Manuel Grau, el catalán amigo de la familia presidencial, ¿detrás del Mincultura?
La Dirección de Patrimonio y Memoria, la “joya de la corona” en la cartera de Cultura para quienes como él buscan invertir en las zonas históricas o céntricas de las principales ciudades, está en manos de una cercana: Marcela Cuéllar, quien no ha dudado en hacer pública su relación e influencia con el catalán y la familia presidencial para permanecer en el cargo.
Jhordan C. Rodríguez
Detrás de la salida de la ministra de Cultura, Patricia Ariza, estaría uno de los catalanes más cercanos a la familia presidencial. Se trata de Manuel Grau Pujadas, empresario de la construcción y de turismo, que recientemente fue noticia porque se conoció otra expresión de su poder en el gobierno Petro con su nombramiento en la junta directiva de la Asamblea de Accionistas de la Central de Inversiones S.A. (CISA), entidad que responde ante el Ministerio de Hacienda por la comercialización de inmuebles e inversiones del Estado.
La posible influencia de Grau en la salida de la exministra de Cultura fue confirmada por ocho fuentes de ese ministerio, consultadas por este diario, que pidieron no ser identificadas por miedo a represalias personales o laborales. “Los catalanes tienen mucho poder”, dijo una de ellas para explicar su decisión de no identificarse, en referencia a los tres catalanes nacionalizados en el gobierno de Petro: Xavier Vendrell (político independentista catalán, enjuiciado por corrupción en España y asesor de campaña del presidente Gustavo Petro), Manuel Grau Pujadas (empresario de la construcción y otros negocios) y Eva Ferrer (alta consejera para la Reconciliación de la Presidencia y amiga de Verónica Alcocer).
En contexto: La tríada de catalanes que pesa en el gobierno de Gustavo Petro
La historia detrás de la salida de Ariza habría empezado días antes de que el país conociera la noticia. De hecho, hay un evento que varios relacionan. Se trata de la petición de renuncia a Marcela Cristina Cuéllar Sánchez, arquitecta y directora de Patrimonio y Memoria del Ministerio de Cultura. Cuéllar llegó recomendada por María Eugenia Martínez, directora de Patrimonio Histórico durante la alcaldía de Gustavo Petro en Bogotá, pero todo indica que se fueron distanciando en el camino.
Tanto que hoy Cuéllar se ve mucho más cercana, en los corredores del ministerio, a la abogada y política Adriana Mejía Aguado, actual gerente general de Artesanías de Colombia, una sociedad mixta vinculada al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, del círculo cercano del catalán Manuel Grau y de la primera dama, Verónica Alcocer. Hace cinco años, incluso, Alcocer y Grau no dudaban en hacer público su apoyo político a Mejía Aguado cuando ella buscaba llegar a la Cámara de Representantes por Bogotá.
Un respaldo de peso que le habría valido a Marcela Cuéllar para quedarse en la Dirección de Patrimonio, pese a que le pidieron la renuncia a mediados de febrero. Por el contrario, la que salió de forma intempestiva fue la ministra Patricia Ariza, en medio de ruidos sobre su falta de gestión alrededor del proyecto sinfónico nacional para jóvenes, al mejor estilo venezolano, que entusiasma al presidente Petro.
La exministra Ariza presentó formalmente su renuncia el 2 de marzo, como quedó consignado en el decreto del Ministerio de Cultura del 6 de marzo, que dejó como ministro encargado al director sinfónico, Jorge Ignacio Zorro Sánchez, de 77 años, antes de eso, viceministro de Creatividad y Economía Naranja. Ese día, el ambiente en la cartera de las artes terminó por enrarecerse, porque en Villavicencio, durante una de las reuniones más importantes para la planeación de las políticas culturales del país, la nueva dirección también les pidió la renuncia protocolaria a los 56 funcionarios directivos, en cargos de libre nombramiento y remoción de la cartera de Cultura.
