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El 14 de marzo de 1998, en el corregimiento de Palmaseca, situado en la vía entre Cali y Palmira, se registró un enfrentamiento entre bandas delincuenciales que terminó con la muerte de un sujeto y heridas a tres más. Dos de los sobrevivientes fueron remitidos a dos clínicas de Cali, donde fueron registrados con otros nombres. Sólo con el paso de los días vino a saberse que los dos heridos en la cruenta acción fueron Wílber Alirio Varela, alias “Jabón” y José Ignacio Bedoya Vélez, alías “Nacho”, dos de los líderes del Cartel del Norte del Valle.
Durante su permanencia en la clínica, Varela fue custodiado por un grupo de hombres armados con sus salvoconductos al día, que en su momento fueron identificados por las autoridades. Dos de los sujetos resultaron ser los hermanos Luis Enrique y Javier Antonio Calle Serna. Ocho meses después, las autoridades descubireron que un primo de los hermanos Calle, identificado como Rafael Uribe Serna, fue el individuo que el 5 de noviembre de 1998 asesinó en la cárcel de Palmira al capo del Cartel de Cali Hélmer Herrera Buitrago.
Desde entonces, la Policía tenía claro que los hermanos Luis Enrique y Javier Antonio Calle Serna hacían parte de la estructura armada de Wílber Varela, alias “Jabón”. Pero comenzó a ser más notoria su importancia después del asesinato del narcotraficante Miguel Solano, perpetrado en una discoteca cercana a la ciudad amurallada de Cartagena en diciembre de 2002. Este crimen partió en dos la estructura del Cartel del Norte del Valle y enfrentó a muerte a sus dos capos: Diego Montoya Loaiza y Wílber Varela, alias “Jabón”.
Se desató así una guerra sin cuartel entre los secuaces de los dos narcotraficantes, que dejó ríos de sangre en varias regiones del país, pero en especial en los municipios del norte del departamento del Valle. Los partidarios de Montoya integraron el denominado grupo de “Los Machos”, mientras que la gente de Varela se asoció alrededor de “Los Rastrojos”. En 2004 circulaban panfletos donde se ofrecían jugosas recompensas para establecer el paradero de los principales contendientes de esta cadena de venganzas en la mafia.
Entre los pasquines que circularon en el norte del Valle apareció uno que decía: “Hermanos Comba, $700 millones cada uno”. se trataba de Luis Enrique y Javier Antonio Calle, asociados al apodo con que ya se conocía al primero de ellos: alias “Combatiente” o simplemente “Comba”. Ya era suficientemente claro para las autoridades que los hermanos Calle Serna figuraban entre los principales lugartenientes de “Los Rastrojos” y que, para sus negocios de droga, se habían atrincherado en el Cañón de las Garrapatas, ubicado al norte del departamento del Valle.
¿Pero quienes son los hermanos Calle Serna? Las autoridades han establecido que Luis Enrique Calle o alias “Comba” nació hace 32 años en el municipio de Santa Mónica, en el departamento del Casanare, y que junto a sus dos hermanos Javier Antonio y Juan Carlos, se desplazó al departamento del Valle, donde rápidamente entró en contacto con la organización de Wílber Varela alias “Jabón”. Su primera tarea fue constituir una oficina de cobro de la mafia conocida como “Mongo”, que perpetró decenas de crímenes selectivos y de ajustes de cuentas.
La guerra entre “Los Machos” y “Los Rastrojos” dejó muchos muertos, y estuvo enmarcada por las primeras delaciones de otros capos de la región ante la justicia norteamericana. En particular, la familia del confeso narcotraficante Víctor Patiño Fomeque fue objeto de una campaña de exterminio, a la cual estuvieron asociados los hermanos Calle. De hecho, Juan Carlos Calle fue señalado de ser autor del descuartizamiento de Luis Alfonso Patiño. Meses después fue capturado y desde abril de 2006 está preso en la cárcel de Cómbita(Boyacá), pendiente de extradición.
Sin embargo, sus hermanos Javier Antonio y Luis Enrique persistieron en la guerra y en especial Luis Enrique asumió como jefe de finanzas de la organización de Wílber Varela. Poco a poco la gente de Diego León Montoya fue cediendo terreno, al punto que éste tuvo que buscar amparo entre los jefes paramilitares del Magdalena Medio. Aún así, empecinado en regresar a su región, Montoya se
atrincheró en el Norte del Valle, donde finalmente fue capturado el 11 de septiembre de 2007. Hoy permanece detenido en una cárcel de Estados Unidos.
