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Desde hace cuatro años, Millonarios es como un tsunami. Pasó de la quiebra a la bonanza económica. El equipo vio de reojo el descenso, pero finalizó campeón tras 24 años de espera. Luego de décadas de anonimato en la región, estuvo cerca de llegar a la final de la Copa Suramericana. Vendió algunos jugadores al exterior, como no sucedía hace tiempo. Se quitó el lastre del narcotráfico, pero cayó en las garras de socios de Interbolsa y con enconadas disputas cambió de dueños varias veces.
La última modificación de propietarios quedó clara después de la asamblea ordinaria del pasado 22 de marzo. Ese día salieron de la junta directiva aliados estratégicos del cuestionado comisionista Juan Carlos Ortiz y cedieron sus puestos a varios directivos vinculados con el irascible empresario y accionista mayoritario Gustavo Serpa, quien conformó una junta directiva de lujo. Desde entonces, y con Mundial de Fútbol a bordo, ese tsunami que es el club albiazul parecía calmarse, pero no fue así.
Al tiempo que todos disfrutaban la máxima cita orbital, extasiados con la selección Colombia, el banquero de inversión español Javier Aguirre hacía lo suyo. En representación de un fondo extranjero se apoderó de Millonarios y ahora es su mayor accionista. A través de un vocero, y antes de viajar a Madrid, en donde permanecerá dos semanas, Aguirre le confirmó a El Espectador que adquirió el 42% del club capitalino y que aproximadamente en dos semanas hará el registro oficial de la transacción ante las superintendencias de Sociedades y Financiera. Un negocio que se hizo mediante varios acuerdos privados con un grupo de accionistas minoritarios y que se mantiene en estricta confidencialidad.
Por ahora, el mensaje de Aguirre a la afición de Millonarios es que los, accionistas controlantes del equipo, como se denominan, tienen el propósito de llegar a la institución para fortalecerla financieramente. Según conoció El Espectador, el banquero español representa los intereses de un fondo internacional con recursos de algunos magnates de Perú. “Tenemos la claridad de que un equipo de fútbol se hace con buenos jugadores. En la medida en que se consolide una buena plantilla, los resultados económicos se verán paralelamente”, destacó el vocero del banquero.
Javier Aguirre Nogués es experto en negocios internacionales, ha desempeñado cargos directivos durante más de tres décadas en el Grupo Banco Exterior de España, Telefónica, Valores Bavaria, entre otras multinacionales. Ha trabajado en Nueva York, París, Madrid, Caracas, Santiago de Chile, Bogotá o Lima. Tiene cercanía con Millonarios y es la actual pareja de la exministra, excandidata presidencial y exdirectiva del equipo azul Noemí Sanín. Fue uno de los gestores del partido entre Real Madrid y Millonarios en el Santiago Bernabéu el 26 de agosto de 2012, que terminó con una humillante goleada 8-0 en favor del equipo merengue.
El acercamiento de Aguirre con los accionistas minoritarios surgió pocos días después de la asamblea ordinaria del 22 de marzo pasado. Según relató uno de los conocedores del proceso, se originó en diferencias que tuvieron con Gustavo Serpa. Este accionista, al parecer de no muy buenas maneras, excluyó a algunos socios de asuntos que en la práctica parecían insignificantes, pero que a la postre terminaron inclinando la balanza. Decisiones sobre boletería, destinación de algunos recursos, conformación de comités deportivos y administrativos, relaciones distantes con el técnico Juan Manuel Lillo y el director deportivo José Portolez, porque lo señalan de filtrar el monto de sus salarios a la prensa, llenaron la copa.
El malestar fue evidente. Entonces varios accionistas minoritarios empezaron a unirse y buscaron a Javier Aguirre por su experiencia y conocimiento financiero para manejar la compleja situación. Incluso, otro de ellos, cercano al proceso, le recordó al banquero español que fue Serpa quien propuso devolver las estrellas que Millonarios obtuvo producto del narcotráfico y generó un escándalo internacional, una idea, que por lo visto, causó heridas que aún no sanan.
Con la autorización abierta de los accionistas minoritarios, Aguirre empezó su estrategia. En los meses de abril y mayo identificó los socios minoritarios. Se reunió con ellos en varias ocasiones. Les aconsejó unir esfuerzos para obtener mayorías. Valoró el precio de las acciones. Creó un nuevo bloque de accionistas. Les propuso vender. Consiguió el fondo internacional. Hizo la negociación, cuyo monto aún es un misterio, y firmó los acuerdos privados.
