Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La primera pista de esta historia la obtuvieron funcionarios de Hacienda del estado alemán de Northrhine-Westfalia, cuando compraron a un empleado de un banco suizo un CD con datos sobre presuntos evasores fiscales alemanes en Liechtenstein. Ahí comenzaron los dolores de cabeza para Werner Mauss, conocido como el James Bond alemán por su larga trayectoria en el servicio de inteligencia, pues una de sus identidades secretas figuraba en la lista. Luego, en abril de 2016, su nombre apareció en los Panama Papers, con 12 empresas fantasmas manejadas por Mossack Fonseca, como lo reveló el diario alemán Süddeutsche Zeitung. Ahora vuelve a la luz pública por la aparición de un fondo secreto creado en Panamá con la participación de jerarcas de la Iglesia católica colombiana. (Navega en la línea de tiempo: ¿Quién es Werner Mauss y cómo fue su relación con el proceso de paz con el Eln?)
Los recursos de ese fondo pusieron a Mauss en la mira de las autoridades fiscales. En su defensa, él ha dicho que no fueron recursos suyos sino dineros para la realización de operaciones encubiertas. En tal sentido, argumentó que el fondo secreto creado en 1985 no debía tenerse en cuenta. Pero para el fisco no fue creíble y lo condenó por evasión en 2017. Para Colombia, esa información sí significa un hallazgo importante, porque revela un episodio desconocido de un momento clave en la historia de los años 80. La clave de la existencia del fondo secreto es una carta del fallecido cardenal Darío Castrillón Hoyos, fechada el 17 de febrero de 2013, que ahora revela la alianza periodística El Espectador-CONNECTAS.
En la carta, el cardenal Castrillón confirma que conoció al agente Werner Mauss por su colaboración en misiones especiales humanitarias en las regiones conflictivas más peligrosas de Colombia en 1985. En un aparte de la misiva, el prelado aseguró que las medidas propuestas y realizadas de forma pragmática por Mauss, a quien se refiere como M, tienen un efecto sostenible hasta hoy. Luego agregó que tuvo conocimiento de que el entonces obispo de Arauca, monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, junto con los depositarios de secretos de los servicios de seguridad occidentales, participó como uno de los patrocinadores del fondo fiduciario secreto. (Lea aquí: ¡Vuelven los Panama Papers! Estos son los primeros hallazgos para Colombia)
El cardenal Darío Castrillón dejó escrito que a finales de 1998 lo visitó en Roma el entonces ministro de Estado de la Cancillería Federal, Bernd Schmidbauer, quien también fue coordinador de los servicios secretos alemanes, para pedirle que continuara apoyando a Mauss en sus operaciones humanitarias durante el proceso de paz colombiano en curso. Además admitió que, con su consentimiento, el agente llevó al jefe político del Eln hasta Roma para hablar con él, en una medida también consensuada con las autoridades de seguridad occidentales. Castrillón no explicó quiénes son esas autoridades, pero sí aportó una larga defensa de las misiones secretas del exespía alemán. (Lea aquí: Panama Papers: Las sociedades de los insolventes promotores del edificio más alto de Colombia)
Como testimonio de sus afirmaciones, Castrillón aportó una carta firmada por el obispo de Arauca, Jesús Emilio Jaramillo, fechada el 9 de septiembre de 1985, con membrete del Vicariato Apostólico de Arauca, en la que agradece por su ayuda a Mauss —nombrado como Lorent— y lo califica como predestinado por Dios para ser inventor de un programa audaz para el tercer mundo. En la aludida misiva, Jaramillo manifestó que le otorgaba el Premio Nobel de la Paz del Sarare y que en su diócesis estaba escribiendo la página más bella de su vida. Paradójicamente, años después, en octubre de 1989 en Fortul (Arauca), el obispo Jaramillo fue asesinado por un comando del Eln.