Eliminado el obstáculo de Montoya y “Los Machos”, la gente de Varela consolidó su poder, controlando a sus anchas las rutas del narcotráfico del occidente del país. En cuanto a los hermanos Luis Enrique y Javier Antonio Calle, se convirtieron en los amos y señores del litoral Pacífico, llegando a producir hasta 500 kilos semanales de coca, distribuida a través de sus rutas del Valle, Cauca, Nariño, Córdoba y Antioquia. En otras palabras, Comba y su hermano fueron emergiendo como los nuevos líderes del narcotráfico en Colombia.
No obstante, como suele suceder en el mundo del narcotráfico, más temprano que tarde Wílber Varela empezó a desconfiar de “Comba” y según allegados de la mafia organizó la forma de delatarlo. Lo cierto es que en 2007, en coordinación con unidades de la DEA, la Policía realizó una redada que permitió la captura de 16 personas, entre ellas un tío de los hermanos Calle y tres de sus primos. Tras esta operación, los hermanos Calle quedaron enfrentados con su jefe, y el asunto no demoró en saldarse por la vía acostumbrada: el gatillo.
El 31 de enero 2008, en una cabaña ubicada en la ciudad de Mérida(Venezuela), apareció muerto el capo de capos Wílber Varela alias “Jabón”, de quien llegó a decirse que tuvo más poder que el mismísimo Pablo Escobar Gaviria. De inmediato, al interior de la mafia trascendió que subordinados de “Jabón” habían fraguado el crimen para quedarse con el negocio de la droga. Con el paso de los días y a través de rastreos electrónicos, se conoció el promotor del crimen: el nombrado Luis Enrique Calle Serna, alias “El Combatiente” o “Comba”.
Ya para la época, por instrucción del Gobierno y la orientación personal del director de la Policía, Óscar Naranjo, las autoridades desataron una ofensiva total contra la banda criminal de “Los Rastrojos”, que a través de sucesivos golpes ha permitido desarticular oficinas de cobro, proveedores de armas, bandas criminales y grupos de sicarios asociados a la organización, al tiempo que se han descubierto múltiples caletas donde el clan de los hermanos Calle ocultaba toneladas de cocaína y gruesas sumas de dinero en pesos y dólares.
Hoy las autoridades tienen claro que, junto a Daniel Barrera, conocido como “El Loco” y Pedro Oliverio Guerrero, identificado con el alias de “Cuchillo”, Luis Enrique Calle Serna es uno de los actuales capos del narcotráfico en Colombia. Por eso la ofensiva en su contra, que no sólo está encabezada por la Policía, sino también por la Unidad Nacional de Fiscalía para la Extinción de Derecho de Dominio y Lavado de Activos y por la Dirección Nacional de Estupefacientes. Con su concurso, se busca derruir de una vez por todas el imperio criminal de “Comba” y “Los Rastrojos”.
De hecho, el pasado 17 de mayo, la Fiscalía emprendió el trámite de extinción de dominio de 70 bienes, entre lotes, apartamentos, haciendas, garajes, edificios, casas y bodegas, ubicadas en los municipios de Cali, Yumbo, Armenia, Ginebra, Quimbaya, Circasia, San Pedro y El Dovio, al parecer pertenecientes a los hermanos Luis Enrique y Javier Antonio Calle o a su red de testaferros. En la decisión conocida por El Espectador las identidades del núcleo familiar y conocidos que hoy están a cargo de los incontables negocios de “Comba”.
Esa ofensiva sin tregua explica las incautaciones y operaciones de los últimos días. Tan sólo en la última semana, la Policía ha encontrado US$28 millones ocultos en contenedores en el puerto de Buenaventura. Hace apenas unos días, en el municipio de Mondono (Cauca), fue interceptado un furgón con $700 millones en efectivo, y casi simultáneamente en Cali fueron encontrados 104 kilos de cocaína. Los bienes ilícitos, la droga y el dinero, según el director de la Policía, podrían pertencer a alías Comba, por quién el gobierno ofrece una millonaria recompensa por su captura.
Según las autoridades, se trata de una organización con amplías conexiones en México, Estados Unidos y Centroamérica. Eso explica porqué los contenedores tenían como destino el puerto de Manzanillo (México). De alguna manera, los mismos planes y rutas que durante dos décadas movieron los capos del norte del Valle. Ya no están Víctor Patiño, Hernando Gómez Bustamente, alias “Rasguño”, Diego León Montoya o Juan Carlos Ramirez Abadía, alias “Chupeta”, todos extraditados, pero existen Comba y sus socios, el nuevo objetivo de las autoridades.