El curioso desistimiento de Marval en el caso del humedal El Burrito, de Bogotá
En agosto, tras siete años de proceso judicial, Marval se arrepintió de demandar al Distrito de Bogotá por suspender su proyecto de urbanización en el sector humedal El Burrito. Paradójicamente, cuatro meses después y gracias a este desistimiento, la administración del exalcalde Enrique Peñalosa (financiada por la constructora) pudo dar vía libre a la construcción.
Pilar Cuartas Rodríguez
El pasado 12 de diciembre, a días de terminar su período, la administración de Enrique Peñalosa expidió una resolución que hoy levanta ampolla entre ambientalistas, concejales, ciudadanos y abogados. La Secretaría de Ambiente eliminó la medida que durante siete años protegió al ecosistema conocido como humedal El Burrito y frenaba un proyecto de construcción a cargo de la firma Urbanizadora Marín Valencia S. A. (Marval). Lo que ahora se sabe es que la alcaldía de Peñalosa intentó llegar a una solución amistosa con Marval en el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, pero tras la sorpresiva terminación del proceso conciliatorio, la constructora fue autorizada a desarrollar el proyecto.
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El pasado 12 de diciembre, a días de terminar su período, la administración de Enrique Peñalosa expidió una resolución que hoy levanta ampolla entre ambientalistas, concejales, ciudadanos y abogados. La Secretaría de Ambiente eliminó la medida que durante siete años protegió al ecosistema conocido como humedal El Burrito y frenaba un proyecto de construcción a cargo de la firma Urbanizadora Marín Valencia S. A. (Marval). Lo que ahora se sabe es que la alcaldía de Peñalosa intentó llegar a una solución amistosa con Marval en el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, pero tras la sorpresiva terminación del proceso conciliatorio, la constructora fue autorizada a desarrollar el proyecto.
El Burrito está en la localidad de Kennedy, cerca de la biblioteca de El Tintal, y mide aproximadamente 12.600 metros cuadrados. Los vecinos del área y varias organizaciones ambientalistas insisten en que es un humedal. Hace dos décadas se elaboró un listado de 12 humedales protegidos, entre los que se incluyó a El Burro, pero no a El Burrito, que colinda con el primero. Hacia 2012, un ciudadano que se percató de la omisión, pidió a la Secretaría una visita técnica. En su momento, la administración de Gustavo Petro reportó que el terreno presentaba características de un ecosistema de humedal, que allí vivían garzas y tinguas, y recomendó incluir a El Burrito bajo la protección de El Burro.
Al tiempo que empezaron a desarrollarse los estudios técnicos para calificar a El Burrito como humedal, la Secretaría de Ambiente expidió una resolución que lo declaró zona protegida y ordenó suspender cualquier desarrollo urbano en su superficie. De esta manera se frustraron los planes de la constructora Marval, con el aditivo de que la alcaldía de Petro impuso su argumentación de que El Burrito se había separado de El Burro por culpa de la construcción de la avenida Ciudad de Cali y de los rellenos anexos. Las complicaciones para la constructora no pararon ahí. Ese mismo año (2012), la administración emprendió un proceso sancionatorio por afectación al humedal con obras de urbanización.
En 2014, a través de un concepto técnico, la Secretaría de Ambiente señaló a la constructora Marval por malos manejos ambientales en el terreno en discusión y afirmó que la vegetación, por ejemplo, se había desecado y se había reducido en comparación con la primera visita realizada en el año 2012, cuando sí se veía claramente un espejo de agua con vegetación acuática y subacuática. El mismo estudio determinó que, en el mismo período analizado, también disminuyó el número de animales en El Burrito y por eso expidió una alerta respecto a la existencia de unos tubos de infiltración en una zanja ubicada en los predios del debate.
Cristian Tambo, ingeniero ambiental y miembro de la organización Guache y Guarichas, hoy dedicada a la protección ecológica, sostiene respecto al caso de El Burrito que por las noches la constructora Marval secaba el humedal con el uso de motobombas. “Y efectivamente se secó. Los más afectados hoy somos los habitantes del sector de Kennedy, porque esta localidad y otras ya han tenido alertas naranja y amarilla por contaminación del aire. Hoy tenemos una pésima calidad de este, y aun así las pocas áreas verdes que pueden mitigar esa contaminación, para que no se produzcan enfermedades respiratorias, nos las están quitando”, concluyó el ambientalista Cristian Tambo.
Esta afirmación fue calificada de totalmente falsa, por César Gómez Rodríguez, gerente de la sucursal de Marval en Bogotá. El empresario asegra que desde 2012 la Secretaría de Ambiente ha realizado visitas permanentes al predio y en ningún momento ha acreditado que se haya secado un humedal.
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Cristian Tambo, ingeniero ambiental y defensor de El Burrito. / Mauricio Alvarado
Inconforme con la decisión de la Secretaría de Ambiente, Marval demandó ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca la resolución que protegió a El Burrito, junto con dos actos administrativos más, y pidió declararlos nulos para construir su proyecto urbanístico denominado Otero de Francisco, a través de un plan de edificación que comprende cinco etapas. Además, solicitó que se le pagaran $395.000 millones por perjuicios causados y por afectar su derecho a la propiedad privada, pues el predio en disputa pertenece a la firma. Por último, la empresa insistió en que el humedal El Burrito no existe y calificó la actuación de la Alcaldía como “inconstitucional, ilegal y arbitraria”.