Jesús Emilio Jaramillo, obispo de Arauca, asesinado por el Eln en 1989. / Archivo - El Espectador
El fondo secreto referido por Castrillón fue un contrato de fideicomiso representado en un monto de US$23 millones, que constituyó Mauss como fiduciario el 4 de octubre de 1985 en Panamá, bajo una de sus identidades más conocidas, Claus Möllner. Los fideicomitentes fueron las Autoridades de Seguridad del Oeste, representadas por el licenciado panameño Generoso Guerra. Esta alianza periodística confirmó que Guerra es un agente residente y que, según el Registro Público de Panamá, entre 1966 y 2018 constituyó 1.082 sociedades. De conformidad con las leyes, aunque tuvo la obligación de conocer a sus clientes, no ha sido responsable de lo que hagan.
En el contrato de fideicomiso relacionado en el proceso fiscal contra Mauss quedó pactado que, de acuerdo con la central del Banco USB en Zúrich (Suiza), el fondo secreto debe ser manejado en una cuenta bancaria en la entidad USB Panamá, siempre a nombre de fundaciones. Estas pueden cambiarse por otras instituciones parecidas para preservar la seguridad del objeto del fideicomiso, pero ni sus miembros, ni sus representantes, ni sus beneficiarios figurarán como propietarios. Es decir, secretismo total, con otros detalles adicionales: no está sujeto a ningún gravamen y, por razones de seguridad, sólo se pueden utilizar transacciones en efectivo.
Como se lee en el contrato, la finalidad del fondo secreto es clara: la lucha contra el crimen organizado, sin más detalles. En cuanto a la definición de las Autoridades de Seguridad del Oeste, sólo expresa que se trata de un organismo internacional, con participación de organizaciones católicas, humanitarias y sociales. Se agrega que Alemania tiene conocimiento, pero no interviene. En cuanto al fiduciario, es decir, Claus Möllner, o Werner Mauss, el contrato aclara que no es responsable del origen y el valor de los activos, pero los administra. En cambio, el fideicomitente tiene la expresa obligación de garantizar los recursos suficientes para sostener el fondo secreto.
Claus Möllner es una de las identidades de Mauss en paraísos fiscales.
En su carta de febrero de 2013, aportada para ayudar a Werner Mauss en su causa fiscal por evasión tributaria, el cardenal Darío Castrillón, además de exaltar las misiones del exespía alemán en el sur de Tailandia para explorar vías de solución al conflicto étnico, o China, donde ayudó a una aproximación bilateral con el Vaticano, recalcó que prestó importantes servicios para la Cancillería Federal Alemana. El líder religioso agregó que esas misiones especiales a nivel mundial contra terroristas y narcotraficantes incluyeron servicios en el campo de los derechos humanos y la liberación de personas secuestradas, en especial en Colombia y el Oriente Próximo, sobre todo Líbano.
Es en esta última referencia en la que el fondo secreto y el nombre de Mauss se cruzan con la historia del conflicto armado en Colombia. Corría el año 1983 y el Eln atravesaba por un momento crítico de su accionar insurgente, cuando se dio el hallazgo que permitió al país autosuficiencia energética, pero también a la guerrilla lucrarse de sus utilidades. El descubrimiento del campo petrolero de Caño Limón, en Arauca. Ese mismo año comenzó la construcción del oleoducto para llevar el crudo de exportación hasta Coveñas (Sucre), y para construirlo fueron contratadas dos empresas extranjeras, una de ellas la multinacional alemana Mannesmann.
En su inamovible de nacionalización de la industria petrolera, el Eln secuestró a cuatro ingenieros de la Mannesmann y exigió una millonaria suma por su liberación. A instancias de los servicios secretos de Alemania Federal, Mauss fue enviado a Colombia junto con su esposa, Isabel. El espía contactó a los jefes del Eln y logró que los cautivos fueran entregados. Nunca trascendió a qué costo, pero los expertos coinciden en que, sea lo que se haya acordado, fue fundamental para la recuperación económica de esa guerrilla. En los siguientes años, Mauss intercedió otras veces ante el Eln para liberar secuestrados y en 1988 intervino para que una delegación visitara Alemania y entrara en contacto con organizaciones de derechos humanos.
