Fentanilo en Colombia: los errores que no debe cometer el Gobierno Petro
En las últimas semanas, funcionarios públicos, medios de comunicación y los videos mostrando la crisis por el consumo de opioides que se vive en Estados Unidos han generado una situación de incertidumbre y confusión por el supuesto crecimiento del consumo de fentanilo en Colombia. Organizaciones expertas en drogas hacen un llamado a la calma y a la evidencia científica.
Nicolás Achury González
Este sábado culmina en Cali la Cumbre Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas con la participación del presidente colombiano, Gustavo Petro, y su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador. Se espera que, al cierre del evento, se anuncien los puntos claves de la nueva política de drogas que implementará el Gobierno mediante el Ministerio de Justicia. Néstor Osuna, el jefe de esta cartera, reveló que entre las medidas públicas se acogerá la del suministro controlado de sustancias psicoactivas para personas que tengan un consumo problemático. (Le puede interesar: “Suministro controlado”: la nueva estrategia de Gobierno para consumidores de droga)
El incremento de alarmas por el supuesto auge del fentanilo en Colombia es uno de los temas que ha marcado la agenda pública de drogas en los últimos meses. Algunos medios de comunicación locales han publicado titulares como “Fentanilo, puerta al infierno” o “Fentanilo: la droga zombie”. El fiscal Francisco Barbosa, al incautar 163 ampolletas de fentanilo farmacéutico en Kennedy, en el sur de Bogotá, dijo que “esta es una droga que no se había visto en el país. Es la famosa droga que se denomina captagon en Siria, es la droga de los yihadistas” (ColombiaCheck logró comprobar que esto no era cierto). Incluso, el presidente Petro aseguró que “ahora entramos a la droga de la muerte, el fentanilo: la droga del capitalismo, de la crisis climática y la guerra”.
Las aseveraciones sobre la situación del fentanilo en el país han generado incertidumbre sobre si nos acercamos o no a una crisis como la que se vive en Estados Unidos. En 2021, ese país registró más de 70.000 personas con sobredosis por esta sustancia, un aumento de casi cuatro veces en cinco años. Adriana Muro, directora de Elementa DDHH, una organización que estudia las políticas de drogas y los derechos humanos en la región, explica que la crisis de los opioides en Estados Unidos se da en contextos distintos a los escenarios suramericanos. La primera recomendación que le entrega a Colombia es que “no se puede dejar llevar por la situación que se vive allá. Cada país tiene sus propias lógicas de consumo y no se debe difundir una narrativa estigmatizante”.
Colombia y el fentanilo
El fentanilo es una sustancia depresora del sistema nervioso que hace parte de los opioides, al igual que la oxicodona y la heroína. En Colombia, funciona como un medicamento de uso intrahospitalario que se suele utilizar como anestésico o para el manejo del dolor crónico o agudo. Es decir, se comercializa de forma legal y es fiscalizado. Además, debe tener registro Invima y es controlado por el Fondo Nacional de Estupefacientes. (Puede leer: Tusi, el coctel de drogas de alto riesgo producido en Colombia)
Sin embargo, en países como China, México y Estados Unidos el fentanilo se ha empezado a producir de forma clandestina, alejándose de los procesos científicos que son estandarizados y rigurosos. Según Edwin Javier Bottia, coordinador del Grupo de Estupefacientes de Medicina Legal, aunque el fentanilo clandestino y el farmacéutico no son sustancias diferentes, sí varían sus presentaciones, concentraciones y efectos. Según Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el drástico aumento de las muertes por sobredosis de opioides en Estados Unidos se debe, en su mayoría, a la venta de los análogos del fentanilo que se producen de forma ilegal y se venden como heroína o como medicamentos sujetos a prescripción médica.
Esta es la principal diferencia de consumo entre Estados Unidos y Colombia. A la fecha, en Colombia solo se registran dos casos aislados que están relacionados con el fentanilo producido de forma clandestina. El primero se trató de la intoxicación de un paciente en Cartagena que, según los estudios del hospital, fue causada por un análogo del fentanilo. El segundo se dio por una incautación en el Aeropuerto el Dorado de Bogotá, que tenía como destino el municipio de Itagüí, Antioquia. Según el estudio realizado en ese momento por el Laboratorio Químico de Investigación Antidrogas de la Policía Nacional, la muestra analizada contenía heroína y un análogo del fentanilo.
