Caso Sara Sofía: ¿Carolina Galván, madre de la niña, otra víctima en esta trama?

El Espectador revela detalles de un informe de evaluación psicológica forense, un peritaje internacional y un testimonio en una audiencia reservada que apuntan a que la única víctima de esta historia no es solo la pequeña desaparecida, Sara Sofía, sino también su madre, Carolina Galván, por la conducta, al parecer, proxeneta y violenta de Nilson Díaz. La Fiscalía los acaba de condenar a los dos, aunque a Díaz también lo investiga, en un proceso complementario, por el delito de trata con fines de explotación sexual. La defensa de Galván apelará la decisión.

27 de febrero de 2024 - 08:29 p. m.
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Han pasado tres años desde la desaparición en extrañas circunstancias en Bogotá de Sara Sofía, una niña de dos años, y aún no hay pistas concluyentes de su paradero. Si se da crédito a las primeras versiones conocidas de Carolina Galván y de Nilson Díaz, últimos en verla con vida y que hoy responden por el delito de desaparición forzada, la niña murió en la casa; su cadáver lo envolvieron y luego se deshicieron de él, lanzándolo al río Tunjuelo, al sur de la capital.

El resto, son una retahíla de versiones encontradas y de vacíos en la historia, donde la pareja se señala mutuamente. En algunas declaraciones dicen que fueron juntos a deshacerse del cuerpo; en otras que él fue solo, y, finalmente, que lo hizo su madre. Lo único claro es que fueron los últimos que la tuvieron bajo su cuidado y su ubicación sigue siendo un misterio.

Pero en este drama, Sara no parece ser la única víctima. Los hijos de Nilson, que fueron testigos de todo y hoy están bajo cuidado del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), su expareja, que denuncia maltrato y violencia e, incluso, la propia Carolina Galván, una mujer abandonada, abusada, explotada, débil de carácter, influenciable y con problemas cognitivos. Al menos, es lo que se encuentra al leer los resultados de una evaluación de psicología forense y un peritaje de una experta internacional que allegó su defensa y con el que espera que la justicia reconozca la violencia a la que ha sido sometida y gire la mirada al verdadero responsable detrás de esta tragedia: Nilson Díaz.

El dictamen psicológico

Según la versión de Carolina, Nilson Díaz no dejó que ella le devolviera la niña a su hermana; fue bajo su cuidado que la pequeña resultó lesionada y murió y fue quien, supuestamente, se deshizo del cuerpo. Y es suposición, porque para ella, su hija sigue viva y su expareja, tal vez, le hizo creer que estaba muerta, para venderla.

Estos detalles reposan en el informe de la evaluación de psicología forense, a la que tuvo acceso El Espectador. El diagnóstico lo realizó la doctora en ciencias forenses, Andrea Guerrero Zapata, a quien consultaron con una tarea: evaluar en Carolina Galván su estado mental, conciencia y entendimiento al momento del delito imputado y “si al ejecutar la conducta no tuvo la capacidad de comprender su ilicitud o determinarse de acuerdo con esa comprensión, por inmadurez psicológica, trastorno mental, diversidad sociocultural o estados similares”.

Los resultados reposan en un documento de 46 páginas, en la que se detalla el método y da cuenta de cinco meses de sesiones, en las que se aplicaron pruebas y la procesada rindió su versión de los hechos, lo cual, sirvió para llegar a una conclusión principal: si bien es funcional en cuando a asuntos básicos de su cuidado, Carolina tiene una discapacidad intelectual leve y un pobre funcionamiento cognitivo; dificultades en el razonamiento, la resolución de problemas, la planificación, el juicio y el aprendizaje académico.

El documento concluye: “El juicio social es inmaduro, aumentando el riesgo de ser manipulada por otros”(...) “Hay inmadurez en sus relaciones sociales, con una limitada comprensión del riesgo”(...) “Se aprecia en la evaluada factores de riesgo que pueden llevarla a ser una persona manipulable y con tendencias a sufrir distintos tipos de abuso o explotaciones. Para la evaluación, la doctora no solo practicó pruebas a la paciente, sino que tuvo acceso a parte del expediente, con material probatorio como informes y declaraciones que rindieron la tía de la niña, Nilson Díaz, Edwin Eliecer Murcia, Mabel Luciana Díaz Cardozo y de los hijos de Nilson.

