A 300 metros de 'Otoniel'
El Gobierno tiene un objetivo claro: acabar este año con los Urabeños. Varios miembros del clan Úsuga, que lidera esta organización criminal, ya cayeron, entre ellos Nina Úsuga David y Arley Úsuga. No obstante, falta la cabeza de esta estructura, un hombre al que el ‘Loco’ Barrera calificó como un animal que mata por matar: Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’.
Santiago Martínez Hernández
El hombre más temido de Colombia, por el que han ofrecido más de 1 millón de dólares, estuvo a 300 metros de ser capturado por las autoridades en pleno corazón del Urabá. Se trata de Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, el máximo jefe de la banda criminal los Urabeños. Todo sucedió el pasado 13 de diciembre cuando en un operativo de la Fiscalía y la Dijín de la Policía se logró arrestar a Arley Úsuga Torres, alias Cero Siete, el primo y quien manejaba las finanzas de esta banda criminal.
Las autoridades se enteraron días después, al interceptar llamadas telefónicas, de que el exitoso golpe a las finanzas de la organización pudo haber sido mayor si hubieran hallado la madriguera en la que se escondía Otoniel. Ese viernes, cuando cayó Cero Siete junto con $8.500 millones, también se capturó a la hermana de Dairo Antonio: Nini Johana Úsuga, quien se fugó el pasado 27 de diciembre, pero tras una pronta respuesta de la Policía fue recapturada el 17 de enero en Armenia.
Según fuentes consultadas por El Espectador, 2014 es clave en la lucha contra los Urabeños, porque si este año no se logra atacar el ‘corazón’ de la estructura criminal “nos tomarán ventaja y será casi imposible desarticularla”. Y es que este año está la latente preocupación de que varios postulados de Justicia y Paz tienen derecho a solicitar su libertad —tras cumplir los ocho años de cárcel que habían sido acordados en los pactos de 2005 con las autodefensas en Santa Fe de Ralito (Córdoba)— y el temor es que vuelvan a la criminalidad.
Luego de 30 días de estar internados la Dijín, la Fiscalía y el Ejército en la zona, concluyeron que ninguno de los máximos comandantes y sus lugartenientes —como alias Juancho, Gavilán, el Viejo, Guagua, el Flaco, Niche, Orejas— han salido de la región de Urabá ni del país. Su modus operandi es tener ojos a través de terceros para manejar el negocio del narcotráfico en todo el país. Sólo confían en personas que tengan un amplió prontuario criminal y las mejores relaciones para corromper a la Fuerza Pública.
Un animal llamado ‘Otoniel’
Dairo Antonio Úsuga era la sombra de su hermano Juan de Dios, alias Giovanni. Ambos hijos de dos campesinos del corregimiento de Necoclí, Antioquia. Los Úsuga comenzaron su carrera criminal en las filas del Epl en 1987. Tras la desmovilización de esta organización en 1991, ingresaron a las Farc, donde estuvieron hasta 1996. Pero las diferencias con sus comandantes los llevaron a tocar las puertas del clan Castaño, quienes los acogieron rápidamente, ya que eran avezados en técnicas de combate y conocían como la palma de la mano el Urabá.
Fueron fichas claves para la expansión del paramilitarismo en Colombia. Fue entonces que los hermanos se dividieron por primera vez. Mientras Giovanni se quedó colaborando con Fredy Rendón Herrera, alias el Alemán, comandante en Urabá del bloque Élmer Cárdenas, Otoniel fue enviado a los Llanos Orientales junto a Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, a apoyar el proyecto de autodefensas de Miguel Arroyave, que creó el bloque Centauros. Desde finales de los 90 y principios del nuevo milenio se empezó a consolidar la relación entre los Úsuga, los Castaño y los Rendón Herrera.
Tras la muerte de Arroyave, Don Mario y Otoniel regresaron al Urabá. En esos momentos se entregó el Alemán en medio del proceso de desmovilización. Sin embargo, los dos hombres que volvían de los Llanos, Giovanni y Henry de Jesús López, alias Mi Sangre —capturado el 20 de octubre de 2012—, crearon en 2008 las Autodefensas Gaitanistas, que después se denominaron los Urabeños, para continuar manejando el narcotráfico.
Tras la captura de Don Mario en 2009, los Úsuga tomaron el mando de los Urabeños. Pero el 1º de enero de 2012, Giovanni murió en medio de un enfrentamiento con las autoridades, quienes ingresaron a la finca donde el clan familiar celebraba el año nuevo. Otoniel se salvó porque se había ido una hora y media antes de que se iniciara el operativo. La muerte de su hermano, a quien siguió desde los 16 años en el mundo criminal, desató su furia y ordenó un paro armado en pleno en el Urabá y gran parte de la costa Caribe. Las autoridades poco o nada pudieron hacer.
Fue entonces que inició su guerra frontal contra los Rastrojos para apoderarse del tráfico de drogas. Uno de los grandes capos de Colombia, Daniel el Loco Barrera, lo calificó como “un animal, un animal (...) Él mata por matar, a niños, al que sea, no le importa”. Puntualizó que si Otoniel no moría, otras 400 personas fallecerían. Según el Loco, una persona como Dairo Úsuga, a quien hizo Vicente Castaño y que pasó por manos de temidos jefes ‘paras’, “¿merece una oportunidad para vivir?”.