Así lo dio a conocer la periodista Diana Calderón en su cuenta de Twitter:
El tema, incluso, despertó la curiosidad de Daniel Briceño, abogado crítico de Gobierno, quien no dudó en remarcar el asunto con un trino.
Como respuesta al trino quedó consignada la defensa que hizo Camilo Jiménez Vera, asesor, por prestación de servicios, del despacho del ministro encargado Zorro:
Jiménez Vera, además de ser asesor del ministro encargado y reconocido músico sinfónico, es gerente comercial para Latinoamérica de Buffet Crampon, una de las empresas francesas fabricantes de instrumentos de orquesta más grandes del mundo, aunque esto no ha sido considerado como un conflicto de interés, porque, según el ministro encargado, Jiménez “se declaró impedido de cualquier posibilidad de contratación, respecto a cualquier instrumento”, pero este impedimiento no quedó registrado en el formato de contratación de Función Pública sobre conflictos de interés.
Tras la salida de Ariza, las tensiones no cesaron en la cartera de Cultura. En la W Radio sostuvieron que se sabía por fuentes de Palacio que el ministro Zorro respaldaba e impulsaba dentro del Ministerio de Cultura a la directora de Patrimonio, Marcela Cuéllar. Sin embargo, en diálogo con este diario, Zorro aseguró que eso no es así y que él no la conocía antes y que no ha recibido ninguna alerta de su trabajo.
La comunicación dentro de la cartera de Cultura estaba averiada desde antes de la salida de Patricia Ariza. Un ejemplo claro es el viaje de Zorro: sin conocimiento ni comisión aprobada por parte de la entonces ministra Ariza, a Venezuela, junto a la primera dama, Verónica Alcocer, con el presidente Nicolás Maduro, a finales de enero.
Conozca más: La carta abierta de la exministra de Cultura Patricia Ariza a Gustavo Petro
Zorro integró la comitiva colombiana en la que también estuvo Pilar Leyva, su exesposa y madre de sus dos hijas, reconocida pianista y hermana del canciller Álvaro Leyva. Al evento al vecino país también asistió Manuel Grau, presentado como delegado del despacho de Alcocer, aunque esa dependencia no exista en Colombia y él no tenga ningún cargo en el Gobierno, según los registros del Sistema de Información y Gestión del Empleo Público (SIGEP). La visita para “mejorar las relaciones de ambos países” y “conocer el proyecto de orquestas sinfónicas infantiles y juveniles de Venezuela” fue ampliamente difundida por la prensa nacional.
Un episodio clave para que algunas fuentes sostengan que, realmente, la salida de la exministra Ariza se venía cocinando desde adentro y que la petición de renuncia de Cuéllar Sánchez (quien se ha encargado de hablar en el sector público de su cercanía con Adriana Mejía Aguado y la familia presidencial) la detonó más pronto de lo pensado. Sin embargo, en diálogo con El Espectador, Cuéllar negó que le hayan pedido la renuncia a mediados de febrero y dijo que lo que le pidieron fueron “algunos cambios” en la Dirección de Patrimonio, que al final no se conversaron porque Ariza salió. Lo que sí confirmó Cuéllar es que es amiga de Adriana Mejía Aguado y del catalán Manuel Grau, y explicó que los conoció en la época en que Gustavo Petro era alcalde de Bogotá, pues trabajó con Mejía en el Distrito, y Grau era promotor urbano y desde ese entonces tenía proyectos inmobiliarios en el centro histórico de la capital.
Vea: Petro y el Gobierno del Cambio...de ministros
Además, detalló que próximamente la Dirección de Patrimonio y Memoria va a firmar un convenio con Artesanías de Colombia para la comercialización de algunos productos de las Escuelas Taller, por más de $200 millones, y para fortalecer la implementación de la “la ley de oficios, para la protección, asociación y procesos de economía popular y economía participativa frente a los artesanos”. Este diario se comunicó con Adriana Mejía para conocer su versión sobre estos hechos, pero al cierre de esta edición nunca obtuvo una respuesta.
