Habla uno de los socios de empresa mencionada en caso de sicariato contra empresario en la 93
En entrevista con El Espectador, Jonathan Romero Giraldo, socio de El Arrozal y Cía., aseguró que el asesor Hernán Roberto Franco no tenía vínculos con su empresa hace casi cinco años. Afirma que era uno de sus amigos más cercanos y dice que el empresario asesinado tenía “problemas más grandes” de los que se conocen públicamente.
Valentina Parada Lugo
El nombre de Jonathan Romero Giraldo salió a la luz pública el pasado 21 de febrero, el día del crimen del consultor Hernán Roberto Franco a plena luz del día, en un parqueadero en inmediaciones al parque de la 93, en el norte de Bogotá. Su nombre se conoció porque Romero, ese día, reconoció que era amigo personal de Franco y que al momento de los hechos un socio de la empresa El Arrozal y Cía. tenía una cita con él en su oficina.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
El nombre de Jonathan Romero Giraldo salió a la luz pública el pasado 21 de febrero, el día del crimen del consultor Hernán Roberto Franco a plena luz del día, en un parqueadero en inmediaciones al parque de la 93, en el norte de Bogotá. Su nombre se conoció porque Romero, ese día, reconoció que era amigo personal de Franco y que al momento de los hechos un socio de la empresa El Arrozal y Cía. tenía una cita con él en su oficina.
El Espectador pudo confirmar con una fuente de la Fiscalía que, desde entonces, la posible relación con la empresa es una de las dos líneas de investigación que tienen las autoridades para intentar esclarecer el sicariato. Este diario también contó que Romero Giraldo, de 45 años, es actualmente uno de los socios gestores de la empresa El Arrozal y Cía. (Supermercados El Líder), una empresa que, desde el fallecimiento de su fundador en 2020, ha vivido pleitos familiares en cabeza de 11 herederos.
Jonathan Romero Giraldo atendió a El Espectador en su oficina en la empresa y, desde allí, dio detalles de su relación con el consultor Franco. Habló de lo que pasó el día del crimen y explicó los detalles del pleito por la herencia que dejó su padre, que ha trascendido a amenazas de muerte y un proceso de tentativa de homicidio entre hermanos. Aseguró, también, que el consultor asesinado tenía “líos más grandes encima” que el de su propia empresa.
El día del sicariato afirmó que era amigo de Hernán Roberto Franco. ¿Cómo lo conoció?
En 2017 lo conocí porque tuvimos inconvenientes con la DIAN y él era experto en esos temas, pero más que una relación de trabajo era una relación de amistad. Él no habituaba trabajar en empresas, sino asesorar. Él nos ayudó hasta marzo de 2019 acá en la empresa.
¿Cómo lo conocen? ¿Cómo llegan a él?
Por un amigo, un familiar de él que era un amigo mío. Él me lo presenta porque le conté que teníamos un problema tributario en un negocio grande y nos faltaba mucha organización en los temas de contabilidad. Mi amigo me dijo que tenía un familiar que sabía de eso, estábamos en un restaurante, y me lo presentaron.
Y estuvo hasta 2019, entiendo, porque él radicó una demanda contra El Arrozal porque le debían más de $5 mil millones…
Bueno, ahí es donde él termina su vinculación con El Arrozal. Ahí hubo un conflicto familiar y salimos de la empresa tres personas (mi hermano, mi hijo y yo) porque a él le quedaron debiendo una plata de una consultoría que hizo acá y nos pareció injusto que no le pagaran, entonces salimos a defenderlo a él.
¿Por qué en ese momento el abogado de la empresa dice que usted firmó un acuerdo de pago con el señor Hernán Franco, si usted no era el gerente de la empresa?
Yo firmé como gerente de la compañía, no estaba en papeles, pero todo mundo sabía que yo era el que mandaba en la empresa. Entonces ahí me demandan a mí por abuso de confianza, así que terminé yo pagándole a Hernán Roberto. Le pagué $2.500 millones porque no me parecía justo que él nos asesoraba, nos enseña, en la empresa veníamos pagando más IVA de lo que debíamos y no le quisieron pagar. Me pareció injusto. Entonces yo sí le pagué. Eso es lo que genera el lazo de amistad.
