Patricia y Sebastián* se casaron en el año 2007. Ocho años después, él tildó a su esposa de desequilibrada mental cuando se enteró de que quería divorciarse. Además se negó a que ella se quedara viviendo con sus hijos, prometió que eso solo pasaría “bajo su cadáver” y desde ese mismo momento desplegó una artillería judicial. Entre los centenares de procesos similares, planteó una ruta para evitar que ella se acercara a los niños y presentó supuestas pruebas para demostrar que era la persona idónea para cuidarlos. Uno de esos soportes...
Por Redacción Investigación
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