El resto de casos reportados en Colombia con relación al fentanilo hacen referencia al uso indebido del medicamento controlado por el Fondo Nacional de Estupefacientes. De acuerdo con un estudio realizado por el Ministerio de Justicia, de 2013 a 2020, solo se registraron cinco muertes en el país por el consumo de fentanilo. Candice Welsch, representante regional de la para la Región Andina y el Cono Sur de UNODC, explica que “hasta el momento no hay en Suramérica evidencia de laboratorios clandestinos de fentanilo. Lo que hay es un desvío de esta sustancia utilizada en el mercado farmacéutico. Lo que hemos encontrado en Colombia y otros países de la región es que este desvío se está dando principalmente por robos a las farmacias, clínicas y hospitales”. (Le puede interesar: Viaje a las cocinas clandestinas de tusi en Medellín)
En alerta, pero sin pánico
Adriana Muro asegura que las políticas de drogas implementadas en México por Andrés Manuel López Obrador han sido erróneas y sugiere que el Gobierno de Gustavo Petro no debería seguirlas. “No creo que Colombia deba tomar ningún ejemplo de México frente al fentanilo. Acá se ha reforzado el estigma del uso y, a partir de una perspectiva moral, se ha abandonado la implementación de una política de salud pública”. Además, la abogada mexicana advierte que la penalización y guerra contra las drogas no ha funcionado.
En México, por ejemplo, dice Muro que lo que se ha hecho “es militarizar la seguridad pública y el combate a la producción de drogas”. Pero, confiesa, han observado que se ha presentado un ingrediente adicional que persiste: las redes de corrupción entre autoridades, ejército y crimen organizado. “Esto genera que se aumenta la violencia, se diversifican los grupos y las personas siguen usando sustancias psicoactivas”, añade.
En diálogo con El Espectador, el viceministro de Justicia, Camilo Umaña, precisó que, en general, la idea del Ministerio de Justicia es que los temas de consumo deben contemplar medidas de salud pública y prevención. El caso puntual del fentanilo, anota, genera una particular alerta por su uso y su potencial afectación a la salud y, “si bien en Colombia no hay una gran ola de consumo de esta sustancia, somos conscientes de que está en una fase preliminar de penetración”. Por eso, explica Umaña, a través del sistema de alertas tempranas del Ministerio están realizando una continua revisión a la realidad de su consumo y así entender qué medidas pueden ser más eficaces. (Puede leer: Sacar la coca de la lista de estupefacientes y otros secretos de la cita Petro-AMLO)
El consejo final que ofrece Muro, de Elementa, ante el posible incremento de fentanilo en Colombia es a que el Gobierno, principalmente, no caiga en la trampa de la guerra contra las drogas. “Ahora vamos a impulsar y a dar recursos en materia militar, en materia de seguridad, en materia de inteligencia, para que se siga persiguiendo los eslabones más expuestos y no a los grandes y por ahí no es el camino. Toda la vida fue la cocaína y ahora va a ser el fentanilo”, puntualiza.
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Este sábado culmina en Cali la Cumbre Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas con la participación del presidente colombiano, Gustavo Petro, y su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador. Se espera que, al cierre del evento, se anuncien los puntos claves de la nueva política de drogas que implementará el Gobierno mediante el Ministerio de Justicia. Néstor Osuna, el jefe de esta cartera, reveló que entre las medidas públicas se acogerá la del suministro controlado de sustancias psicoactivas para personas que tengan un consumo problemático. (Le puede interesar: “Suministro controlado”: la nueva estrategia de Gobierno para consumidores de droga)
El incremento de alarmas por el supuesto auge del fentanilo en Colombia es uno de los temas que ha marcado la agenda pública de drogas en los últimos meses. Algunos medios de comunicación locales han publicado titulares como “Fentanilo, puerta al infierno” o “Fentanilo: la droga zombie”. El fiscal Francisco Barbosa, al incautar 163 ampolletas de fentanilo farmacéutico en Kennedy, en el sur de Bogotá, dijo que “esta es una droga que no se había visto en el país. Es la famosa droga que se denomina captagon en Siria, es la droga de los yihadistas” (ColombiaCheck logró comprobar que esto no era cierto). Incluso, el presidente Petro aseguró que “ahora entramos a la droga de la muerte, el fentanilo: la droga del capitalismo, de la crisis climática y la guerra”.
Las aseveraciones sobre la situación del fentanilo en el país han generado incertidumbre sobre si nos acercamos o no a una crisis como la que se vive en Estados Unidos. En 2021, ese país registró más de 70.000 personas con sobredosis por esta sustancia, un aumento de casi cuatro veces en cinco años. Adriana Muro, directora de Elementa DDHH, una organización que estudia las políticas de drogas y los derechos humanos en la región, explica que la crisis de los opioides en Estados Unidos se da en contextos distintos a los escenarios suramericanos. La primera recomendación que le entrega a Colombia es que “no se puede dejar llevar por la situación que se vive allá. Cada país tiene sus propias lógicas de consumo y no se debe difundir una narrativa estigmatizante”.
Colombia y el fentanilo
El fentanilo es una sustancia depresora del sistema nervioso que hace parte de los opioides, al igual que la oxicodona y la heroína. En Colombia, funciona como un medicamento de uso intrahospitalario que se suele utilizar como anestésico o para el manejo del dolor crónico o agudo. Es decir, se comercializa de forma legal y es fiscalizado. Además, debe tener registro Invima y es controlado por el Fondo Nacional de Estupefacientes. (Puede leer: Tusi, el coctel de drogas de alto riesgo producido en Colombia)
Sin embargo, en países como China, México y Estados Unidos el fentanilo se ha empezado a producir de forma clandestina, alejándose de los procesos científicos que son estandarizados y rigurosos. Según Edwin Javier Bottia, coordinador del Grupo de Estupefacientes de Medicina Legal, aunque el fentanilo clandestino y el farmacéutico no son sustancias diferentes, sí varían sus presentaciones, concentraciones y efectos. Según Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el drástico aumento de las muertes por sobredosis de opioides en Estados Unidos se debe, en su mayoría, a la venta de los análogos del fentanilo que se producen de forma ilegal y se venden como heroína o como medicamentos sujetos a prescripción médica.
Esta es la principal diferencia de consumo entre Estados Unidos y Colombia. A la fecha, en Colombia solo se registran dos casos aislados que están relacionados con el fentanilo producido de forma clandestina. El primero se trató de la intoxicación de un paciente en Cartagena que, según los estudios del hospital, fue causada por un análogo del fentanilo. El segundo se dio por una incautación en el Aeropuerto el Dorado de Bogotá, que tenía como destino el municipio de Itagüí, Antioquia. Según el estudio realizado en ese momento por el Laboratorio Químico de Investigación Antidrogas de la Policía Nacional, la muestra analizada contenía heroína y un análogo del fentanilo.
El resto de casos reportados en Colombia con relación al fentanilo hacen referencia al uso indebido del medicamento controlado por el Fondo Nacional de Estupefacientes. De acuerdo con un estudio realizado por el Ministerio de Justicia, de 2013 a 2020, solo se registraron cinco muertes en el país por el consumo de fentanilo. Candice Welsch, representante regional de la para la Región Andina y el Cono Sur de UNODC, explica que “hasta el momento no hay en Suramérica evidencia de laboratorios clandestinos de fentanilo. Lo que hay es un desvío de esta sustancia utilizada en el mercado farmacéutico. Lo que hemos encontrado en Colombia y otros países de la región es que este desvío se está dando principalmente por robos a las farmacias, clínicas y hospitales”. (Le puede interesar: Viaje a las cocinas clandestinas de tusi en Medellín)
En alerta, pero sin pánico
Adriana Muro asegura que las políticas de drogas implementadas en México por Andrés Manuel López Obrador han sido erróneas y sugiere que el Gobierno de Gustavo Petro no debería seguirlas. “No creo que Colombia deba tomar ningún ejemplo de México frente al fentanilo. Acá se ha reforzado el estigma del uso y, a partir de una perspectiva moral, se ha abandonado la implementación de una política de salud pública”. Además, la abogada mexicana advierte que la penalización y guerra contra las drogas no ha funcionado.
En México, por ejemplo, dice Muro que lo que se ha hecho “es militarizar la seguridad pública y el combate a la producción de drogas”. Pero, confiesa, han observado que se ha presentado un ingrediente adicional que persiste: las redes de corrupción entre autoridades, ejército y crimen organizado. “Esto genera que se aumenta la violencia, se diversifican los grupos y las personas siguen usando sustancias psicoactivas”, añade.
En diálogo con El Espectador, el viceministro de Justicia, Camilo Umaña, precisó que, en general, la idea del Ministerio de Justicia es que los temas de consumo deben contemplar medidas de salud pública y prevención. El caso puntual del fentanilo, anota, genera una particular alerta por su uso y su potencial afectación a la salud y, “si bien en Colombia no hay una gran ola de consumo de esta sustancia, somos conscientes de que está en una fase preliminar de penetración”. Por eso, explica Umaña, a través del sistema de alertas tempranas del Ministerio están realizando una continua revisión a la realidad de su consumo y así entender qué medidas pueden ser más eficaces. (Puede leer: Sacar la coca de la lista de estupefacientes y otros secretos de la cita Petro-AMLO)
El consejo final que ofrece Muro, de Elementa, ante el posible incremento de fentanilo en Colombia es a que el Gobierno, principalmente, no caiga en la trampa de la guerra contra las drogas. “Ahora vamos a impulsar y a dar recursos en materia militar, en materia de seguridad, en materia de inteligencia, para que se siga persiguiendo los eslabones más expuestos y no a los grandes y por ahí no es el camino. Toda la vida fue la cocaína y ahora va a ser el fentanilo”, puntualiza.
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