“La sangre no me dejaba abrir el ojo”:relato de un nuevo abuso policial en Bogotá
El joven Jhean Carlo Acevedo denuncia cómo miembros de la Policía Metropolitana lo golpearon hasta dejarlo inconsciente. Por las heridas tuvo que ser trasladado a la Clínica Palermo, donde permaneció más de 30 horas detenido e incomunicado. El mayor General Eliecer Camacho responde.
Juan Miguel Hernández Bonilla
Era la noche del sábado 15 de enero. El joven Jhean Carlo Acevedo estaba con unos amigos en el parque Rafael Pombo del barrio La Soledad, en el norte de Bogotá. Esperaban un taxi para regresar a sus casas después de la fiesta. Vecinos del sector llamaron a la policía porque había mucho ruido. Los oficiales del cuadrante llegaron en tres motos y les pidieron a los muchachos que se retiraran. Uno de ellos intentaba vomitar. Un policía se acercó y lo empujó muy fuerte en el estómago. Jhean Carlo se interpuso entre su amigo y el policía. Le preguntó por qué le pegaba. Le explicó que ya se iban y le dijo que había sido muy violento y que preferían hablar con el oficial al mando del operativo, con su superior. El agente se enfureció. Jhean Carlo no alcanzó a darse cuenta del golpe. Cuando despertó, unos instantes después, ya estaba sangrando. El policía le había roto la cabeza, la frente y la cara con un bolillazo. “Me caí, perdí el conocimiento y empecé a sangrar”, cuenta Jhean Carlo, “al despertar me toqué la cabeza, la sentía extraña. La sangre no me dejaba abrir el ojo izquierdo”.
Esa noche fue muy larga. Después de algunas discusiones, Jhean Carlo y uno de sus amigos trataron de irse caminando para no tener más problemas. Estaba herido y necesitaba un hospital. Otro de los policías los alcanzó corriendo, cogió del brazo a Jhean Carlo y le hizo un gancho fuerte que lo lastimó. “Me dijo: ‘usted para donde cree que va, usted está capturado y le voy a hacer lo que se me dé la gana’”. Jhean Carlo entró en pánico. Unos minutos después, llegó una patrulla. Jhean Carlo forcejeó para que no lo subieran. Lo golpearon con puños y patadas por todo el cuerpo. Lo hirieron en las costillas con la pistola eléctrica, conocida como taser. Jhean Carlo seguía sangrando por la frente. “Ante eso ya me vencí. Me tiraron a la patrulla, me quitaron los zapatos y yo solo gritaba pidiendo auxilio. Tenía miedo de que me desaparecieran”, explica el joven contador de la Universidad Nacional. Uno de sus amigos logró subirse con él a la patrulla.
Se suponía que lo iban a llevar detenido a la estación, pero antes necesitaba ir a la clínica para que lo curaran. Los policías sabían que podía agravarse. “Recuerdo que durante el trayecto intentaba que la sangre no siguiera cayéndome en el ojo. Salía como si fuera una llave abierta”. Cuando llegaron a la Clínica Palermo, lo esposaron a una silla y el mismo policía que lo había golpeado se le acercó a provocarlo e insultarlo. “Yo estaba herido y desesperado. No dejaron entrar a ninguno de mis amigos. Estaba solo con los policías. Me quitaron el celular. No me dejaron avisarle a mi mamá. Quedé incomunicado”. Jhean Carlo reconoce que en ese momento le gritó “asesino” al policía que le había roto el rostro. El joven afirma que empezaron a amenazarlo, a decirle que le iban a hacer la curación y lo iban a judicializar, que iba a aprender a no irrespetar a la policía. “Todo el tiempo sufrí violencia psicológica”. Según el testimonio de Jhean Carlo, uno de los patrulleros que había visto todo el abuso confesó que había sido violento e injustificado. “Ese policía me dijo que se había tenido que meter para que no me pegaran más con el bolillo”.
Jhean Carlo estuvo en la clínica más de 30 horas. Durante ese tiempo la policía no dejó entrar a sus abogados ni a sus familiares. “Yo les pedía que me dejaran hablar con mi mamá, pero ellos decían que hasta que no estuviera curado no podía ver ni comunicarme con nadie”. El joven insiste en que se sintió como “secuestrado por el Estado”. En el tiempo que pasó en el hospital le hicieron una cirugía plástica de reconstrucción, le cogieron más de 30 puntos y lo mantuvieron sedado para soportar el dolor. También explica que fue víctima de interrogatorios por parte de agentes de la Sijin y efectivos de la Dipol. “Todo el tiempo me estuvieron amenazando , decían que me iban a judicializar por supuesta agresión a servidor público, y yo pensaba que era absurdo porque había sido yo el agredido, el humillado, el que estaba en la clínica”.
