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                                                                                                                                Los Yuppies y la caída del cartel de Cali

                                                                                                                                Hace casi 25 años, el 9 de junio de 1995, fue capturado Gilberto Rodríguez Orejuela por un grupo élite de inteligencia de la Policía, creado por el general Rosso José Serrano. Dos meses después cayó su hermano Miguel Rodríguez.

                                                                                                                                Santiago Martínez Hernández / @santsmartinez / smartinezh@elespectador.com

                                                                                                                                Judicial, Orden Público, Fiscalía, Altas Cortes, Corrupción, Contratación estatal.
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                                                                                                                                Foto: AP
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                (Puede leer: Las razones por las que Gilberto Rodríguez Orejuela pidió libertad anticipada en EE. UU.)

                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                El general (r) Naranjo dice hoy que ni se alegró ni celebró la muerte de Escobar y que solo recordó todas las muertes de colombianos en este trágico capítulo. Pero ese mismo día el embajador de Estados Unidos en Colombia, Morris D. Busby, resumió el verdadero significado del hecho: “El cartel de Medellín ha terminado, pero hay que continuar con Cali”. La gente del Bloque de Búsqueda fue premiada, el gobierno Gaviria cerró cobrando el golpe a la mafia, pero quedó claro que esa experiencia debía replicarse contra los capos de Cali. Solo que antes se atravesó en el camino la bomba judicial y política de los narcocasetes.

                                                                                                                                “Durante muchos años cargué con el muerto de que había filtrado esos casetes, pero años después el expresidente Pastrana reconoció que se los dio el coronel (r) Carlos Barragán”, comenta Naranjo. Lo cierto es que ese momento fue como un punto de inflexión, que se agravó cuando el director saliente de la DEA, Joseph Toft, se fue del país aseverando que Colombia era una narcodemocracia. A partir de entonces el objetivo común era desmantelar el cartel corruptor de Cali. Con una diferencia: Escobar era violento y por eso quienes lo enfrentaron fueron valientes, pero combativos. Ahora se trataba de un juego de inteligencia y de estrategia.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Carlos, Niko, Juan Carlos, John Jairo, Jennifer, Jimena, Mauricio y Tatiana, asesorados por investigadores norteamericanos y ayudados por sofisticados equipos de inteligencia, fueron el grupo elegido por Serrano. El mayor Óscar Naranjo empezaba su curso de ascenso para teniente coronel y entró al selecto grupo como asesor del director de la Policía, pero sin responsabilidad operacional. Lo primero fue pura recolección de datos. Teléfonos, cartas, caletas, gustos personales, tipos de mujeres con las que se relacionaban los capos y, después, muchos seguimientos y allanamientos. Llegaron hasta hacerse 30 en un día.

                                                                                                                                No obstante, el general (r) Naranjo recalca que fueron fuentes humanas las que llevaron a dar el golpe final. Y el primer paso hacia ese objetivo fue la activación de un publicitado sistema de recompensas mezclado entre capos y subalternos, para que entre ellos se generara una idea de factura o deslealtad. De igual modo, funcionaron las maniobras de distracción, pues se simulaba que el general (r) Serrano salía de descanso, cuando en realidad estaba atento a los operativos. O se informaba a los medios que los Rodríguez estaban cercados en Cartago (Valle), cuando estaban a punto de caer en Cali.

