La versión de un ‘expara’ que enloda al ganadero Juan Guillermo Villegas
Eduardo Soto declaró en abril de 2018 ante la Corte Suprema que el empresario auspició un grupo criminal en el nordeste antioqueño y que entregó una lista negra para ejecutar crímenes. La Fiscalía investiga el caso y la defensa del expresidente Álvaro Uribe lo tilda de mentiroso profesional.
El nombre del ganadero Juan Guillermo Villegas Uribe ha rondado desde hace años el expediente contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez. En 2011, los exparamilitares Juan Guillermo Monsalve y Pablo Hernán Sierra, alias Alberto Guerrero, lo acusaron de ser uno de gestores del Bloque Metro de las Autodefensas, junto con su hermano Luis Alberto Villegas Uribe, el confeso paramilitar Santiago Gallón Henao (incluido desde 2015 en la Lista Clinton del Departamento del Tesoro de Estados Unidos por sus presuntos nexos con el narcotráfico) y los hermanos Santiago y Álvaro Uribe Vélez. De acuerdo con expedientes judiciales, el Bloque Metro fue creado a mediados de los años 90, tuvo su centro de operaciones en San Roque (Antioquia) y contó con el apoyo de la convivir El Cóndor, cuyo representante legal era Luis Alberto Villegas Uribe. (La importancia de una mujer llamada Deyanira Gómez en el caso Uribe)
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El nombre del ganadero Juan Guillermo Villegas Uribe ha rondado desde hace años el expediente contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez. En 2011, los exparamilitares Juan Guillermo Monsalve y Pablo Hernán Sierra, alias Alberto Guerrero, lo acusaron de ser uno de gestores del Bloque Metro de las Autodefensas, junto con su hermano Luis Alberto Villegas Uribe, el confeso paramilitar Santiago Gallón Henao (incluido desde 2015 en la Lista Clinton del Departamento del Tesoro de Estados Unidos por sus presuntos nexos con el narcotráfico) y los hermanos Santiago y Álvaro Uribe Vélez. De acuerdo con expedientes judiciales, el Bloque Metro fue creado a mediados de los años 90, tuvo su centro de operaciones en San Roque (Antioquia) y contó con el apoyo de la convivir El Cóndor, cuyo representante legal era Luis Alberto Villegas Uribe. (La importancia de una mujer llamada Deyanira Gómez en el caso Uribe)
A pesar de haber sido detenido y acusado por la Fiscalía a finales de los años 90 como patrocinador del paramilitarismo en el nordeste antioqueño, Luis Alberto Villegas Uribe fue absuelto por la justicia por duda. Las sospechas sobre su auspicio a estos ejércitos privados comenzaron desde que El Cóndor entró en funcionamiento, en 1996, en los municipios de San Roque, Yolombó, Cisneros, Caracolí y Maceo. Además de las denuncias de la comunidad, la Fiscalía obtuvo interceptaciones telefónicas que relacionaban a Villegas Uribe con la consecución de armas para las Autodefensas, y en un allanamiento a su residencia, en 1998, se hallaron documentos de un inventario de armas que los investigadores asociaron al paramilitarismo. Seis años más tarde, el 5 de diciembre de 2004, Luis Alberto Villegas Uribe fue asesinado por orden de Julián Bolívar.
El exjefe del Bloque Central Bolívar confesó ante fiscales de Justicia y Paz que Villegas Uribe fue cercano a la organización, al punto de asociarse con los comandantes Panadero y Jota con el fin de montar un laboratorio para el procesamiento de cocaína en Puerto Berrío, lo que incomodó al máximo jefe de las autodefensas, Carlos Castaño. Así mismo, añadió Julián Bolívar, Villegas Uribe se beneficiaba del robo de combustible en la zona y por esa razón dio la orden de matarlo. La familia Villegas Uribe, además, tuvo negocios con la familia Uribe Vélez. El primero de estos se dio en 1984, cuando los Uribe Vélez les vendieron a los Villegas Uribe un pedazo menor de la hacienda La Manada y, luego, en 1990, el predio El Desquite, de una hectárea de extensión, ubicadas en el nordeste antioqueño. En esta última venta aparece como compradora la esposa de Luis Alberto Villegas.
