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El pasado jueves 3 de abril, hacia las 10:30 de la noche, una estruendosa caravana de vehículos de diversas gamas irrumpió en la pista del Aeropuerto Nacional Perales, en Ibagué. Era un grupo de conductores aficionados y sus acompañantes, que casi hasta el amanecer del día siguiente usaron la pista para efectuar carreras de velocidad, conocidas como “piques”. Hoy, dos meses después de la competencia, aparecieron evidencias que comprometen a Andrés Fabián Hurtado Barrera, actual administrador del aeropuerto. Otras 30 personas han rendido explicaciones. Fue Barrera, el funcionario señalado de autorizar el préstamo de la pista, un bien público exclusivo para la operación aérea en beneficio de un grupo privado, asunto no permitido por los Reglamentos Aeronáuticos de Colombia (RAC).
Desde la década de los noventa los piques, carreras de 400 y 200 metros en donde se alcanzan velocidades superiores a los 150 kilómetros por hora, se convirtieron en dolor de cabeza para las autoridades, al punto que los declararon ilegales. En ciudades como Bogotá, Medellín, Cali o Bucaramanga han generado accidentes con un registro significativo de muertos y heridos. Una práctica al volante que mezcla alcohol, drogas y apuestas.
La noche de los hechos, Jair Palma, corredor aficionado y uno de los líderes del evento, dio precisas instrucciones a los demás pilotos para la utilización de la pista. Con la mirada expectante de los guardias de seguridad, Palma les pidió a los competidores provenientes de varias ciudades prudencia al manejar sus vehículos dentro de la pista.. “La salida es acá, vamos a tratar de cronometrar en la marca de los 402 metros”. Señaló. También les solicitó orden a la hora de parquear en la plataforma, cuidado para no romper ninguna de las lámparas de señalización de la pista, que cuesta cada una $10 millones, y recoger los residuos de comida y bebidas.
Antes de batir la bandera blanca y negra a cuadros, el corredor Palma les recordó a sus contertulios un nombre: “Nosotros acá le debemos un agradecimiento a Andrés Hurtado, quien es el director del aeropuerto, que es nuestro amigo y quien nos ha facilitado hoy estar acá. Esta es la primera vez que se hace algo dentro del aeropuerto, porque como ustedes saben nosotros no tenemos ningún sitio para practicar este deporte en Ibagué, no lo hay”.
Luego de su breve y emotivo discurso, Palma dio comienzo a la competición. Durante la cálida noche del 3 de abril y la madrugada del 4 rugieron los motores, alcanzaron velocidades extremas en una pista amplia e impecable para aviones, no hubo accidentes, no se rompieron lámparas, los rápidos y furiosos participantes terminaron su “fiesta” que también disfrutaron hasta el encargado de las cámaras de seguridad del aeropuerto y su grupo de vigilantes.
El evento permaneció en la clandestinidad durante cerca de un mes. Pero la fiesta se aguó para los conductores porque empezó a circular un video que grabó, al parecer, uno de los participantes en el evento, en donde se ratifica que Jair Palma da las instrucciones y agradece el permiso al administrador del Aeropuerto Nacional Perales (ver video: Los piques en el aeropuerto Perales). Desde entonces no se habla de otra cosa en Ibagué, con señalamientos para el administrador que no son de poca monta y bordean el Código Único Disciplinario y el ámbito penal.
Los protagonistas de la historia ya empezaron a rendir explicaciones a la Aerocivil sobre lo que pasó. Uno de los vigilantes, que se encontraba la noche de los piques, señaló que el encargado de las cámaras reunió a cinco guardianes, pidió no molestar a los conductores, indicó que eran recomendados del administrador Andrés Hurtado, solicitó no hacer registro de ingreso en las minutas e informó que se encargaría de las cámaras para no tener registros.
En otra declaración el guarda de seguridad informó que fue llamado por el ingeniero Andrés Hurtado, quien le solicitó que no confirmara ningún tipo de actividad realizada. “Después me llamó el supervisor Jesús Gómez y me dijo que hablara con el guardia Ciro y éste me abordó para decirme que me fuera de niegue en lo que me preguntaran”. El vigilante, al ser interrogado sobre el alcance judicial del caso, señaló que: “Soy consciente, pero en este caso estábamos acatando órdenes de la administración”.
En cuanto al manejo de las cámaras de seguridad, las autoridades investigan una posible manipulación que habría llevado a que parte del material audiovisual de la noche de la competición se hubiera borrado. Se analiza el video producido por cinco cámaras de seguridad de la terminal área que habrían registrado cambios entre las 9:53 de la noche del jueves 3 de abril y las 2:48 minutos de la madrugada del viernes 4.
Frente a las actuaciones de la Policía Metropolitana de Ibagué, se conoció una declaración del coronel Óscar Gómez Heredia, quien manifestó que se inició una indagación para establecer cuáles fueron las actuaciones de efectivos de la institución en el caso y con el objetivo de revisar el libro de novedades que reportó uno de sus hombres que se encontraba en el sitio. El Espectador conoció que en los últimos días se han recibido las declaraciones de al menos 30 funcionarios, como administradores, controladores, vigilantes, bomberos, auxiliares de servicios, entre otros funcionarios.
Según explicó un experto, la parte 14 del RAC señala como zonas restringidas de cualquier aeropuerto el lado aire, compuesto por la plataforma, las calles de rodaje y las pistas. Eso al parecer fue lo que se olvidó y ahora el lío del préstamo de la pista para hacer piques, toma mayor vuelo.
nquevedo@elespectador.com
@norbeyquevedo