El “falso boom” de cannabis medicinal que se prometió en el norte del Cauca
Comunidades campesinas, asociaciones y cultivadores del norte del Cauca denuncian que han sido excluidos de la industria del cannabis medicinal, aunque les aseguraron un gran desarrollo económico para la región. Investigadores dicen que se sobredimensionó el impacto de esta industria en zonas rurales y se realizaron falsas promesas que no se pudieron concretar.
Nicolás Achury González
Mónica Rivera Rueda
María de los Ángeles Mosquera, vicepresidenta de la Asociación de Agroproductores y Cannabicultores en el norte del Cauca (Asoprocann), cuenta que, cuando se empezó a regular la industria de cannabis medicinal, a Toribió, un municipio del norte del Cauca, llegaron multinacionales con la intención de invertir en los cultivos de la zona. “Han pasado seis años y la inversión nunca se dio. Con el desastre que ha sido el negocio, mucha gente no tuvo la paciencia y se fue, nos quedamos con toda la intención de trabajar en la legalidad. Ha sido muy agotador”, asegura. (Le recomendamos este especial multimedia: El pesebre de marihuana que crece en el norte del Cauca)
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María de los Ángeles Mosquera, vicepresidenta de la Asociación de Agroproductores y Cannabicultores en el norte del Cauca (Asoprocann), cuenta que, cuando se empezó a regular la industria de cannabis medicinal, a Toribió, un municipio del norte del Cauca, llegaron multinacionales con la intención de invertir en los cultivos de la zona. “Han pasado seis años y la inversión nunca se dio. Con el desastre que ha sido el negocio, mucha gente no tuvo la paciencia y se fue, nos quedamos con toda la intención de trabajar en la legalidad. Ha sido muy agotador”, asegura. (Le recomendamos este especial multimedia: El pesebre de marihuana que crece en el norte del Cauca)
Lo que hoy se advierte entre muchas familias y comunidades del norte del Cauca representa una pequeña muestra de cómo Colombia tiene el potencial de posicionarse como un proveedor relevante de productos derivados del cannabis. Entre enero y mayo de 2021, las exportaciones de cannabis medicinal de Colombia sumaron US$2,2 millones, con un incremento del 0,6 % frente al mismo período de 2020.
Se calcula que, en pocos años, el sector puede generar 27 mil puestos de trabajo y US$60 mil millones. Es una industria de cannabis medicinal prometedora, pero que todavía tiene problemas sin solución. Por ahora, la principal preocupación de los pequeños cultivadores del norte del Cauca es que no participan del mercado, a pesar de las promesas y expectativas que trajo la regulación hace seis años.
Luis Felipe Cruz, investigador de Dejusticia y uno de los autores del libro Laberintos de prohibición y regulación, dice que “en este momento hay una explosión de cultivos que estuvo muy relacionada con las propuestas y las expectativas del mercado medicinal. Ante el cierre de la puerta para los pequeños cannabicultores, esta gente se quedó con los cultivos y finalmente el producto se lo terminaron vendiendo al mercado ilegal”. Cruz explica que los cultivadores del norte del Cauca tenían la esperanza de entrar a un negocio legal, pero eso nunca llegó. “Entonces el narco estaba esperando a que las cosas salieran mal para venir a comprarles la producción a los campesinos”, explica.
Paola Cubillos, M.D. asesora médica y científica de Knowde Group. Inc y experta en temas médicos del cannabis, explica que se vendió una falsa idea de boom económico con la regulación del cannabis medicinal. “Una de las cosas que me parece muy desafortunada es que se vendió un boom con la industria medicinal a las comunidades que históricamente han cultivado cannabis en el mercado gris”. En este sentido, Cubillos explica que se prometieron cosas y nunca se supo estimar que era un negocio farmacéutico, en el que se requieren cumplir una serie de requisitos y estándares. “Hubo un gran divorcio entre la idea que se hicieron los cultivadores del norte del Cauca y de otras regiones del país con la realidad de un boom económico. No se dimensionó la complejidad de lo que es vender medicamentos para uso humano”. (Puede leer: Las puertas que se quieren abrir a la marihuana en el Congreso)
María de los Ángeles Mosquera y otras 148 personas del norte del Cauca que pertenecen a Asoprocann continúan intentando crecer en el mercado del cannabis medicinal, aunque ven con escepticismo una eventual regulación del uso recreativo de la marihuana. “No podría hablar de legalización de cultivos recreativos, cuando el medicinal no ha despegado ni siquiera. Entonces sería mentir y decir que va a haber un cambio porque el medicinal no ha despegado y nosotros tenemos el potencial para ser los primeros en el mundo, pero no ha despegado. No podría decir que el recreativo va a cambiarnos la vida acá en Colombia”.