¿Por el patrimonio?
Si bien el Ministerio de Cultura no es una de las entidades con mayor presupuesto en la nación ni tampoco la que mayores plazas tiene con fines burocráticos, sí tiene una dirección trascendental, en especial, para quienes quieren resguardar los 45 centros históricos que tiene el país o saben de grandes negocios inmobiliarios alrededor del turismo: la Dirección de Patrimonio.
La entidad dirigida hoy por Marcela Cuéllar es conocida como la joya de la corona. “Allí se mueve toda la plata que quieras por las autorizaciones que se tramiten sobre los bienes culturales protegidos, como los comodatos para que terceros administren esos bienes. El patrimonio da para todo tipo de negocios”, explicó otra de las fuentes consultada para esta historia, quien cree, como otros consultados, que esa podría ser la razón detrás para que los catalanes, cercanos a la familia presidencial, como Manuel Grau, estén tan interesados en mantener a alguien de su confianza y cercanía en ese cargo, así como en la cabeza del Ministerio de Cultura.
La Dirección de Patrimonio y Memoria tiene el manejo de los Planes Especiales de Manejo y Protección (PEMP) de las ciudades del país. Asuntos que se aprueban y discuten en el Consejo Nacional de Patrimonio, encabezado por el ministro de Cultura o su delegado, con la participación del director de Patrimonio, y donde tiene asiento el ministro de Comercio, Industria y Turismo o su delegado, entre otros.
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Se trata de una entidad técnica difícil de controlar, pero no imposible, donde, por ejemplo, durante la administración de Iván Duque se autorizó la construcción de un centro de comercio en la plaza de mercado del centro histórico de Villa de Leyva, que hoy está detenida por falta de permisos y en la lupa de las veedurías regionales. De ahí salen las licencias para el desarrollo inmobiliario o arquitectónico de los centros de las ciudades y otras áreas de gran interés para los empresarios de la construcción y del turismo. Esto, aunque en los pasillos del Ministerio de Cultura se dice que la dirección de Cuéllar estaría encontrando atajos para actualizar los PEMP sin tener que pasar por el Consejo Nacional de Patrimonio, a través de la solicitud de un documento de 30 páginas y unas fichas de manzanas urbanísticas, en ciudades como Popayán.
Hace unos días, La Silla Vacía publicó un extenso artículo que daba cuenta de los intereses empresariales del catalán Manuel Grau Pajudas, de 51 años, quien llegó a Colombia en 2012 y tiene participación en una nutrida red de empresas con presencia en España, Colombia y Estados Unidos. Desde hace una década ha estado relacionado con empresarios, personalidades de la cultura y políticos del país, como el presidente Gustavo Petro. Con su principal empresa Smart Rooms Company ha construido e invertido en el mercado inmobiliario. Entre otros, construyó The Spot, en el centro de Bogotá, con una inversión de cerca de 20 millones de euros, de alojamiento para estudiantes y viajeros. Este diario buscó a Grau para conocer su versión de estos hechos, pero tras conocer las preguntas no volvió a responder.
Lo cierto es que en los planes de expansión de su empresa, consignados en la página web, queda claro que su objetivo “es seguir creciendo y ofreciendo espacios con los mejores conceptos de alojamiento. Espacios situados en ubicaciones céntricas dentro de las principales ciudades europeas y en Latinoamérica. Con distintas opciones de colaboración en contratos de gestión, alquiler e inversión”.
“A estas personas no les importa para nada el cambio, solo la plata. Estoy descorazonado. Estoy seguro de que el presidente no sabe todo lo que está pasando, porque él no lo permitiría”, concluyó otra persona. El presidente Petro, en entrevista publicada el domingo por la revista Cambio, defendió su amistad y cercanía con los catalanes, incluyendo a Grau. Dijo que los conoció en Barcelona hace más de una década, que son “compañeros de lucha”, y que ha trabajado junto a ellos desde que fue alcalde de Bogotá.
Detrás de la salida de la ministra de Cultura, Patricia Ariza, estaría uno de los catalanes más cercanos a la familia presidencial. Se trata de Manuel Grau Pujadas, empresario de la construcción y de turismo, que recientemente fue noticia porque se conoció otra expresión de su poder en el gobierno Petro con su nombramiento en la junta directiva de la Asamblea de Accionistas de la Central de Inversiones S.A. (CISA), entidad que responde ante el Ministerio de Hacienda por la comercialización de inmuebles e inversiones del Estado.
La posible influencia de Grau en la salida de la exministra de Cultura fue confirmada por ocho fuentes de ese ministerio, consultadas por este diario, que pidieron no ser identificadas por miedo a represalias personales o laborales. “Los catalanes tienen mucho poder”, dijo una de ellas para explicar su decisión de no identificarse, en referencia a los tres catalanes nacionalizados en el gobierno de Petro: Xavier Vendrell (político independentista catalán, enjuiciado por corrupción en España y asesor de campaña del presidente Gustavo Petro), Manuel Grau Pujadas (empresario de la construcción y otros negocios) y Eva Ferrer (alta consejera para la Reconciliación de la Presidencia y amiga de Verónica Alcocer).
En contexto: La tríada de catalanes que pesa en el gobierno de Gustavo Petro
La historia detrás de la salida de Ariza habría empezado días antes de que el país conociera la noticia. De hecho, hay un evento que varios relacionan. Se trata de la petición de renuncia a Marcela Cristina Cuéllar Sánchez, arquitecta y directora de Patrimonio y Memoria del Ministerio de Cultura. Cuéllar llegó recomendada por María Eugenia Martínez, directora de Patrimonio Histórico durante la alcaldía de Gustavo Petro en Bogotá, pero todo indica que se fueron distanciando en el camino.
Tanto que hoy Cuéllar se ve mucho más cercana, en los corredores del ministerio, a la abogada y política Adriana Mejía Aguado, actual gerente general de Artesanías de Colombia, una sociedad mixta vinculada al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, del círculo cercano del catalán Manuel Grau y de la primera dama, Verónica Alcocer. Hace cinco años, incluso, Alcocer y Grau no dudaban en hacer público su apoyo político a Mejía Aguado cuando ella buscaba llegar a la Cámara de Representantes por Bogotá.
Un respaldo de peso que le habría valido a Marcela Cuéllar para quedarse en la Dirección de Patrimonio, pese a que le pidieron la renuncia a mediados de febrero. Por el contrario, la que salió de forma intempestiva fue la ministra Patricia Ariza, en medio de ruidos sobre su falta de gestión alrededor del proyecto sinfónico nacional para jóvenes, al mejor estilo venezolano, que entusiasma al presidente Petro.
La exministra Ariza presentó formalmente su renuncia el 2 de marzo, como quedó consignado en el decreto del Ministerio de Cultura del 6 de marzo, que dejó como ministro encargado al director sinfónico, Jorge Ignacio Zorro Sánchez, de 77 años, antes de eso, viceministro de Creatividad y Economía Naranja. Ese día, el ambiente en la cartera de las artes terminó por enrarecerse, porque en Villavicencio, durante una de las reuniones más importantes para la planeación de las políticas culturales del país, la nueva dirección también les pidió la renuncia protocolaria a los 56 funcionarios directivos, en cargos de libre nombramiento y remoción de la cartera de Cultura.
Así lo dio a conocer la periodista Diana Calderón en su cuenta de Twitter:
El tema, incluso, despertó la curiosidad de Daniel Briceño, abogado crítico de Gobierno, quien no dudó en remarcar el asunto con un trino.