Pero faltaban otras piezas para armar el rompecabezas: gobierno, liquidador y un accionista clave. Por eso, el pasado viernes 27 de junio, entre 2 y 3 p.m., Aguirre se reunió con el superintendente de Sociedades, Luis Guillermo Vélez. Esa tarde, el banquero le expuso su gestión al funcionario y fue más allá, al expresarle sus intenciones de adquirir las acciones de Millonarios que tiene en su poder la Superintendencia, producto del embargo que le hizo a finales del año pasado. Al respecto, Vélez confirmó la reunión y destacó que el proceso será público y abierto a los interesados.
Gestión similar hizo con Alejandro Revollo, interventor del Fondo Premium y representante de las acciones incautadas a Juan Carlos Ortiz. En reuniones tanto en la Superintendencia de Sociedades como en su oficina al norte de Bogotá y a través de correo electrónico, el banquero de inversión expresó sus gestiones con el club capitalino. Revollo indicó: “El señor Aguirre me contactó hace un mes para la venta, pero le dejé claro que hay unas condiciones mínimas que debe cumplir”.
De adquirir las acciones que tiene en su poder la Supersociedades, Aguirre y sus representados quedarán con cerca del 60% de Millonarios. Sólo le queda un escollo por superar: Gustavo Serpa, quien en representación propia y del fondo de inversión Blas de Lezo Inversiones SL, posee cerca del 22% del equipo. Al respeto, El Espectador conoció que Aguirre y Serpa se reunieron a comienzos de junio. En la cita el banquero español le propuso a Serpa comprar sus acciones o en caso contrario hacer una alianza para fortalecer el club, a lo cual este respondió que lo iba a pensar.
Sin embargo, las diferencias entre ambos empezaron a sentirse, porque una semana después del encuentro circuló una información que dio cuenta de que la operación de compra de acciones de Millonarios que hicieron Aguirre y sus representados tenía como propósito hacer una retoma del club por parte del inversionista Juan Carlos Ortiz. Al conocerse esta información, el español la consideró falsa y expresó en privado su molestia con Serpa. Otra visión del tema tiene Alejando Revollo, quien aseguró que en las reuniones que ha sostenido con Serpa, “él me ha demostrado que tiene voluntad y ve con buenos ojos que el equipo tenga un socio estratégico”.
Las cartas para seguir consolidando a Millonarios como institución deportiva y administrativa se empiezan a destapar nuevamente. El segundo semestre de este año es más determinante de lo que se pensaba en lo económico. En dos semanas habrá una recomposición accionaria. Se sabrá qué tan lejos o qué tan cerca están Javier Aguirre y Gustavo Serpa. En ocho semanas viene una capitalización de $30.000 millones. Las acciones en poder del Estado saldrán a la venta antes de finalizar este año. Millonarios es un tsunami con olas incontrolables.
Los conceptos de los protagonistas de la historia
Luis Guillermo Vélez
Superintendente de Sociedades
En la reunión con Aguirre se le explicó que a esta entidad no le interesa quién se queda con las acciones de Millonarios. Lo fundamental es que el proceso sea transparente, público y se obtenga la mayor cantidad de recursos para indemnizar a las víctimas.
Alejandro Revollo
Liquidador Fondo Premium
Estoy exigiendo unas condiciones mínimas para vender las acciones, como saber quiénes las van a comprar, con qué recursos y con procedimientos éticos e idóneos. No se puede permitir que al equipo lleguen otros accionistas que generen más problemas.
Javier Aguirre
Banquero de inversión
A través de su vocero en Colombia, reiteró que con la adquisición de las acciones se busca fortalecer al equipo. Destacó, además, que el nuevo grupo de accionistas controlantes tiene como propósito conformar un equipo de talla internacional.
Gustavo Serpa
Empresario inversionista
El Espectador quiso conocer sus conceptos, pero no fue posible. En la reunión con Javier Aguirre, frente a una opción de negocio, Serpa señaló que lo iba a evaluar. Y según explicó Alejandro Revollo, el accionista se mostró dispuesto a tener un nuevo socio clave.
Las disputas por el control del club
En medio de las controversias propias del juego, en los últimos años Millonarios ha sido objeto de serios enfrentamientos entre sus propietarios o directivos. Desde su primer presidente Alfonso Senior, entre 1946 y 1957, hasta 1998, cuando José María León ocupó ese cargo, las diferencias no eran públicas o tan evidentes. En 1999, desde la presidencia de Jorge Franco, afloraron muchas dificultades con otros directivos. Vino luego la pelea con los denominados notables y posteriormente, entre 2004 y 2010, con el presidente Juan Carlos López. Este salió por los cambios que produjo José Roberto Arango. Luego vendría la más reciente de las peleas, entre Juan Carlos Ortiz y Gustavo Serpa. Ahora la puja es entre el mismo Serpa y Javier Aguirre.
nquevedo@elespectador.com
@norbeyquevedo