"Hay otros abogados haciendo lo mismo que Mossack Fonseca": Guillermina McDonald
A dos años de los Panama Papers, tras una prisión preventiva, cinco causas judiciales en su contra y el cierre de la firma, los socios del bufete Mossack Fonseca prefieren no hablar con la prensa. En su lugar, lo hizo su abogada Guillermina McDonald.
Panama Papers
En su despacho del centro de la Ciudad de Panamá, la abogada de los socios fundadores del bufete Mossack Fonseca repasó el derrotero de sus clientes desde la publicación de los Panama Papers en abril de 2016: allanamientos, cierre de cuentas bancarias y cinco causas judiciales por delitos económicos como blanqueo de capitales, con penas de hasta doce años, con una prisión preventiva incluida para Jürgen Mossack y Ramón Fonseca en febrero del año pasado y la detención de nueve colaboradores un mes atrás. (Lea aquí: ¡Vuelven los Panama Papers! Estos son los primeros hallazgos para Colombia)
La cuestión siguió con más procedimientos y los clientes corriendo, hasta que en marzo de 2018 el bufete anunció el fin con un comunicado: "El deterioro reputacional, la campaña mediática, el cerco financiero y las actuaciones irregulares de algunas autoridades panameñas, han ocasionado un daño irreparable, cuya consecuencia obligada es el cese total de operaciones al público después de 40 años de crecimiento". Guillermina McDonald habló de todo eso durante más de una hora, en una entrevista con el periódico alemán Süddeutsche Zeitung y la alianza del El Espectador - CONNECTAS. (Lea aquí: Panama Papers: La caída de Mossack Fonseca por dentro)
¿Cómo fue el proceso de cierre de la firma?
Desde que los socios fueron detenidos el año pasado, comenzaron a contemplar la posibilidad de cerrar. Fue muy doloroso para ellos porque habían logrado hacer de una firma de abogados chiquita, una empresa. No habían pensado jamás en cerrar, pero el escándalo de Panama Papers los golpeó mucho, no solamente en Panamá sino que a nivel mundial. Llegaron a la comisión de cerrar y todavía están en el proceso.
¿Siguen estando en la misma oficina?
Ellos están ahí, pero ya cerrando. Creo que tienen siete personas. A mí me tocó ver cómo desfilaban sus clientes para solicitar sacar sus sociedades de allí, cambiar el agente residente. Muchos bufetes de aquí se llenaron. Otros no salieron huyendo y ahora han sido absorbidos por otros bufetes.
¿El servicio decayó en todo el mundo?
¡Pero si es que no ha terminado! Si aquí hay otras firmas de abogados que hacen lo mismo. La ley panameña sigue, la ley de Nevada sigue, la ley de Islas Vírgenes sigue. Entonces, ¿de qué estamos hablando? Había que acabar era con Mossack Fonseca. Los clientes siguen buscando servicios, pero en otras partes.
¿Por qué no se ha podido dilucidar ante un tribunal?
El proceso está abierto. Hay unas investigaciones que iniciaron en 2016 y no cierran, porque el Ministerio Público solicitó al Órgano Judicial panameño una prórroga abierta, cuando tienen un límite de seis meses para hacerse, porque la investigación era compleja. La jueza de la causa se las otorgó con una condición, diciéndoles: como usted no tiene a nadie imputado ni detenido, usted puede tener su prórroga abierta. Pues el año pasado los señores Mossack y Fonseca fueron imputados y detenidos, y el expediente sigue en prórroga abierta, en flagrante violación del debido proceso.
¿Cree que el proceso judicial es político porque Panamá quiere limpiar su imagen?
Sería irresponsable decir que es un proceso político. Creo que es un proceso utilizado para adquirir una imagen, pero no creo que la política se haya metido en cuanto a la investigación criminal, aunque lo que hizo mal fue no defender el sistema panameño. Mira, aquí salieron los Panama Papers, después salieron los Paradise Papers, ¿allá tú crees que cerró algo? ¿investigaron a alguien? Allá no pasó nada. Pero en Panamá, sí. ¿Es justo eso?
¿Están decepcionados con el Gobierno, siendo que Fonseca era amigo del presidente?
Yo siempre he tenido mi teoría al respecto, con mucho respeto. En Panamá la firma Mossack Fonseca no es la única que se dedica al derecho corporativo, pero se la escogió entre otras cualquiera. Mi posición es que el ataque viene de afuera, de quienes quieren y pretenden que nosotros seamos recaudadores de impuestos de sus nacionales, quienes usan nuestras estructuras para ocultar sus bienes y no pagar impuestos. El ataque te duele más cuando es alguien que tienes al lado. Ramón Fonseca era Ministro Consejero, amigo personal del presidente. Entonces, vamos a golpearlo ahí mismo. Porque no eran los únicos que estaban vendiendo sociedades.
¿Mossack y Fonseca se sienten estigmatizados?
