetando, en el municipio de Páez, los químicos e ingenieros de la empresa hacen pruebas y experimentos todo el día con la hoja de coca para sacar extractos para bebidas o insumos agrícolas, como el biofertilizante.
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Son cinco profesionales quienes lideran la parte científica, pero los indígenas son los únicos que manipulan la hoja de coca, como blindaje jurídico y cultural. En el laboratorio hacen el proceso de desalcalinización que consiste en sacar un extracto, similar a una resina, que es incinerado en hornos con la única regulación, hasta ese momento, de las autoridades indígenas.
La planta está ubicada en un municipio azotado históricamente por la violencia y con fuerte control armado ilegal. En la reportería de este especial, El Espectador consultó a la Unodc y en la región, que agrupa los resguardos nasa Cohetando, Togoima, Calderas y Huila, del Cauca, evidenció que no hay grandes afectaciones por minería ilegal de aluvión a gran escala, ni hay cultivos de coca extensos, solo dispersos. Sin embargo, este diario también pudo constatar la presencia de pequeños laboratorios rudimentarios de pasta base para la fabricación de cocaína, por su ubicación estratégica de salida al Pacífico.
El Ministerio de Agricultura, de la mano de la apuesta por una nueva política antidrogas por parte del Gobierno Nacional, ha buscado la transformación de los territorios sumidos en la violencia y la exclusión que provoca el narcotráfico con programas como el uso de la hoja de coca en otras alternativas lícitas como los biofertilizantes. Así como ha buscado la sustitución de cultivos con fines ilícitos por otros lícitos.
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