¿Qué pasa cuando todos salen de la empresa, tanto Franco como ustedes?
Nos volvimos re parceros y trabajamos juntos en varios proyectos que le salían a él o que me salían a mí. Hasta el 2020 que falleció mi papá (Roberto Romero Liévano, fundador de la empresa). Ahí volvimos porque teníamos que devolvernos a trabajar acá, a sacar la empresa adelante.
¿En algún momento Hernán Roberto Franco volvió a trabajar con El Arrozal formalmente?
No, eso nunca se recupera. Él sigue asesorándonos a nosotros, pero por la amistad, se vuelve un asesor personal nuestro, pero no de la empresa. Mi asesor, de mi hermano y de mi hijo.
¿Y usted bajo qué figura regresa a la empresa?
Socio gestor y como representante de mi padre, con la investidura que tenía él.
Usted debe saber que hay cinco familiares que demandaron su nombramiento y que decían que usted se había autonombrado en ese cargo…
Es falso. Esas demandas ya terminaron. Sí hubo juntas, sí se hizo la elección y las dos demandas salieron a favor nuestro. A mí me eligieron con ocho votos a favor y tres en contra.
Volviendo al caso de Hernán Franco, ¿es cierto que el día del homicidio él tenía una cita con un socio de la empresa? ¿Quién era?
Sí, con Pedro Miguel Bastidas, que es otro de los socios de El Arrozal. Lo que hablé con él es que iba a mirar un contrato que él tenía aparte con Hernán Roberto y que se venció en diciembre, entonces él nos mostró el teléfono porque don Roberto le había escrito a decirle que si se podían reunir para revisar si iban a continuar trabajando.
¿Es cierto que Hernán Roberto Franco iba a entregarle a don Pedro Miguel un informe que detallaba posibles irregularidades financieras de El Arrozal?
Es falso, porque en primera instancia Franco no trabajaba para El Arrozal y él no venía aquí desde 2019. Junto a Pedro él nos recomendaba que hiciéramos cosas como hacer auditorías, por ejemplo, pero eso no lo podía hacer personalmente él, eso lo hace el gerente de la empresa. Si él hubiera entrado como asesor a El Arrozal lo hubiéramos perdido como asesor personal en algún pleito más adelante.
¿O sea que él era asesor de Pedro Miguel Bastidas?
No sé si lo estaba asesorando. Él tiene otras empresas en Pasto, lo que nos contó él es que ellos sí tenían un contrato. Lo que sé es que don Roberto Franco le preguntó si iban a continuar con la asesoría.
¿Es cierto que Hernán Roberto Franco iba a entregarle a don Pedro Miguel un informe que detallaba posibles irregularidades financieras de El Arrozal?
Es falso porque, en primera instancia, Franco no trabajaba para El Arrozal y él no venía aquí desde 2019. Nosotros en compañía de Pedro nos recomendaba que hiciéramos cosas como hacer auditorías, por ejemplo, pero eso no lo podía hacer, eso lo hace el gerente de la empresa. Si él hubiera entrado como asesor a El Arrozal lo hubiéramos perdido nosotros como asesor personal en algún pleito más adelante.
¿Usted sabe que hay personas cercanas al proceso judicial que afirman que él iba a revelar supuestos desfalcos financieros en la empresa y lo señalaba como presunto responsable?
Es falso. Primero, porque eso solo lo podría presentar el gerente, es la única persona que podía sacar información y mostrar. Además, ese tipo de información solo se podría presentar al comité de socios gestores, no a una persona en particular. Ahora, tendrían que probarlo. Hubo mermas en unidades de negocio del supermercado, pero esas no son reuniones recientes, son asuntos de toda la vida.
¿Cuándo fue su última conversación con Franco?
El 14 de enero le escribí a desearle feliz cumpleaños. Yo tenía en mi cabeza que él cumplía años ese día, pero él me llama y me dice que es el 24. Sigo hablando con él, el 29 y 31 de enero le contesté un mensaje que me envió. El 13 de febrero me saludó y me envió un mensaje sobre un proceso de contestación de una demanda porque nos seguía ayudando a nosotros. Ese fue el último mensaje.