Ellos tienen su lucha y yo, como abogada, pretendo demostrar su inocencia. El licenciado Ramón Fonseca, además de ser un abogado y un político, es un escritor, y está escribiendo en el interior donde tiene su proyecto de las naranjas. El licenciado Mossack se siente muy mal porque vio crecer a la gente dentro de su empresa y porque los tienen estigmatizados como delincuentes. Él sabe que no es ningún delincuente y sabe que los que trabajaron con él no lo son. La gente se olvida que cada uno de los que estaban imputados e investigados tienen familia.
¿Tienen planes de seguir de alguna forma?
Son señores ya adultos y están cansados y golpeados. Aparte de un patrimonio, heredas un nombre. Y este escándalo, que todavía no termina de dilucidarse ante un tribunal, ha hecho que incluso algunos de sus hijos sientan temor de ejercer con su apellido la profesión, porque se sienten estigmatizados.
¿Se arrepienten en algo de estos negocios de las últimas décadas?
Jamás he escuchado a ninguno de los dos decir que se arrepienten de nada, porque ellos no han hecho nada por lo cual arrepentirse. Uno se arrepiente cuando ha hecho algo malo. Todavía ninguna de las investigaciones ha dicho que ellos han hecho nada malo.
En todos estos años, ¿Mossack Fonseca siempre conoció el beneficiario final de cada compañía?
Siempre. Y cada vez que la Fiscalía le ha solicitado información, ellos han respondido porque esa sí es una obligación del panameño: el abogado tiene que saber. Pero cuando Mossack Fonseca va creciendo, sus clientes no son las personas naturales que compran una sociedad: les vendían las sociedades a profesionales (bancos, auditores o contadores, abogados). Funcionaba como si fueran franquicias y, por contrato, les exigían a los profesionales que hicieran la debida diligencia. Esto quiere decir: usted tiene que saber a quién le está vendiendo esta sociedad. Yo sé a quién se la vendí, ellos deben saber, porque eso forma parte de los contratos, si se le están vendiendo o no a un criminal.
¿Por qué Mossack no quiere hablar?
Es que no es fácil lo que están viviendo. Él hasta soportó firmemente su detención, pero ahora le están persiguiendo a la gente. Él dice "¿para qué voy a hablar, si cuando tenían que preguntarme no me preguntaron. Ahora, ¿para qué? La leche ya está derramada".
¿Cómo sigue la historia de ellos?
Yo no he hablado con ellos de eso porque es duro. Son personas mayores y no es un futuro como para estar reiniciando, porque el ave fénix aquí no va a resurgir. Son mayores, llegaron a tener un prestigio alto y el descalabro fue muy grande.
En su despacho del centro de la Ciudad de Panamá, la abogada de los socios fundadores del bufete Mossack Fonseca repasó el derrotero de sus clientes desde la publicación de los Panama Papers en abril de 2016: allanamientos, cierre de cuentas bancarias y cinco causas judiciales por delitos económicos como blanqueo de capitales, con penas de hasta doce años, con una prisión preventiva incluida para Jürgen Mossack y Ramón Fonseca en febrero del año pasado y la detención de nueve colaboradores un mes atrás. (Lea aquí: ¡Vuelven los Panama Papers! Estos son los primeros hallazgos para Colombia)
La cuestión siguió con más procedimientos y los clientes corriendo, hasta que en marzo de 2018 el bufete anunció el fin con un comunicado: "El deterioro reputacional, la campaña mediática, el cerco financiero y las actuaciones irregulares de algunas autoridades panameñas, han ocasionado un daño irreparable, cuya consecuencia obligada es el cese total de operaciones al público después de 40 años de crecimiento". Guillermina McDonald habló de todo eso durante más de una hora, en una entrevista con el periódico alemán Süddeutsche Zeitung y la alianza del El Espectador - CONNECTAS. (Lea aquí: Panama Papers: La caída de Mossack Fonseca por dentro)
¿Cómo fue el proceso de cierre de la firma?
Desde que los socios fueron detenidos el año pasado, comenzaron a contemplar la posibilidad de cerrar. Fue muy doloroso para ellos porque habían logrado hacer de una firma de abogados chiquita, una empresa. No habían pensado jamás en cerrar, pero el escándalo de Panama Papers los golpeó mucho, no solamente en Panamá sino que a nivel mundial. Llegaron a la comisión de cerrar y todavía están en el proceso.
¿Siguen estando en la misma oficina?
Ellos están ahí, pero ya cerrando. Creo que tienen siete personas. A mí me tocó ver cómo desfilaban sus clientes para solicitar sacar sus sociedades de allí, cambiar el agente residente. Muchos bufetes de aquí se llenaron. Otros no salieron huyendo y ahora han sido absorbidos por otros bufetes.
¿El servicio decayó en todo el mundo?