Todo este contexto es necesario para entender quién es Juan Guillermo Villegas y por qué su nombre terminó salpicado en el caso de Álvaro Uribe Vélez. El ganadero no solo fue grabado por la Corte Suprema teniendo charlas (que hoy se indagan) con Óscar Monsalve, exmayordomo de la hacienda Guacharacas, de los Uribe Vélez y padre de Juan Guillermo Monsalve, principal acusador del exmandatario, sino que apareció en la famosa conversación donde el expresidente le contó que estaban siendo interceptados: “¿Se acuerda el día en que usted y yo nos reunimos en la 70?”, le dice Uribe a Villegas. “Las llamadas las interceptaron todas y la Fiscalía nos hizo seguimiento (…) O sea que esta llamada la están escuchando esos hijueputas”. Ahora, además de esas controversias, Juan Guillermo Villegas Uribe vuelve a estar bajo sospecha.
La versión de Soto Castillo
A pesar de los vínculos de su hermano con las Autodefensas o las acusaciones de Juan Guillermo Monsalve y Alberto Guerrero, Juan Guillermo Villegas Uribe tiene solo investigaciones preliminares en la Fiscalía. Esa entidad le confirmó a El Espectador que actualmente tiene varios procesos activos. En uno de ellos, el expediente 13798 adelantado por la Fiscalía 14 ante el Tribunal de Cundinamarca, se investigan sus presuntos nexos con el paramilitarismo. Pues bien, a ese despacho judicial fue remitida, hace más de dos años, una extensa declaración de un exparamilitar del Bloque Central Bolívar que enloda a Villegas Uribe. Se trata de Eduardo David Soto Castillo, quien el 25 de abril de 2018, en el marco del expediente que entonces llevaba la Corte Suprema contra el expresidente Uribe Vélez, narró su historia de terror y crímenes en Antioquia. (¿Qué dijo el testigo estrella contra Uribe a la Corte Suprema?)
Desde la cárcel La Picota, en una declaración de casi dos horas en poder de este diario, Soto Castillo contó que ingresó a las Autodefensas en 1999, cuando tenía veinte años; que en 2006 se desmovilizó producto del acuerdo con el gobierno Uribe, pero que de inmediato se enroló con una banda criminal que siguió controlando los municipios de Puerto Berrío, Macebo, Cisneros y San Roque, en especial el corregimiento San José del Nus, justamente el área de influencia del antiguo Bloque Metro. De acuerdo con su relato, su comandante era Jorge Iván Arboleda y en la región volvió a sus andanzas hasta que lo capturaron, en 2009, por porte ilegal de armas. Estuvo en prisión 33 meses y en 2012 regresó al crimen. Después ejecutó dos masacres y varios homicidios que contabilizaron quince víctimas. Soto Castillo fue capturado en 2014 y condenado a 25 años de prisión.
Varios de esos asesinatos, según el exparamilitar, fueron ordenados por Juan Guillermo Villegas. En su relato, Soto Castillo sostuvo que su comandante Arboleda le dijo que manejara la zona de San José del Nus, que se le presentara cuanto antes al ganadero en su finca y que hiciera siempre lo que él le dijera. Eso sí, que primero le comentara qué pedía, para ver si se aceptaba o no. “Empecé a hablar con el señor Villegas y empezó a comentarme que había muchas ratas que estaban robando mucho, que mucho gamín, que mucho vicioso, que había que hacer una limpieza que porque el muchacho que estaba anteriormente no hacía nada”. El declarante agregó que supuestamente Villegas le entregó un listado de esos delincuentes que debían ser asesinados y le hizo énfasis en un joven llamado Álex “que iba a visitar mucho a Guacharaco”.
