“A las mujeres se nos juzga con mayor rigor”: fiscal Luz Adriana Camargo Garzón
La nueva fiscal habló con El Espectador sobre la responsabilidad que siente al haber sido la elegida como la ganadora de la primera terna de solo mujeres para ocupar el cargo más alto del ente investigador. Aunque resaltó que en la Fiscalía el número de funcionarios hombres es casi igual que el de mujeres, las cifras de quienes llegan a los altos de más poder sigue siendo desiguales.
Luz Adriana Camargo Garzón contempla las primeras 24 horas como fiscal general de la nación. El presidente Gustavo Petro la posesionó en el cargo en la noche del pasado 22 de marzo, en un acto con el que terminó oficialmente la administración de Francisco Barbosa. La segunda fiscal mujer en ser elegida por la Corte Suprema de Justicia para ocupar el alto cargo habló con El Espectador sobre lo que significa su nombramiento, el reto que tiene por haber llegado hasta la cúpula de la Fiscalía y dio pistas de cómo espera implementar el enfoque de género en su administración. De entrada, la fiscal general confesó que nunca ha sentido discriminación por razones de género en la Rama Judicial.
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Luz Adriana Camargo Garzón contempla las primeras 24 horas como fiscal general de la nación. El presidente Gustavo Petro la posesionó en el cargo en la noche del pasado 22 de marzo, en un acto con el que terminó oficialmente la administración de Francisco Barbosa. La segunda fiscal mujer en ser elegida por la Corte Suprema de Justicia para ocupar el alto cargo habló con El Espectador sobre lo que significa su nombramiento, el reto que tiene por haber llegado hasta la cúpula de la Fiscalía y dio pistas de cómo espera implementar el enfoque de género en su administración. De entrada, la fiscal general confesó que nunca ha sentido discriminación por razones de género en la Rama Judicial.
(Lea aquí la entrevista completa con la nueva fiscal, Luz Adriana Camargo Garzón)
Camargo Garzón arrancó su carrera como sustanciadora de un juzgado en Bogotá, y fue escalando en la pirámide, pasando por la Fiscalía durante sus primeros años en 1992 y hasta convertirse en fiscal delegada ante la Corte Suprema. Luego saltaría al alto tribunal como magistrada auxiliar, donde se destacó como una de las investigadoras de la parapolítica. “No he sentido discriminación por razones de género. Cada cual habla de cómo le va en la película y la verdad es que la Rama Judicial tiene muchas mujeres. Yo pedí la información de cuál es la distribución de mujeres y hombres y, por ejemplo, en la Fiscalía me reportan que hay alrededor de 11.500 hombres y 10.800 mujeres. Está parejo”, dijo Camargo en diálogo con El Espectador.
Las cifras que compartió Camargo coinciden con otros números que maneja la Rama Judicial. En total, según la Judicatura, para finales de 2023 había un total de 36.118 trabajadores adscritos a juzgados, despachos o tribunales y, de ese total, el 54,55 % (19.703) son mujeres. Los datos mostrarían que la paridad es un hecho en la Rama Judicial, solo si esos números no se vieran reducidos a su máxima expresión a medida que la pirámide se va cerrando. En otras palabras, las mujeres no llegan a los cargos de poder en la misma cantidad en que lo hacen los funcionarios hombres. Un ejemplo para aterrizar este problema es la distribución que existe hoy en día en las altas cortes.
De todos los magistrados y magistradas, las mujeres no alcanzan a completar una tercera parte de estos puestos. Según los datos del sistema de justicia, con corte a diciembre de 2023, solo 29 mujeres (el 31,18 %) tienen presencia en las magistraturas de las cortes, contando a las integrantes de las salas de descongestión, instrucción y primera instancia de la Corte Suprema. En contraste, son 64 hombres (equivalente al 68,82 %) que ejercen en esas plazas. La instancia que más se raja es, precisamente la Corte Suprema, pues está compuesta por 23 integrantes y solo tiene a cuatro mujeres. En seguida está el Consejo de Estado, compuesto por 31 magistrados y solo ocho son mujeres.