                                                                                                                                “También fue determinante derrumbar el mito de que ellos podían controlar todo en Cali, y ese fue el significado de la captura de su hermano menor Jorge Eliécer Rodríguez, alias Cañengo”, expresa el general Naranjo. No era un hombre importante, pero su captura tenía un valor simbólico. En cambio el personaje que orientó la búsqueda fue William González Peñuela, alias el Flaco, contador y secretario privado de Gilberto Rodríguez, quien manejaba una sofisticada manera de contactarse con el capo. Fueron varias semanas descifrando sus pasos, hasta delimitar las áreas en el barrio Santa Mónica, cerca de los cerros de Cali.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Hélmer "Pacho" Herrera, se entregó a las autoridades en septiembre de 1996.
                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El sábado 5 de agosto de 1995 llegó la revancha. Una fuente humana informó a Serrano que Miguel Rodríguez estaba en el edificio Hacienda Buenos Aires en el barrio Normandía, al pie del cerro de las Tres Cruces. El problema era que el edificio tenía 18 pisos. Entonces, como relata el general (r) Serrano en su libro Jaque mate, llegó el milagro. Desde el cerro, en medio de la oscuridad, solo se advertía la luz de una veladora. Fue la señal inequívoca de que un capo, que era devoto de la Virgen del Carmen, estaba a punto de caer. A las 4:30 de la mañana, un grupo de asalto lo sorprendió en calzoncillos y a punto de entrar a su caleta.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                José Chepe Santacruz, uno de los cuatro capos del Cartel de Cali fue capturado el 9 de julio de 1995. / AP
                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Muchos detalles quedaron al margen de la versión oficial. Pero fueron cruciales para el exitoso desenlace. Uno de ellos fue la detención del contador del cartel de Cali, Guillermo Pallomari. “Ese individuo era el oráculo de la organización. Tenía toda la información financiera y contable, los contactos, las rutas, y fue el Ejército el que propinó ese golpe”, aclara el general (r) Óscar Naranjo para significar que, en este caso, el mérito es del coronel (r) Carlos Alfonso Velásquez, a quien califica como “un hombre íntegro y admirable que se expuso a las amenazas y a los ataques jurídicos, hasta que le cobraron venganza con el señuelo de una mujer y lo sacaron del juego”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Con el desplome del cartel de Cali y el alud de los sucesos políticos, cada vez más frenéticos, se entró en una especie de zona de confort judicial que le hizo creer al país que las principales fuentes del narcotráfico estaban controladas. No obstante, lo que empezaba a gestarse fue una diáspora de carteles menos poderosos o famosos, pero territorialmente muy agresivos. El cartel del norte del Valle, el cartel de la Costa Atlántica y hasta una organización criminal que no tenía la catadura de cartel, pero que era fundamental en el tráfico de insumos químicos y la infraestructura de los laboratorios para el procesamiento de coca en los Llanos Orientales.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                La extradición fue restablecida en 1997 y tiempo después vinieron nuevas guerras del narcotráfico. Un cuarto de siglo después de estos acontecimientos la reflexión es del general (r) Óscar Naranjo: “Creo que Colombia no fracasó, porque evitó que hubiera un narcoestado. El propósito de Escobar o los Rodríguez de narcotizar la institucionalidad colombiana o de que el país transitara hacia un Estado fallido nunca se dio, y eso es un éxito del Estado. Años más tarde el Plan Colombia fortaleció las instituciones de seguridad y Fuerza Pública, lo que condujo a una transformación institucional que también debe tenerse en cuenta”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En cuanto al dilema de la oferta y la demanda, el mundo sigue en un punto ciego. “Es como permanecer en una bicicleta estática donde se hace mucho, pero el paisaje no cambia”, puntualiza Naranjo. De cualquier modo, en las memorias de Colombia, siempre habrá un lugar para recordar aquellos días de doble carrera contra el reloj. De un lado, la fiscalía de Alfonso Valdivieso Sarmiento en la redada del 8.000, tratando de cortar los nexos entre el narcotráfico y la sociedad colombiana, y del otro, los Yuppies del general (r) Serrano en sus labores de inteligencia que permitieron cerrar un capítulo nefasto, pero que sigue dejando secuelas en todo el Valle del Cauca.

                                                                                                                                Gilberto Rodríguez Orejuela, conocido como el "Ajedrecista", fue capturado el 9 de junio de 1995. / Reuters
                                                                                                                                Foto: AP
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                (Puede leer: Las razones por las que Gilberto Rodríguez Orejuela pidió libertad anticipada en EE. UU.)

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                “Durante muchos años cargué con el muerto de que había filtrado esos casetes, pero años después el expresidente Pastrana reconoció que se los dio el coronel (r) Carlos Barragán”, comenta Naranjo. Lo cierto es que ese momento fue como un punto de inflexión, que se agravó cuando el director saliente de la DEA, Joseph Toft, se fue del país aseverando que Colombia era una narcodemocracia. A partir de entonces el objetivo común era desmantelar el cartel corruptor de Cali. Con una diferencia: Escobar era violento y por eso quienes lo enfrentaron fueron valientes, pero combativos. Ahora se trataba de un juego de inteligencia y de estrategia.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Carlos, Niko, Juan Carlos, John Jairo, Jennifer, Jimena, Mauricio y Tatiana, asesorados por investigadores norteamericanos y ayudados por sofisticados equipos de inteligencia, fueron el grupo elegido por Serrano. El mayor Óscar Naranjo empezaba su curso de ascenso para teniente coronel y entró al selecto grupo como asesor del director de la Policía, pero sin responsabilidad operacional. Lo primero fue pura recolección de datos. Teléfonos, cartas, caletas, gustos personales, tipos de mujeres con las que se relacionaban los capos y, después, muchos seguimientos y allanamientos. Llegaron hasta hacerse 30 en un día.

                                                                                                                                No obstante, el general (r) Naranjo recalca que fueron fuentes humanas las que llevaron a dar el golpe final. Y el primer paso hacia ese objetivo fue la activación de un publicitado sistema de recompensas mezclado entre capos y subalternos, para que entre ellos se generara una idea de factura o deslealtad. De igual modo, funcionaron las maniobras de distracción, pues se simulaba que el general (r) Serrano salía de descanso, cuando en realidad estaba atento a los operativos. O se informaba a los medios que los Rodríguez estaban cercados en Cartago (Valle), cuando estaban a punto de caer en Cali.

