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Hija de esmeraldero busca su herencia

Veinte años después del asesinato de Gilberto Molina, ella denuncia testaferrato y pide su parte por fortuna de US$100 millones.

Norbey Quevedo H.
14 de noviembre de 2009 - 09:00 p. m.

Mediante una petición dirigida a la Aeronáutica Civil, Leidy Johana Molina López, hija del extinto zar de las esmeraldas Gilberto Molina, busca una millonaria herencia. Un botín que, según ella, nunca pudo reclamar porque apenas era una niña cuando asesinaron a su padre. Por eso cree que el dinero está en manos de quienes fueron amigos, socios o testaferros de su progenitor.

Gilberto Molina fue, entre las décadas de los 70 y los 80, el primer zar de las esmeraldas en Colombia. Un negocio que se le complicó cuando compartió sus actividades con el narcotraficante José Gonzalo Rodríguez Gacha, alias El Mexicano. Un capo que no soportó compartir el poder en la zona esmeraldífera de Boyacá y que mandó que lo asesinaran el 27 de febrero de 1989.

Por eso en la comunicación dirigida a la Aerocivil, la hija de Molina hizo un repaso concreto de las actividades comerciales de su padre y estimó que la fortuna obtenida por el esmeraldero junto a sus socios Víctor Carranza y Juan Beetar Dow pudo superar los cien millones de dólares. Una cuantiosa cifra producto de la explotación de las gemas.

Según la hija de Molina, todo comenzó cuando su padre fundó las compañías Tecminas Ltda. y Coexminas Ltda., y fue tal su éxito económico que decidieron constituir otra compañía: Tecniaéreas Ltda., que fue certificada por la Aeronáutica Civil.

Escudriñando en escrituras y registros mercantiles, Leidy Johana Molina explicó en su comunicación el modus operandi de su padre y los socios de su organización. En concreto denunció un supuesto testaferrato al afirmar que se utilizaron personas distintas de sus verdaderos dueños, con lo que “han logrado burlar mis derechos y me imagino que de otros de mis hermanos que han sido desconocidos hasta este momento”.

Cita como ejemplo al ingeniero Germán Bernal Gutiérrez, quien desde hace varios meses se posesionó como miembro de la junta directiva de Ecopetrol. Según Molina, en este caso apareció como socio capitalista, “siendo escasamente un empleado de la otra empresa, de los verdaderos dueños de Tecniaéreas, es decir, Tecminas Ltda”.

Similar mención hace de Jorge Cabra Páez, a quien cita como socio capitalista pero también dice que aparecía como gerente de Coexminas Ltda. Informa que la convirtieron en sociedad anónima después de la muerte de Molina y acto seguido destaca que: “Se han burlado de mis derechos, sin darme un solo peso en estos 17 años desde la muerte de mi padre y con ventas de más de cien millones de dólares, que como ahora, se han encontrado y se están repartiendo, sin tenerme en cuenta, ni a muchos de mis hermanos”.

En la denuncia de la hija de Molina aparece otro dato sorprendente: dice que a raíz del accidente del congresista Roberto Camacho en un helicóptero que fue de propiedad de Gilberto Molina y registrado a nombre de la compañía Tecniaéreas, pide que se establezca la historia de sus propietarios y las acciones que le corresponden. Destaca además que la sucesión fue ocultada pese a que la tramitó el juez 13 de familia de Bogotá.

Por eso solicitó a la Aeronáutica Civil los bienes registrados a nombre de Tecniaéreas, que fuera de propiedad de su extinto padre. También pidió información sobre las licencias y registros, así como citar a varios testigos e investigar a la empresa. Además de requerir a la Aerocivil sobre el pago que hizo la aseguradora por la pérdida del helicóptero en donde murió Camacho.

La petición fue contestada por la Aeronáutica. La entidad certificó en su momento que a nombre de Tecniaéreas aparecían registradas cuatro aeronaves y descartó que estuvieran a nombre de Víctor Carranza, Juan Beetar o Carlos Julio Molina Murcia. Además, la entidad destacó que el helicóptero en que se accidentó el congresista estaba amparado por una póliza de seguros. Para los demás asuntos, la Aeronáutica Civil trasladó su investigación a otras dependencias y nunca se conocieron sus resultados definitivos.

Por ahora, sólo se sabe que Leidy Johanna Molina López vive en la urbanización Piamonte, en el barrio Santa Fe, un sector popular de Medellín, sin lograr el objetivo de recuperar lo que cree que le corresponde como hija del primer zar de las esmeraldas en Colombia. De la empresa Tecniaéreas se sabe que el 12 de marzo de 2008 el ingeniero Germán Bernal Gutiérrez vendió su parte a tres socios, uno de los cuales se retiró de la sociedad por nexos non sanctos en el exterior. Hoy opera con normalidad.

Por Norbey Quevedo H.

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