La otra cara del sueño americano: pocos dólares, discriminación y explotación

Angélica Palacios es abogada e integrante del equipo jurídico de Colombia del Centro Americano para la Solidaridad Sindical (una organización no gubernamental que trabaja con organizaciones sociales y sindicales por los derechos humanos y laborales de la población, incluyendo a los migrantes en varios países). En esta entrevista, Palacios explica cómo están migrando los y las colombianas a otros países, en especial a Estados Unidos, y a qué riesgos se enfrentan en el camino. (Lea aquí la historia de cómo colombianos terminaron “esclavizados” en un cultivo legal en Oklahoma, Estados Unidos)

Angélica Palacios es abogada e integrante del equipo jurídico de Colombia del Centro Americano para la Solidaridad Sindical (una organización no gubernamental que trabaja con organizaciones sociales y sindicales por los derechos humanos y laborales de la población, incluyendo a los migrantes en varios países). En esta entrevista, Palacios explica cómo están migrando los y las colombianas a otros países, en especial a Estados Unidos, y a qué riesgos se enfrentan en el camino. (Lea aquí la historia de cómo colombianos terminaron “esclavizados” en un cultivo legal en Oklahoma, Estados Unidos)

¿Cómo están migrando los colombianos al exterior y en especial a Estados Unidos?

De dos formas. Hay una migración pendular, de colombianos de ingresos medios, que se van con visa de turismo a trabajar por seis meses de manera ilegal, sin pago de seguridad social, ni de salud, como la historia de estos colombianos que viajaron a trabajar en un cultivo de marihuana en Oklahoma. Esta es una migración de personas que pueden cumplir con ciertas formalidades para poder salir del territorio y que no tienen el propósito de establecerse en Estados Unidos, sino solo generar unos ingresos económicos para mandar a su núcleo familiar en Colombia o ahorrar para vivir en Colombia con cierta estabilidad durante un tiempo.

Pero quiénes migran así tan bien están expuestos a riesgos, ¿no?

Sí, claro, hay que tener cuidado porque también se puede dar trata de personas, engaños o que trabajos forzosos, como los colombianos que denunciaron su historia en El Espectador. De hecho, un gran porcentaje de estudiantes universitarios se están yendo a trabajar en los veranos a Estados Unidos y se regresan a Colombia. Cada migración depende de las redes que tenga esa persona migrante, si conoce personas en Estados Unidos o familiares que lo apoyen o si no conoce a nadie.

¿Pero se van generalmente a trabajar de manera irregular?

Sí, claro, porque así vayan de manera regular, con su visa, su regularidad es de turismo, no de trabajo. Generalmente, se van a través de redes de trabajo que les pagan por días, sin necesidad de tener una identificación, un número de seguridad social, nada. Y esto significa que no van a tener las condiciones que deberían tener como trabajadores formales, como el pago de una seguridad social, un tema de salud, no van a acceder a cuentas bancarias, sino que trabajan a través de lo que les dé un intermediario. Estos suelen ser trabajos en construcción, restaurantes, trabajos que los estadounidenses en general no quieren realizar.

¿Tiene algún estimado en cifras de cómo está la migración regular en Colombia?

El último informe de Migración Colombia, del 2022, indica que en Estados Unidos hay

148.036 colombianos. Junio y julio son picos enormes de flujo de colombianos a ese país, que coincide con el verano.

¿Cómo se está dando la migración irregular de colombianos?

En el año 2022, Colombia rompió un récord en migración irregular hacia Estados Unidos. Se trata de colombianos de muy pocos ingresos que no pueden cumplir con esos requisitos que pide Estados Unidos para una visa, que están arriesgando la vida en pasos clandestinos por Centroamérica para entrar a Estados Unidos, sin fecha de regreso.

¿Cómo se van?

