El 84% de las migrantes prostituidas tenían impactos en su salud mental
Carlos Gómez-Restrepo, decano de Medicina de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, y la docente Yasmín Cadena compartieron por primera vez los resultados de un estudio de esta facultad que analizó los impactos a la salud de 21 mujeres migrantes venezolanas, que terminaron explotadas sexualmente en la prostitución, y sus 30 hijos. Entrevista.
Natalia Herrera Durán
El médico Carlos Gómez-Restrepo, decano de Medicina de la Pontificia Universidad Javeriana, y la médica y docente Yasmín Cadena Camargo, cuentan por primera vez en prensa los detalles de un estudio que reveló los serios impactos a la salud mental y física que les dejó la prostitución a 21 venezolanas que migraron a Colombia. (Vea aquí el especial periodístico: Tren de Aragua, detrás de la explotación sexual en Latinoamérica)
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El médico Carlos Gómez-Restrepo, decano de Medicina de la Pontificia Universidad Javeriana, y la médica y docente Yasmín Cadena Camargo, cuentan por primera vez en prensa los detalles de un estudio que reveló los serios impactos a la salud mental y física que les dejó la prostitución a 21 venezolanas que migraron a Colombia. (Vea aquí el especial periodístico: Tren de Aragua, detrás de la explotación sexual en Latinoamérica)
¿Cómo se realizó el estudio?
CG: El estudio empezó hace año y medio. El equipo interdisciplinar de la facultad de Medicina buscó evaluar la salud mental y física de mujeres migrantes que han estado en prostitución aquí en Colombia. Elaboramos, además, un protocolo de evaluación de un programa de intervención multimodal para recuperar la salud de estas mujeres y favorecer su salida de la prostitución.
Se trató de un estudio observacional, mixto, con datos cualitativos y otros cuantitativos.
Tuvo tres componentes grandes: la evaluación de su salud física, de su salud psíquica o mental y todo un componente social en donde incluimos el bienestar de sus hijos e hijas.
De entrada, cuando estas 21 mujeres decidieron entrar al estudio, vimos que llegaban con un nutrido grupo de hijos. Entonces decidimos incluir a esos 30 hijos en la evaluación a la salud, porque estas mujeres migrantes no están solas, tienen familia. Seguimos en la evaluación de los hallazgos, pero ya tenemos resultados que podemos compartir con la opinión pública.
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¿Cuál era la muestra?
Se trató de 21 mujeres que tenían en promedio 25 años. La gran mayoría era de estrato socioeconómico uno, es decir, migraron sin dinero, sin redes de sostenimiento. De ellas, había siete afrodescendientes, 20 se declararon solteras, de ellas solo dos no tenían cargas de cuidado, el resto tenía al menos un hijo.
¿Cómo era su escolaridad?
Doce mujeres tenían primaria completa y ocho mujeres tenía secundaria completa. Esto fue muy interesante de analizar porque en mujeres prostituidas suele haber un nivel de escolaridad menor.
¿Cuántas estaban inscritas al Sistema General de Salud?
Cuatro mujeres estaban inscritas en el Sistema General de Salud y 17 no tenían ningún sistema de seguridad. Eso las torna más indefensas y con menos posibilidades de atender sus problemas de salud.
De los 30 hijos, la edad promedio era de 4 años y había un rango de edad de cinco meses hasta 17 años. Trece de ellos eran mujeres y 17 hombres. 19 de ellos estaban en su primera infancia. Solo tres de ellos tenían afiliación al Sistema General de Salud.
¿Qué hallazgos en la evaluación de la salud física de estas mujeres encontraron?
Todas tenían algún síntoma o queja, relacionada con una afección o enfermedad. El 60% tenía cefaleas o dolores de cabeza y dolores osteomusculares. Hay que recordar que la mayoría de estas mujeres son golpeadas o sometidas a situaciones de violencia en la prostitución. El 30% tenía problemas gastrointestinales, el 3% tenía problemas dermatológicos, 4% tenía problemas genitourinarios.
Estas 21 mujeres tuvieron pruebas de laboratorio para descartar enfermedades infecciosas para ver como estaba su condición física. Algo llamativo que encontramos fue que de esos exámenes surgieron 95 diferentes diagnósticos hechos por un médico de familia, 36% de esos diagnósticos correspondieron a enfermedades mentales.
¿A qué cree que corresponden esas enfermedades?