A mediados de los años 90, durante el gobierno de Ernesto Samper, Mauss y su esposa regresaron al país con una nueva misión respaldada por los servicios secretos de la Alemania unificada del gobierno de Helmut Kohl: ayudar a convencer al Eln de entrar en negociaciones de paz con el Ejecutivo. De esa misión se derivó un nuevo viaje de jefes guerrilleros a Europa, que incluyó visita al Vaticano, donde los propósitos de paz obtuvieron la bendición de la Iglesia católica. Sin embargo, en noviembre de 1996, durante otra visita a Colombia para facilitar la liberación de una ciudadana alemana secuestrada, se dio lo inesperado: el espía y su esposa fueron capturados.
En noviembre de 1996, los esposos Mauss fueron capturados en Medellín. / Archivo - El Espectador
Cuando iban a abordar una avioneta en el aeropuerto José María Córdoba de Rionegro (Antioquia), fueron detenidos por un comando antisecuestro de la Policía. De inmediato, la Fiscalía dispuso la privación de su libertad y el asunto se convirtió en un escándalo político. De un lado, el entonces gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe, señalaba a Mauss y su esposa de beneficiarios del secuestro, y del otro, el ministro del Interior, Horacio Serpa Uribe, daba explicaciones sobre los acercamientos entre Alemania y Colombia para promover un proceso de paz con el Eln. Al final, los Mauss fueron liberados, pero los diálogos de paz tuvieron que posponerse.
Luego de su absolución por la justicia colombiana, a finales de 1997 los Mauss regresaron para reactivar las conversaciones con el Eln, que primero tuvieron un preacuerdo en el Palacio de Viana, en España, y después llevaron a la firma del acuerdo Puerta del Cielo en Maguncia (Alemania). Ese encuentro con delegados del Eln y la participación de líderes sociales del Consejo Nacional de Paz fue organizado por las conferencias episcopales de Colombia y Alemania, pero el gestor de la cita fue Werner Mauss. En una carta abierta a la prensa en marzo de 2017, el propio Mauss admitió su intervención en esa cumbre de paz con el Eln en Alemania.
“La conferencia de entonces en Alemania fue preparada por mí durante años, con el apoyo de la Cancillería Federal y la Conferencia Episcopal Alemana. Yo hice llegar personalmente por avión a negociadores decisivos, desde el campamento de la guerrilla en la selva de Colombia. También esto fue financiado, conforme a lo convenido, por el fondo fiduciario de los servicios secretos occidentales”, escribió Mauss. Aunque en su carta, monseñor Darío Castrillón resaltó que no podía dar muchos detalles por razones de confidencialidad y protección de Mauss y sus colaboradores, aclaró que el fondo fiduciario secreto fue clave para el desarrollo de sus misiones.
La alianza El Espectador-CONNECTAS consultó al presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia y arzobispo de Villavicencio, Óscar Urbina Ortega, quien respondió que no tiene conocimiento de ese fondo y tampoco sabe si existió en el pasado o existe en el presente. Eso sí, insistió en que la Conferencia Episcopal de Colombia nada tiene que ver con ese fideicomiso. La misma negativa dieron el expresidente Ernesto Samper, el senador Horacio Serpa y los excomisionados de Paz Camilo Gómez y Frank Pearl. Antes de su fallecimiento en mayo de 2018, los periodistas de Süddeutsche Zeitung alcanzaron a consultar al cardenal Castrillón, pero no respondió.