Como respuesta al trino quedó consignada la defensa que hizo Camilo Jiménez Vera, asesor, por prestación de servicios, del despacho del ministro encargado Zorro:
Jiménez Vera, además de ser asesor del ministro encargado y reconocido músico sinfónico, es gerente comercial para Latinoamérica de Buffet Crampon, una de las empresas francesas fabricantes de instrumentos de orquesta más grandes del mundo, aunque esto no ha sido considerado como un conflicto de interés, porque, según el ministro encargado, Jiménez “se declaró impedido de cualquier posibilidad de contratación, respecto a cualquier instrumento”, pero este impedimiento no quedó registrado en el formato de contratación de Función Pública sobre conflictos de interés.
Tras la salida de Ariza, las tensiones no cesaron en la cartera de Cultura. En la W Radio sostuvieron que se sabía por fuentes de Palacio que el ministro Zorro respaldaba e impulsaba dentro del Ministerio de Cultura a la directora de Patrimonio, Marcela Cuéllar. Sin embargo, en diálogo con este diario, Zorro aseguró que eso no es así y que él no la conocía antes y que no ha recibido ninguna alerta de su trabajo.
La comunicación dentro de la cartera de Cultura estaba averiada desde antes de la salida de Patricia Ariza. Un ejemplo claro es el viaje de Zorro: sin conocimiento ni comisión aprobada por parte de la entonces ministra Ariza, a Venezuela, junto a la primera dama, Verónica Alcocer, con el presidente Nicolás Maduro, a finales de enero.
Conozca más: La carta abierta de la exministra de Cultura Patricia Ariza a Gustavo Petro
Zorro integró la comitiva colombiana en la que también estuvo Pilar Leyva, su exesposa y madre de sus dos hijas, reconocida pianista y hermana del canciller Álvaro Leyva. Al evento al vecino país también asistió Manuel Grau, presentado como delegado del despacho de Alcocer, aunque esa dependencia no exista en Colombia y él no tenga ningún cargo en el Gobierno, según los registros del Sistema de Información y Gestión del Empleo Público (SIGEP). La visita para “mejorar las relaciones de ambos países” y “conocer el proyecto de orquestas sinfónicas infantiles y juveniles de Venezuela” fue ampliamente difundida por la prensa nacional.
Un episodio clave para que algunas fuentes sostengan que, realmente, la salida de la exministra Ariza se venía cocinando desde adentro y que la petición de renuncia de Cuéllar Sánchez (quien se ha encargado de hablar en el sector público de su cercanía con Adriana Mejía Aguado y la familia presidencial) la detonó más pronto de lo pensado. Sin embargo, en diálogo con El Espectador, Cuéllar negó que le hayan pedido la renuncia a mediados de febrero y dijo que lo que le pidieron fueron “algunos cambios” en la Dirección de Patrimonio, que al final no se conversaron porque Ariza salió. Lo que sí confirmó Cuéllar es que es amiga de Adriana Mejía Aguado y del catalán Manuel Grau, y explicó que los conoció en la época en que Gustavo Petro era alcalde de Bogotá, pues trabajó con Mejía en el Distrito, y Grau era promotor urbano y desde ese entonces tenía proyectos inmobiliarios en el centro histórico de la capital.
Vea: Petro y el Gobierno del Cambio...de ministros
Además, detalló que próximamente la Dirección de Patrimonio y Memoria va a firmar un convenio con Artesanías de Colombia para la comercialización de algunos productos de las Escuelas Taller, por más de $200 millones, y para fortalecer la implementación de la “la ley de oficios, para la protección, asociación y procesos de economía popular y economía participativa frente a los artesanos”. Este diario se comunicó con Adriana Mejía para conocer su versión sobre estos hechos, pero al cierre de esta edición nunca obtuvo una respuesta.
¿Por el patrimonio?