No es que el problema mental lleve a la prostitución, sino que más bien todas las condiciones que han vivido, probablemente desde la migración o antes, las lleva a tener más afecciones de salud mental.
¿Qué otros diagnósticos encontraron?
Enfermedades digestivas, parasitarias, endocrinas, genitourinarias, del sistema nervioso, etc. YC: Algo que también nos llamó la atención de este grupo que estuvo específicamente en la prostitución fue que pensamos que nos íbamos a encontrar, principalmente, con diagnósticos de enfermedades de transmisión sexual, pero el estudio arrojó muchos diagnósticos adicionales de impactos en su salud mental.
¿Las mujeres analizadas tenían laceraciones u otras contenciones evidentes?
Sí, y era común que en los relatos o entrevistas a profundidad haya mucha violencia física como psicológica.
¿Cuántas de ellas eran prostitutas en su país de origen, antes de migrar a Colombia?
YC: Todas entran en su proceso de migración, muchas fueron captadas en la frontera.
CG: Llegan en mucha indefensión y sin los recursos para poder vivir y ahí, cuando están más vulnerables, es que fueron captadas.
¿Qué encontraron en la evaluación de su salud mental?
CG: De las 21 mujeres, el 66% terminaron el proceso. Hay un grupo que no terminó el proceso. Alrededor de esas que no terminaron el proceso, muchas tenían o enfermedad mental severa o tenían muchas dificultades muy graves de convivencia o requerimientos de familiares o abuso de sustancias. Porque es usual que las mujeres en prostitución sean atadas a este mundo suministrándoles drogas o alcohol, porque además ese es un gancho para endeudarlas.
En ellas se midieron los trastornos relacionados con el trauma (trastorno de estrés postraumático, depresión, trastornos de personalidad, abuso de sustancias y problemas de ansiedad). Se vio que el 66% tenía algún diagnóstico de esta índole, el 10% no tenía ningún trastorno, pero el resto tenía uno, dos o tres trastornos juntos que se van sumando, es decir, hay comorbilidades. El 33% de estas mujeres tenías síntomas moderados o graves y cuando se incluyeron síntomas leves de depresión este porcentaje se elevó al 66%
El 36% tuvo un diagnóstico de depresión mayor y el 42% tenía un trastorno adaptativo o mixto de ansiedad y depresión.
¿Cómo es el tema de la ansiedad?
Alrededor de la ansiedad, los síntomas leves, moderados o graves estaban en el 50% de ellas. Y cuando se incluían síntomas más leves, el 83% poseían algo de eso. Cuando se hizo la mezcla total de trauma, ansiedad, más depresión, 84% de las mujeres tenían algún tipo probable de enfermedad mental.
¿Cómo es el tema del trauma?
Con relación al trauma, en sus casos, de acuerdo a sus relatos y contextos, hace pensar que estos traumas provinieron de la situación de prostitución que estaban viviendo.
El tamizaje positivo sobre estrés postraumático es del 52%.
¿Qué otras evaluaciones les hicieron?
Se hicieron también unos test cognoscitivos, que miden algunas habilidades viso-espaciales, ejecutivas, de abstracción y atención de la persona. Y el 64% de las mujeres reportaron algún problema cognoscitivo.
Para ustedes, ¿esta es una afectación que ya tenían las mujeres o que les quedó de su paso por la prostitución?
Yo creo que es consecuencia de todo lo que han vivido desde que migraron, no solo la prostitución, pero también porque son personas más vulnerables. Y, claramente, las personas más vulnerables son las que más fácilmente captan y por eso son a las que les debemos más protección, en términos de equidad.
¿Cuántas mujeres tenían algún tipo de trauma?
El 52% de las mujeres tenían algún tipo de trauma, medido por una escala que muestra sensaciones reiteradas alrededor de vivencias traumáticas. Ellas han vivido muchos eventos traumáticos y esto ha sido de forma permanente.
¿Cómo fue el análisis cualitativo?
GC: En la parte cualitativa hicimos un estudio que llamamos fenomenología interpretativa. Para eso tomamos varias fuentes, una era la recopilación de las historias de vida de las mujeres desde su infancia hasta lo que han vivido en el proceso migratorio y cuando pasaron por el sistema prostitucional y lograron salir a un refugio.
También analizamos las historias clínicas, de psiquiatría y de trabajo social e hicimos grupos focales.
¿Y qué encontraron?