Aunque para la Fiscalía la hipótesis es que Carolina y Nilson se coordinaron para sustraer a la niña, que estaba bajo el cuidado de Xiomara Galván y su suegra; para ocultarla y desaparecerla. No obstante, lo que sugiere el dictamen y la versión que rinde la madre de Sara Sofía es que posiblemente fue coaccionada todo el tiempo por Nilson. Eso es lo que deja ver en su relato ante la especialista, en el que cuenta lo que ha sido su vida, a sus escasos 24 años.

Una historia de abusos

Lo que narró Carolina Galván es una historia de abusos. Su madre los abandonó y luego su padre; se quedó viviendo con una abuela, donde un familiar la abusó sexualmente; tuvo una mala relación con su hermana, pese a que le dio la mano, y cuenta cómo conoció a Nilson Díaz y su tipo de relación. El sujeto, luego de abrirle las puertas de su casa, la obligó a que se prostituyera, para aportar dinero en la casa. Finalmente, da su versión sobre la desaparición de la niña. Todas las pruebas diagnósticas llevaron a que Carolina tenía una discapacidad intelectual leve.

En la evaluación de psicología forense se resume también un poco de su historia. A los 19 años quedó embarazada, pero el padre de su hija nunca lo volvió a ver. Luego del nacimiento de su hija se fue a vivir con su hermana, donde duró un año y tuvo que irse por conflictos con su hermana, pero dejó a su hija. Vivió en la calle, hasta que conoció a Nilson y se fue a vivir con él.

La convivencia al comienzo fue buena, pero en enero del 2021 le empezó a pedir que ayudara con los gastos del hogar y la indujo a la prostitución con esos fines. Ella accedió por no volver a vivir en la calle. La empezó a maltratar; la empezó a llevar a sitios específicos para que se prostituyera, y le exigía $100.000 diarios. Respecto a la muerte de Sara Sofía mencionó que fue por la niña y empezó a vivir con ella donde Nilson. Un día Nilson la llamó y le mencionó que Sara se había golpeado, hecho que corroboró cuando llegó y le vio una lesión en el ojo.

Carolina asegura, también, que no estaba en la casa cuando, al parecer, se da el deceso de la niña. Al llegar la encontró en una cama y pese a su intento por despertarla, no lo logró. Fue cuando Nilson la envolvió en cobijas, la metió en un costal, la dejó en la sala y le dijo que no fuera a decir nada ni llamar a nadie. Ella hizo caso, por miedo, pues la mantenía vigilada y, cuando él salía, la dejaba encerrada con llave. Mencionó que días después, Nilson le dijo que había arrojado a la niña por un puente cerca de donde viven y lo hizo cuando ella no estaba.

Al llegar a este punto, dice el informe, Carolina “cambia su estado de ánimo, llora, refiere estar confundida, no saber con exactitud qué paso, se reprocha por no haber avisado a las autoridades, manifestaba querer enterrar a la niña, pero al cuestionársele sobre qué pensaba decir en el cementerio, haciendo alusión a lo irregular del hecho (llegar con una niña muerta en brazos). Ella no comprende que esto podría generarle problemas legales, de ahí que no entendía por qué Nilson no se lo permitió. Se observa con lo anterior una tendencia al pensamiento concreto y poca capacidad de abstracción, el juicio crítico se encuentra debilitado”.

A partir de aquí y de las diferentes pruebas que se le practicaron, la evaluación forense perfila a Carolina Galván como una mujer con una personalidad evitativa (desconfianza a otros) y dependiente (falta de iniciativa, de autonomía y el depender de otros para tomar decisiones, tener afecto, cuidados e inseguridad). “Es importante mencionar que las sub escalas de autoimagen inútil y temperamento afligido de la escala de melancólico, salieron con puntajes elevados, indicando que Carolina probablemente considere que no vale nada como persona y se siente triste, acongojada y mal humorada, siendo esto características de un trastorno depresivo”.