¿Qué tan cercana era su relación con él entonces?
Mucha. Decíamos que éramos como marido y mujer, porque peleábamos, pero nos arreglábamos al momentico (…) Él me pedía los escoltas prestados, lo acompañábamos a la finca. Él confiaba mucho en nosotros. Todo mundo sabía que cuando Franco no andaba conmigo, andaba con mi hijo. Le sacábamos los carros a arreglar, lo acompañábamos a hacer diligencias, yo le manejaba el carro, éramos parceros.
¿Y cuándo fue la última vez que hablaron con Pedro, el empresario que tenía una cita con Roberto Franco el día del sicariato?
Un día antes del crimen nos vimos con él en un restaurante para hablar de varias cosas, entre esas, nos preguntó si habíamos hablado con don Robert, le dijimos que sí, para acompañarlo en una audiencia que tenía. Y ahí fue que él nos contó que él lo citó para hablar si continuaban con la asesoría.
Cuando usted se entera del homicidio, ¿fue a la clínica?
Claro, apenas nos enteramos con mi hijo llegamos a la Clínica El Country. Allá nos encontramos con Pedro (Bastidas), él estaba allá también. Estaba toda la familia de don Pedro y nosotros dos. Después llegó mi hermano Giovanny.
¿Usted por qué decide nombrar su cercanía con Hernán Roberto el mismo día del homicidio ante los medios?
Eso no fue así. A mí me llamaron a la media hora del asesinato. Yo no sé ustedes los periodistas cómo tienen mi número. Cuando eso pasó, una señora me preguntó que si yo lo conocía, yo le dije que era mi asesor, yo estaba conmocionado. Pero ella fue la que relacionó que, por ser el dueño de El Arrozal, él trabajaba para la empresa, yo jamás dije eso. Eso no fue ni siquiera una entrevista, ni dos minutos duró esa llamada.
¿La Fiscalía lo ha involucrado en la investigación a usted o a la empresa?
Aquí nadie ha venido. Yo incluso les he dicho que acá están, qué necesitan. Nosotros sí conocemos la realidad de don Robert, nosotros conocemos muchas cosas. Le hemos pedido a las personas cercanas a las que sí ha llamado la Fiscalía que nos tengan en cuenta si nos llegan a necesitar para algo.
¿Usted cree que el homicidio tenga que ver con algo relacionado con la empresa?
No creo. Nosotros llevamos casi siete años en pelea con otros socios de la empresa y, la verdad, ya se habían terminado todos los conflictos, ya habíamos ganado las demandas con mis hermanas. La contraparte (otras hermanas Romero) sabían que don Robert era de nosotros. Ahora, él era una persona mucho más grande que esto.
¿Cómo así?
Para lo que él manejaba, esta empresa no era nada. Él nos asesoraba por amistad, por lealtad, pero la verdad es que él manejaba cosas muy grandes. No puedo decir qué, no lo podemos contar, pero esperaremos que la Fiscalía nos llame para contarlo. Las empresas que él asesoraba sí eran verdaderamente grandes. Ahora, el lío con su expareja era complejo también, pero no podemos decir más.
El pleito familiar por esta empresa con sus hermanos, que ha tenido denuncias penales y procesos administrativos, ¿en qué va y por qué es?
Por poder, ellos dicen que por una herencia, pero es que no hay herencia, todos somos accionistas (…) Pero esas diferencias ya se habían subsanado, desde antes de lo que pasaba con don Robert, por eso nosotros no creemos que esto tenga algo que ver, porque nosotros (los hermanos) no estábamos peleando cuando sucedió el crimen.
Consulta más temas de Investigación 🔍📓 de El Espectador aquí.
Si te interesan los temas de Investigación y quieres opinar sobre nuestro contenido y recibir o compartir más información, escríbenos al correo de Valentina Parada Lugo (vparada@elespectador.com), Natalia Herrera Durán (nherrera@elespectador.com) o al InvestigacionEE@proton.me.