                                                                                                                                “También fue determinante derrumbar el mito de que ellos podían controlar todo en Cali, y ese fue el significado de la captura de su hermano menor Jorge Eliécer Rodríguez, alias Cañengo”, expresa el general Naranjo. No era un hombre importante, pero su captura tenía un valor simbólico. En cambio el personaje que orientó la búsqueda fue William González Peñuela, alias el Flaco, contador y secretario privado de Gilberto Rodríguez, quien manejaba una sofisticada manera de contactarse con el capo. Fueron varias semanas descifrando sus pasos, hasta delimitar las áreas en el barrio Santa Mónica, cerca de los cerros de Cali.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Hélmer "Pacho" Herrera, se entregó a las autoridades en septiembre de 1996.
                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El sábado 5 de agosto de 1995 llegó la revancha. Una fuente humana informó a Serrano que Miguel Rodríguez estaba en el edificio Hacienda Buenos Aires en el barrio Normandía, al pie del cerro de las Tres Cruces. El problema era que el edificio tenía 18 pisos. Entonces, como relata el general (r) Serrano en su libro Jaque mate, llegó el milagro. Desde el cerro, en medio de la oscuridad, solo se advertía la luz de una veladora. Fue la señal inequívoca de que un capo, que era devoto de la Virgen del Carmen, estaba a punto de caer. A las 4:30 de la mañana, un grupo de asalto lo sorprendió en calzoncillos y a punto de entrar a su caleta.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Ese fin de semana la noticia iban a ser las grabaciones de una conversación entre Elizabeth Montoya, o la Monita retrechera, y el entonces candidato Ernesto Samper sobre otros extraños dineros para su campaña política. Pero la captura de Miguel Rodríguez cambió la película. “Creo que muchos en el Gobierno respiraron, porque en medio de los cuestionamientos del 8.000, el Ejecutivo se dio el lujo de poner a los capos del cartel de Cali en manos de la justicia”, señala una de las fuentes consultadas. Días antes, en Bogotá, había caído también el tercer hombre de la organización, José Chepe Santacruz Londoño.

                                                                                                                                José Chepe Santacruz, uno de los cuatro capos del Cartel de Cali fue capturado el 9 de julio de 1995. / AP
                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Muchos detalles quedaron al margen de la versión oficial. Pero fueron cruciales para el exitoso desenlace. Uno de ellos fue la detención del contador del cartel de Cali, Guillermo Pallomari. “Ese individuo era el oráculo de la organización. Tenía toda la información financiera y contable, los contactos, las rutas, y fue el Ejército el que propinó ese golpe”, aclara el general (r) Óscar Naranjo para significar que, en este caso, el mérito es del coronel (r) Carlos Alfonso Velásquez, a quien califica como “un hombre íntegro y admirable que se expuso a las amenazas y a los ataques jurídicos, hasta que le cobraron venganza con el señuelo de una mujer y lo sacaron del juego”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Con el desplome del cartel de Cali y el alud de los sucesos políticos, cada vez más frenéticos, se entró en una especie de zona de confort judicial que le hizo creer al país que las principales fuentes del narcotráfico estaban controladas. No obstante, lo que empezaba a gestarse fue una diáspora de carteles menos poderosos o famosos, pero territorialmente muy agresivos. El cartel del norte del Valle, el cartel de la Costa Atlántica y hasta una organización criminal que no tenía la catadura de cartel, pero que era fundamental en el tráfico de insumos químicos y la infraestructura de los laboratorios para el procesamiento de coca en los Llanos Orientales.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                La extradición fue restablecida en 1997 y tiempo después vinieron nuevas guerras del narcotráfico. Un cuarto de siglo después de estos acontecimientos la reflexión es del general (r) Óscar Naranjo: “Creo que Colombia no fracasó, porque evitó que hubiera un narcoestado. El propósito de Escobar o los Rodríguez de narcotizar la institucionalidad colombiana o de que el país transitara hacia un Estado fallido nunca se dio, y eso es un éxito del Estado. Años más tarde el Plan Colombia fortaleció las instituciones de seguridad y Fuerza Pública, lo que condujo a una transformación institucional que también debe tenerse en cuenta”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En cuanto al dilema de la oferta y la demanda, el mundo sigue en un punto ciego. “Es como permanecer en una bicicleta estática donde se hace mucho, pero el paisaje no cambia”, puntualiza Naranjo. De cualquier modo, en las memorias de Colombia, siempre habrá un lugar para recordar aquellos días de doble carrera contra el reloj. De un lado, la fiscalía de Alfonso Valdivieso Sarmiento en la redada del 8.000, tratando de cortar los nexos entre el narcotráfico y la sociedad colombiana, y del otro, los Yuppies del general (r) Serrano en sus labores de inteligencia que permitieron cerrar un capítulo nefasto, pero que sigue dejando secuelas en todo el Valle del Cauca.

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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