¡Pero si es que no ha terminado! Si aquí hay otras firmas de abogados que hacen lo mismo. La ley panameña sigue, la ley de Nevada sigue, la ley de Islas Vírgenes sigue. Entonces, ¿de qué estamos hablando? Había que acabar era con Mossack Fonseca. Los clientes siguen buscando servicios, pero en otras partes.
¿Por qué no se ha podido dilucidar ante un tribunal?
El proceso está abierto. Hay unas investigaciones que iniciaron en 2016 y no cierran, porque el Ministerio Público solicitó al Órgano Judicial panameño una prórroga abierta, cuando tienen un límite de seis meses para hacerse, porque la investigación era compleja. La jueza de la causa se las otorgó con una condición, diciéndoles: como usted no tiene a nadie imputado ni detenido, usted puede tener su prórroga abierta. Pues el año pasado los señores Mossack y Fonseca fueron imputados y detenidos, y el expediente sigue en prórroga abierta, en flagrante violación del debido proceso.
¿Cree que el proceso judicial es político porque Panamá quiere limpiar su imagen?
Sería irresponsable decir que es un proceso político. Creo que es un proceso utilizado para adquirir una imagen, pero no creo que la política se haya metido en cuanto a la investigación criminal, aunque lo que hizo mal fue no defender el sistema panameño. Mira, aquí salieron los Panama Papers, después salieron los Paradise Papers, ¿allá tú crees que cerró algo? ¿investigaron a alguien? Allá no pasó nada. Pero en Panamá, sí. ¿Es justo eso?
¿Están decepcionados con el Gobierno, siendo que Fonseca era amigo del presidente?
Yo siempre he tenido mi teoría al respecto, con mucho respeto. En Panamá la firma Mossack Fonseca no es la única que se dedica al derecho corporativo, pero se la escogió entre otras cualquiera. Mi posición es que el ataque viene de afuera, de quienes quieren y pretenden que nosotros seamos recaudadores de impuestos de sus nacionales, quienes usan nuestras estructuras para ocultar sus bienes y no pagar impuestos. El ataque te duele más cuando es alguien que tienes al lado. Ramón Fonseca era Ministro Consejero, amigo personal del presidente. Entonces, vamos a golpearlo ahí mismo. Porque no eran los únicos que estaban vendiendo sociedades.
¿Mossack y Fonseca se sienten estigmatizados?
Ellos tienen su lucha y yo, como abogada, pretendo demostrar su inocencia. El licenciado Ramón Fonseca, además de ser un abogado y un político, es un escritor, y está escribiendo en el interior donde tiene su proyecto de las naranjas. El licenciado Mossack se siente muy mal porque vio crecer a la gente dentro de su empresa y porque los tienen estigmatizados como delincuentes. Él sabe que no es ningún delincuente y sabe que los que trabajaron con él no lo son. La gente se olvida que cada uno de los que estaban imputados e investigados tienen familia.
¿Tienen planes de seguir de alguna forma?
Son señores ya adultos y están cansados y golpeados. Aparte de un patrimonio, heredas un nombre. Y este escándalo, que todavía no termina de dilucidarse ante un tribunal, ha hecho que incluso algunos de sus hijos sientan temor de ejercer con su apellido la profesión, porque se sienten estigmatizados.
¿Se arrepienten en algo de estos negocios de las últimas décadas?
Jamás he escuchado a ninguno de los dos decir que se arrepienten de nada, porque ellos no han hecho nada por lo cual arrepentirse. Uno se arrepiente cuando ha hecho algo malo. Todavía ninguna de las investigaciones ha dicho que ellos han hecho nada malo.
En todos estos años, ¿Mossack Fonseca siempre conoció el beneficiario final de cada compañía?
Siempre. Y cada vez que la Fiscalía le ha solicitado información, ellos han respondido porque esa sí es una obligación del panameño: el abogado tiene que saber. Pero cuando Mossack Fonseca va creciendo, sus clientes no son las personas naturales que compran una sociedad: les vendían las sociedades a profesionales (bancos, auditores o contadores, abogados). Funcionaba como si fueran franquicias y, por contrato, les exigían a los profesionales que hicieran la debida diligencia. Esto quiere decir: usted tiene que saber a quién le está vendiendo esta sociedad. Yo sé a quién se la vendí, ellos deben saber, porque eso forma parte de los contratos, si se le están vendiendo o no a un criminal.
¿Por qué Mossack no quiere hablar?
Es que no es fácil lo que están viviendo. Él hasta soportó firmemente su detención, pero ahora le están persiguiendo a la gente. Él dice "¿para qué voy a hablar, si cuando tenían que preguntarme no me preguntaron. Ahora, ¿para qué? La leche ya está derramada".
¿Cómo sigue la historia de ellos?
Yo no he hablado con ellos de eso porque es duro. Son personas mayores y no es un futuro como para estar reiniciando, porque el ave fénix aquí no va a resurgir. Son mayores, llegaron a tener un prestigio alto y el descalabro fue muy grande.