Es depresiva, presenta sentimientos de infelicidad, angustia, desánimo, visión pesimista del futuro. Es incapaz de funcionar en un entorno normal, tiene visión pesimista del futuro o hasta ideación suicida. “Ha tenido una historia de vida difícil, con relaciones familiares disfuncionales, tratos abusivos hacia ella, entre esos de índole sexual, y a eso sumado la discapacidad intelectual leve, hacen de la evaluada una persona con factores de riesgo a sufrir diferentes sucesos, como lo puede ser una manipulación debido a la posible dependencia por el estado cognitivo y su personalidad y hasta una explotación en diferentes ámbitos entre esos el sexual”.

Por eso, indican que su funcionamiento cognitivo es considerablemente por debajo del promedio:“Se logra apreciar un limitado funcionamiento cognitivo (...) Esto lleva a corroborar con mayor probabilidad la hipótesis de la alteración en la capacidad de comprensión y autodeterminación, así mismo de que presente una mayor vulnerabilidad hacia la manipulación y la explotación”.

Peritaje internacional

“Hay pruebas que indican que la señora Galván fue víctima de trata con fines de explotación sexual en la prostitución”, así empieza el informe de la experta estadounidense y psicóloga clínica, con más de 50 años de experiencia en la investigación de este delito, Melissa Farley que también era reservado hasta hoy y es parte de este proceso.

En su informe, de 14 páginas, de julio de 2023, Farley indica que tras su análisis en detalle encontró que la infancia de Galván fue similar a la de otras mujeres que son canalizadas hacia la prostitución: “tenía un historial de disfunción familiar, abusos sexuales y físicos en la infancia, negligencia emocional y abusos verbales. Su madre la abandonó cuando tenía ocho años, momento en el que fue trasladada entre la casa de su padre, la de su abuela y la de otros familiares. Los constantes abusos verbales consolidaron su visión de sí misma como “basura”, una de las palabras que la perjudicaron a medida que crecía. Estos traumas infantiles la hicieron vulnerable a más abusos en la edad adulta, porque no aprendió a protegerse de la explotación”.

La entrevista de su abogada, Magda Stella Reyes, y las evaluaciones psicológicas y psiquiatras de los profesionales Andrea Guerrero Zapata, Javier Augusto Rojas Gómez, sugieren para Farley que Nilson Díaz veía a Carolina Galván principalmente como una fuente de dinero: “La presionaba para que pidiera dinero en la calle y, cuando no conseguía suficiente dinero, la obligaba a prostituirse, a lo que ella se resistía repetidamente”.

“Al igual que otros proxenetas, Díaz le exigía que cumpliera una determinada cuota económica. Cuando ella no aportaba tanto dinero como él quería, se volvía amenazador y violento. Galván tenía miedo de Díaz, que la maltrataba, incluso dándole puñetazos en la cara. La amenazaba con pistolas y bombas. Los proxenetas también controlan a las mujeres en la prostitución a través de sus hijos. El proxeneta de Galván se quedó con su hija mientras ella era prostituida. Díaz parece haber elegido a mujeres con hijos pequeños, posiblemente por su interés sexual en los niños. Tres mujeres que fueron prostituidas por él anteriormente creían que había abusado física y sexualmente de sus hijos. Se ha presentado un informe policial en el que se denuncia la violación de al menos un niño por parte de Díaz”.

Y concluye en su análisis de caso que su historial de disfunción familiar, abandono emocional y físico, rechazo y abusos sexuales, pobreza y sometimiento a la explotación sexual en la prostitución hizo imposible que advirtiera los riesgos y violencias que padecía y este contexto le impidió también proteger a su hija: “Su dificultad para autoprotegerse, su amplio historial de traumas y su baja autoestima contribuyeron a su inmovilización psicológica. Su pobreza no puede ignorarse como otro obstáculo importante (...) Su historial de traumas psicológicos le hacía casi imposible comprender el peligro de su oferta y la probabilidad de que fuera un proxeneta y no un compañero sentimental. Díaz la preparó, la coaccionó, la amenazó y la vendió a otros proxenetas y compradores de sexo. La Sra. Galván fue víctima de trata con fines de explotación en la prostitución”.

