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La hipótesis de la Fiscalía, avalada por dos instancias judiciales, es que el exdirector del Partido Liberal en Caldas, Francisco Ferney Tapasco, no pudo contener sus deseos de lograr la muerte del periodista Orlando Sierra, una vez leyó “Punto de Encuentro”. Se trató de una columna, del entonces subdirector del periódico La Patria de Manizales, en la cual se realizó críticas a diferentes políticos de la región. Fue el punto de no retorno para un poderoso que, hace 20 años, dio fin a un plan para callar una voz templada en su contra.
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“Él se volvió la piedra del zapato para muchos aquí, porque empezó a denunciar todas las corruptelas y las arbitrariedades que hacían aquí en la ciudad y en el departamento”, así recordó para la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) el 2002 de Orlando Sierra. Con una prosa llena de desparpajo, a la cual se le notaba la ausencia de miedo, el subdirector de La Patria llevaba meses criticando, entre otros poderosos, a Ferney Tapasco, quien durante décadas controló la Asamblea de Caldas.
Aquel 30 de enero de 2002, junto a su hija Beatriz Sierra, el periodista se dirigía al centro de Manizales, hasta llegar a la calle 20 con carrera 20. Cerca a las instalaciones de La Patria, un joven apareció e impactó distintos disparos contra Sierra, los cuales le causaron serias lesiones en sus órganos vitales. Murió dos días después. Sin embargo, la Policía fue alertada por la comunidad y logró detener a quien disparó: Luis Fernando Soto, quien había sido contratado por Luis Miguel Tabares, alias Tilín.
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Tilín fue condenado, pero su expediente dejó rastro de una posible responsabilidad del político Tapasco. Las pistas, en principio, no fueron suficientes para la justicia, pues el Juzgado Penal de Circuito de Pereira absolvió a Tapasco en 2013. La Fiscalía no pudo confirmar su responsabilidad, pero su defensa tampoco su inocencia. Y ante la duda, la justicia nacional inclina su balanza a favor del investigado. Todo cambió en 2015, cuando el Tribunal Superior de Manizales se pronunció en segunda instancia.
El Tribunal resolvió condenarlo a 36 años de prisión, en condición de “determinador” del homicidio. Los magistrados encontraron que fue justamente “Punto de Encuentro”, la gota que derramó el vaso para Tapasco. No obstante, desde años antes Sierra ya representaba una oposición desde los medios de comunicación. “En sus artículos criticaba de manera constante a la coalición política gobernante y con nombre propio a sus dirigentes, entre ellos, al señor Tapasco Gonzáles, por la actuación administrativa realzada y por la vinculación con contratos estatales a familiares”, señaló el Tribunal.
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Incluso, Sierra había denunciado públicamente que Tapasco hacía todo tipo de maniobras para favorecer a su hijo, Dixon Tapasco. Tiempo después, en 2010, Tapasco hijo fue condenado por la Corte Suprema de Justicia por aliarse con paramilitares para posicionar su proyecto político en el norte de Caldas. Parapolítica. El Tribunal, en definitiva, encontró un “resentimiento” en Tapasco padre por “cuestionar su poder, su dirigencia política y su liderazgo”.
Durante el proceso penal contra Tapasco, él mismo testificó que había golpeado al subdirector de La Patria. “Con el periodista Orlando Sierra, varias veces me lo encontré en lugares públicos. Y si no recuerdo la fecha, pero como ocho o nueve años antes de su atentado, tuvimos unas palabras y ese día le dañé sus gafas”, se lee en uno de los folios. Por otro lado, el médico y columnista Flavio Restrepo testificó que Sierra ya conocía de una amenaza de muerte por parte del político al cual retrataba en sus escritos.
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Luis Eduardo Vélez, escolta de Tapasco, explicó en medios de comunicación que un día antes del homicidio, el 29 de enero de 2002, el político tomó en sus manos el periódico La Patria y le dijo a su hijo que no quería ver vivo a Orlando Sierra al día siguiente. Lo cual sucedió. Para fraguar el plan, de acuerdo con los testigos, miembros de la organización criminal, se llevaron a cabo tres reuniones en Manizales. En la última, quedó constancia de que Tapasco dijo que “no se aguantaba más a ese hijueputa”.
En diciembre de 2018, la Corte Suprema confirmó la condena contra el político liberal. “Las amenazas que soportaba Orlando Sierra por razón de su actividad periodística son una realidad demostrada en el proceso, de las cuales, además, sabían las personas que lo acompañaban y compartían su trabajo, su vida familiar”, concluyó el alto tribunal. Hoy, 20 años después, todavía se le recuerda a Sierra como aquel que lanzaba zapatos en la redacción, pero nunca de mala fe, y quien buscaba que cada letra fuese puesta en un lugar correcto, ojalá contra un corrupto.
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