Algunos de ellas toman la ruta del Darién, en condiciones muy precarias, expuestos a todo tipo de violencias y extorsiones. Llegan hasta el Urabá antioqueño, y toman por vía marítima o por la selva del Darién, rutas clandestinas para llegar a Panamá e iniciar todo un recorrido por Centroamérica hasta los Estados Unidos. Y es muy preocupante porque esas personas deben afrontar condiciones climatológicas terribles y afrontar condiciones muy precarias. Colombia ha reportado ya muchas muertes de población que está flotando en nuestro territorio buscando este paso. Una población que está expuesta a una enorme vulneración de derechos.

¿Cómo es la ruta por México?

Es una ruta para migrantes con condiciones económicas muy básicas, sin el requisito de visado regular hacia Estados Unidos, que logran contactar a un coyote o “tramitador de ingreso” que les cobra un dinero en el momento de hacer el acuerdo y otro en el momento de llegar a México. El Coyote compra los tiquetes y los ayuda a llegar hasta cierto lugar en México. En México se quedan dos o tres días, en hoteles de ciudades fronterizas con Estados Unidos y en horas de la noche arrancan un trayecto por las diferentes entradas fronterizas hasta que llegan a ciertos puntos. Allí los colombianos se entregan a las patrullas fronterizas de los Estados Unidos. Y una vez los capturan, ellos inician el proceso de solicitud de asilo en las fronteras.

¿Por qué cree que están migrando tantos colombianos?

Porque buscan mejorar condiciones laborales, acceso a bienes y servicios y ayudar a sus familias que se quedan en Colombia. Es una migración que marca la economía del país. Esto se ve reflejado en el aumento anual del 24, 4% para 2021 en el flujo de remesas enviadas desde Estados Unidos, según el Banco de la República.

¿Cómo está la migración de Colombia con relación a otros países del Cono Sur?

Realmente hoy todos los países del Cono Sur tienen flujos migratorios muy marcados, especialmente por la migración venezolana.

¿Cuál es el impacto de la pandemia en la migración latinoamericana?

Enorme. Muchísimas personas perdieron su trabajo y empezaron a tener condiciones muy precarias en sus hogares y buscaron redes migratorias que les permitieran buscar ingresos en otros países. Por eso hay un disparo en la migración marcado en 2022, no solo en Colombia, sino en muchos otros países.

Pero no es lo mismo migrar siendo hombre que siendo mujer ¿qué impactos diferenciados existen?

Sí, así es. Aunque la migración siempre ha sido leída desde lo masculino: el hombre que migra buscando empleo para sostener su hogar. Sin embargo, desde hace un tiempo, se ha empezado a estudiar la migración basada en género y se empieza a ver, por ejemplo, que las mujeres están migrando alrededor de la economía del cuidado: como niñeras, cuidando adultos mayores, al cuidado doméstico. Esos empleos tampoco tienen una protección adecuada, a pesar de que generan una rentabilidad enorme en cada país.

La explotación sexual de esas mujeres migrantes también está muy marcada…

Sí. Es un punto aparte. De hecho, la sola migración ya representa una amenaza a su integridad sexual. Muchas veces estas mujeres que migran son víctimas de violencia sexual, por parte de los Coyotes, de los grupos armados de esas zonas, por parte de los operarios de los tranvías, etc. No digo que los hombres no estén siendo atacados sexualmente, solo que sí existe una afectación mayor de estas violencias hacia las mujeres y niñas.

¿Y los trabajos a los que llegan son más precarios?

Sí, si en Colombia podemos ver una tasa más baja de empleo para mujeres y una desigualdad salarial, esto se acentúa en otros territorios. Al hombre que migra se le respeta un poco más por su formación, pero a las mujeres, por el hecho de migrar, se les desconoce su formación y se les enmarca en las actividades destinadas hacia esa economía de cuidado.

¿Qué norma protege a esos y esas migrantes colombianos en el exterior?

Colombia tiene una norma muy importante: la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de los Trabajadores Migratorios y sus Familias. Y el país ratificó esa convención para la protección de nuestros connacionales en otros territorios. Es importante, antes de viajar, tener en cuenta esas normas de protección de derechos fundamentales.

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