El cardenal Darío Castrillón Hoyos falleció en mayo. / Archivo El Espectador
El jefe de la delegación del Eln en los diálogos que se adelantan hoy en Cuba, Pablo Beltrán, también manifestó no saber nada sobre el fondo secreto. “Lo único que recuerda el Eln, y lo hace con sentimiento de agradecimiento, es el compromiso con la salida política al conflicto armado demostrado por el gobierno alemán y sus autoridades eclesiales”, dijo. Igualmente se consultó al representante de las Autoridades de Seguridad del Oeste, Generoso Guerra, pero aunque aceptó una entrevista, luego la canceló. Esta alianza estableció que en 1999, además de sus labores como agente residente en Panamá, Guerra gestionó una petición de visa para Vladimiro Montesinos, condenado exasesor del expresidente peruano Alberto Fujimori.
Al margen de las revelaciones del fondo secreto creado por Mauss en 1985, los nuevos documentos de Panama Papers ratifican la vigencia de Mauss en paraísos fiscales. Para esa misma época constituyó para sí varias sociedades que, luego de las revelaciones periodísticas de hace dos años, trasladó a otro agente residente, todavía en el istmo. Se trata de las empresas Anysberg International, Nolilane, Transacta Valores, Corporación de Inversiones Cascabel y Boreal Management, que ahora son administradas por la firma Camarena, Morales & Vega, a la que estuvo vinculado por muchos años Generoso Guerra. Este bufete de abogados se negó a responder un cuestionario que le fue enviado.
Al ser contactado por esta alianza para conocer sus respuestas, Werner Mauss respondió, a través de sus abogados, que las compañías corresponden a actos de su vida privada y nada tienen que ver con el fondo secreto, ni con las autoridades colombianas, ni con la compañía alemana Mannesmann. El exespía alemán aportó una certificación de un contador en la que dice que las firmas Nolilane y Cascabel sólo tienen una propiedad privada, pero ninguna cuenta bancaria, que Transacta Valores posee dos condominios privados en Alemania, que Anysberg gestiona una cuenta de valores declarada legalmente en su país y que Boreal fue sólo una sociedad de traspaso de ingresos a Anysberg.
Mauss agregó que no puede responder preguntas sobre el fondo secreto por causa de un procedimiento penal y fiscal en curso, pero insistió en que los recursos de ese fondo “nunca fueron utilizados para pagos de rescates”. Además expresó que, si bien ha participado en conversaciones de paz durante décadas, no visita Colombia desde 1999 y no tiene nada que ver con los procesos de paz en curso con el Eln y las Farc. En un mensaje adicional hizo saber que interpuso recurso de apelación contra la sentencia que lo condenó en 2017 y que numerosos documentos del proceso penal fueron sustraídos, ante lo cual formuló una denuncia por robo ante un fiscal en Hagen (Alemania).
Ahora, Werner Mauss, a sus 78 años, conocido hoy por sus vecinos en Renania-Palatinado como Richard Nelson, tiene sobre sí una sentencia por evasión fiscal, que inicialmente fue de dos años de prisión, pero que fue suspendida por el juez en consideración a sus logros como agente. Muchos de ellos corresponden a misiones de público conocimiento; otras, que él se atribuye, son difíciles de probar. Es el caso de su supuesto rol para evitar el envenenamiento del papa Benedicto XVI, según él ordenado por un cartel de droga de origen siciliano y colombiano. Los hechos fueron negados por el entonces secretario privado del papa, el arzobispo alemán Geor Gänswein, a la prensa de su país.
El cardenal Castrillón exaltó en su carta las que denomina misiones humanitarias de Mauss por interés público, apoyo a la libertad religiosa, derechos humanos y lucha contra el terrorismo y el crimen organizado. Es difícil determinar si esto influyó, pero el juez que dictó sentencia contra Mauss sustituyó la pena de cárcel por la obligación de donar US$234.000 a organizaciones caritativas, en consideración a sus aportes al país. En cuanto al fondo secreto, si bien esta alianza periodística no identificó relaciones con sus cinco sociedades activas, al tratarse de un tema de espías, no es probable establecer sus alcances. Tampoco es claro cómo funciona y persiste el misterio de quiénes son y cómo operan las Autoridades de Seguridad del Oeste.