Si bien el Ministerio de Cultura no es una de las entidades con mayor presupuesto en la nación ni tampoco la que mayores plazas tiene con fines burocráticos, sí tiene una dirección trascendental, en especial, para quienes quieren resguardar los 45 centros históricos que tiene el país o saben de grandes negocios inmobiliarios alrededor del turismo: la Dirección de Patrimonio.
La entidad dirigida hoy por Marcela Cuéllar es conocida como la joya de la corona. “Allí se mueve toda la plata que quieras por las autorizaciones que se tramiten sobre los bienes culturales protegidos, como los comodatos para que terceros administren esos bienes. El patrimonio da para todo tipo de negocios”, explicó otra de las fuentes consultada para esta historia, quien cree, como otros consultados, que esa podría ser la razón detrás para que los catalanes, cercanos a la familia presidencial, como Manuel Grau, estén tan interesados en mantener a alguien de su confianza y cercanía en ese cargo, así como en la cabeza del Ministerio de Cultura.
La Dirección de Patrimonio y Memoria tiene el manejo de los Planes Especiales de Manejo y Protección (PEMP) de las ciudades del país. Asuntos que se aprueban y discuten en el Consejo Nacional de Patrimonio, encabezado por el ministro de Cultura o su delegado, con la participación del director de Patrimonio, y donde tiene asiento el ministro de Comercio, Industria y Turismo o su delegado, entre otros.
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Se trata de una entidad técnica difícil de controlar, pero no imposible, donde, por ejemplo, durante la administración de Iván Duque se autorizó la construcción de un centro de comercio en la plaza de mercado del centro histórico de Villa de Leyva, que hoy está detenida por falta de permisos y en la lupa de las veedurías regionales. De ahí salen las licencias para el desarrollo inmobiliario o arquitectónico de los centros de las ciudades y otras áreas de gran interés para los empresarios de la construcción y del turismo. Esto, aunque en los pasillos del Ministerio de Cultura se dice que la dirección de Cuéllar estaría encontrando atajos para actualizar los PEMP sin tener que pasar por el Consejo Nacional de Patrimonio, a través de la solicitud de un documento de 30 páginas y unas fichas de manzanas urbanísticas, en ciudades como Popayán.
Hace unos días, La Silla Vacía publicó un extenso artículo que daba cuenta de los intereses empresariales del catalán Manuel Grau Pajudas, de 51 años, quien llegó a Colombia en 2012 y tiene participación en una nutrida red de empresas con presencia en España, Colombia y Estados Unidos. Desde hace una década ha estado relacionado con empresarios, personalidades de la cultura y políticos del país, como el presidente Gustavo Petro. Con su principal empresa Smart Rooms Company ha construido e invertido en el mercado inmobiliario. Entre otros, construyó The Spot, en el centro de Bogotá, con una inversión de cerca de 20 millones de euros, de alojamiento para estudiantes y viajeros. Este diario buscó a Grau para conocer su versión de estos hechos, pero tras conocer las preguntas no volvió a responder.
Lo cierto es que en los planes de expansión de su empresa, consignados en la página web, queda claro que su objetivo “es seguir creciendo y ofreciendo espacios con los mejores conceptos de alojamiento. Espacios situados en ubicaciones céntricas dentro de las principales ciudades europeas y en Latinoamérica. Con distintas opciones de colaboración en contratos de gestión, alquiler e inversión”.
“A estas personas no les importa para nada el cambio, solo la plata. Estoy descorazonado. Estoy seguro de que el presidente no sabe todo lo que está pasando, porque él no lo permitiría”, concluyó otra persona. El presidente Petro, en entrevista publicada el domingo por la revista Cambio, defendió su amistad y cercanía con los catalanes, incluyendo a Grau. Dijo que los conoció en Barcelona hace más de una década, que son “compañeros de lucha”, y que ha trabajado junto a ellos desde que fue alcalde de Bogotá.