La alemana Rebecca Linda Sprößer ya fue entregada a las autoridades en Frankfurt
Migración Colombia confirmó que la ciudadana alemana que fue expulsada de Colombia por respaldar y participar de la protesta social en Cali ya está de regreso en su ciudad natal. Conozca lo que ella dijo tras la expulsión.
Los detalles de la expulsión de Rebecca Linda Marlene Sprößer, la ciudadana alemana que entró al país con visa de turista en marzo de este año y terminó respaldando la protesta social en Cali, se han empezado a conocer a cuenta gotas. Primero salió en un vuelo de Cali a Bogotá, poco después de declarar ante funcionarios de la Fiscalía los detalles del atentado que denunció en su contra días atrás. Después, tuvo que sacar un nuevo pasaporte con ayuda de la embajada Alemana, porque no tenía el de ella a mano, entre otras, porque tras su detención fue llevada directamente al aeropuerto Internacional Alfonso Bonilla Aragón, sin sus pertenencias.
Antes de su viaje a la ciudad de Frankfurt, le realizaron una prueba PCR para detectar el virus del Covid-19. La prueba salió negativa y ella fue embarcada en un vuelo el miércoles en la noche a Frankfurt. Horas después de llegar a su ciudad natal expulsada de Colombia, Linda escribió en sus redes sociales cómo se sentía tras la medida en su contra:
“Gracias por sus palabras, disculpen si no tengo la fuerza para responder. No existen palabras para el dolor que siento, plenamente dicho me siento morir y ya no sé cómo aguantar”. En otro mensaje también puso: “Me prohibieron entrar a Colombia por 10 años. Colombia se ha convertido mi hogar. No puedo regresar a mi casa por 10 años. No es la razón por la que me estoy adentro. Todo es mucho peor y cuando tenga la fuerza les voy a contar todo”, expresó.
Su historia la reveló este diario hace dos semanas y contó que fue precisamente en Frankfurt donde esta alemana, de 34 años, se enamoró de la salsa, en las célebres noches de baile en la calle, al lado del río, donde se encuentra la comunidad latina. Fue allí donde conoció a algunos caleños que le mostraron su baile y su cultura salsera. Por eso, apenas las restricciones de vuelos por la pandemia bajaron, decidió venir a Cali de turismo.
Viajó sin saber que, mes y medio después, sería testigo de las protestas sociales en Colombia más fuertes en décadas, aupadas por el descontento social y la crisis económica que agudizó la pandemia por el COVID-19. Manifestaciones que terminó respaldando aunque, según ella y quienes la conocieron, siempre de forma pacífica. No obstante, siempre hizo duras denuncias de abuso policial durante las jornadas de protesta social en sus redes sociales, lo que según ella también le costó una amenaza de muerte y algunas intimidaciones en redes sociales.
Su participación política en las protestas fue la razón que argumentó Migración Colombia para expulsarla y sancionarla durante 10 años en los que no puede regresar al país. Esta alemana tiene 34 años, pero los últimos quince los ha dedicado a viajar y vivir por varios países, en especial por Latinoamérica.
Antes de venir a Cali ya había vivido algunos meses en Bogotá, en Helsinki, Ciudad de México y Buenos Aires. Estudió Periodismo, Administración de Empresas, Ingeniería Industrial y una formación para ser azafata, que ejerce desde que tenía 19 años, en la compañía alemana Deutsche Lufthansa.
Tras su expulsión, el director de Migración Colombia, Juan Francisco Espinosa, dijo: “Se le garantizaron sus derechos en todo momento, sin embargo, tras la respectiva verificación, se tomó la decisión de expulsión. Esta decisión, adicionalmente, incluye la prohibición de ingreso a territorio nacional por diez años. Es una decisión soberana, discrecional, que cuenta con todo el soporte jurídico”. Sin embargo, la expulsión fue rechaza por otros sectores defensores de derechos humanos, incluido el director para las Américas de Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vivanco:
Los detalles de la expulsión de Rebecca Linda Marlene Sprößer, la ciudadana alemana que entró al país con visa de turista en marzo de este año y terminó respaldando la protesta social en Cali, se han empezado a conocer a cuenta gotas. Primero salió en un vuelo de Cali a Bogotá, poco después de declarar ante funcionarios de la Fiscalía los detalles del atentado que denunció en su contra días atrás. Después, tuvo que sacar un nuevo pasaporte con ayuda de la embajada Alemana, porque no tenía el de ella a mano, entre otras, porque tras su detención fue llevada directamente al aeropuerto Internacional Alfonso Bonilla Aragón, sin sus pertenencias.
Antes de su viaje a la ciudad de Frankfurt, le realizaron una prueba PCR para detectar el virus del Covid-19. La prueba salió negativa y ella fue embarcada en un vuelo el miércoles en la noche a Frankfurt. Horas después de llegar a su ciudad natal expulsada de Colombia, Linda escribió en sus redes sociales cómo se sentía tras la medida en su contra:
“Gracias por sus palabras, disculpen si no tengo la fuerza para responder. No existen palabras para el dolor que siento, plenamente dicho me siento morir y ya no sé cómo aguantar”. En otro mensaje también puso: “Me prohibieron entrar a Colombia por 10 años. Colombia se ha convertido mi hogar. No puedo regresar a mi casa por 10 años. No es la razón por la que me estoy adentro. Todo es mucho peor y cuando tenga la fuerza les voy a contar todo”, expresó.
Su historia la reveló este diario hace dos semanas y contó que fue precisamente en Frankfurt donde esta alemana, de 34 años, se enamoró de la salsa, en las célebres noches de baile en la calle, al lado del río, donde se encuentra la comunidad latina. Fue allí donde conoció a algunos caleños que le mostraron su baile y su cultura salsera. Por eso, apenas las restricciones de vuelos por la pandemia bajaron, decidió venir a Cali de turismo.
Viajó sin saber que, mes y medio después, sería testigo de las protestas sociales en Colombia más fuertes en décadas, aupadas por el descontento social y la crisis económica que agudizó la pandemia por el COVID-19. Manifestaciones que terminó respaldando aunque, según ella y quienes la conocieron, siempre de forma pacífica. No obstante, siempre hizo duras denuncias de abuso policial durante las jornadas de protesta social en sus redes sociales, lo que según ella también le costó una amenaza de muerte y algunas intimidaciones en redes sociales.
Su participación política en las protestas fue la razón que argumentó Migración Colombia para expulsarla y sancionarla durante 10 años en los que no puede regresar al país. Esta alemana tiene 34 años, pero los últimos quince los ha dedicado a viajar y vivir por varios países, en especial por Latinoamérica.
Antes de venir a Cali ya había vivido algunos meses en Bogotá, en Helsinki, Ciudad de México y Buenos Aires. Estudió Periodismo, Administración de Empresas, Ingeniería Industrial y una formación para ser azafata, que ejerce desde que tenía 19 años, en la compañía alemana Deutsche Lufthansa.
Tras su expulsión, el director de Migración Colombia, Juan Francisco Espinosa, dijo: “Se le garantizaron sus derechos en todo momento, sin embargo, tras la respectiva verificación, se tomó la decisión de expulsión. Esta decisión, adicionalmente, incluye la prohibición de ingreso a territorio nacional por diez años. Es una decisión soberana, discrecional, que cuenta con todo el soporte jurídico”. Sin embargo, la expulsión fue rechaza por otros sectores defensores de derechos humanos, incluido el director para las Américas de Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vivanco: