Los dueños de los fertilizantes en Colombia
De las 1.150 compañías registradas para comercializar estos productos, seis concentran el 92% del mercado. Los precios en Colombia en puerta de fábrica superan entre el 30 y 50% el precio mundial.
Alexánder Marín Correa
En medio del paro agrario, que lleva tres semanas, a los campesinos se les ha escuchado una queja común: el precio de los agroinsumos. Su reclamo se basa en un dato concreto: lo que se paga en Colombia por cada kilo de fertilizante está 50% por encima de la cotización internacional. ¿Por qué sucede? ¿Quiénes son los dueños de este negocio en el país? Al evaluar los datos de importación de los tres insumos básicos para las diferentes marcas de fertilizantes del mercado, urea, fosfato diamónico (DAP) y cloruro de potasio (KCl), el resultado es que seis empresas controlan el 92% del mercado nacional.
Según el Ministerio de Agricultura, los tres productos son básicos para la elaboración de fertilizantes, pero son importados. A partir de la mezcla de urea, fosfato diamónico y cloruro de potasio, más otros aditivos, se producen 3.600 clases de fertilizantes en Colombia. La importación de los insumos es un negocio multimillonario. Basta un dato para probarlo. Según información del portal www.dataexim.com, el año pasado ingresaron 516.000 toneladas de urea, 422.000 toneladas de potasio y 70.000 toneladas de fosfato.
Si a las anteriores cifras se suma la importación de mezclas de estos productos, que alcanzaron las 342.000 toneladas, en total llegaron al país casi 1,4 millones de toneladas de fertilizantes básicos, a un costo (incluyendo flete) de casi US$708 millones, es decir, casi $1,4 billones. En concreto, fueron 789 operaciones de importación que reportaron como procedencia Alemania (25%), Rusia (18%), Canadá (8%), China (5,4%), Chile (5,3%) y Venezuela (5%). Curiosamente, el 40% de las compras se realizaron en paraísos fiscales como Islas Vírgenes, Suiza, Panamá, Bahamas, Antigua y Barbuda, entre otros.
A pesar de que un centenar de empresas importaron los insumos básicos de los fertilizantes, entre las firmas Monómeros Venezolanos, Ecofértil, Abocol S. A., Preciagro, Yara y Nutrición de Plantas se concentró casi el 92% de la oferta nacional. Estas empresas importaron 1,3 millones de toneladas por casi de $1,3 billones. De conformidad con los balances financieros reportados a la Superintendencia de Sociedades, entre las seis empresas sumaron ingresos operacionales por $1,2 billones. Sus ganancias alcanzaron $9.000 millones.
De las seis empresas, la que mayor representación tiene en Colombia es Monómeros Colombo-Venezolanos que, junto con su filial Ecofértil, concentra el 37% de la oferta. Ambas firmas son controladas por el gobierno de Venezuela. Paradójicamente, a pesar de sumar ingresos en 2012 por $750.000 millones, a 31 de diciembre las dos sociedades reportaron pérdidas por casi $7.000 millones. Las dos empresas son recordadas en el país por polémicas donaciones que realizaron en 2008 a actividades sociales con conexiones políticas.
Por un lado, las que hizo Ecofértil S. A. por $6.000 millones a dos fundaciones, supuestamente para “atender programas y proyectos sociales”, pero que fueron motivo de investigación porque algunos de sus beneficiarios tenían líos con la justicia. De igual forma, por la misma época, cuando se conoció que la empresa Monómeros, por orden del gobierno venezolano hizo donaciones para financiar algunas actividades lideradas por la exsenadora Piedad Córdoba, para los acuerdos humanitarios de liberación de secuestrados de las Farc.
Brecha en los costos
Las tendencias de importación de años anteriores siguen vigentes en 2013. Por eso, las seis empresas que dominan el mercado definen el precio interno. Sin embargo, al comparar los precios a nivel internacional y lo que tienen que pagar los campesinos en Colombia por un kilo de fertilizantes, los costos internos superan los del exterior entre el 30 y el 50%. Por ejemplo, en diciembre de 2012, un kilo de urea se conseguía fuera de las fronteras en $897. Las sociedades que lo vendieron en Colombia lo hicieron a $1.248
La diferencia es del 40%, y el caso se repite en cualquiera de los insumos básicos. Por ejemplo, en el caso del potasio, el precio promedio internacional fue de $764, el interno llegó a los $1.223 por kilo, una diferencia del 60%. El fosfato se pagó a $681 en el exterior y en el país a $1.489. El sobrecosto alcanzó el 118%. Para los campesinos, estas diferencias inciden mucho en la rentabilidad del campo, porque para abonar una hectárea de tierra ellos tienen que invertir hasta el 30% del total de los costos mínimos de producción de sus cultivos.
En el caso de la producción de arroz, algodón, papa y maíz blanco, por ejemplo, los precios de los fertilizantes representan entre el 20 y el 30% de sus costos. Por el lado del café, el cacao, la palma y la caña panelera, van desde el 15 hasta el 30%. Razones suficientes para que los campesinos le insistan al Gobierno para que ejerza un control directo sobre los precios de los fertilizantes para evitar los referidos sobrecostos. Sin embargo, no es una petición nueva. Desde 2006 el Ministerio de Agricultura monitorea los precios de los agroinsumos, pero no interviene para corregir.
El reclamo de los campesinos no prospera debido a que, según un estudio sobre el mercado de agroinsumos hecho en 2007 por la firma Econometría, en el país hay suficiente competencia y oferta de fertilizantes. En consecuencia, en criterio de las autoridades, no existen razones para “imponer un régimen de libertad regulada de precios”. Además, aseguran que no existen empresas dominantes con capacidad para manipular precios. Los datos de las importaciones de los últimos años parecen demostrar todo lo contrario.
En dicho estudio, elaborado en 2007 para establecer “bases para una política de precios”, quedó escrito que los insumos básicos para fertilizar la tierra (urea, fosfato y potasio) equivalen al 80% del negocio de los agroinsumos en Colombia. Frente al incremento constante de los precios, el documento lo justificó afirmando que obedecía al exceso de la demanda mundial. Incluso, señaló en uno de sus apartes, en ocasiones el precio en Colombia se quedó corto frente a la cotización internacional.
Lo cierto es que los fertilizantes de la discordia son básicos en la agroindustria nacional, porque los suelos del país son ácidos. Es más, Colombia es uno de los países del mundo que más cantidad de fertilizantes usa por hectárea cultivada. De acuerdo con datos del Banco Mundial, en el país se usan 499 toneladas de fertilizantes por hectárea cultivable. Los técnicos del Ministerio de Agricultura sostienen que esa cifra es exagerada y que seguramente hay mucho desperdicio de insumos por inasistencia técnica. Su recomendación es hacer un uso más eficaz para que los campesinos no gasten tanto.
Controlar precios
Según información oficial de los papicultores, producir hoy una carga de papa cuesta unos $70.000, de los que un buen porcentaje obedece a los costos de los fertilizantes. Con el agravante de que ingresa papa desde el exterior que los ha obligado a vender a $40.000 la carga. Así no recuperan gastos y su camino es la quiebra. Un sombrío panorama que, en criterio del analista Aurelio Suárez, prueba la necesidad de que el Estado intervenga los precios de los fertilizantes.
“Al comparar los valores que deben pagar los agricultores colombianos frente a lo que cuestan en el mundo, se nota una enorme diferencia. Desde la venta de los mayoristas en las puertas de sus compañías ya existen sobrecostos. A veces alcanzan hasta el 30%. Cuando llegan al agricultor han aumentado casi el doble”, recalcó Suárez, quien definió lo que hoy sucede como “una cadena de oligopolios importadores y comercializadores”. Al agricultor le llegan productos recargados con sobrecostos.
En otras palabras, el precio de los fertilizantes en Colombia representa un factor determinante para la pérdida de rentabilidad y competitividad en la agricultura colombiana. Las autoridades creen que el asunto obedece más a costos como fletes o transporte de los productos. Lo único claro es que urge un estudio minucioso para establecer por qué los precios de los fertilizantes que llegan al país son tan altos. Al menos ese es el reclamo más sentido en el paro campesino. Alguna razón tendrán. Al menos debería revisarse por qué sale más barato comprarlos en el exterior que adquirirlos en Colombia.
En medio del paro agrario, que lleva tres semanas, a los campesinos se les ha escuchado una queja común: el precio de los agroinsumos. Su reclamo se basa en un dato concreto: lo que se paga en Colombia por cada kilo de fertilizante está 50% por encima de la cotización internacional. ¿Por qué sucede? ¿Quiénes son los dueños de este negocio en el país? Al evaluar los datos de importación de los tres insumos básicos para las diferentes marcas de fertilizantes del mercado, urea, fosfato diamónico (DAP) y cloruro de potasio (KCl), el resultado es que seis empresas controlan el 92% del mercado nacional.
Según el Ministerio de Agricultura, los tres productos son básicos para la elaboración de fertilizantes, pero son importados. A partir de la mezcla de urea, fosfato diamónico y cloruro de potasio, más otros aditivos, se producen 3.600 clases de fertilizantes en Colombia. La importación de los insumos es un negocio multimillonario. Basta un dato para probarlo. Según información del portal www.dataexim.com, el año pasado ingresaron 516.000 toneladas de urea, 422.000 toneladas de potasio y 70.000 toneladas de fosfato.
Si a las anteriores cifras se suma la importación de mezclas de estos productos, que alcanzaron las 342.000 toneladas, en total llegaron al país casi 1,4 millones de toneladas de fertilizantes básicos, a un costo (incluyendo flete) de casi US$708 millones, es decir, casi $1,4 billones. En concreto, fueron 789 operaciones de importación que reportaron como procedencia Alemania (25%), Rusia (18%), Canadá (8%), China (5,4%), Chile (5,3%) y Venezuela (5%). Curiosamente, el 40% de las compras se realizaron en paraísos fiscales como Islas Vírgenes, Suiza, Panamá, Bahamas, Antigua y Barbuda, entre otros.
A pesar de que un centenar de empresas importaron los insumos básicos de los fertilizantes, entre las firmas Monómeros Venezolanos, Ecofértil, Abocol S. A., Preciagro, Yara y Nutrición de Plantas se concentró casi el 92% de la oferta nacional. Estas empresas importaron 1,3 millones de toneladas por casi de $1,3 billones. De conformidad con los balances financieros reportados a la Superintendencia de Sociedades, entre las seis empresas sumaron ingresos operacionales por $1,2 billones. Sus ganancias alcanzaron $9.000 millones.
De las seis empresas, la que mayor representación tiene en Colombia es Monómeros Colombo-Venezolanos que, junto con su filial Ecofértil, concentra el 37% de la oferta. Ambas firmas son controladas por el gobierno de Venezuela. Paradójicamente, a pesar de sumar ingresos en 2012 por $750.000 millones, a 31 de diciembre las dos sociedades reportaron pérdidas por casi $7.000 millones. Las dos empresas son recordadas en el país por polémicas donaciones que realizaron en 2008 a actividades sociales con conexiones políticas.
Por un lado, las que hizo Ecofértil S. A. por $6.000 millones a dos fundaciones, supuestamente para “atender programas y proyectos sociales”, pero que fueron motivo de investigación porque algunos de sus beneficiarios tenían líos con la justicia. De igual forma, por la misma época, cuando se conoció que la empresa Monómeros, por orden del gobierno venezolano hizo donaciones para financiar algunas actividades lideradas por la exsenadora Piedad Córdoba, para los acuerdos humanitarios de liberación de secuestrados de las Farc.
Brecha en los costos
Las tendencias de importación de años anteriores siguen vigentes en 2013. Por eso, las seis empresas que dominan el mercado definen el precio interno. Sin embargo, al comparar los precios a nivel internacional y lo que tienen que pagar los campesinos en Colombia por un kilo de fertilizantes, los costos internos superan los del exterior entre el 30 y el 50%. Por ejemplo, en diciembre de 2012, un kilo de urea se conseguía fuera de las fronteras en $897. Las sociedades que lo vendieron en Colombia lo hicieron a $1.248
La diferencia es del 40%, y el caso se repite en cualquiera de los insumos básicos. Por ejemplo, en el caso del potasio, el precio promedio internacional fue de $764, el interno llegó a los $1.223 por kilo, una diferencia del 60%. El fosfato se pagó a $681 en el exterior y en el país a $1.489. El sobrecosto alcanzó el 118%. Para los campesinos, estas diferencias inciden mucho en la rentabilidad del campo, porque para abonar una hectárea de tierra ellos tienen que invertir hasta el 30% del total de los costos mínimos de producción de sus cultivos.