YC: Como hallazgos muy importantes que fueron patrones en las historias de vida de las mujeres es que todas ellas experimentaron múltiples violencias en la infancia: violencia intrafamiliar, abuso sexual, abandono, violencia física y también condiciones de pobreza.
Muchas de ellas tuvieron deserción escolar. También tuvieron relaciones sentimentales conflictivas. Generalmente, para tratar de escapar de esa violencia intrafamiliar, encontraron a hombres mayores que también las violentaban. Muchas han tenido embarazos no deseados, limitaciones para ejercer su rol materno. La mayoría para tratar de mejorar sus condiciones económicas comienzan sus procesos migratorios y tienen la ilusión de que en Colombia van a tener un mejor contexto económico, pero son captadas por el sistema prostitucional y empieza ese ciclo en el que es muy difícil de salir: como el consumo de sustancias y la violencia.
Son captadas en general por supuestos amigos en la frontera como una forma de trabajo para tratar de sustentar. Ese proceso migratorio lleva más violencia.
¿Qué violencias les relataron estas mujeres alrededor del sistema prostitucional?
Todo tipo de violencia: intentos de homicidio, violencia física, violencia emocional, todo tipo de violencia sexual, extorsiones, amenazas, en algunos casos intentos de secuestro.
Las frases son demoledoras:
“Darle al proxeneta plata, porque uno se queda con menos plata y ellos ganan más. Uno trabaja más que todo era para ellos y uno se llevaba como una miseria pa’ lo que uno sustenta en su día y todo era diario… Uno tenía que pagarle lo de la habitación, que del condón y eso al proxeneta, que eso ellos lo tenían ahí como comercial, como eso era lo que uno más necesitaba en ese proceso, ellos lo tenían ahí de una vez y uno lo pagaba”.
Otra nos dijo:
“Me dieron un vaso que no sabía que tenía algo… cuando yo despierto ya estaba era amarradísima, él estaba violándome... me había golpeado mucho, yo tenía la cara desfigurada, él me tenía amarrada. Cuando me despierto, ya tenía un hacha de esas que mochan los palos, pero eso se le veía el filo y yo lo tenía aquí... él me quita la venda y le digo: ´pero ¿porque estás haciendo esto?´... él: ´yo dije que me iba a vengar, tú me la vas a pagar, te voy a matar”.
Todo esto lo estamos trabajando en un artículo científico que lo vamos a publicar pronto alrededor de las violencias que ellas sufren en todo su proceso migratorio y luego también cuando entran en el sistema prostitucional.
¿Qué salidas o posibles caminos de atención propone su estudio?
Pues, mire que lo interesante es que esto puede tener salidas. Tras su acogida en un refugio, todas las intervenciones y acompañamiento en la parte médica, psicológica, psiquiátrica, son muestran un cambio muy positivo en ellas: en su autoestima, en su relación con sus hijos, en la percepción de su futuro. Muchas de ellas empiezan a encontrar otras formas de subsistencia, a pesar de que son muy fuertes las secuelas, y persisten en muchos casos.
Ahora, son muy importantes las redes de apoyo que ellas puedan hacer, una vez terminen del refugio. Porque si no tienen un trabajo son fácilmente captadas por los proxenetas y al tratar de salir adelante no encuentran opciones y vuelven al sistema prostitucional.
Es un escenario muy complejo…
CG: Sí, no es nada fácil. Por eso creemos que ellas nunca deben entrar en sus condiciones al sistema prostitucional. Porque cuando entran afectan su salud y la de sus hijos. Y eso lleva a una vulneración de los derechos. Estamos en la era de la prevención, según este Gobierno, y yo creo que acoger y prevenir que estas mujeres entren a la prostitución debería ser uno de los temas principales en la promoción física y mental de la salud de esta población, porque se les están vulnerando todos los derechos, no solo a ellas, sino también a quienes están bajo su cuidado. La prostitución, más allá de ser una elección personal voluntaria, responde a unas dimensiones estructurales de violencia y limitaciones económicas en una población migrante ya vulnerable.
¿Qué impactos encontraron en los niños?
De los 30 niños que ingresaron, hay unos que tenían problemas digestivos, respiratorios, mentales, osteomusculares, endocrinologicos, por ejemplo. En las evaluaciones de escalas del desarrollo se encontró que el 37% tenían algún inconveniente por fuera de lo esperado. En niños entre los 7 y 12 años encontramos problemas de aprendizaje, de lenguaje, depresión, violencia.