La pelea por la fachada del exclusivo edificio Peñas Blancas
Los copropietarios del lujoso edificio en el barrio Rosales le reclaman a la constructora Escalar por defectos en la fachada, que se está cayendo, cuyo arreglo costaría más de $10.000 millones.
Redacción Investigación
Peñas Blancas es uno de los edificios más lujosos de Bogotá. Su lanzamiento, hace una década, fue novedad en el jet set capitalino y se posicionó en las altas esferas por tener el metro cuadrado más costoso de Colombia. La prensa de la época lo consideró más un auténtico club social. Se dice que famosos como el cantante Juanes han comprado apartamentos allí, así como importantes empresarios y funcionarios poderosos. El barrio Rosales, donde se ubica el edificio, es también uno de los más caros de la ciudad: estrato 6, con apartamentos que se venden hasta por $7.000 millones. Peñas Blancas, sin embargo, atraviesa por una disputa que enfrenta a sus copropietarios con la constructora Escalar.
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El complejo urbanístico tiene 66 apartamentos y su promoción, gerencia, diseño arquitectónico y construcción estuvieron a cargo de esta firma bogotana, a través de la sociedad Peñas Blancas S.A., hoy en proceso de liquidación. Sin embargo, la fachada de la edificación presenta protuberantes fallas desde hace varios años y ha sufrido desprendimientos, por lo que se han tenido que cerrar algunas zonas comunes, como la de los juegos de los niños, la zona verde situada al costado norte, la rampa de acceso a los parqueaderos de los visitantes y los lobbies de acceso a las tres torres que integran el conjunto inmobiliario.
De un lado, los copropietarios de Peñas Blancas aseguran que la constructora es la responsable de los defectos en la fachada y debe asumir los costos de su reparación. Por el contrario, la constructora Escalar afirma que los copropietarios tienen que sacar de sus bolsillos para pagar esos deterioros, porque son ellos los que han descuidado la estructura y no han velado por su mantenimiento. Las posiciones enfrentadas llevaron el caso a la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), el Tribunal Superior de Bogotá y la Secretaría del Hábitat de la capital. Aunque ha habido decisiones, falta un pronunciamiento de fondo que determine quién tiene la razón.
La disputa por la fachada, cuyo arreglo se calcula en más de $10.000 millones, llegó por primera vez a la SIC en mayo de 2018. Los copropietarios de Peñas Blancas le pidieron a la entidad que los protegiera como consumidores y que declarara que la firma Escalar, Peñas Blancas S.A. y la compañía que se encargó de proveer los materiales de la construcción infringieron sus derechos, por supuestamente entregar un producto que resultó defectuoso, afectando así su calidad, idoneidad y seguridad; lo mismo que la efectividad de la garantía legal. Los demandantes pidieron también que los demandados repararan la fachada y cubrieran los gastos.
En la demanda, los copropietarios aseguran que las reclamaciones por esos defectos iniciaron desde 2011 y que fueron comunicadas directamente a Escalar, sin que hasta la fecha hayan sido solucionadas de forma definitiva. “Continúan presentándose fisuras de las piedras y desprendimientos de la fachada, tanto en zonas interiores como exteriores, y en todas las fachadas, torres y pisos del edificio Peñas Blancas PH, lo que demuestra el carácter generalizado del problema y el alto riesgo al que se encuentran expuestos los residentes y visitantes del edificio”, afirmaron los copropietarios en su demanda ante la SIC.
En su respuesta, Escalar se opuso a las pretensiones y alegó que la garantía estuvo vigente en el plazo legal (un año para asuntos de acabados) y que la estructura no presentó fallas ese tiempo. En ese sentido, la constructora argumenta que, una vez se venció la garantía, los copropietarios son responsables de conservar, reparar y mantener el edificio. “La fachada del edificio Peñas Blancas fue dejada en estado de absoluto descuido y abandono por parte de los copropietarios y de los órganos de administración de la propiedad horizontal, quienes durante nueve años se limitaron a solicitar atenciones posventa, pero sin asumir o tan siquiera mostrar el mínimo interés por realizar los mantenimientos que legalmente corresponden”, añadió la parte demandada.