Para las comunidades cultivadoras del norte del Cauca, la industria del cannabis medicinal sigue siendo una oportunidad de desarrollo económico. María de los Ángeles Mosquera señala que “si nosotros logramos despegar este negocio de cannabis medicinal, pues el impacto hacia muchas familias sería maravilloso. Creo que se acabarían tantos problemas de desempleo y esto puede ayudarnos mucho en la región”. (Puede ver: La marihuana que ilumina las montañas del norte del Cauca)
De acuerdo con Paola Cubillos, la forma más viable de que las comunidades que históricamente han cultivado cannabis puedan entrar a esta industria es con inversión estatal. “El Gobierno se debe encargar de realizar una transferencia tecnológica para las comunidades cultivadoras. Incluso, se debe hacer en este momento para que se puedan preparar ante una eventual legalización del cannabis de uso adulto”, asegura.
Gustavo Escobar, cofundador y director global de la Unidad de Flor Seca de Clever Leaves, compañía multinacional de cannabis medicinal, ve con buenos ojos el futuro de la industria con la autorización de exportar flor seca. “No es secreto para nadie que el nuevo marco regulatorio es una gran oportunidad para la industria. Lo vemos así, y por eso hemos visto el proceso de producción de flor y el nuevo ángulo que la compañía está viendo como oportunidad para la industria en general. Se requiere no solo cultivar y producir flor, sino también entender que la flor requiere esos altos estándares de calidad para acceder a los mercados donde hay potencial de éxito comercial y desarrollo para el país”. Le recomendamos: “El cannabis va a ser la revolución económica”: Wilson Ruiz, ministro de Justicia)
Por lo pronto, el pasado 20 de julio se radicó un proyecto de ley en el Congreso de la República que pretende sacar adelante la regularización de la marihuana de uso adulto. Entre otros aspectos, se propuso que los eventuales dispensarios públicos deberán adquirir el 50 % de la marihuana de pequeños y medianos productores, como los cultivadores del norte del Cauca. Paola Cubillos asegura que el negocio del cannabis debe avanzar paulatinamente, y “a medida que se van viendo los impactos en la salud pública se puede ir flexibilizando cada vez que se demuestre que las cosas funcionan bien. Eso quiere decir que el aspecto económico no va a ser tan lucrativo como se piensa, pero se debe hacer con responsabilidad”.
A la espera del “boom”
La regulación del cannabis medicinal generó grandes expectativas en el país. Mientras se hablaba de los avances que esta industria podría traer, luego de su aprobación en 2017, aparecieron variados análisis en los que no solo se esperaba que el negocio trajera 1.500 millones de dólares para 2025, según la consultora Ackrell Capital, sino que además impactaría el PIB agrícola entre el 0,2 y el 0,5 %, como lo indica un estudio de la Universidad del Rosario.
Además, se estimó que el país podría cultivar aproximadamente 1.000 hectáreas de marihuana de uso medicinal, por lo que contaría con la capacidad para dominar el 20 % del negocio mundial y ser una de las potencias en el comercio del cannabis. Pero, el avance no ha sido tan rápido como se esperaba. (Puede leer: Los riesgos de los productos fraudulentos derivados del cannabis)
Si bien, Colombia generó más de 9 millones de dólares, en 2021, en la exportación de cannabis medicinal a más de 26 países, el último informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (Jife) señala que, para 2020, Colombia produjo 18 toneladas, lo que tan solo representa el 2,8% de lo que se produce en todo el mundo, mientras que entre los principales productores está Reino Unido (238 toneladas – 36,7%), Canadá (227 ton. – 30 %), España (84 ton. – 13 %) e Israel (24 ton. – 3,8 %). Esto no quiere decir que Colombia no ha haya podido entrar al negocio, sino que hay una serie de variables a tener en cuenta.
Lo primero es que Colombia es un país privilegiado. Por su posición geográfica, el país tiene aproximadamente 12 horas de sol al día, lo que beneficia el cultivo de marihuana, que a falta de estaciones puede tener entre tres y cuatro cosechas al año. A esto se suman los bajos costos en la producción, ya que como lo ha dicho el ministro de Justicia, William Ruiz, “en Colombia, producir un gramo de marihuana cuesta 10 centavos de dólar. En Canadá, 2,25 dólares”. (Le recomendamos: Política de drogas: ¿Cuál sería el impacto de regular la coca y la cocaína?)