“A medida que la pirámide se achica, la participación de la mujer en la Rama Judicial suele ser menor y eso es una realidad. Esto de la terna de mujeres fue toda una novedad, pues casi siempre eran ternas de hombres y eso no sorprende a nadie. Las ternas de hombres son perfectamente naturales, pero la terna de mujeres es la gran innovación. Yo creo que esto debería ser algo más y no algo destacable. El poder judicial y la comunidad jurídica tienen mujeres destacadas que pueden estar en una terna sin que se vuelva ningún acontecimiento, pero lo fue y eso de alguna manera indica que sí hay una mirada distinta respecto a la participación de las mujeres en estos cargos de alto poder”, señaló la fiscal.
Ante este panorama, la llegada de Luz Adriana Camargo Garzón a la Fiscalía sienta un precedente. “Para mí es un gran orgullo y un gran reto, porque a las mujeres se nos juzga con mayor rigor en cargos de alta responsabilidad. Yo tengo un compromiso con las mujeres: tengo que hacer muy bien la tarea, ser muy seria, muy competente y ese es mi propósito”, agregó la fiscal en diálogo con El Espectador. Por eso mismo, Camargo ya se subió las mangas para empezar a trabajar. Primero, porque quiere que la Fiscalía haga su trabajo de manera diferencial, es decir, entiendo que, según el territorio, las realidades y sus crímenes son diferentes. Y segundo, porque quiere reforzar el enfoque de género en su administración.
¿Cómo lo va a lograr? Para la fiscal, la respuesta es clara: “Nosotros tenemos una gama de delitos que son muy complejos y tienen que ver con la violencia contra la mujer. En los últimos años, de hecho, ha habido un esfuerzo por trabajar estos temas desde la Fiscalía. Pero creo que también hay que avanzar un poco más hacia cómo alimentamos el sistema de prevención desde el sistema de persecución penal. Lo que me parece muy importante es leer las alertas. Necesitamos un sistema de correlación con otras organizaciones del Estado, pues esto no es solo una tarea de la Fiscalía, pues no es propiamente una entidad dedicada a la prevención. Pero nosotros sí podemos generar mucha información que permita hacerla”, agregó Camargo.
Además, la fiscal también reveló que quiere fortalecer otros mecanismos relacionados la enfoque de género. Por ejemplo, quiere implementar un sistema de guarderías en la Fiscalía para que las funcionarias que sean mamás puedan contar con este servicio proveído por su propio empleador. Ella misma explicó que, según su experiencia, es difícil combinar las tareas de mamá, con las de abogada, fiscal o juez. “No deja de existir ese síndrome del abandono. La Rama Judicial es muy exigente y demandante en tiempo, entonces probablemente en el desarrollo del trabajo alguna vez uno sí ha podido decir: “Oiga, ¿y qué pasa con mi familia y mis hijos?”, puntualizó la fiscal.
Eso sí, Camargo insistió en que nunca sintió discriminación de género mientras trabajó en la Rama Judicial. Sin embargo, confesó que, mientras trabajó con organización sociales como investigadora, sí sintió que su palabra no valía igual que la de un hombre. “Hay escenarios que parece que son muy abiertos, como las organizaciones sociales. En ese ambiente, donde hay una presencia femenina tan fuerte, a veces es muy curioso que la palabra termina siendo no tan importante. Hay ciertos paradigmas respecto a quién tiene la verdad y me parecía muy curioso por la proximidad de poder de algunos hombres muy empoderados dentro de ese ámbito. Ellos eran quienes mandaban la parada. Me pareció curioso”, explicó Camargo.
Además de la llegada de Luz Adriana Camargo a la Fiscalía, hay otras buenas noticias: la Corte Suprema tiene en sus manos una lista para reemplazar a uno de sus integrantes, en la que 6 de 10 nombres son de mujeres. Pero todavía queda mucho trecho por recorrer. En el Consejo de Estado todavía sigue viva una tutela que presentó el magistrado del alto tribunal, Gerardo Botero, porque consideró que una terna de solo mujeres “violaba el derecho a la igualdad y equidad de género”, ya que estaba “integrada única y exclusivamente por personas del sexo femenino, excluyendo de ella a las del sexo masculino”. Por ahora, el largo camino por la paridad en la justicia sigue siendo largo y estrecho.
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