Guacharaco era Juan Guillermo Monsalve, según confesó Soto Castillo, y le decía así porque trabajó en la hacienda Guacharacas. Según Soto Castillo, la orden de Villegas fue perentoria: “Me encargó que matara a ese muchacho (Álex) lo más urgente que pudiera”. El testigo añadió que de inmediato le reportó esa petición a su comandante Arboleda, quien le dijo que a Álex no lo tocara porque era conocido suyo, así como también Juan Guacharaco y que Arboleda ya sabía por qué era que Villegas quería matar a Álex: “Como Juan Villegas tenía un problema con ese muchacho (Guacharaco o Juan Guillermo Monsalve) entonces quería que yo matara al muchacho como para que se cortara todo, sí me entiende, como que ese muchacho daba información al otro muchacho”. Y añadió que también le pidieron atentar contra un muchacho Tamayo por lo mismo: conocer a Monsalve.
“A ese muchacho Tamayo le hicieron un atentado que quedó herido, no lo mataron ese día”. El exparamilitar Soto Castillo manifestó que Villegas “coordinaba con mucha ley, tenía mucho contacto con la ley en Antioquia”, aduciendo que era un hombre muy bien conectado con autoridades de la zona y que por eso era bueno, según le había dicho Arboleda, que coordinara con Villegas por qué zonas se podía mover tranquilamente con sus cuarenta hombres. Por esa época Arboleda cayó en un bombardeo y Soto Castillo tomó el mando temporalmente. Eran tiempos en los que su banda criminal se disputaba a sangre y fuego el territorio con otra gente de Segovia por el control del narcotráfico. “Nosotros llegamos a quitarles la zona a ellos y el enlace de nosotros fue Juan Villegas, porque conocía el área y tenía relaciones con la fuerza pública”, señaló el testigo.
De esta manera, insistió, su organización podía operar sin líos. “La Policía a mí nunca me requisaba, nunca nada porque ya lo tenían hablado con él”. Tras la muerte de Arboleda, fue Villegas el que citó a Soto Castillo para notificarle que el reemplazo de ese comandante sería alias Marcos y que esa razón venía “de arriba”, del “estado mayor” de esa banda criminal. De acuerdo con su versión ante la Corte Suprema de Justicia, cuando Marcos llegó a la zona se desataron los crímenes. “Ahí sí tocó hacer los homicidios que se mandaron a hacer por el señor Juan (Villegas)”. En concreto, Soto Castillo confesó que asesinó, en octubre de 2012, a dos jóvenes que andaban mucho con Álex, el muchacho que al parecer tenía contacto con Juan Guillermo Monsalve, quien ya estaba detenido entonces. Y después que igual suerte corrió un sujeto conocido como Maicol, un supuesto ladrón de la zona.
El declarante dijo que reclutó para su organización a un muchacho apodado Gañote, que era también del corregimiento San José del Nus, pero que a este joven también tuvo que asesinarlo, porque tenía antecedentes de robo en la región. Así mismo, contó que Marcos solía decir de Villegas que era como un papá para él desde que integraron el Bloque Metro, que apenas se desmovilizaron las Autodefensas “armaron un grupo de sicarios para hacer limpieza por toda esa zona” y que finalmente a Álex lo mataron tal como solicitó antes el ganadero. “Ese homicidio lo manda a hacer ese señor”, relató y añadió que desde 2012, cuando empezó a tener una relación cercana con Villegas, que duró hasta el 31 de julio de 2014, cuando fue detenido por la justicia, Villegas supuestamente les ayudó a conseguir armas y municiones. (El Bloque Metro de las AUC, un asunto que poco se ha indagado)
Y aseguró otras cosas. Por ejemplo, que al día siguiente de su desmovilización, en 2006, ya tenía camuflado y armas nuevas y que las Autodefensas así lo dispusieron porque temían que el proceso de paz no resultara bien. “Era para protegernos en esa época porque no sabíamos qué iba a pasar con el Estado, cómo nos iba a traicionar”. En su extensa versión, Eduardo David Soto Castillo reveló que una vez en la cárcel un fiscal de Antioquia lo buscó para que le ayudara a aclarar la estela de crímenes ocurridos en la región de San Roque, pero que él se negó a declarar contra Villegas porque “conocía cómo era ese señor”. Por eso aclaró que esta era la primera vez que se animaba a mencionarlo y que le urgía que reforzaran su seguridad en la cárcel. Y concluyó: “El que abre la boca se muere. Esa es la ley allá, si alguien habla de Villegas eso es muerte fija”.