La SIC le dio la razón a Escalar al considerar que la demanda se había presentado por fuera del tiempo legal, por lo que ni siquiera entró a analizar el debate de fondo sobre si efectivamente hay una falla en la fachada y si le corresponde a la constructora o a la copropiedad solucionar el asunto. Esa decisión fue confirmada, el pasado miércoles, por el Tribunal Superior de Bogotá, que consideró lo mismo. Como no existió un defecto estructural sino de acabados, la garantía tenía un término de un año, por lo que en 2018 ya no se podía presentar la demanda. “No hay razón para que la Sala se adentre en las razones que, según consideró la parte actora, justificaban la reparación exorada en la demanda”, concluyó el tribunal en segunda instancia.
No obstante, la pelea va para largo. Los copropietarios no solo piensan agotar todos los recursos contra esa decisión judicial, sino que adelantan desde 2019 otra queja en la Secretaría del Hábitat de Bogotá, que ya abrió investigación administrativa por el caso Peñas Blancas. Sumado a esto, los copropietarios contrataron un peritaje de la Sociedad Colombiana de Ingenieros, que entregó sus conclusiones el pasado 28 de junio. Ese concepto técnico determinó que los daños observados en la fachada de Peñas Blancas corresponden esencialmente a “deficiencias constructivas”, entre las que se identificaron fallas en el diseño geométrico, y no a un problema de calidad en los materiales.
Según la Sociedad Colombiana de Ingenieros, el pronóstico no es favorable, pues se seguirán presentando fisuras y desprendimientos. La asociación agregó que, si bien las labores de mantenimiento son necesarias para conservar el aspecto estético del edificio, por sí solas no hubieran impedido las fisuras en la fachada. Así que, con este concepto técnico, los copropietarios de Peñas Blancas insistirán en la pelea judicial. Escalar, por su parte, promete también defenderse de las acusaciones. Una disputa de alto turmequé que está al rojo vivo y no se le vislumbra un pronto final.
Peñas Blancas es uno de los edificios más lujosos de Bogotá. Su lanzamiento, hace una década, fue novedad en el jet set capitalino y se posicionó en las altas esferas por tener el metro cuadrado más costoso de Colombia. La prensa de la época lo consideró más un auténtico club social. Se dice que famosos como el cantante Juanes han comprado apartamentos allí, así como importantes empresarios y funcionarios poderosos. El barrio Rosales, donde se ubica el edificio, es también uno de los más caros de la ciudad: estrato 6, con apartamentos que se venden hasta por $7.000 millones. Peñas Blancas, sin embargo, atraviesa por una disputa que enfrenta a sus copropietarios con la constructora Escalar.
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El complejo urbanístico tiene 66 apartamentos y su promoción, gerencia, diseño arquitectónico y construcción estuvieron a cargo de esta firma bogotana, a través de la sociedad Peñas Blancas S.A., hoy en proceso de liquidación. Sin embargo, la fachada de la edificación presenta protuberantes fallas desde hace varios años y ha sufrido desprendimientos, por lo que se han tenido que cerrar algunas zonas comunes, como la de los juegos de los niños, la zona verde situada al costado norte, la rampa de acceso a los parqueaderos de los visitantes y los lobbies de acceso a las tres torres que integran el conjunto inmobiliario.
De un lado, los copropietarios de Peñas Blancas aseguran que la constructora es la responsable de los defectos en la fachada y debe asumir los costos de su reparación. Por el contrario, la constructora Escalar afirma que los copropietarios tienen que sacar de sus bolsillos para pagar esos deterioros, porque son ellos los que han descuidado la estructura y no han velado por su mantenimiento. Las posiciones enfrentadas llevaron el caso a la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), el Tribunal Superior de Bogotá y la Secretaría del Hábitat de la capital. Aunque ha habido decisiones, falta un pronunciamiento de fondo que determine quién tiene la razón.