En el año 2013, en medio de la pelea jurídica, se modificó el Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá (POT) y se incluyó El Burrito dentro del área del humedal El Burro. De nada sirvió esto, porque el Consejo de Estado lo declaró nulo. Pero cuando Enrique Peñalosa regresó a la Alcaldía de Bogotá, las cosas mejoraron para Marval, pues la Secretaría de Ambiente cambió su concepto frente a El Burrito y aseguró que no existía ese humedal. Tan convencida estaba, que se reunió con la constructora y ambos acordaron una propuesta de conciliación en 2017 para frenar la demanda administrativa. Marval se comprometió a desistir de emprender acciones judiciales y a implementar un sistema de drenaje, a cambio de que la administración eliminara la medida de protección de El Burrito.
Marval y la Secretaría de Ambiente parecían haber llegado a un acuerdo de buenos amigos hasta que un magistrado del Tribunal de Cundinamarca escuchó esta última propuesta en la audiencia. El togado echó para atrás los planes y, en tono de regaño, aseguró que estas intenciones atentaban contra el patrimonio público. Además, advirtió imprecisiones que dejaban en el limbo jurídico algunos puntos y que hacían ver el acuerdo como poco cumplible. En concreto, advirtió que iba en contra de una acción popular que ordenó invertir en la conectividad ecológica e hidráulica entre El Burro y El Burrito, ya que el humedal se fraccionó en dos.
Las molestias del magistrado empeoraron cuando solicitó a la Secretaría de Ambiente allegar a su despacho el expediente completo del proceso sancionatorio contra Marval, con el fin de conocer a profundidad los hallazgos y su estado, pero nunca se lo entregaron. “La Secretaría de Ambiente omitió allegar el expediente administrativo sancionador ambiental que se adelanta contra Marín Valencia bajo el radicado de 2012. Es necesario instarle para que se abstenga de obstruir la práctica de pruebas y que preste colaboración suficiente para la consecución de las mismas so pena de presumirse mala fe en su actuación procesal”, concluyó el tribunal.
En ese momento, cuando el proceso administrativo no pintaba bien para Marval, la constructora desistió sorpresivamente de sus pretensiones avaluadas en $395.000 millones. La decisión fue apoyada por la Secretaría de Ambiente y la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, que también estaban demandadas. Así que el 12 de septiembre de 2019, el tribunal aceptó el desistimiento de la demanda y declaró terminado el proceso. Sin embargo, tres meses después, se dio otro sorpresivo hecho: la administración de Enrique Peñalosa expidió la polémica resolución que dejó sin protección a El Burrito, dándole vía libre a Marval para tramitar su licencia de construcción y comenzar sus labores.
La pregunta del millón es: ¿Marval conocía que la alcaldía de Peñalosa le quitaría la restricción para construir y por eso decidió retirar las demandas? En contraste, la compañía respondió a El Espectador que desconocía la decisión del Distrito y que su desistimiento obedeció a los conceptos técnicos generados por la Secretaría de Ambiente y la Procuraduría, que coinciden en señalar que el área no cuenta con las características de humedal. “Por todas estas actuaciones posteriores a la admisión de las demandas interpuestas, estas perdieron su razón de ser”, afirmó Marval a este diario.
La compañía aseguró también que no ha definido las características del proyecto urbanístico que desarrollará en El Burrito y que, una vez obtenga la licencia de construcción, podrá hablar del cronograma de las obras. “En el predio no existe, ni ha existido ningún humedal denominado El Burrito”, reiteró la constructora Marval. En medio de la polémica, el concejal Diego Cancino mencionó que la constructora fue accionista de la firma Dónde adquirir vivienda SAS, que fue aportante a la campaña de Enrique Peñalosa con $200 millones. “Acá hay intereses inmobiliarios de una empresa, de un exalcalde, que solo construye y solo hace buses”, sostuvo el cabildante.
“A pesar de que existía un proceso sancionatorio contra la constructora, la alcaldía de Peñalosa se pasó por la galleta los estudios técnicos que aseguraban que se estaba secando el humedal. Aquí había un humedal y lo secaron. La Secretaría de Ambiente tenía la obligación de proteger El Burrito, no importa si era la administración de Petro o la de Peñalosa, era un tema institucional, no político. Ahora estamos ante una decisión arbitraria y un posible prevaricato de los funcionarios que, a través de estudios amañados, recomendaron levantar la medida de protección”, recalcó el ambientalista Cristian Tambo.
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Así se ve hoy el predio de El Burrito.
Frente al supuesto favorecimiento de Peñalosa en su favor, la empresa manifestó a este diario que no interviene en este tipo de debates. “Nosotros actuamos de acuerdo con las normas y con los temas técnicos, y sobre eso tomamos las decisiones. Los debates políticos no nos competen ni intervenimos en ellos”, manifestó Marval. Sin embargo, las suspicacias en torno a la vía libre para construir en El Burrito se siguen incrementando. La concejala Susana Muhamad anunció que la corporación conformó una comisión accidental para examinar el tema de El Burrito y que se presentará un informe a la plenaria. Además, anunció que prepara un proyecto de acuerdo para declarar El Burrito como un humedal.
La alcaldía de Claudia López, por su parte, informó a través de un comunicado de prensa que está trabajando en la construcción conjunta de mecanismos que permitan dar una solución definitiva al limbo jurídico y ambiental que lleva años sin solución respecto a los dilemas ambientales de El Burrito. “La actividad de construcción que se pretende realizar en el predio El Burrito no puede ser adelantada de momento, debido a que no cuenta con la licencia de construcción. La administración distrital está comprometida en revisar técnicamente el caso, que es de vital importancia para el futuro del modelo de ciudad que estamos construyendo”, puntualizó la administración.