Los golpes más significativos a la familia Úsuga, además de la muerte de Giovanni, fueron las capturas de John Fernando Giraldo Úsuga, alias Simón, y su hermano Juan Diego, en mayo de 2012 en Medellín. Ese mismo año, el 17 de julio, cayó Alexánder Montoya Úsuga, alias Flaco, comandante de los Urabeños en Turbo (Antioquia). El siguiente familiar en ser retenido por las autoridades fue Luis Fernando Úsuga Arango, alias H20, Eleno o Ferney, quien terminó en prisión en abril de 2013. La más reciente estocada, como se dijo anteriormente, fue en el círculo más cercano de Otoniel: su hermana Nini Johana y Cero Siete terminaron en manos de la justicia el pasado 13 de diciembre.
Para las autoridades, en estos momentos hay dos hipótesis del poder del clan Úsuga, los últimos sobrevivientes del círculo cercano de los hermanos Castaño. La primera es que en estos momentos Otoniel no le rinde cuentas a nadie y maneja a su antojo el negocio del narcotráfico, o sigue siendo un subordinado de los Rendón Herrera, a quienes les estaría cuidando su imperio. Lo único claro es que si no se captura este año a Dairo Antonio Úsuga, después será imposible y se perderá el control del Urabá.
Operación en la que murió alias ‘Giovanny’
Eran las 5:30 de la mañana del 1° de enero de 2012 y el sol apenas repuntaba en Acandí (Chocó) cuando los comandos de la Policía Antinarcóticos llegaron en helicópteros a la finca donde se encontraba Juan de Dios Úsuga, alias Giovanny —uno de los jefes de los Urabeños— celebrando el Año Nuevo con otras 93 personas. Sus escoltas recibieron a las autoridades con un enfrentamiento que se prolongó por media hora, tiempo después del cual Úsuga cayó junto con uno de sus lugartenientes y un patrullero de la Policía. Este abatimiento marcó el éxito de la ‘Operación 25’, iniciada en junio de 2011 cuando la Policía infiltró a cinco uniformados en Córdoba y Urabá que lograron contactar a dos miembros de los Urabeños. Gracias a ellos fue posible dar con el paradero de alias Giovanny, sobre quien pesaban cinco órdenes de captura por nueve delitos, entre los que se encuentran concierto para delinquir, homicidio agravado y terrorismo. Durante la siguiente semana a la muerte de Úsuga, la organización criminal decretó un paro armado en cinco departamentos.
smartinezh@elespectador.com
@santsmartinez
El hombre más temido de Colombia, por el que han ofrecido más de 1 millón de dólares, estuvo a 300 metros de ser capturado por las autoridades en pleno corazón del Urabá. Se trata de Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, el máximo jefe de la banda criminal los Urabeños. Todo sucedió el pasado 13 de diciembre cuando en un operativo de la Fiscalía y la Dijín de la Policía se logró arrestar a Arley Úsuga Torres, alias Cero Siete, el primo y quien manejaba las finanzas de esta banda criminal.
Las autoridades se enteraron días después, al interceptar llamadas telefónicas, de que el exitoso golpe a las finanzas de la organización pudo haber sido mayor si hubieran hallado la madriguera en la que se escondía Otoniel. Ese viernes, cuando cayó Cero Siete junto con $8.500 millones, también se capturó a la hermana de Dairo Antonio: Nini Johana Úsuga, quien se fugó el pasado 27 de diciembre, pero tras una pronta respuesta de la Policía fue recapturada el 17 de enero en Armenia.
Según fuentes consultadas por El Espectador, 2014 es clave en la lucha contra los Urabeños, porque si este año no se logra atacar el ‘corazón’ de la estructura criminal “nos tomarán ventaja y será casi imposible desarticularla”. Y es que este año está la latente preocupación de que varios postulados de Justicia y Paz tienen derecho a solicitar su libertad —tras cumplir los ocho años de cárcel que habían sido acordados en los pactos de 2005 con las autodefensas en Santa Fe de Ralito (Córdoba)— y el temor es que vuelvan a la criminalidad.
Luego de 30 días de estar internados la Dijín, la Fiscalía y el Ejército en la zona, concluyeron que ninguno de los máximos comandantes y sus lugartenientes —como alias Juancho, Gavilán, el Viejo, Guagua, el Flaco, Niche, Orejas— han salido de la región de Urabá ni del país. Su modus operandi es tener ojos a través de terceros para manejar el negocio del narcotráfico en todo el país. Sólo confían en personas que tengan un amplió prontuario criminal y las mejores relaciones para corromper a la Fuerza Pública.