La disputa por la fachada, cuyo arreglo se calcula en más de $10.000 millones, llegó por primera vez a la SIC en mayo de 2018. Los copropietarios de Peñas Blancas le pidieron a la entidad que los protegiera como consumidores y que declarara que la firma Escalar, Peñas Blancas S.A. y la compañía que se encargó de proveer los materiales de la construcción infringieron sus derechos, por supuestamente entregar un producto que resultó defectuoso, afectando así su calidad, idoneidad y seguridad; lo mismo que la efectividad de la garantía legal. Los demandantes pidieron también que los demandados repararan la fachada y cubrieran los gastos.
En la demanda, los copropietarios aseguran que las reclamaciones por esos defectos iniciaron desde 2011 y que fueron comunicadas directamente a Escalar, sin que hasta la fecha hayan sido solucionadas de forma definitiva. “Continúan presentándose fisuras de las piedras y desprendimientos de la fachada, tanto en zonas interiores como exteriores, y en todas las fachadas, torres y pisos del edificio Peñas Blancas PH, lo que demuestra el carácter generalizado del problema y el alto riesgo al que se encuentran expuestos los residentes y visitantes del edificio”, afirmaron los copropietarios en su demanda ante la SIC.
En su respuesta, Escalar se opuso a las pretensiones y alegó que la garantía estuvo vigente en el plazo legal (un año para asuntos de acabados) y que la estructura no presentó fallas ese tiempo. En ese sentido, la constructora argumenta que, una vez se venció la garantía, los copropietarios son responsables de conservar, reparar y mantener el edificio. “La fachada del edificio Peñas Blancas fue dejada en estado de absoluto descuido y abandono por parte de los copropietarios y de los órganos de administración de la propiedad horizontal, quienes durante nueve años se limitaron a solicitar atenciones posventa, pero sin asumir o tan siquiera mostrar el mínimo interés por realizar los mantenimientos que legalmente corresponden”, añadió la parte demandada.
La SIC le dio la razón a Escalar al considerar que la demanda se había presentado por fuera del tiempo legal, por lo que ni siquiera entró a analizar el debate de fondo sobre si efectivamente hay una falla en la fachada y si le corresponde a la constructora o a la copropiedad solucionar el asunto. Esa decisión fue confirmada, el pasado miércoles, por el Tribunal Superior de Bogotá, que consideró lo mismo. Como no existió un defecto estructural sino de acabados, la garantía tenía un término de un año, por lo que en 2018 ya no se podía presentar la demanda. “No hay razón para que la Sala se adentre en las razones que, según consideró la parte actora, justificaban la reparación exorada en la demanda”, concluyó el tribunal en segunda instancia.
No obstante, la pelea va para largo. Los copropietarios no solo piensan agotar todos los recursos contra esa decisión judicial, sino que adelantan desde 2019 otra queja en la Secretaría del Hábitat de Bogotá, que ya abrió investigación administrativa por el caso Peñas Blancas. Sumado a esto, los copropietarios contrataron un peritaje de la Sociedad Colombiana de Ingenieros, que entregó sus conclusiones el pasado 28 de junio. Ese concepto técnico determinó que los daños observados en la fachada de Peñas Blancas corresponden esencialmente a “deficiencias constructivas”, entre las que se identificaron fallas en el diseño geométrico, y no a un problema de calidad en los materiales.
Según la Sociedad Colombiana de Ingenieros, el pronóstico no es favorable, pues se seguirán presentando fisuras y desprendimientos. La asociación agregó que, si bien las labores de mantenimiento son necesarias para conservar el aspecto estético del edificio, por sí solas no hubieran impedido las fisuras en la fachada. Así que, con este concepto técnico, los copropietarios de Peñas Blancas insistirán en la pelea judicial. Escalar, por su parte, promete también defenderse de las acusaciones. Una disputa de alto turmequé que está al rojo vivo y no se le vislumbra un pronto final.