Rosalba* tenía 32 años cuando decidió ser la “sugar baby” de un ejecutivo español, de 67 años, que trabajaba en Colombia.
Foto: Jose Vargas Esguerra
Por Natalia Herrera Durán
Subeditora de la sección Investigación de El Espectador. Fue hasta mayo de 2021 editora de Colombia+20. Le interesan los temas judiciales, políticos y de denuncia de violaciones a los Derechos Humanos.@Natal1aHnherrera@elespectador.com