Al final de su versión, soltó otra acusación grave: dijo que en 2017 fue a buscarlo a la cárcel La Picota el abogado Diego Cadena —exdefensor de Álvaro Uribe— para pedirle que desmintiera a Juan Guillermo Monsalve. Es decir, para que señalara que las acusaciones del principal testigo contra el expresidente Uribe eran falaces y que a él también lo había buscado el senador Iván Cepeda para ofrecerle beneficios. Incluso, relató que Cadena le dijo que podía ayudarlo para que ingresara a la JEP. Eduardo David Soto Castillo lo explicó así: lo que quería Cadena era “que yo me sentara de frente a Juan Monsalve y le dijera que era falso lo que estaba diciendo, que eso era mentira, que Juan Monsalve me había buscado a mí pa’ darme beneficios”. El testigo dijo que esa charla lo asustó y que para salir de Cadena le pidió $200 millones.
“Entonces él (Cadena) me dice: ‘Espere yo hablo con los señores pa’ ver si le dan la plata’”. Y seguidamente, agregó el exparamilitar, el abogado supuestamente le mencionó que le venía a hablar del caso de Santiago Uribe, que él ya había hablado con otros jefes de las Autodefensas en Estados Unidos y que ellos le estaban colaborando. Soto Castillo dijo que se negó y le dejó como constancia lo siguiente: “Le dije: lo único que yo sé es de Villegas y sé que de tiempo atrás nos colaboró mucho y nos sigue colaborando y yo le hice trabajos a él”. De todas maneras, Soto Castillo aceptó que Diego Cadena le pasó un papel, anotó unos datos ahí y “hasta me hizo poner la huella”. Una escena prácticamente calcada a la narrada en su momento por el exparamilitar Carlos Enrique Vélez, alias Víctor, cuyo testimonio tiene enredados a Cadena y al propio exsenador Álvaro Uribe.
Finalmente, Soto Castillo, cuyo alias en la delincuencia era Fabián, manifestó que le contó en la cárcel a Juan Guillermo Monsalve de esa visita que le hizo sin previo aviso el abogado Cadena y de los supuestos ofrecimientos que le prometió. Y concluyó con una petición a la Corte Suprema: “Por lo que estoy esclareciendo los casos del señor Juan Villegas y del señor abogado que me visitó, pues espero que me brinden seguridad, porque temo por mi vida (…) Si ese señor Villegas le dice a la organización que yo estoy colaborando con la justicia, para ellos me convierto en un sapo y soy un objetivo de alto valor”. Los pormenores de esta declaración fueron trasladados por la Corte Suprema a la Fiscalía en abril de 2018. Sin embargo, los avances no se conocen y las pesquisas en el proceso 13798 siguen en etapa preliminar.
La Fiscalía, además, adelanta otra investigación en donde Juan Guillermo Villegas es protagonista. Se trata de las conversaciones que Villegas mantuvo en 2015 con Óscar Monsalve Correa, exmayordomo de la hacienda Guacharacas, justo el mismo día en que Monsalve tenía que declarar ante el alto tribunal. La Corte tenía interceptado a Óscar Monsalve y así se descubrió la insistencia de Villegas para hablar con él. “Cuando tenga alguna necesidad, alguna cosa, me llama, huevón, sin pena”, le dijo Villegas a Monsalve Correa en esa grabación. A su turno el excapataz le respondió que sí le daba mucha pena, a lo que Villegas le contestó: “Vos sos huevón, hombre, pena de qué. La cosa está muy hijueputa, hermano, y todas esas cosas, pero como sea, usted sabe, hermano, cómo he sido yo”. ¿Cuál era la urgencia de Villegas de hablar con Monsalve en esa época?
