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Este lunes se conmemorará el Día Internacional del Orgullo LGBTI, fecha en la que se celebrará el poder ser y el avance en materia de derechos para las personas lesbianas, gais, trans e intersexuales que durante décadas han luchado por la igualdad. A propósito de la atención que genera esta fecha a escala global, activistas y líderes han pedido llamar la atención sobre la violencia contra la población LGBTI, que no cesa en Colombia pese a la pandemia y afecta mayoritariamente a personas trans. Al menos una veintena de ellas han muerto en lo corrido de este año, la mayoría víctimas de homicidios. Otras dos fallecieron tras sufrir complicaciones por cirugías estéticas, según el Observatorio Prediva, de la Fundación Grupo de Acción y Apoyo a Personas con Experiencia de Vida Trans (GAAT). (Nos están matando y a nadie le importa | La Disidencia)
De acuerdo con la organización, el año pasado se registraron 32 homicidios de personas trans. En lo que va de 2021 la cifra está en 20, entre los que se encuentran dos casos de mujeres trans que fallecieron tras sufrir complicaciones en cirugías estéticas y son incluidas en las estadísticas porque, según GAAT, reflejan la falta de atención en salud a la que son sometidas las personas trans. Eso constituye una violencia institucional. El promedio de edad de las víctimas es de 27 años, siendo Valle, la región Caribe y Bogotá las zonas donde más hechos violentos se reportaron. Todas las víctimas son mujeres trans. No hay casos reportados de hombres trans asesinados, pero se advierte la dificultad de la confiabilidad de las cifras por el subregistro institucional y a la invisibilización sistemática de las identidades transmasculinas. (Esta es la Policía transfóbica que NO nos cuida | La Disidencia)
“Hay una invisibilización de identidades transmaculinas y el ojo público se concentra en las vidas transfemeninas, pero no son las únicas que sufren estas violencias”, aseguró Danne Aro Belmont, directora ejecutiva del GAAT a El Espectador. De acuerdo con la activista, hay varios obstáculos que dificultan la recolección y sistematización de datos sobre la violencia contra personas trans, entre ellos la falta de reconocimiento de las identidades, pues muchas veces las víctimas son registradas con sus nombres jurídicos y no con identitarios. Y si se es una mujer trans, por ejemplo, las autoridades las consideran hombres, violando así su derecho a la identidad de género. Por ende, se hace un llamado a las instituciones para generar sistemas de datos confiables que permitan atender efectivamente a las personas LGBTI violentadas y brindarles justicia sin revictimizarlas.
Danne Aro Belmont asegura que cuando el homicidio de una mujer trans es registrado, por las autoridades y los medios de comunicación, como si fuera el de un hombre, se genera una afectación colectiva que irradia a todas las personas trans. “Nuestras identidades dejan de tener validez, es un sentimiento entre dolor, malestar y rabia, porque el que no se reconozca la identidad de las personas con experiencias de vida trans impacta en la esfera de salud psicosocial y bienestar integral. No solo nos afecta tener covid, también nos afecta la salud mental cuando nos niegan la identidad y la existencia”, concluyó la directora ejecutiva de GAAT. El Espectador publica las fotos y descripciones de los casos de personas trans fallecidas este año. La información fue recopilada por la organización GAAT, que pide investigaciones y actuaciones diligentes de las autoridades.