La cuestión es que no solo es sembrar plantas y vender cannabis. Con la regulación de la industria del cannabis medicinal se otorgaron las primeras seis licencias de producción, pero luego de ello vinieron una serie de medidas con las que se establecieron las condiciones del comercio, adquisición de semillas y productos que se podrían vender.
“Llevamos más de siete años para no solo las condiciones de operaciones sino la salida comercial de los productos. Es un proceso que tiene mucha rigurosidad en cumplimiento de certificaciones, de documentación, permisos y demás. Y al haber habido un boom especialmente entre 2017 y 2018, de compañías que han entrado, nos encontramos unos cuellos de botella en las instituciones de la cantidad de solicitudes que recibieron”, dice Gustavo Escobar, socio de Cleaver Leaves.
Sobre este camino del proceso de regulación, Pablo Zuleta, investigador del Cesed de los Andes, indica que “El problema es que muchas de las personas que se metieron al negocio no sabían como era entonces hubo cultivos que se echaron a perder, por falta de conocimiento específico. Eso ha ido cambiando y ahora hay más proyectos exitosos. Noes lo mismo producir marihuana para venderle a Pfizer o hacerlo en una plaza y por esa misma razón que las opciones en marihuana recreativa son mas claras, porque hay una cantidad de campesinos que son expertos en el tema y la pregunta es cómo articularlos en el mercado legal”. (Puede leer: Todo lo que debe saber de la autorización del uso industrial del cannabis en Colombia)
Otro de los temas ha sido el relacionamiento con el sistema financiero. Mientras que en el Cauca, la Asociación de Agroproductores y Cannabicultores en el Norte de Cauca (Asoprocann) se demoró aproximadamente ocho meses en abrir una cuenta de ahorros, porque en su razón social es clara su intención de trabajar con la marihuana, grandes multinacionales que han crecido en los últimos años han tenido problemas con bancos en la transferencia de inversiones extranjeras.
Así lo alerto la Fundación para el Desarrollo de Cannabis en Europa (Eurofucann), que en 2019 pérdidas en Perú y Colombia de 300 millones de dólares en inversiones debido a las dificultades de las empresas dedicadas al cannabis para acceder a préstamos o guardar dinero en entidades financieras. El sistema se pronunció en su momento y señaló que los problemas estaban directamente relacionados con las bancas extranjeras aliadas en países donde no está regulada la marihuana medicinal y que podrían romper sus alianzas al relacionar bancos nacionales al considerar el cannabis ilegal.
Pese a estas dificultades, quienes han podido entrar al negocio han crecido exponencialmente. Las empresas de producción y comercialización de cannabis en Colombia Cleaver Leaves como Flora Growth Corp cotizan en Nasdaq, mientras que Pharmacielo y Khiron lo hacen en la bolsa de Toronto. Estas cuentan con mercados en Alemania, Canada y Reino Unido, entre otros países, y lideran tanto la producción como la comercialización de la marihuana medicinal en el país. (Le recomendamos: Industria del cannabis: el gran mercado al que le apostará Bogotá)
Ahora con la aprobación de la exportación de la flor seca del cannabis tienen nuevas expectativas. De acuerdo con la firma New Frontier Data, la venta de la flor seca representa el 50 % del mercado cannábico, lo que mueve alrededor de 75.000 millones de dólares al año. Un mercado al que Colombia ahora podría entrar a competir. Sumado a esto, Procolombia estima que “bajo un escenario de precios internacionales intermedio de cannabis medicinal, se proyecta que esta industria generará aproximadamente 44.000 puestos de trabajo para 2030″.
Si bien las condiciones están dadas en cuanto a lo medicinal aun queda un marco gris del cual hablar, como son los autocultivadores o los empresarios asociados a la venta de insumos o productos derivados y hechos artesanalmente de la marihuana, como cremas y aceites, que no están regulados, pero tampoco están bajo el marco de lo ilegal. En la lista también se encuentra el mercado de uso adulto, pues como lo señala DeJusticia, de acuerdo con estimaciones hecha del mercado interno con cifras del DNP, al año este mercado podría generar entre $2,2 millones y $4,4 millones. Por ahora lo cierto, es que la industria anda, pero la cuestión está en qué tanto Colombia este dispuesto a aprovecharla y a promoverla desde su reglamentación.