Un animal llamado ‘Otoniel’
Dairo Antonio Úsuga era la sombra de su hermano Juan de Dios, alias Giovanni. Ambos hijos de dos campesinos del corregimiento de Necoclí, Antioquia. Los Úsuga comenzaron su carrera criminal en las filas del Epl en 1987. Tras la desmovilización de esta organización en 1991, ingresaron a las Farc, donde estuvieron hasta 1996. Pero las diferencias con sus comandantes los llevaron a tocar las puertas del clan Castaño, quienes los acogieron rápidamente, ya que eran avezados en técnicas de combate y conocían como la palma de la mano el Urabá.
Fueron fichas claves para la expansión del paramilitarismo en Colombia. Fue entonces que los hermanos se dividieron por primera vez. Mientras Giovanni se quedó colaborando con Fredy Rendón Herrera, alias el Alemán, comandante en Urabá del bloque Élmer Cárdenas, Otoniel fue enviado a los Llanos Orientales junto a Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, a apoyar el proyecto de autodefensas de Miguel Arroyave, que creó el bloque Centauros. Desde finales de los 90 y principios del nuevo milenio se empezó a consolidar la relación entre los Úsuga, los Castaño y los Rendón Herrera.
Tras la muerte de Arroyave, Don Mario y Otoniel regresaron al Urabá. En esos momentos se entregó el Alemán en medio del proceso de desmovilización. Sin embargo, los dos hombres que volvían de los Llanos, Giovanni y Henry de Jesús López, alias Mi Sangre —capturado el 20 de octubre de 2012—, crearon en 2008 las Autodefensas Gaitanistas, que después se denominaron los Urabeños, para continuar manejando el narcotráfico.
Tras la captura de Don Mario en 2009, los Úsuga tomaron el mando de los Urabeños. Pero el 1º de enero de 2012, Giovanni murió en medio de un enfrentamiento con las autoridades, quienes ingresaron a la finca donde el clan familiar celebraba el año nuevo. Otoniel se salvó porque se había ido una hora y media antes de que se iniciara el operativo. La muerte de su hermano, a quien siguió desde los 16 años en el mundo criminal, desató su furia y ordenó un paro armado en pleno en el Urabá y gran parte de la costa Caribe. Las autoridades poco o nada pudieron hacer.
Fue entonces que inició su guerra frontal contra los Rastrojos para apoderarse del tráfico de drogas. Uno de los grandes capos de Colombia, Daniel el Loco Barrera, lo calificó como “un animal, un animal (...) Él mata por matar, a niños, al que sea, no le importa”. Puntualizó que si Otoniel no moría, otras 400 personas fallecerían. Según el Loco, una persona como Dairo Úsuga, a quien hizo Vicente Castaño y que pasó por manos de temidos jefes ‘paras’, “¿merece una oportunidad para vivir?”.
Los golpes más significativos a la familia Úsuga, además de la muerte de Giovanni, fueron las capturas de John Fernando Giraldo Úsuga, alias Simón, y su hermano Juan Diego, en mayo de 2012 en Medellín. Ese mismo año, el 17 de julio, cayó Alexánder Montoya Úsuga, alias Flaco, comandante de los Urabeños en Turbo (Antioquia). El siguiente familiar en ser retenido por las autoridades fue Luis Fernando Úsuga Arango, alias H20, Eleno o Ferney, quien terminó en prisión en abril de 2013. La más reciente estocada, como se dijo anteriormente, fue en el círculo más cercano de Otoniel: su hermana Nini Johana y Cero Siete terminaron en manos de la justicia el pasado 13 de diciembre.
Para las autoridades, en estos momentos hay dos hipótesis del poder del clan Úsuga, los últimos sobrevivientes del círculo cercano de los hermanos Castaño. La primera es que en estos momentos Otoniel no le rinde cuentas a nadie y maneja a su antojo el negocio del narcotráfico, o sigue siendo un subordinado de los Rendón Herrera, a quienes les estaría cuidando su imperio. Lo único claro es que si no se captura este año a Dairo Antonio Úsuga, después será imposible y se perderá el control del Urabá.
Operación en la que murió alias ‘Giovanny’
Eran las 5:30 de la mañana del 1° de enero de 2012 y el sol apenas repuntaba en Acandí (Chocó) cuando los comandos de la Policía Antinarcóticos llegaron en helicópteros a la finca donde se encontraba Juan de Dios Úsuga, alias Giovanny —uno de los jefes de los Urabeños— celebrando el Año Nuevo con otras 93 personas. Sus escoltas recibieron a las autoridades con un enfrentamiento que se prolongó por media hora, tiempo después del cual Úsuga cayó junto con uno de sus lugartenientes y un patrullero de la Policía. Este abatimiento marcó el éxito de la ‘Operación 25’, iniciada en junio de 2011 cuando la Policía infiltró a cinco uniformados en Córdoba y Urabá que lograron contactar a dos miembros de los Urabeños. Gracias a ellos fue posible dar con el paradero de alias Giovanny, sobre quien pesaban cinco órdenes de captura por nueve delitos, entre los que se encuentran concierto para delinquir, homicidio agravado y terrorismo. Durante la siguiente semana a la muerte de Úsuga, la organización criminal decretó un paro armado en cinco departamentos.
smartinezh@elespectador.com
@santsmartinez