Pero, además, el problema es que muchas de las grabaciones de esas llamadas fueron, al parecer, saboteadas en la plataforma Esperanza de la Fiscalía. Todavía se está intentando establecer cuál fue el origen de esa alteración o manipulación de los registros de interceptación ordenados por la Corte Suprema y por qué coinciden justo en el día de esas conversaciones de Villegas con Óscar Monsalve Correa. La investigación fue ordenada por el alto tribunal tras constatar dichas irregularidades en 2018. Así mismo, en la decisión de ese mismo año en la que ordenó investigar al expresidente Uribe, el alto tribunal manifestó sus sospechas sobre las actuaciones de Juan Guillermo Villegas. “Controla los movimientos de la familia Monsalve Pineda, conoce a todos sus miembros, sabe de sus actividades o le deben informar de las mismas y de su ubicación”.
“Es un mentiroso”
El Espectador consultó al abogado Jaime Granados, defensor del expresidente Álvaro Uribe. En una extensa respuesta escrita, Granados descalificó al testigo y enumeró un detallado listado de inconsistencias. “Se trata de un testigo absolutamente mentiroso, cuya versión ningún crédito tuvo para la propia Corte Suprema. Es más, en las 1.554 páginas de la decisión que privó injustamente de la libertad al presidente Uribe, la Sala de Instrucción ninguna consideración hizo sobre este testigo”. El penalista advirtió que se trata de otro falso testigo, tal como Juan Guillermo Monsalve, y que en la ampliación de su declaración, en octubre de 2019, incurrió en contradicciones severas. Además, llamó la atención de que Soto Castillo al principio no quería entregar su versión ante la justicia, pero que después súbitamente cambió de opinión y hasta exigió cambio de patio en La Picota.
“Es muy llamativo que un testigo manifieste no querer declarar y que posteriormente, sin que medie ningún cambio en su situación de seguridad, decida hacerlo y a partir de ese momento remita peticiones específicas de traslado que se terminan materializando”, señaló el abogado del expresidente Uribe. Añadió que Juan Guillermo Monsalve y Eduardo Soto Castillo se contradijeron en sus versiones, pues el primero sostuvo que fue subalterno de él en las filas de las Autodefensas, pero Soto Castillo lo negó. Así mismo, Granados sostuvo que las acusaciones del testigo contra el abogado Diego Cadena están plagadas de incoherencias, pues primero dijo que Cadena lo había buscado en la cárcel en una fecha que no especificó entre junio y octubre de 2017 y luego que la reunión había sido entre marzo y abril de 2018. “Esta diferencia de fechas es absurda”.
Este diario también buscó al penalista Iván Cancino, representante del abogado Diego Cadena, quien el jueves pasado fue acusado formalmente por la Fiscalía por el delito de soborno a testigos en el caso de Álvaro Uribe. “Diego Cadena no conoce a ese paramilitar, jamás le ha pedido que dé una declaración, jamás lo visitó. Ese paramilitar es tan mentiroso que estamos próximos a denunciarlo por varios delitos. Tanto así que describe a Cadena como un hombre bajito y gordo y Diego, como todo el mundo sabe, mide más de 1,85 y ha sido toda su vida flaco. Así que este señor es otro mentiroso y a cada persona que mienta lo vamos a denunciar hasta condenarlo y nos vamos a constituir como víctimas en los procesos contra cada uno de ellos”. Por ahora la Fiscalía investiga este caso.
Al cierre de esta edición El Espectador no había logrado contactar al ganadero Villegas.