Mientras todo eso pasaba dentro de la Clínica Palermo, los colectivos de derechos humanos activaron las alarmas por redes sociales y mucha gente se solidarizó con Jhean Carlo. La abogada Isabel Fajardo escribió en su cuenta de twitter: “Él es Jhean Carlo Acevedo Rodríguez y anoche fue víctima de violencia policial. Por sus heridas fue traslado a la Clínica Palermo en donde ha sido víctima de hostigamiento por parte de la policía quien pretende trasladarlo con fines de judicializacion”. Su publicación tuvo casi 2.000 retweets. Cuatro abogados voluntarios llegaron hasta el hospital para ofrecer sus servicios jurídicos. Los amigos y las personas cercanas se reunieron en la entrada del hospital para ejercer presión. La concejala de Bogotá Heidi Sánchez también compartió la denuncia en su cuenta de Twitter.
A las 9 de la mañana del segundo día llegó un nuevo grupo de policías que por fin dejó entrar a la mamá y autorizó su salida. “Todo el tiempo estuve sometido a una violencia psicológica muy fuerte, tenía miedo de que en algún momento me sacaran a escondidas o me pegaran. Ni siquiera me dejaban ir al baño solo, me intimidaban”. Jhean Carlo cuenta que él y su mamá interpusieron la denuncia por brutalidad policial en la Fiscalía contra el agente que lo golpeó. “No puedo decir el nombre porque viciaría el proceso penal”. Cuenta incluso que un oficial llamó a la mamá para persuadirla de que no pusiera la denuncia. “Le dijo a mi mamá que yo estaba mintiendo porque los policías no le pegaban a nadie”.
Horas después de que Jhean Carlo quedara en libertad y sin ningún cargo, la Policía Metropolitana de Bogotá, a través del Mayor General Eliécer Camacho, dijo en un video de Twitter que los jóvenes habían sido los que agredieron a la policía: “una de las personas arremete contra el miembro de la Policía Nacional apoyada por sus seis acompañantes, donde lesionan al miembro de la policía. Este policial tuvo la necesidad de utilizar los elementos que tiene para proteger su integridad y de terceros donde una persona sale afectada con una lesión y posteriormente es trasladada a la Clínica Palermo”.
Era la noche del sábado 15 de enero. El joven Jhean Carlo Acevedo estaba con unos amigos en el parque Rafael Pombo del barrio La Soledad, en el norte de Bogotá. Esperaban un taxi para regresar a sus casas después de la fiesta. Vecinos del sector llamaron a la policía porque había mucho ruido. Los oficiales del cuadrante llegaron en tres motos y les pidieron a los muchachos que se retiraran. Uno de ellos intentaba vomitar. Un policía se acercó y lo empujó muy fuerte en el estómago. Jhean Carlo se interpuso entre su amigo y el policía. Le preguntó por qué le pegaba. Le explicó que ya se iban y le dijo que había sido muy violento y que preferían hablar con el oficial al mando del operativo, con su superior. El agente se enfureció. Jhean Carlo no alcanzó a darse cuenta del golpe. Cuando despertó, unos instantes después, ya estaba sangrando. El policía le había roto la cabeza, la frente y la cara con un bolillazo. “Me caí, perdí el conocimiento y empecé a sangrar”, cuenta Jhean Carlo, “al despertar me toqué la cabeza, la sentía extraña. La sangre no me dejaba abrir el ojo izquierdo”.
Esa noche fue muy larga. Después de algunas discusiones, Jhean Carlo y uno de sus amigos trataron de irse caminando para no tener más problemas. Estaba herido y necesitaba un hospital. Otro de los policías los alcanzó corriendo, cogió del brazo a Jhean Carlo y le hizo un gancho fuerte que lo lastimó. “Me dijo: ‘usted para donde cree que va, usted está capturado y le voy a hacer lo que se me dé la gana’”. Jhean Carlo entró en pánico. Unos minutos después, llegó una patrulla. Jhean Carlo forcejeó para que no lo subieran. Lo golpearon con puños y patadas por todo el cuerpo. Lo hirieron en las costillas con la pistola eléctrica, conocida como taser. Jhean Carlo seguía sangrando por la frente. “Ante eso ya me vencí. Me tiraron a la patrulla, me quitaron los zapatos y yo solo gritaba pidiendo auxilio. Tenía miedo de que me desaparecieran”, explica el joven contador de la Universidad Nacional. Uno de sus amigos logró subirse con él a la patrulla.