“Mi vida con Nilson fue un infierno”: testimonio de expareja de Díaz

En audiencia del 1 de agosto de 2023 por la desaparición forzada de la pequeña Sara Sofía, se escuchó, de manera reservada para el público, el testimonio de Yenny Andrea Cardozo Rojas, víctima de violencia de género e inducción a la prostitución cuando fue pareja de Nilson Díaz. Cardozo tuvo tres hijos con Nilson y a otro más él le dio el apellido. Por el contexto de violencia que padecieron, sus hijos de 13, 12, 8 y 9 quedaron bajo el cuidado de Bienestar Familiar y uno de ellos ya fue adoptado.

En el testimonio, Cardozo relata que conoció a Nilson Diaz en un cruce de Soacha, mientras ella vendía dulces. “Yo estaba en estado de embarazo, dos meses, el papa recién muerto, y estaba en una situación de altísima vulnerabilidad. Él trabajaba en el negocio Imperios, un negocio de mujeres. Yo tenía 20 años en el 2010. Él era mesero y portero. Vivimos 8 años juntos. Él me compraba paqueticos de pandebono y dulces y me decía que qué hacía matándome al sol y al agua, habiendo la plata al frente. Que no me matara habiendo donde trabajar en un negocio, si cuerpo era lo que tenía y así me invitó a los puteaderos”, relató.

También puntualizó qué pasó cuando accedió a convivir con él: “Mi vida con Nilson fue un infierno. Porque ese tipo siendo su mujer me conseguía hombres para que estuviera con ellos, me obligaba a prostituirme, y cuando no lo hacía, ese tipo me maltrataba, me gritaba cosas horribles delante de mi hijo, porque ahí donde lo ven es un monstruo”.

En la audiencia, durante el testimonio, se escucha al representante de la Fiscalía diciendo que no quiere que le hagan preguntas a Cardozo sobre sus antecedentes en prostitución relacionados con Nilson. Pero la defensa de Galván insiste en preguntar por ese contexto, porque según esta abre una arista de investigación clave y es que detrás de la desaparición de Sara Sofía puede existir el posible interés de Díaz de “venderla” para lucrarse también de su eventual explotación sexual.

El testimonio de Cardozo continúa: “Me fui a vivir en el 2010 a mitad de año (...) Nilson era un hombre muy maltratador y dominante. Si yo no hacía lo que él quería me maltrataba, era muy grosero y atarbán. Él peleaba mucho con mis hijos. Este señor me puso el hijo vulnerable para que le pasara algo, yo digo para que mi hijo muriera. Yo me fui un día a trabajar al semáforo a las 4:00 a.m., porque madrugaba, y le deje mi hijo bebé, que tenía seis meses, y llovía muy fuerte. Yo se lo dejé para que me hiciera el favor más tarde y que se lo llevara a la madrina. Él le quitó toda la ropa y lo dejo en la ventana, desnudo en una hamaca al lado de la ventana. Donde no llegue mi compadre y se lo lleve a un hospital, este señor me lo mata. Le dio una bronconeumonía”.

Cuenta que le puso a Nilson “infinidad de demandas”, pero que “nunca pasaba nada, cuando me quitaron mi niño en Bienestar, me lo entregaron en adopción, porque había sido abusado (…) pero nunca lo pasaron por Medicina Legal, nunca investigaron, solo lo dieron en adopción. En Bienestar Familiar las pruebas salieron que él había sido abusado con objeto contundente. También denuncie, pelee, pero Bienestar no investigó. Cuando pasó lo de Sara yo ato cabos y digo por dios, esto no es casualidad”.