En el caso de la producción de arroz, algodón, papa y maíz blanco, por ejemplo, los precios de los fertilizantes representan entre el 20 y el 30% de sus costos. Por el lado del café, el cacao, la palma y la caña panelera, van desde el 15 hasta el 30%. Razones suficientes para que los campesinos le insistan al Gobierno para que ejerza un control directo sobre los precios de los fertilizantes para evitar los referidos sobrecostos. Sin embargo, no es una petición nueva. Desde 2006 el Ministerio de Agricultura monitorea los precios de los agroinsumos, pero no interviene para corregir.
El reclamo de los campesinos no prospera debido a que, según un estudio sobre el mercado de agroinsumos hecho en 2007 por la firma Econometría, en el país hay suficiente competencia y oferta de fertilizantes. En consecuencia, en criterio de las autoridades, no existen razones para “imponer un régimen de libertad regulada de precios”. Además, aseguran que no existen empresas dominantes con capacidad para manipular precios. Los datos de las importaciones de los últimos años parecen demostrar todo lo contrario.
En dicho estudio, elaborado en 2007 para establecer “bases para una política de precios”, quedó escrito que los insumos básicos para fertilizar la tierra (urea, fosfato y potasio) equivalen al 80% del negocio de los agroinsumos en Colombia. Frente al incremento constante de los precios, el documento lo justificó afirmando que obedecía al exceso de la demanda mundial. Incluso, señaló en uno de sus apartes, en ocasiones el precio en Colombia se quedó corto frente a la cotización internacional.
Lo cierto es que los fertilizantes de la discordia son básicos en la agroindustria nacional, porque los suelos del país son ácidos. Es más, Colombia es uno de los países del mundo que más cantidad de fertilizantes usa por hectárea cultivada. De acuerdo con datos del Banco Mundial, en el país se usan 499 toneladas de fertilizantes por hectárea cultivable. Los técnicos del Ministerio de Agricultura sostienen que esa cifra es exagerada y que seguramente hay mucho desperdicio de insumos por inasistencia técnica. Su recomendación es hacer un uso más eficaz para que los campesinos no gasten tanto.
Controlar precios
Según información oficial de los papicultores, producir hoy una carga de papa cuesta unos $70.000, de los que un buen porcentaje obedece a los costos de los fertilizantes. Con el agravante de que ingresa papa desde el exterior que los ha obligado a vender a $40.000 la carga. Así no recuperan gastos y su camino es la quiebra. Un sombrío panorama que, en criterio del analista Aurelio Suárez, prueba la necesidad de que el Estado intervenga los precios de los fertilizantes.
“Al comparar los valores que deben pagar los agricultores colombianos frente a lo que cuestan en el mundo, se nota una enorme diferencia. Desde la venta de los mayoristas en las puertas de sus compañías ya existen sobrecostos. A veces alcanzan hasta el 30%. Cuando llegan al agricultor han aumentado casi el doble”, recalcó Suárez, quien definió lo que hoy sucede como “una cadena de oligopolios importadores y comercializadores”. Al agricultor le llegan productos recargados con sobrecostos.
En otras palabras, el precio de los fertilizantes en Colombia representa un factor determinante para la pérdida de rentabilidad y competitividad en la agricultura colombiana. Las autoridades creen que el asunto obedece más a costos como fletes o transporte de los productos. Lo único claro es que urge un estudio minucioso para establecer por qué los precios de los fertilizantes que llegan al país son tan altos. Al menos ese es el reclamo más sentido en el paro campesino. Alguna razón tendrán. Al menos debería revisarse por qué sale más barato comprarlos en el exterior que adquirirlos en Colombia.