Se suponía que lo iban a llevar detenido a la estación, pero antes necesitaba ir a la clínica para que lo curaran. Los policías sabían que podía agravarse. “Recuerdo que durante el trayecto intentaba que la sangre no siguiera cayéndome en el ojo. Salía como si fuera una llave abierta”. Cuando llegaron a la Clínica Palermo, lo esposaron a una silla y el mismo policía que lo había golpeado se le acercó a provocarlo e insultarlo. “Yo estaba herido y desesperado. No dejaron entrar a ninguno de mis amigos. Estaba solo con los policías. Me quitaron el celular. No me dejaron avisarle a mi mamá. Quedé incomunicado”. Jhean Carlo reconoce que en ese momento le gritó “asesino” al policía que le había roto el rostro. El joven afirma que empezaron a amenazarlo, a decirle que le iban a hacer la curación y lo iban a judicializar, que iba a aprender a no irrespetar a la policía. “Todo el tiempo sufrí violencia psicológica”. Según el testimonio de Jhean Carlo, uno de los patrulleros que había visto todo el abuso confesó que había sido violento e injustificado. “Ese policía me dijo que se había tenido que meter para que no me pegaran más con el bolillo”.
Jhean Carlo estuvo en la clínica más de 30 horas. Durante ese tiempo la policía no dejó entrar a sus abogados ni a sus familiares. “Yo les pedía que me dejaran hablar con mi mamá, pero ellos decían que hasta que no estuviera curado no podía ver ni comunicarme con nadie”. El joven insiste en que se sintió como “secuestrado por el Estado”. En el tiempo que pasó en el hospital le hicieron una cirugía plástica de reconstrucción, le cogieron más de 30 puntos y lo mantuvieron sedado para soportar el dolor. También explica que fue víctima de interrogatorios por parte de agentes de la Sijin y efectivos de la Dipol. “Todo el tiempo me estuvieron amenazando , decían que me iban a judicializar por supuesta agresión a servidor público, y yo pensaba que era absurdo porque había sido yo el agredido, el humillado, el que estaba en la clínica”.
Mientras todo eso pasaba dentro de la Clínica Palermo, los colectivos de derechos humanos activaron las alarmas por redes sociales y mucha gente se solidarizó con Jhean Carlo. La abogada Isabel Fajardo escribió en su cuenta de twitter: “Él es Jhean Carlo Acevedo Rodríguez y anoche fue víctima de violencia policial. Por sus heridas fue traslado a la Clínica Palermo en donde ha sido víctima de hostigamiento por parte de la policía quien pretende trasladarlo con fines de judicializacion”. Su publicación tuvo casi 2.000 retweets. Cuatro abogados voluntarios llegaron hasta el hospital para ofrecer sus servicios jurídicos. Los amigos y las personas cercanas se reunieron en la entrada del hospital para ejercer presión. La concejala de Bogotá Heidi Sánchez también compartió la denuncia en su cuenta de Twitter.
A las 9 de la mañana del segundo día llegó un nuevo grupo de policías que por fin dejó entrar a la mamá y autorizó su salida. “Todo el tiempo estuve sometido a una violencia psicológica muy fuerte, tenía miedo de que en algún momento me sacaran a escondidas o me pegaran. Ni siquiera me dejaban ir al baño solo, me intimidaban”. Jhean Carlo cuenta que él y su mamá interpusieron la denuncia por brutalidad policial en la Fiscalía contra el agente que lo golpeó. “No puedo decir el nombre porque viciaría el proceso penal”. Cuenta incluso que un oficial llamó a la mamá para persuadirla de que no pusiera la denuncia. “Le dijo a mi mamá que yo estaba mintiendo porque los policías no le pegaban a nadie”.
Horas después de que Jhean Carlo quedara en libertad y sin ningún cargo, la Policía Metropolitana de Bogotá, a través del Mayor General Eliécer Camacho, dijo en un video de Twitter que los jóvenes habían sido los que agredieron a la policía: “una de las personas arremete contra el miembro de la Policía Nacional apoyada por sus seis acompañantes, donde lesionan al miembro de la policía. Este policial tuvo la necesidad de utilizar los elementos que tiene para proteger su integridad y de terceros donde una persona sale afectada con una lesión y posteriormente es trasladada a la Clínica Palermo”.