Puntualiza que relacionó el caso de su hijo con el de Sara, porque ella escuchó el relato de Galván en las noticias de que un día ella se había ido a trabajar y volvió y encontró a la niña con un golpe en la frente. “Recordé en el mismo golpe y la misma casualidad de lo que le pasó a mi hijo cuando yo fui a reclamar un mercado. Cuando volví encontré a mi hijo con un hematoma en la frente, justo ahí. Y le pregunté qué le pasó y me dijo que se enredó y se cayó, y dizque se pegó justo ahí en la frente. Ese tipo está acostumbrado a pegarles y a decir que fue un accidente”. Cardozo cierra su testimonio diciendo que cuando terminó su relación con Díaz, él empezó a hostigarla, también señala que desde hace tres años no tiene contacto con sus hijos, pero que ha buscado recuperarlos.

La defensa de Nilson

Al consultar a la defensa de Nilson Díaz, la abogada Claudia Maritza Mora, señaló que como defensora pública no están autorizados a dar conceptos o declaraciones alrededor de los casos en los que se encuentran trabajando. Ante la negativa, al consultar a otros expertos en derecho sobre el caso particular de los peritajes y los señalamientos contra Díaz, resaltaron un principio del derecho penal: la congruencia, que consiste en que a un procesado solo se le puede juzgar por los hechos por los que se les acusa (en este caso desaparición forzada) y, en este caso, los señalamientos de explotación y abuso no son objeto de debate. “Puede que sean conductas reprochables en contra del acusado, pero los hechos por los que está en juicio son claros. Si la Fiscalía encuentra elementos para procesar a Nilson por otros hechos, debe abrir una nueva noticia criminal”, dice el experto.

Por otro lado, al hablar con los sujetos procesales y la solicitud de absolución de la Procuraduría durante la audiencia de alegatos finales, algunos coinciden en que el papel de la Fiscalía fue deficiente. “Era el único responsable de llevar las pruebas, para demostrar más allá de toda duda, la culpabilidad de los enjuiciados, pero ni siquiera llevó los testimonios de los hijos de Nilson. Será el juez del caso, quien defina si quedó convencido con el papel de la Fiscalía o no”.

Consultado por El Espectador, el fiscal del caso, Mario Germán Cuadros Pérez, no quiso pronunciarse sobre sus actuaciones procesales en el caso de la desaparición de Sara Sofía, por ser además un caso de menor de edad, pero aclaró que las conductas relacionadas con el delito de trata con fines de explotación sexual se investigan a fondo en el caso complementario a este que sigue abierto en la Fiscalía en contra de Nilson Díaz.

Entretanto, la defensa de la familia de la víctima, a través del abogado Eduard Enrique Acosta, ha insistido en que tanto Galván como Díaz deben ser castigados de manera “ejemplarizante”. A Díaz, por prueba indirecta, por tener claros indicios de su responsabilidad, y a Galván, por prueba directa, por “omitir su deber de madre y su posición de garante de derechos”.

Este martes, a las 4:36 p.m., se conoció que la jueza tercera especializada de Bogotá condenó, en primera instancia, a Carolina y Nilson, las dos últimas personas que vieron con vida a la pequeña Sara Sofía. Los años de condena se darán a conocer en un mes por el juzgado.

*Este diario cuenta con la autorización de la familia de la menor para publicar su foto.

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Por Natalia Herrera Durán

Subeditora de la sección Investigación de El Espectador. Fue hasta mayo de 2021 editora de Colombia+20. Le interesan los temas judiciales, políticos y de denuncia de violaciones a los Derechos Humanos.@Natal1aHnherrera@elespectador.com

Por Alexánder Marín Correa

Periodista manizaleño, con experiencia en periodismo de datos, judicial, investigación y local. @alexmarin55Jamarin@elespectador.com

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Maria(64568)27 de febrero de 2024 - 10:21 p. m.
Este relato es simplemente " amarillista" violento e innecesario de contar en detalle en un periodico. Q le pasa al Espectador y a su editor de contenido???
  • Celyceron(11609)28 de febrero de 2024 - 06:16 p. m.
    PARA nada es amarillista. Son las evidencias de que el maltrato que sufrió Carolina en su niñez, fueron decisivos en sus actuaciones en su vida adulta. Cadenas terribles que cargan muchas personas vulnerables.
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